Paprika

Título Original: パプリカ (Papurika).
Género(s): Ciencia Ficción, Metaficción.
Director: Satoshi Kon.
Estudio: Madhouse.
Emisión: 2006.
Duración: 90 minutos.
Extras:

Satoshi Kon es reconocido a nivel mundial como uno de los directores de anime más emblemáticos de las últimas décadas. La mayoría de sus trabajos se convirtieron en obras de culto entre los consumidores de anime, pues su particular estilo para contar historias oníricas con personajes complejos y trasfondos que reflejan un lado oscuro de la sociedad japonesa ha sido difícilmente igualado. Paprika es una de sus obras más populares y no es para menos, pues además del estilo personal impuesto por el fallecido director, está basada en la novela homónima del más reconocido escritor de metaficción japonesa, Yasutaka Tsutsui.

La calidad técnica es magistral, como en todas las obras de Kon. Los escenarios son crudos y realistas como acostumbra, aunque esta vez aderezados con un psicodélico toque de color propio de la naturaleza onírica de los sueños y una gran cantidad de detalles. El diseño de personajes es fabuloso, pues no sólo nos regala protagonistas complejos y profundos, sino que son al mismo tiempo encantadores y agradables, después de Tokyo Godfather es el filme con los personajes más carismáticos de entre sus obras. Donde reluce completamente es en el soundtrack ya que Susumu Hirasawa logra sumergirnos en un mundo de fantasía con melodías completamente surreales llenas de magia, alucinación y locura. Yo, antes de ver el filme, muchos años antes, ya había escuchado la banda sonora completa y me había enamorado de la película sin verla.

La historia comienza cuando Atsuko Chiba y el Dr. Osanai investigan el robo de tres dispositivos experimentales llamados CD mini, instrumentos mediantes los cuales pueden observar y entrar en los sueños de las personas. Su finalidad es usarlos en el tratamiento de pacientes psiquiátricos, entre ellos el Capitán Konakawa, ex compañero de la universidad del Dr. Shima, el jefe del departamento que desarrolló el dispositivo. Chiba, Osanai y el Dr. Tokita, inventor del aparato, buscan pistas del robo en la casa de uno de su asistente, principal sospechoso. Mientras registran el departamento, Chiba es presa de un sueño mientras está despierta.

Al parecer los ladrones planean controlar a las personas entrando en sus sueños. Tokita explica que como los dispositivos están incompletos su sistema de seguridad es deficiente, por lo que podrían entrar en los sueños de las personas aun cuando éstas estén despiertas. Poco a poco más persona son víctimas de los controladores de sueños generando un enorme caos.

El poder de los aparatos se magnifica y no sólo afectan los sueños de las personas, sino que estos sueños empiezan a unirse con el mundo real. Los suelos y la realidad se vuelven uno y será deber de Paprika, una simpática chica pelirroja que usa los DC mini me manera clandestina para tratar a los pacientes psiquiátricos, encontrar a los ladrones y detener toda esa locura. Paprika inicia así una búsqueda con muchos tintes policiacos para encontrar a los malhechores, apoyada por el jefe Shima y el Capitán Konakawa, cuyo sueño se unió casualmente con el de Paprika.

Con forme avanza la historia pasamos de la realidad a los sueños de forma inadvertida y al principio es un poco difícil notar si lo que vemos es parte de la realidad o una ensoñación, pero tampoco es confuso al grado de no poder comprender la historia. Nuestro ego yace en la realidad mientras nuestro alter ego es quien tiene la capacidad de recorrer el mundo de los sueños y Chiba y Paprika son exactamente eso, la misma persona pero en dos mundo diferentes.

Como es de esperar hay una gran cantidad de elementos simbólicos clásicos de los sueños, como las mariposas, los pasillos que se extienden sin fin o los rostros que se repiten. La forma en que se aborda la mente y la manera en que ésta es representada como un caótico y multicolorido desfile es exquisita. Representar el concepto abstracto del pensamiento en una metáfora festiva e incomprensible me pareció la mejor elección, pues al final el laberinto de la mente no es más que una locura coherente que en cualquier momento puede dejar de serlo.

