Appleseed: The Beginning

Título Original: アップルシード (Appurushîdo).
Género(s): Cyberpunk, Seinen.
Director: Shinji Aramaki.
Estudio: Sentai Film Works.
Emisión: 2004.
Duración: 105 minutos.
Extras: Appleseed OVAS, Appleseed Ex Machina.

Appleseed The Beginning o simplemente Appleseed, es la adaptación cinematográfica del manga homónimo creado por Masamune Shirô, a quien probablemente identifiquen más como el creador de Ghost in The Shell, entre otras obras Cyberpunk, la cual son su especialidad. El manga se había adaptado previamente a un par de OVAS emitidas en 1988, pero estas no guardan relación con esta película, aunque en 2007 se estrenó una secuela también dirigida por Aramaki titulada Appleseed: Ex Machina.

El diseño de escenarios y personajes me gusta mucho, sobre todo el contraste entre las ciudades devastadas por la guerra y en completas ruinas con la utópica ciudad de Olympus donde todo es perfecto. Los ciborg y el cyberware que vemos en pantalla también fueron de mi agrado. El problema radicó en el tipo de animación, pues fue de esas obras digitales en CGI de principios de siglo a los que se les nota mucho lo artificial y que nunca me han gustado, ver algo similar en una clásica animación 2D hubiese sido maravilloso. Finalmente, la música electrónica tiene el estilo ideal para éste género en particular.

La historia gira en torno a Deunan Knute una famosa soldado veterana de la Tercera Guerra Mundial. Ella y sus hombres aún se mantienen en lucha, hasta que un día un cuerpo de élite denominado ESWAT la captura y la lleva a una ciudad utópica llamada Olympus. Al parecer los líderes de esa ciudad quieren que ella se haga cargo de los militares debido a sus habilidades en combate. El ESWAT es un grupo de militares que pelean dentro de unas enormes armaduras que les dan fuerza, velocidad y un letal armamento.

Olympus o Utopía, como la llaman sus habitantes, es el estandarte de un futuro perfecto ajeno a los conflictos bélicos que asolan el mundo exterior. Para logra tal perfección los humanos han creado seres artificiales, clonados a partir de ADN humano y que llevan por nombre Bioroides. Los Bioroides tienen suprimidas gran parte de sus emociones, pues éstas son el origen de muchos de los conflictos, ellos no pueden amar, envidiar ni sentir odio. Otra característica que los diferencia es que no pueden concebir y su ciclo de vida es muy corto, constantemente tienen que someterse a un procedimiento para extender su tiempo de vida, todo esto como un método para que los humanos mantengan el control.

La ciudad utopía es controlada por un concejo de ancianos humanos, líderes militares también humanos, diversos puestos políticos ocupados por los Bioroides y, principalmente, por una inteligencia artificial llamada Gaia quien es quien realmente toma las decisiones en la ciudad. Además de que mantiene monitoreados a todos y todo lo que pasa en la ciudad.

Una mitad de la población es humana y la otra Bioroide, lo que garantiza un equilibro y una paz permanente. Sin embargo, la naturaleza humana de odiar y envidiar hace que algunos líderes militares odien a los clones y planeen una estrategia para destruirlos, para ello recurren a actos terroristas que nuestra protagonista deberá investigar para evitar con ello la extinción de la nueva especie de humanos artificiales.

La película me pareció buena, tiene esos tintes policiacos tan característicos del género y que son el sello particular de Masamune pues ya los hemos visto en Ghost in the Shell. También mantiene un nivel de violencia y sangre adecuado, sin llegar a lo gore, pero sí dentro de los estándares que requiere una buena y levemente violenta serie Seinen. Además de eso, tiene los elementos clásicos del Cyberpunk japonés, la parte política, la tecnocracia regida por una mente artificial perfecta, una ciudad utópica que apela al centro-periferia, clones que son segregados por los humanos y Ciborgs poderosos en las filas militares.

Como buena obra Cyberpunk, también vemos un submundo de contrabandistas, traiciones y mercados negros. Lo que se deja un poco de lado, al desarrollarse en una ciudad perfecta, son todos esos problemas socioeconómicos que vienen con el hacinamiento de las grandes urbes, aunque como ya he mencionado, toda utopía es distópica por naturaleza y esta sigue perfectamente ese canon, pues en algún momento notamos que todo el control que mantiene el equilibrio de la ciudad en realidad no está del todo bajo control.

El filme tiene algunas escenas un tanto melodramáticas que apelan mucho al sentimentalismo de la protagonista y que en lo personal creo que no le van del todo bien, pues rompen con ese estereotipo de la mujer fría y ruda capaz de sobrevivir en los ambientes más violentos, fuera de eso el resto de la historia está bien. Como en muchas obras del género hay que seguir los diálogos con cuidado para no perdernos información valiosa que explica los pormenores de la trama, pero tampoco es una historia demasiado complicada que requiere verla más de una vez como para entenderla.

En conclusión, la película me pareció una buena obra Cyberpunk, tampoco algo asombroso ni sobresaliente, pero si buena a secas, con todos los elementos tradicionales que deben tener este tipo de historias y que considero una excelente opción para quienes quieran iniciarse en éste género; para aquellos ya conocedores resultará una película ligera de ver. Y aunque argumentalmente no está mal, visualmente no me terminó de gustar.

Extinción y el dilema moral de los sintéticos

Advertencia Spoilers: si no han visto la película Extinción y desean hacerlo no continúen leyendo esta entrada.

Esto lo escribo únicamente porque me quedé con ganas de externar ese giro argumental del que hablé en la reseña de Extinción. Cuando el trasfondo se descubre nos enteramos de que los invasores extraterrestres no son seres espaciales, sino humanos y que los protagonistas que creíamos humanos en realidad son personas sintéticas (androides) que habían borrado su memoria para no vivir con miedo.

Al parecer los sintéticos habían crecido tanto en población que estaban empezando a desplazar a los humanos y se estaban convirtiendo en un peligro. Los humanos trataron de erradicarlos llevando a cabo un genocidio, pero los sintéticos ganaron la guerra y los humanos fueron expulsados del planeta, teniendo que vivir en Marte durante 50 años hasta que tuvieron los recursos para regresar a reclamar lo que había sido su hogar.

No voy a analizar a profundidad ninguno de estos temas, simplemente quiero mencionarlos para demostrar el potencial que una historia de este tipo podría haber llegado a tener. El primero de ellos es el cambio de rol, entendido como el humano como invasor, ya habíamos visto esto en películas donde los humanos llegan a otros planetas y exterminan a la población nativa, Avatar (James Cameron, 2009) es un buen ejemplo. Sin embargo, aquí el humano no es el invasor, sino la victima que perdió la guerra, el humano no está invadiendo, está tratando de recuperar lo que le fue quitado.

El humano tratando de recuperar su planeta nos lleva al segundo punto, los derechos de los sintéticos. En obras como El Segundo Renacimiento de Animatrix vemos tratar este tema a la perfección, iniciando con la discusión de si los sintéticos deben tener derechos o no, y si por el hecho de que nosotros los creamos tenemos el poder de decidir todo sobre ellos y destruirlos sin nos da la gana. El tratar de erradicarlos me hace pensar en los genocidios que la humanidad ha llevado a cabo con la finalidad de acaban con una población que profesa otra religión, la famosas limpiezas raciales.

La guerra que expulsó a los humanos inició cuando los sintéticos se defendieron, es decir, cuando actuaron en legítima defensa para salvaguardar su existencia (vida), presas del miedo generado por su inminente erradicación. Esto se hace aún más complejo si le metemos Teoría de Géneros, pues en esencia, a partir del pasado, la obra puede considerarse Ciencia Ficción Social (vista desde el conflicto por sus derechos) y Ciencia Ficción Revolucionaria (visto desde el levantamiento en armas por parte de los sintéticos).

Pero la razón de la rebelión es lo más interesante. Para que un sintético quiera defender su vida debe sentir miedo de perderla, eso implica una evolución en la conciencia por parte de estos seres artificiales, similar a lo que se menciona en Yo Robot o Ghost in the Shell. Pero creo que el universo que más se relaciona sería Blade Runner (Ridley Scott, 1982), donde los replicantes al igual que los sintéticos de Extinción fueron hechos para hacer las tareas pesadas, aunque eventualmente superaron a los humanos en conciencia, fuerza e inteligencia tratando de buscar su libertad.

El punto anterior nos lleva al último que quiero abordar en este ensayo, y es el tema más clásico de la Ciencia Ficción pues nación con ella, me refiero al Complejo de Frankenstein. El miedo que los humanos tienen de ser superados y remplazados por sus creaciones, en este caso las máquinas, existe desde tiempos inmemoriales, incluso desde un punto de vista religioso, los humanos (la creación) destruyeron a su creador (Dios). Pero este miedo a la creación tiene actualmente una doble lectura desde un punto de vista político, ya que no es de gratis que el actor protagonista sea de ascendencia mexicana. Un hispano ocupando puestos que los estadounidense temen perder a manos de los inmigrantes, punto medular del discurso de Doland Trump.

Como podemos ver, los temas ocultos en la trama del filme son sumamente complejos, aunque la película sólo hace un breve y simplón boceto de ellos quedándose en algo sumamente superficial lleno de clichés, pero como pudimos constatar con este ensayo, incluso una obra llena de estereotipos sobreexplotados por el cine hollywoodense puede ser analizada a mayor profundidad.

Liebstern Award

Hace unos ocho años, cuando el blog se mudó a WordPress estaba de moda un formato (lo que ahora llamaríamos tag) en el que blogs jóvenes y con pocos seguidores se nominaban entre sí en una serie de preguntas con el fin de promocionarse y darse a conocer, una idea que se me hizo bastante interesante y útil, sobre todo porque denotaba un poco de unidad entre la comunidad de quienes aún usamos la palabra escrita para transmitir ideas. Fui nominado hace ya varios años y ahora El Blog de Nocturna Nival (de quien ya les había hablado en el blog) me ha vuelto a nominar para que responda una serie de interesantes preguntas, así que a continuación mis respuestas.

¿En qué te inspiraste para ponerle nombre a tu blog?

Quienes sigan el blog y los podcast desde su inicio sabrán que en aquel y lejano programa Piloto (DeFicciones 00) conté la historia de cómo empecé a bloguear y de cómo surgió el nombre, así que ahora va de nuevo.

Cuando estaba en la preparatoria empecé a ver anime con conocimiento de que eran obras producidas en Japón y sintiéndome además atraído por la cultura de aquel país. Antes de abrir el blog, mientras regresaba de la preparatoria, el transporte que tomaba pasó junto a un puesto de periódicos y alcancé a ver una revista en cuya portada aparecía Evangelion además de un CD interactivo. Me bajé en la siguiente cuadra y caminé de regreso para comprar la revista. En ella venían varias páginas de internet que te recomendaban para conocer más sobre la afamada serie de Hideaki Anno; una de esas páginas se llamaba Cafer´s Eva Lair. Las imágenes que ilustraban el artículo me llamaron mucho la atención porque no parecía ser una página tipo blog ni de sitios de Tripod que al abrirlos empezaban a tocar una versión midi de Cruel Angel Thesis.

Al llegar a mi casa busqué la dichosa página y ya no existía, así que me quedé con las ganas de conocerla. Cuando abrí mi blog me basé en un blog español (yo soy de México) que hacía reseñas muy cortas (dos párrafos) sobre series y películas, dicho blog ya no existe pero gracias a él conocí las primeras obras de Makoto Shinkai. Esa primera versión del blog llevó por nombre Piedra, Papel o Tijeras (Yan-Ken-Po), luego le quité el nombre en japonés y se quedó como Piedra, Papel o Tijeras. Cuando decidí que el blog sería una bitácora personal sobre el anime que veía recordé esa revista y la página que nunca pude conocer y renombre el blog como Cafer´s Anime Lair, únicamente para que su nombre sonara similar al de aquella página que llamó mi atención.

Un par de años después decidí hacer un poco más correcta la gramática del nombre y lo dejé en Café Anime Lair. Cuando Windows Live Space anunció su cierre en 2010 nos mudamos a WordPress y el nombre se mudó también, aunque no el contenido, muchas de las reseñas que escribí en esos primeros tres años no las he vuelto a escribir. Un par de años más tarde, cuando decidí comprar el dominio, tenía pensado cambiar el nombre a DeFicciones, pues ya no publicábamos sólo cosas de anime, sino de todo tipo de obras de ficción. Vossk logró convencerme de que no lo hiciera pues la cantidad de visitas bajaría ya que durante más de seis años todo nuestro contenido se había dado a conocer como Café Anime Lair. Así que dejé el mismo nombre para el dominio y nombré el podcast con el nuevo nombre que tenía en mente.