Hablar de sueños implica abordar el concepto de realidad y el filme lo hace de una manera maravillosa, sin una compleja filosofía ni una amplia explicación psicológica, no obstante no deja de haber un poco de ambas en cada escena. Por ejemplo, un diálogo que me gustó mucho es cuando comparan el internet y los sueños, Paprika dice: “los sueños y el internet son parecidos, ambas son áreas donde la mente consciente reprimida se descarga” y eso es verdad en muchos sentidos. Si bien el trasfondo puede parecer complejo no es difícil de entender y en eso radica parte de la grandeza de la película, tampoco hay grandes giros argumentales en el sentido de la historia, pero sí en la personalidad de los personajes y eso termina por ser más interesante e inesperado.

Entre los elementos recurrentes en los trabajos de Kon destacan los diálogos metafóricos que parecen no tener sentido. Aquí siguen estando presente pero no son tan complejos, en el sentido de que la historia se resuelve sin la necesidad de que el espectador los descifre, como sí pasa en Paranoia Agent, así que pueden relajarse y no se estrese si no comprenden a qué se refieren los personajes. El otro elemento es la constante de la damisela en peligro, aunque aquí la principal damisela, Paprika (Atsuko Chiba), es más la heroína que la víctima, pero aun así termina enfrentando situaciones de violencia con una fuerte carga sexual en su contra.

La crítica a la parte oscura de la sociedad japonesa, esa parte degenerada y voraz, no es tan directa como en otras de sus obras, de hecho se sustituye por una crítica a la ética en el uso de la tecnología. El propio conflicto que da paso a la historia es una diferencia de opiniones entre lo que está bien desarrollar desde el ámbito científico y lo que ya rebasó las fronteras de lo que el humano debería poder controlar. ¿Si controlamos los sueños, nuestra mente habrá perdido el último santuario en donde puede ser libre?

Como es costumbre en las obras de Satoshi, sus personajes no son idealizados ni estereotípicos, todo lo contrario, son reales, humanos, imperfectos y psicológicamente muy complejos. No son nada parecidos a los protagonistas que rellenan el anime genérico de la actualidad, ni en lo físico, ni en lo psicológico, y los personajes de Paprika son sin duda grandiosos e irrepetibles.

El anime de Satoshi, en general, es siempre un anime adulto y para adultos, complejo, por momentos indescifrable pero envolvente, que te atrapa, te obliga a pensar al tiempo que te entretiene, un tipo de contenido que considero hace mucha falta en la producción actual. Sin duda Paprika es una recomendación obligada para cualquiera que se diga fan de la animación japonesa y para cualquier fan del cine en general.

Tokyo Godfathers

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Título Original: 東京ゴッドファーザーズ (Tōkyō Goddofāzāzu).
Género(s): Drama, Comedia.
Director: Satoshi Kon.
Estudio: Madhouse.
Emisión: 2003.
Duración: 92 minutos.
Extras: –

No hay mejor recomendación para ver en esta época navideña que la tercera película dirigida por Satoshi Kon, Tokyo Godfathers es sin duda una oda a ese espíritu navideño que lamentablemente se ha estado perdiendo en la sociedad. Y no me refiero al mensaje espiritual que el cristianismo se ha empeñado en mantener en la mente de sus feligreses, sino a valores morales y ético que deberían estar de manera natural en la mente de todas las personas, pero que lamentablemente no lo están.

El filme tiene una calidad formidable, con escenario llenos de elementos bien detallados como generalmente ocurre en las obras de Satoshi. La construcción urbana es muy buena y el diseño de personajes es igualmente fabuloso, propia de su director, quien nos ha acostumbrado a personajes entrañables y muy profundos con un pasado lleno de problemas y una complejidad mental que muy poco directores logran. La música es igualmente buena y logra una interesante atmósfera urbano-navideña algo nostálgica.