¿Qué personaje de ficción detestas?

Hay varios, pero en estos momentos no me llega ninguno a la mente, el problema es que cuando veo una serie, película o leo un libro puedo llegar a odiar mucho a un personaje, pero pasado un tiempo ya que la terminé se me olvidan las razones por las cuales lo odiaba o me dejan de parecer tan malas y dejo de pensar en ello. Así que creo que no tengo ningún personaje que haya odiado tanto como para seguirlo odiando luego de haber terminado de consumir la obra en donde sale.

Si pudieras conocer a un personaje de ficción ¿cuál sería y por qué?

Es difícil, es muy difícil responder esta pregunta. Hay muchos pero creo que ninguno me atrae lo suficiente como para querer conocerlo o estoy desvinculado con cualquier serie que haya tenido a un personaje que me atrajera mucho. Asuka Langley siempre fue mi personaje favorito de Evangelion aunque pensando en el hecho de que tiene 14 años quizás sería algo tedioso conocerla, sería mejor Daria Morgendorffer. Si tengo que elegir a uno elijo a Spike Spiegel de la serie Cowboy Bebop, siempre se me hizo genial y tenemos prácticamente la misma edad, además de que sería interesante platicar con alguien que viaja por el espacio. O a Paprika, no sé, tengo debilidad por las pelirrojas. Aunque sólo es por elegir a uno, creo que en realidad no hay un personaje de ficción que quisiera conocer.

¿Qué libro, película o animación te marcó ya sea emocional o intelectualmente?

Emocional yo creo que Evangelion, pues desde entonces empecé a ver anime como tal. Intelectualmente yo diría que Interstellar, en cuanto a película, y 1984 de George Orwell en lo que respecta a libros.

Si pudieras vivir (cuanto tiempo quisieras) en un libro, película o animación ¿Cuál sería y por qué?

Esta pregunta es muy interesante e igualmente muy complicada de responder. Obviamente me gustaría pilotar un Evangelion y enfrentar el fin del mundo, pero también me gustaría ver cualquiera de los mundos mágicos de Ghibli y en específico dentro del género de la Fantasía me gustaría conocer Terramar, el mundo de islas creado por Ursula K. Le Guin. Ver una sociedad cyberpunk como en Akira o Ghost in the Shell y por supuesto estar de frente a un dinosaurio. Pero creo que me quedo con Interstellar, pues la oportunidad de viajar al infinito del espacio y ver planetas que nadie más podrá sin tener extraterrestres ni nada por el estilo amenazándote es algo que realmente me encantaría hacer incluso si eso implica que nunca regresaría a la Tierra.

Ya pensándolo mejor, manteniendo la temática espacial, sería sumamente interesante, erótico y excitante vivir un tiempo en el planeta porno, planeta donde toma lugar la novela Hombres Salmonela en el Planeta Porno del autor japonés Yasutaka Tsutsui.

Elysium

Título Original: Elysium.
Género(s): Ciencia Ficción / Ciencia Ficción Social / Cyberpunk, Drama.
Director: Neill Blomkamp.
Emisión: 2013.
Duración: 109 minutos.
Extras:

De la mano del director sudafricano que saltó a la fama luego de hace una de las mejores películas de Ciencia Ficción Social de la historia (Distrito 9), llega a nosotros otra maravilla que conjunta a la Ciencia Ficción con la crítica social mordaz y directa enfocada en la diferencia de clases, me refiero a Elysium. Un filme que desde el primer segundo sabemos que abordará algún tema social relacionado con la desigualdad económica.

La calidad de la película es sobresaliente. Los personajes está bien construidos y los actores los interpretan de maravilla, la música es buena y el uso de CGI en conjunto con utilería real y efectos prácticos le da un toque excelente y muy realista. Pero lo más destacable son los escenarios, pues no son los típicos escenarios hipertecnológicos de las grandes metrópolis, sino que al estilo de Neill Blomkamp vemos una comunidad pobre inmersa en la inseguridad y la falta de oportunidades totalmente apegada a la realidad de los países tercermundistas.

La historia toma lugar en Los Ángeles de 2154, donde la tierra quedó contaminada y al borde de la destrucción a causa de la sobrepoblación. Los ricos huyeron del planeta para vivir en una estación espacial llamada Elysium donde tienen todos los lujos imaginables y, sobre todo, acceso a tecnologías médicas que prácticamente han logrado la inmortalidad. Por otro lado, los pobres no tienen otra opción que vivir en un mundo lleno de basura, delincuencia, falta de servicios básicos, pocas oportunidades laborales y sin la medicina que ayude a curar las enfermedades que asolan a gran parte de la población. Igual que pasa en cualquier país latinoamericano.

Nuestro personaje principal, Max, interpretado por Matt Damon, es un hombre con un expediente criminar a sus espaldas pero que trata de seguir un mejor camino trabajando en una fábrica donde ensamblan robots policías. Debido a las precarias condiciones laborales sufre un accidente y queda envenenado por radiación. Con menos de cinco días de vida, decide volver a trabajar para los maleantes con las esperanza de ganarse un boleto para entrar a Elysium y poder curarse.

Los hombres para quienes ahora trabaja han decidido secuestrar a alguien de Elysium y robarle información directamente de su cerebro para tener acceso a cuentas bancarias. Max es entonces sometido a una operación para implantarle un exoesqueleto y un dispositivo cerebral con el que pueda hackear el cerebro de su víctima. Sin embargo, lo que la banda criminal no sabía es que su víctima tenía en su cerebro los códigos para reiniciar el sistema de Elysium y dar un golpe de estado. A partir de ese momento Max deberá huir de los traidores mientras trata de buscar una forma de curarse.

Es obvio que la trama se centra en la diferencia de clases, separando a los ricos y a los pobre de una forma abismal. En el futuro los ricos serán más ricos y los pobres serán más pobres, tanto que aquellos con los suficientes recursos se irán a otro planeta. Y como es de esperar siempre que exista un lugar sin esperanza y otro con oportunidades y recursos, la migración ilegal y la lucha por frenarla saldrán a relucir. Migración, diferencia de clases, cyberware y medicina casi milagrosa son los temas principales, pero no los únicos.

Algo que me maravilló fue ese manejo de la teoría por excelencia para analizar patrones espaciales en las sociedades cyberpunk, la teoría del Centro-Periferia. Dicha teoría dice que en el centro estarán los ricos y en la periferia los pobres, aunque puede invertirse y modificarse, por ejemplo, adentro los ricos y afuera los pobres, enfrente los ricos y atrás los pobres, arriba los ricos y abajo los pobres. Esta disposición espacial determinada por la clase económica es posible observarla en todas las sociedades cyberpunk o que sean Ciencia Ficción Social, pero aquí de plano vemos a los pobres en la tierra y los ricos en el espacio. Y lo más interesante es que ese espacio exterior no es impedimento para que los “polleros” pasen ilegales al “otro lado”.

Además de la ubicación de las clases sociales, tenemos que la construcción de la zona pobre (la tierra) es un reflejo exacto de las favelas brasileñas o las zonas altas del área metropolitana de la Ciudad de México. Al menos la zona donde vive Max y su mejor amigo Julio, interpretado por Diego Luna, son idénticas a las zonas altas del municipio donde yo vivo, esas ocupaciones irregulares cerca de las barrancas conocidas como “cartolandia”. Quienes vivan en el oriente del Estado de México, en la frontera norte entre el estado y la CDMX o por la zona de Observatorio al poniente de la capital, se sentirán como en casa al ver los escenarios.

Y son justamente los escenarios lo que nos permite profundizar en un aspecto que hasta ahora no había abordado en el blog. En esas obras Cyberpunk de animación japonesa u otras de hechura norteamericana como Blade Runner (1982), Dredd (2012), El Quinto Elemento (1997) o la reciente Ghost in the Shell (2017) vemos una metrópolis hacinada y con violencia pero hipertecnológica. Aquí vemos todos esos elementos excepto lo hipertecnológico, las casas son de block sin aplanar ni pintar, los techos son de lámina y puertas y ventanas tienen barrotes extra como protección.

En mi opinión Elysium nos muestra el futuro cyberpunk al que realmente podemos aspirar y en el que de hecho ya estamos viviendo. Ambas construcciones urbanas tienen los mismos problemas, pero arquitectónicamente hablando para llegar a megalópolis como las del Cyberpunk clásico ya deberíamos tener un mayor desarrollo tecnológico y social en todos los sentidos. Para lograr una sociedad hipertecnológica como la de los animes o las películas antes mencionadas, necesitaríamos un presente más brillante que el que tenemos actualmente; para lograr un futuro como el de Elysium no hace falta hacer nada.

Fotografía del municipio de Chimalhuacán en el Edomex. Bien podría ser un escenario del filme.

Ghost in the Shell (Podcast)

En 1989 dio inicio la publicación del manga de Ghost in the Shell, escrito por Masamune Shirow. Seis años más tarde el manga sería adaptado a una película animada con el mismo nombre Ghost in the Shell (1995), a partir de entonces se desataría la que es considerada como una de las más grandes obras del Cyberpunk japonés, compartiendo el podio con obras tan emblemáticas como Akira. A la película se sumaron en 2004 una segunda entrega denominada Ghost in the Shell 2: Innocense y para 2015 Ghost in the Shell: The Rising. A la par de los largometrajes se produjo una serie y varias ovas, GITS Stand Alone Complex (2002), GITS SAC 2nd GIG (2004), GITS SAC Solid State Society (2006) y GITS Arise (2013-2014).

“Aquí deberían seguir más párrafos que expliquen la magnificencia de GITS pero me dio flojera escribirlos y me los salté”. Pícale aquí

Entradas que recomienda leer Vossk en el podcast: Cyberpunk, Cyberware.

Disponible también desde: Anchor

Ghost in the Shell 2: Innocence

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Título Original: 攻殻機動隊: イノセンス (Kôkaku Kidôtai: Innocence).
Género(s): Ciencia Ficción /Cyberpunk / Technoir, Seinen.
Director: Mamoru Oshii.
Estudio: Production I.G.
Emisión: 2004.
Duración: 99 minutos.
Extras: Ghost in the Shell.

Entre los grandes titanes animados del Cyberpunk, hay dos películas que sobresalen de entre todas las demás: Akira y Ghost in the Shell. El Fantasma Cibernético, cómo se le tradujo en Latinoamérica, tuvo su segundo largometraje nueve años después de la icónica primera parte. Y aunque no es una secuela como tal, sino una historia ambientada en el mismo universo a manera de spin-off, es una digna representante de tan grandiosa saga.

El apartado técnico el asombroso, pese a un par de escenas en CGI que en lo personal me parece que desentonan con el estilo de animación que vemos en el resto del filme, pues lucen muy artificiales. Los escenarios, por otra parte, son maravillosos, si la primera película se inspiró en la extinta ciudad de Kowloon, este lo hace además de Blade Runner. Esa arquitectura visceral, industrial y decadente alcanza uno de los puntos más altos en esta obra. La música es igualmente buena ya que es una extensión del soundtrack de la primera entrega. Y el diseño de personajes mantiene su buen nivel.

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La historia gira en torno a Batou, el detective ciborg ex compañero de la Mayor Kusanagi, quien al parecer ha desaparecido en la red. Batou, junto a Togusa, son comisionados para investigar misteriosos asesinatos perpetrados por ginoides dedicadas al servicio sexual. Durante sus investigaciones los dos detectives descubrirán un intrincado plan por parte de la empresa que fabrica a los robots para implantar un “fantasma” dentro de los cuerpos artificiales.

La historia es compleja y muy profunda no en cuando al caso policiaco en sí, sino a ese constante juego con la filosofía, las leyes asimovianas y los conceptos de conciencia, alma, identidad, personalidad e individualidad que se cuestionan, como muchas obras del género hacen, sobre qué tan humanos son los humanos o qué tan parecidos a nosotros son nuestra creaciones artificiales llamadas robots. Además de tomar como base los conceptos del Determinismo Biológico y mezclarlos de manera magistral con el diseño de los androides.