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La historia gira en torno a tres vagabundos, Miyuki, una adolescente que huyó de su casa luego de apuñalar a su padre, Gin, un hombre maduro que perdió a su familia por el alcohol y las apuestas, y Hana, un travesti homosexual que se tiró a la perdición luego de que el amor de su vida muriera. Los tres inigualables personajes han conformado una interesante familia compuesta y se apoyan para lograr sobrevivir en las frías calles de Tokio, donde además de sufrir las carencias propias de su condición, tienen que enfrentar la indiferencia, el odio e incluso la violencia del resto de ciudadanos.

Su vida toma un giro radical cuando en la víspera de la noche buena encuentran a un bebé abandonado en la basura. Rápidamente Miyuki y Gin deciden que lo mejor es dejarlo con la policía, pero Hana se niega diciendo que es un milagro navideño, pues ella siempre quiso ser madre, además de que no permitirá que el bebé tenga la misma infancia que ella, pasando de un orfanato a otro. Hana nombra al bebé Kiyoko, sin embargo, termina por entender que lo mejor es regresar a la bebita con sus padres.

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A partir de ese momento la historia es un giro argumental tras otro en la búsqueda por encontrar a la familia de la niña. En su travesía los tres vagabundos enfrentarán largas caminatas bajo la nieve, rescatarán al jefe de la mafia, sufrirán secuestros y presenciarán asesinatos, sin olvidar los numerosos accidentes que sufrirán, de los cuales se salvarán por pura suerte, o quizás por la gracia divina de los milagros navideños. Además de su singular aventura, conoceremos el pasado de cada uno de los personajes y los crudos eventos que los llevaron a terminar en las calles.

La obra es una comedia sin lugar a dudas, pero el trasfondo en un brutal drama tan crudo como la vida misma. Satoshi Kon logró que la obra se desarrollara de una forma amena e incluso graciosa, pero al mismo tiempo, la maestría de este grandioso director hace que veamos un Tokio que rara vez es retratado en el cine o la televisión, el duro mundo de la gente sin hogar, que a pesar de tener que hurgar entre la basura por algo de comida, no dejan de ser gente con buen corazón, cosa que no ocurre con muchos de los personajes que están en mejores condiciones que ellos.

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Las obras de Satoshi siempre han retratado la parte oscura de la sociedad japonesa, la locura, la violencia contra la mujer, la ilegalidad que abarrota las calles entre muchos otros problemas de los que pocas veces se habla, y que no son endémicos de Japón, aunque se presentan de forma muy singular en ese país. Aquí vemos lo mismo, la locura de una mujer, la violencia familiar, los ajustes de cuentas entre pandillas, el odio irracional de las nuevas generaciones y, el mayor problema de todos, la indiferencia de las personas ante los problemas de sus semejantes.

A pesar de que Tokyo Godfathers es la película más ligera, cómica, emotiva y feliz de Satoshi, no deja de presentarnos esa interesante área oscura de la sociedad, donde los jóvenes golpean vagabundos viejos por diversión y las señoras del vecindario se limitan a juzgar a prójimo sin la menor pisca de empatía. No obstante, los reveces que sufren nuestros personajes, por muy duros que sean, los van llevando por un camino que al final converge en un desenlace feliz. Y es que, a pesar de todo lo malo en el mundo, siempre podremos encontrar razones para sonreír.

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Un aspecto a destacar que he podido ver en obras de anime sólo en muy contadas ocasiones en la presencia de personajes latinos. En una escena vemos a Miyuki llegar hasta un peligroso barrio donde vive una familia de latinos. Lo mejor de esta escena no es el perfecto retrato de la cultura latinoamericana, que afortunadamente nunca cae en el cliché, sino el hecho de que los personajes hablan español, tal cual.