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Además de lo densa que puede resultar, sobre todo en la parte final, me encanta el hecho de mostrar a un Batou más ciborg y menos humano en un principio e ir profundizando en su psique hasta dejarnos ver esa parte más sentimental e incluso melancólica del personaje. En la primera película hay muchos diálogos donde la Mayor Kusanagi se cuestiona cosas sobre su propia identidad como ciborg, esas mismas preguntas empiezan a rondar en la mente de Batou y creo que logran darle una profundidad introspectiva por momentos superior a la que alcanza Kusanagi en la entrega anterior.

Los conflictos con la mafia, los hackers y virus, la mezcla de folclore e hiperfuturismo y el constante trasfondo político inherente en toda la saga hacen de esta película algo visceral, crudo y violento; elementos prácticamente indispensable en un buen cyberpunk. La acción da paso a momentos de calma e introspección, así como a escenas totalmente complejas y plagadas de información difícil de digerir en primera instancia, sobre todo para quienes recién se adentran al género.

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El concepto de “fantasma” o alma que pretenden implantar en las ginoides a fin de que quebrantes las leyes de la robótica de Asimov y escapen al control humano tiene múltiples lecturas y explicaciones. Si para la explicación de las acciones humanas se retoma al Determinismo Biológico, para las inesperadas acciones de los robots se parte totalmente de los postulados del autor ruso. ¿Qué pasa cuando un androide es desechado, cuando ha adquirido conciencia de sí mismo, cuando se le ha implantado un fantasma? A caso deja de ser robot y se acerca más a lo humano, y si es humano por qué le tememos tanto; cuestiones abordadas por el Valle Inexplicable (Uncanny valley).

Para los más familiarizados no es tan compleja realmente, sobre todo porque la forma en que se desarrolla la historia te permite hacer una lectura simple y suficiente para entender qué esta pasado o bien profundizar a conciencia en todos los conceptos filosóficos y científicos para poner a trabajar tu cerebro un buen rato tratando de entender la visión transhumanista que maneja la obra. Una grandiosa película, una recomendación obligada para los amantes del género y una digna sucesora de una de las obras cyberpunk más importantes de todos los tiempos.

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Vi anime original y me emocioné

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El sábado pasado fui a Mixup a comprar unos audífonos para escuchar el podcast, porque sí, cuando termino de editarlo primero lo escucho completo desde Audacity con los Headset, después lo paso al celular (anteriormente al iPod pero ya se me descompuso) para escucharlo nuevamente, primero con los Headset y posteriormente con unos audífonos convencionales. La razón de hacer esto es porque el audio cambia un poco cuando se escucha con uno u otro dispositivo y porque también a veces hay variaciones de volumen y calidad antes y después del renderizado.

Pero en fin, regresando a lo que quería contarles, fui a esta tienda (no me están patrocinando) y compre unos audífonos azules idénticos a los que tenía y que perdí hace un par de semanas, luego caminé entre los estantes de películas buscando la tercera temporada de Game of Thrones. Llevaba dinero suficiente para comprar ambas cosas sin problemas, ahorros que había hecho de mi quincena anterior (aunque a mí me pagan cada mes), así que me puse a buscarla. Para mi fortuna, tardé un tiempo en encontrarla y en ese inter descubrí que allí venden anime original.

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En muchas tiendas de películas originales es posible encontrar anime y series populares (Dragon Ball, Los Caballeros de Zodiaco, películas de Ghibli), pero la mayoría tienen la misma selección y no cuentan con esas joyas que uno anhelaría ver en los estantes y, por qué no, comprar, pese a que ya las hayamos visto o las tengamos pirata. Sin embargo, hoy fue un caso diferente, además de los clásicos de Miyazaki o algunas que otra obra de Mamoru Hosoda (Tokikake, Summer Wars, Los niños Lobo) pude ver grandes clásicos de los viejos tiempos, como Paprika, del grandioso Satoshi Kon, Aplassed Ex Machina, Ghost in the Shell, alguna de las Óperas Espaciales de Leiji Matsumoto y las tres películas que hasta ahora integran Rebuild of Evangelion, entre otros clásicos animados que no vienen de Japón, como la formidable oda a la ciencia ficción pulp europea, Heavy Metal.

Después de unos minutos mirando embelesado aquella fabulosa selección y abriendo discretamente mi cartera para hacer cuentas y ver cuántas de ellas podría comprar, decidí que quizás lo más raro y difícil de conseguir sería Heavy Metal, sobre todo porque estaba en Blue Ray, así que la tomé y di una última vuelta por el lugar antes de regresar para llevarme las tres películas de Evangelion. Lamentable o afortunadamente me topé con la tercera temporada de Game of Thrones rebaja de su precio original, así que después de dudar unos segundos decidí comprar la serie y dejar al resto de animes originales para otra ocasión, una en la que tenga más dinero. Aunque si hubiera visto 5 cm por Segundo de Makoto Shinkai estoy seguro que no estaría viendo a Tyron Lanister fornicar con cinco prostitutas en este momento (a quien engaño, estoy escribiendo esto el mismo sábado y aún no he abierto el dvd, pero no dudo que pueda haber una escena así).

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Cyberware

Cyberware

Entre las obras audiovisuales de ficción, y propiamente dentro de la Ciencia Ficción en todas sus variantes, existe un elemento muy particular que para ciertos espectadores resulta atractivo, mientras que para otros es algo desagradable, me refiero al Cyberware, aquellas partes del cuerpo que han sido sustituidas por implantes cibernéticos.

DE LA MÁQUINA AL ANDROIDE

Antes de profundizar en el tema, es conveniente establecer la definición de algunos términos que con frecuencia son usados como sinónimos, pero cuyo significado real alude a aspectos distintos dentro de la tecnología. Los significados son extraídos de la RAE.

Máquina. Artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza. Es decir, al aplicar una pequeña cantidad de fuerza sobre un aparato, ésta se incrementa y nos permite realizar trabajos pesados. Ejemplos de máquinas simples los tenemos en el plano inclinado, la palanca, la polea y la rueda.

Autómata: La RAE tiene dos buena definiciones para ésta palabra. (1) Instrumento o aparato que encierra dentro de sí el mecanismo que le imprime determinado movimiento; (2) máquina que imita la figura y los movimientos de un ser animado. Los relojes cucú son un buen ejemplo de esto, pues el péndulo permite que las manecillas y la pequeña ave se muevan cada hora.

Matrix
The Matrix

Robot. Máquina o ingenio programable capaz de manipula objetos y realizar operaciones antes reservadas sólo a personas. Pueden considerarse robots desde los brazo industriales que ensamblan automóviles, hasta las mascotas que se mueven y emiten sonidos como cualquier animal. Todo robot es un autómata, pero no todo autómata es robot, para ser robot se requieren componentes electrónicos y cibernéticos.

Cíborg (Cyborg). Ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos. En otras palabras, cualquier organismo biológico al que se le implantó o sustituyeron partes originales de su cuerpo con prótesis cibernéticas. Dichas partes implantadas se denominan cyberware.

Androide. La RAE lo define como “autómata de figura de hombre”, pero un androide, a diferencia de un autómata, no sólo tiene una similitud física con el humano, sino que también puede imitar su comportamiento a nivel emocional.

IA (Inteligencia Artificial). Entidad capaz de razonar por sí misma usando como paradigma la inteligencia humana. La IA generalmente se implanta en androides, pues ellos requiere tomar decisiones y emular los sentimientos humanos, a diferencia de los robots que les basta con un programa que guie su trabajo o de los ciborg que tiene la mente del ente orgánico para eso.

Robocop
Robocop

Dos ejemplos perfectos para diferenciar entre Cyborg y Andróide están en las sagas cinematográficas Robocop y Terminator. Robocop es un ciborg, pues fue creado a partir del cuerpo moribundo del oficial Alex Murphy. Por su parte, Terminator es un androide, no sólo por tener aspecto humano, sino porque a lo largo de la saga irá adquiriendo y entendiendo algunas emociones humanas.

Dentro de séptimo arte, el “mecanismo que le imprime determinado movimiento” al autómata no debe ser forzosamente de índole mecánica. Por ejemplo, Pinocho es un autómata que imita el movimiento de un ser vivo (un niño), pero aquello que lo mueve es la magia.

FMA 7
Fullmetal Alchemist

TRANSHUMANISMO

Una de las principales corriente filosófica que han inspirado muchos de los preceptos y usos de la tecnología que podemos ver en las obras de ciencia ficción, es el Transhumanismo. Esta corriente del pensamiento pretende hacer uso de las nuevas tecnología para mejorar las capacidades humanas, desde las intelectuales y físicas, hasta las emocionales.

Partiendo del concepto básico del Transhumanismo, tenemos que en las obras audiovisuales existen dos factores que justifican la presencia del cyberware, el primero y más obvio es la amputación de un miembro y la implantación de una prótesis cibernética que realiza las mismas funciones del cuerpo original; la segunda corresponde a una mejora intencional de las capacidades humanas.

Tetsuo
Akira

CYBERWARE

El cyberware es pues cualquier prótesis cibernética implantada en un organismo biológico y conectado a su sistema nervioso. El tipo de prótesis, el lugar y la utilidad pueden variar dependiendo de las necesidades de sujeto o de las características de la obra audiovisual.

No debemos confundir las prótesis corporales con prendas o dispositivos que permiten a un cuerpo biológico establecer una conexión neuronal con un mecanismo cibernético. Por ejemplo, el mecanismo que permiten pilotar tanto Evas (Evangelion) como Jeagers (Pacific Rim) no está fusionado directamente al cuerpo de los pilotos.

Tenemos cyberware tan simple como el implante Zoe del filme The Final Cut (Omar Naim, 2004), que graba todo lo que ven los ojos, hasta las conexiones neuronales directas con el cerebro (Headware) de Ghost in the Shell y la saga Matrix.

Saikano
Saikano

Ejemplos clásicos del cine son el ya mencionado Robocop, algunos personajes de la saga Star Wars (Vader, Grievous) y Tetsuo de Akira. Para la televisión tenemos series como The Six Million Dollar Man o The Bionic Woman, mejor conocidos como el hombre nuclear y la mujer biónica. Mientras que en el anime uno de los más emotivos es Saikano.

Ejemplos no tan cibernéticos los tenemos en los respectivos brazos de Edwar Elric, de la serie Fullmetal Alchemist, y Finn el humano, en el capítulo “Finn el humano” de la serie Hora de Aventura. En ambos casos su brazo en una extensión metálica que pueden mover pues está conectada a su cuerpo y por ende se infiere que también lo está a su sistema nervioso. No existen componente cibernéticos ni electrónicos y el dispositivo tiene un origen más mágico que científico.

Tampoco debemos caer en excesos y considerar cyberware a prótesis como garfios, garras o patas de palo. Una prótesis podrá ser cyberware independientemente de su origen (mágico o científico) mientras sea cibernético y mantenga una conexión con el cuerpo del sujeto. La versatilidad que nos dan las obras audiovisuales a diferencia de la ciencia real, se debe a que gracias al género tendremos una explicación y una tecnología que nos permitirán tener, por ejemplo, un brazo metálico generado por la alquimia.

Tetsuo The Iron Man
Tetsuo The Iron Man

BODYWARE

El bodyware es una versión más avanzada y moderna del cyberware, pero en esencia es lo mismo: una parte biónica adherida a un cuerpo orgánico y conectada mediante una sinapsis nerviosa. La diferencia es únicamente estética, al igual que ocurre con el Cyberpunk y el Nanopunk, de hecho es frecuente encontrar cyberware en obras cyberpunk y bodyware en obras nanopunk.

Un ejemplo de bodyware nos lo da el filme Yo Robot (Alex Proyas, 2004). Spooner, el personaje que interpreta Will Smith, tiene un brazo y parte del torax reconstruidos, pero no es posible observar la diferencia entre su prótesis cibernética y su cuerpo real. La película también nos regala ejemplos perfectos para diferenciar otros elementos. Tenemos que Will Smith interpreta a un ciborg, Sonny es un androide y Viki es una inteligencia artificial.

Yo Robot
Yo Robot

EXCESOS

El cine nipón y la Serie B nos han regalado todo tipo de obras basadas en la implantación de partes corporales cibernéticas. Sin embargo, también han caído es excesos que pueden llegar a ser verdaderas aberraciones cinematográficas o geniales obras de culto.

Entre las obras de culto tenemos Tetsuo: The Iron Man (Shinya Tsukamoto, 1989) y Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007). En la primera tenemos a un hombre que se trasforma en una pila de desechos de metal, mientras que en la segunda vemos a una hermosa mujer usar una ametralladora como pierna.