Otro elemento formidable que conviene destacar, sobre todo en nuestro país y en estos momentos, es el personaje de Hana, pues no es para nada común tener un protagonista homosexual, travesti y que además fue Drag Queen en sus buenos tiempos. En estos días donde la familia tradicional, como lo marca la Iglesia católica, es ya una minoría en la realidad de la diversidad humana, Tokyo Godfathers se convierte en un estandarte perfecto para demostrar que una familia compuesta, como la de este peculiar trio, puede ser igualmente buena para lo que se supone debe servir una familia: cuidar de los suyos. Y lo mejor es que Hana, el vagabundo maricón, resulta ser el personaje con los mejores sentimientos y las intenciones más nobles, sin olvidar que es el más culto, letrado y religioso de todos.

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Vi anime original y me emocioné

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El sábado pasado fui a Mixup a comprar unos audífonos para escuchar el podcast, porque sí, cuando termino de editarlo primero lo escucho completo desde Audacity con los Headset, después lo paso al celular (anteriormente al iPod pero ya se me descompuso) para escucharlo nuevamente, primero con los Headset y posteriormente con unos audífonos convencionales. La razón de hacer esto es porque el audio cambia un poco cuando se escucha con uno u otro dispositivo y porque también a veces hay variaciones de volumen y calidad antes y después del renderizado.

Pero en fin, regresando a lo que quería contarles, fui a esta tienda (no me están patrocinando) y compre unos audífonos azules idénticos a los que tenía y que perdí hace un par de semanas, luego caminé entre los estantes de películas buscando la tercera temporada de Game of Thrones. Llevaba dinero suficiente para comprar ambas cosas sin problemas, ahorros que había hecho de mi quincena anterior (aunque a mí me pagan cada mes), así que me puse a buscarla. Para mi fortuna, tardé un tiempo en encontrarla y en ese inter descubrí que allí venden anime original.

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En muchas tiendas de películas originales es posible encontrar anime y series populares (Dragon Ball, Los Caballeros de Zodiaco, películas de Ghibli), pero la mayoría tienen la misma selección y no cuentan con esas joyas que uno anhelaría ver en los estantes y, por qué no, comprar, pese a que ya las hayamos visto o las tengamos pirata. Sin embargo, hoy fue un caso diferente, además de los clásicos de Miyazaki o algunas que otra obra de Mamoru Hosoda (Tokikake, Summer Wars, Los niños Lobo) pude ver grandes clásicos de los viejos tiempos, como Paprika, del grandioso Satoshi Kon, Aplassed Ex Machina, Ghost in the Shell, alguna de las Óperas Espaciales de Leiji Matsumoto y las tres películas que hasta ahora integran Rebuild of Evangelion, entre otros clásicos animados que no vienen de Japón, como la formidable oda a la ciencia ficción pulp europea, Heavy Metal.

Después de unos minutos mirando embelesado aquella fabulosa selección y abriendo discretamente mi cartera para hacer cuentas y ver cuántas de ellas podría comprar, decidí que quizás lo más raro y difícil de conseguir sería Heavy Metal, sobre todo porque estaba en Blue Ray, así que la tomé y di una última vuelta por el lugar antes de regresar para llevarme las tres películas de Evangelion. Lamentable o afortunadamente me topé con la tercera temporada de Game of Thrones rebaja de su precio original, así que después de dudar unos segundos decidí comprar la serie y dejar al resto de animes originales para otra ocasión, una en la que tenga más dinero. Aunque si hubiera visto 5 cm por Segundo de Makoto Shinkai estoy seguro que no estaría viendo a Tyron Lanister fornicar con cinco prostitutas en este momento (a quien engaño, estoy escribiendo esto el mismo sábado y aún no he abierto el dvd, pero no dudo que pueda haber una escena así).

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Satoshi Kon

El martes 24 de agosto de 2010, a la edad de 46 años, murió Satoshi Kon, uno de los más grandes directores de animación japonesa, a causa de un cáncer pancreático. A raíz de su muerte los miles de blogs dedicados al anime han saturado la red con información sobre el trágico suceso. No pretendo escribir una reseña lamentando su fallecimiento, pues a pesar de ser un acontecimiento triste para el mundo del manganime, Kon se ha convertido ahora en una inmortal leyenda que vivirá en el recuerdo de su público. Sin embargo, considero adecuado dedicar un espacio para hablar de su vida, sus obras y su particular estilo que le permitió crear fantásticos y oníricos mundos sólo concebibles en la imaginación y los sueños.

SU VIDA Y CARRERA

Satoshi Kon (敏今) nació el 12 de octubre de 1963 en Kushiro, Hokaido, Japón. Estudió Diseño Audiovisual en la Universidad de Bellas Artes de Musashino. Su carrera empezó como mangaka a los 23 años y uno de sus primeros trabajos fue como artista y editor de la revista Young Magazine, publicación gracias a la cual ganó el premio Tetsuya Chiba por su obra Yoriko. Durante ésta etapa empezó a perfilarse por un trabajo enfocado en la Ciencia Ficción, más específicamente en la Ciencia Ficción Social, esto se puede apreciar en una de sus primeras obras, Kaikisen (1990).

En 1991 trabajó como diseñador de animación en Roujin Z, una pequeña película escrita por Katsuhiro Otomo que hace una crítica social al trato que reciben los ancianos en las futuristas y desarrolladas ciudades tecnocráticas. Este fue uno de los primeros acercamientos que Kon tuvo con Otomo, de quien recibió una fuerte influencia que puede apreciarse en la temática cyberpunk de muchas de sus obras. Otro de los trabajos que éste par de directores realizaron juntos fue World Appartmen Horror, una película con personajes reales en la que Kon trabajó como coguionista y que adaptó posteriormente al manga. La historia nos muestra los intentos de un yakuza por desalojar a un grupo de inmigrantes ilegales de un edificio. La película está plagada de crítica social, terror y paranoia, aspectos fundamentales en los posteriores trabajos de Satoshi.

En 1992 realizó los decorados de Hashire Meros (largometraje basado en la literatura japonesa) y Platabord 2, de Mamoru Oshii, director de Ghost in the Shell y uno de los máximos exponente —junto con Otomo, Rin Taro e incluso el propio Kon— del anime cyberpunk. Un año después, en 1993, tiene su primera experiencia como director en la serie Jojo no Kymiô na Bôken de la que dirigió el quinto episodio. Ese mismo año participó como guionista en uno de los episodios de Memories de Katsuhiro Otomo. Para 1994 realiza la adaptación al anime del manga Iria Zeiram, una novela futurista ambientada en el espacio exterior.

Además de Katsuhiro y Mamoru, Kon trabajó con Rin Taro (director de Metrópolis) como director de staff en diversos proyectos del estudio MadHouse. Fue también fundador y miembro del comité de la Japan Animation Creators Association. Murió el pasado 24 de agosto de 2010 mientras trabajaba en la realización de su más reciente anime, Yume Miru Kikai.

SU ESTILO

Sus obras generalmente están cargadas de múltiples referencias a la vida social del japonés contemporáneo y abordan aspectos muy oscuros de esa sociedad. Sus personajes son realistas y se apegan a un estereotipo mundano, por lo que habitualmente vemos a gente común atrapada en situaciones extremas. Además, todos ellos presentan una compleja estructura psicológica y en ocasiones una gran perturbación mental.

Satoshi maneja una intrincada estructura en todas sus obras, mezcla la realidad con los sueños, salta del inconsciente individual al colectivo y juega con el cambio de la realidad, la identidad y el espacio-tiempo. En sus trabajos generalmente nos sumergimos en la fantasía, la paranoia y en un mundo lleno de realidades alternas, las cuales son el principal elemento que engancha al espectador.