La película de Rodríguez resulta ser un tributo al cine japonés en donde vemos a chicas con armas y otras partes biónicas implantadas en su cuerpo. Este tipo de películas recurre siempre a la exageración, al Gore, el Splatter y a la comedia negra, pero se han ganado un cumulo de fieles seguidores por todo el mundo pese a lo bizarro de sus argumentos. Dos geniales ejemplos son las obras de Nobotu Iguchi: Kataude Mashin Gâru (2008) y Robo-geisha (2009).

Kataude Mashin Gâru
Kataude Mashin Gâru

DE ANDROIDE A HUMANO

Si bien el desarrollo clásico es modificar un cuerpo humano a tal grado que resulte casi indistinguible de un androide, como pasa en Ghost in the Shell, también hay ejemplos que nos muestran el desarrollo opuesto, esto es, un androide que modifica su cuerpo para hacerlo más humano.

Bicentennial Man (Chris Culumbus, 1999) nos narra las peripecias que Adrew, robot protagonizado por Robin Williams, debe afrontar en su camino para convertirse en un hombre. Con el paso de los años modifica su organismo a tal grado que primero se convierte en un androide y posteriormente logra ser reconocido legalmente como un humano.

Las temáticas de los ciborg, el cyberware y la IA de la mano del Cyberpunk, el Nanopunk y especialmente el Wirepunk, nos permiten reflexionar sobre si un ser nacido como humano puede modificarse tanto que pierda dicha condición o por el contrario, si un ente nacido como máquina puede acercarse tanto a la humanidad que puede considerarse un ser vivo.

Ghost in the Shell

Ghost in the Shell 1

Título Original: 攻殻機動隊 (Kôkako Kidôtai).
Género(s): Ciencia Ficción/Cyberpunk/Wirepunk, Seinen.
Director: Mamoru Oshii.
Estudio: Production I. G.
Emisión: 1995.
Duración: 82 minutos.
Extras: Ghost in the Shell: Innocence, Ghost in the Shell: SAC, Ghost in the Shell SAC 2nd Gig, Ghost in the Shell: SAC Solid State Society.

Basada en la manga homónimo de Masamune Shirow, Ghost in the Shell es una de las películas más representativas del Cyberpunk animado a nivel mundial. Su estética, sus personajes y la poética forma de abordar la dicotomía entre la realidad y la virtualidad son sencillamente impresionantes.

Ghost in the Shell no sólo es uno de los anime de culto más importantes de las últimas décadas, también es la perfecta concretización del Cyberpunk, el Nanopunk y el Wirepunk en una sola obra. El filme fluctúa entre la frontera de esos tres géneros y retoma algunos de sus elementos más esenciales, lo que la hace una referencia obligada para todo amante de la Ciencia Ficción, no por nada ha sido inspiración para muchas obras del género, como la saga Matrix de los hermanos Wachowski.

Ghost in the Shell 7

La calidad de animación es tan impactante que aún hoy luce vigente. El estilo gekiga usado en los personajes es excelso, pues la rudeza de estos logra reflejar la violencia de ese mundo distópico y tecnológico. La música es bellísima y ambienta de manera sublime cada una de las escenas, generando una atmósfera lúgubre y siniestra.

El diseño de escenarios es uno de los aspectos más sobresaliente, pues no sólo hace uso de esa estética oscura, industrial y sobresaturada propia del Cyberpunk, también nos muestra elementos más delicados y minimalistas que coquetean con el Nanopunk. La detallada urbe logra un aspecto visceral y hacinado pero sin abusar del neobrutalismo, lo que resulta sumamente atractivo. Sus escenarios están inspirados, sin duda, en la ciudad de Kowloon, Hong Kong, el lugar con la mayor densidad demográfica en el mundo hasta su destrucción en 1993.

Ghost in the Shell 3

La historia gira en torno a la teniente Motoko Kusanagi, una cyborg que trabaja para el departamento policial en el área de delitos tecnológicos, conocida como “sección 9”. Los problemas comienzan cuando su unidad es encomendada para atrapar a un pirata cibernético, el “Maestro de Marionetas”, quien se ha infiltrado en el “fantasma” de algunas personas con el fin de crear conflictos políticos.

Todo se complejiza cuando Kusanagi descubre que dicho criminal es en realidad una inteligencia artificial surgida del océano de información que hay en la red. Dicha entidad se reconoce a sí misma como una nueva forma de vida y exige asilo político.

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La historia toma lugar en un futuro en donde los cerebros de todas las personas están interconectados en una red mundial. Asimismo, muchos humanos han modificado su cuerpo a tal punto que lo único humano que queda de ellos es su “fantasma”, que podemos denominar como conciencia o alma, y que les permite diferenciarse de los androides.

Los temas que trata la obra son muchos y muy complejos, pero en esencia, todo puede resumirse al conflicto filosófico de la realidad, que resulta ser el tema principal en las obras wirepunk, sobre todo cuando hablamos del mundo natural en contraposición con la vida artificial creada por los humanos. La película se plantea sobre qué nos hace humanos, qué es real y cómo debemos redefinir al “ser vivo” en una era en la que existe una vida 2.0.

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Hablando sobre qué nos hace humanos, tenemos que si el cuerpo artificial de un cyborg puede simular las mismas funciones que las de un cuerpo humano, entonces los atributos fisiológicos dejaran de ser un distintivo entre ambos. Si la inteligencia artificial puede reproducir, sentir y pensar las mismas cosas que un humano entonces dónde estará la diferencia entre uno y otro. El “fantasma” es esa delgada línea que separa lo natural de lo artificial, pero si lo artificial crea sus propios “fantasmas” entonces ya no existirá diferencia.

Los empiristas dicen que la realidad es todo aquello que percibimos con nuestros sentidos y que podemos recordar. Sin embargo, el filme nos muestra que las experiencias pueden ser simuladas o haber sufrido alteraciones y que nuestros recuerdos pueden ser implantados. Todo esto redefine lo que somos, pues nuestra identidad se construye con base en lo que hemos vivido pero no tendremos forma de comprobar si esto fue real.

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Finalmente, si una inteligencia artificial toma conciencia de sí misma, reproduce las mismas emociones y experiencias que un humano y supera el conflicto sobre su origen pues se reconoce como nacida de un cúmulo de información destinado a evolucionar, entonces cuáles serán los argumentos para no considerar viva a esa entidad. Posiblemente no nació como un organismo biológico, pero sus procesos de crecimiento y desarrollo, pese a no ser físicos, siguen el mismo patrón que el de cualquier otro ser viviente.

Ghost in the Shell es una obra magnífica, con temáticas de una profundidad abismal en lo que respecta al ámbito científico, político y filosófico. Nos cuestiona sobre aquello que nos define como humanos y como individuos únicos, nos pone en alerta sobre lo que consideramos realidad y nos deja pensando sobre si un ser vivo debe ser forzosamente un ente orgánico.

Anime de media noche

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La industria del anime se ha convertido en años recientes en un fenómeno de la cultura pop que es difícil no notar. Desde las series televisadas y enfocadas en el público infantil, hasta las convenciones llenas cosplayers y actores de doblaje, sin olvidar los centros comerciales repletos de piratería donde muchos hemos comprado series, juegos y mercancía diversa. Pero ese fenómeno no es reciente, se ha vuelto evidente gracias al internet y la globalización en general, pero ha existido desde hace un par de décadas.

Los frikis (no me gusta el término Otaku y considero que friki engloba Gamers, Geeks y demás) han existido desde la segunda mitad de siglo pasado, principalmente desde las décadas de los 70 y 80. En aquellos años, para conseguir series e informarse de las noticias más recientes tenían que acudir a los puestos ambulantes, comprar revistas o asesorarse con amigos y proveedores más informados. Las noticias corrían más lento y muchos de los descubrimientos sobre cosas niponas (o estadounidenses) se hacían por mera casualidad.

Pues bien, pese a ser un nativo de 1990 he tenido la oportunidad de ser asombrado por casuales descubrimientos animisticos en la televisión abierta mexicana; series que realmente me da gusto que sean televisadas en nuestro país. El problema es que la programación y publicidad ha sido pésima, lo cual  ha hecho que para aquellos menos involucrados en el mundo del anime, descubrir dichas emisiones sea equiparable a descubrir una de aquellas viejas series de culto. Y pese a que esto puede sonar romántico y bueno, no lo es.

Canal 22 se ha lucido con sus espectadores en los últimos años al traer algunas series de anime que difícilmente podríamos ver fuera del mentado canal cultural, pero muchas de ellas no recibieron la difusión debida y los televidentes las pasaron por alto, más aún cuando los horarios rondaban “el filo de la media noche”, como incluso fueron publicitadas.

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El primer anime que vi en Canal 22 fue A Tree of Palme, una excelente versión de Pinocho que no tenía la fortuna de conocer. Pero no la vi por gusto, sino porque extrañamente mi televisor se encendió justo en ese canal cuando la película tendría unos 20 minutos de haber empezado (y sí, así ocurrió aunque suene poco creíble). Aquella peculiar aunque afortunada falla de mi televisor rondó las once de la noche y algunos minutos, y como vi el resto de la película me dormí pasada la media noche.

Las siguientes cuatro serie que vi fueron con toda la intención. La publicidad en ésta ocasión fue oportuna (aunque restringida a un horario nocturno), pero los horarios nuevamente me hicieron trasnochar. Sin embargo, más por fetichismo que por otra cosa, no iba a perderme la emisión de Evangelion, Hellsing, Ghost in the Shell. Las dos primeras las conocía a la perfección, la tercera la conocía pero no la había visto y la cuarta era nueva para mí.

Luego de un tiempo sin series nuevas, me desligue del 22, opero ocasionalmente pasaba por allí al cambiar de canal. Fue en éstas ocasiones cuando me topé con Fantastic Children y Orphen, que no tenía idea que estaban siendo televisadas. Había escuchado sobre Orphen pero no la había visto y de Fantastic Children no sabía nada. Seguí las series por un par de capítulos pero las abandone, en parte por el poco interés que tenía de verlas y también porque es difícil interesarse en una seria ya empezada.

Hace un par de días (en realidad fue ayer para el momento en que escribo esto) me quedé viendo Cómo entrenar a tu dragón en uno de esos servicio de paga. La película —que de hecho disfruté mucho— terminó pasada la media noche. Como Hey Arnold! ya había terminado, revisé la programación por mera ociosidad antes de apagar la tele y me detuve cuando leí la palabra “Lain” en la sección de Canal 22.

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Mi primer pensamiento en ese momento fue: “¿Serial Experiments Lain en Canal 22?”. Y en efecto, Experimetal Lain (como la anunciaban) iniciaría en tan sólo 20 minutos, a la 1:00am. Por simple idolatría decidí esperarme para verla, sabría que no resistiría verla toda, pero me conformaba con ver el opening en TV abierta y escuchar la que por seis años ha estado en mi top 3 de canciones de anime favoritas, «Duvet» (sólo superada por «Kiri» de Ergo Proxy y «Uninstall« de Bokurano).

La mendiga serie inició con más de cinco minutos de retraso. Mientras esperaba, hacía cuentas de hace cuánto tiempo vi por primera vez SE Lain, al tiempo que me fascinaba el hecho de que el máximo representante de Wirepunk se estuviese emitiendo en México y por televisión abierta. Pero en ese momento comprendí que gracias al menú de la televisión de paga me reencontré con esa serie, de no haber revisado la programación nunca habría sabido que Lain se estaba emitiendo en México, como tampoco me enteré (hasta que escribí ésta entrada) que Petshop of Horrors también fue emitida por el 22. Sin embargo, lo que más me consternó fue que la serie ya estaba en el episodio 8.

Vi el opening, los primeros minutos del episodio y apague la televisión. Y mientras conciliaba el sueño reflexionaba sobre la labor de Canal 22 al traer éste tipo de series. Obviamente la oferta del canal en cuestión de anime ha sido muy buena, pero el intento es totalmente infructífero. Aquellos que sintonicen el canal a esa hora serán frikis apasionados que seguramente ya vieron dicha serie pero que por simple masoquismo desean verla en televisión, con comerciales y a altas horas de la noche. La serie no llegará al público en general, se quedará estancada en una teleaudiencia especializada y la labor por difundir la animación japonesa quedara en un loable pero inútil esfuerzo.

Pese  a ello, debemos alegrarnos pues ya empiezan a abrirse los primeros espacios en la televisión abierta para series de culto que no son para todo público pero que resultan ser pilares esenciales de la animación japonesa, pues han aportado elementos argumentales, le han incorporado elementos al género y se han consolidado como marcas de peso en el mercado asociado a la animación.