OBRAS

Perfect Blue (1997): El primer trabajo de Satoshi como director de anime. Su obra nos muestra un thriller psicológico ambientado en la paranoia que una joven cantante sufre a partir de que un perturbado admirador empieza a matar gente a su alrededor.

Millennium Actress (2001): Es la segunda obra que dirigió y lo ayudó a consagrarse y consolidarse como director. La película nos cuenta la vida de Chiyoku Fujiwara, una actriz de la edad de oro del cine japonés. El largometraje fue galardonado con los premios a Mejor Película de Animación y Película más Innovadora en el Fantasia Film Festival Montreal 2001. También obtuvo el premio Orient Express en Sitges 2001 y el Ofuji Noboru en el Mainichi Film Concours 2003.

Tokio Godfahters (2003): La historia nos muestra los intentos de tres rechazados sociales (una chica, un vagabundo y un travesti) por regresar a un niño a los brazos de su madre luego de encontrarlo en la basura justo en la víspera de navidad. Esta película fue premiada en la Japan Media Art Festival del 2003 en la que ganó el Premio a la Excelencia en la categoría de animación y es la obra más idealista, ligera y cómica de sus creaciones.

Paranoia Agent (2004): Un anime enclavado en la paranoia e histeria colectiva, en la que Satoshi hacer una fuerte crítica a los problemas de la sociedad japonesa (y no sólo japonesa) de la época actual, abordando temas como la obsesión, la perdida de la identidad, el estrés laboral, la competitividad escolar y las nuevas relaciones sociales a través de internet. La serie tiene como base diversas ideas que Kon no logró utilizar en sus trabajos previos.

Paprika (2006): Sin duda la obra más representativa, o al menos la más conocida, en la que Satoshi se adentra en el onírico mundo de los sueños y nos muestra toda una gama de realidades que se mezclan en un sin fin de mundos alternos.

The Dreaming Machine (2011): La animación en la que Kon se encontraba trabajando justo antes de su muerte. La animación estará dedicada a un público infantil y se desarrollará en un contexto futurista pero un tanto alejado de su estilo  clásico.

Ani•Kuri 15 [11-15]

Tercera temporada

Neko no Shuukai

Director: Makoto Shinkai.
Estudio: CoMix Wave Film.

Chobi, el gato de la familia, quien constantemente sufre los pisotones de cola que sus dueños le propinan, sueña con vengarse —junto con todos los gatos del mundo— de los humanos que descuidan a sus mascotas.

Conocida la calidad y capacidad de Shinkai para crear historias cortas con mucho contenido, no se podía esperar menos de este gran director. La calidad de animación es formidable y la música aumenta el toque cómico de la historia, que sin duda es un parteaguas que se aleja de su ya conocido trabajo dramático.

Onmitsu Hime

Director: Mahiro Maeda.
Estudio: Gonzo.

La princesa Tama y su extraño muñeco-robot luchan contras los piratas espaciales para salvar su reino.

Éste corto es el único que utiliza totalmente los diálogos para narrar la historia, pues la música es meramente ambiental. La calidad de animación es muy buena y en ningún momento pierden calidad, ni siquiera en las rápidas escenas de acción.

Okkakekko

Director: Michael Arias.
Estudio: Studio 4°C.

Un grupo de niños juega y corre por el campo junto a un extraño robot gigante. El corto básicamente no tiene historia, pues al no haber diálogos el televidente puede generar su propia interpretación.

La animación es de las mejores de AK15, pues los escenarios y el diseño de personajes nos remiten a trabajos previos de su director, como Tekkonkinkreet. Michael Arias es el único extranjero que participó en este proyecto.

Project Omega

Director: Shôji Kawamori.
Estudio: Satelight.

Un ovni se acerca rápidamente en curso de coalición con la tierra y su lugar de impacto será Tokio, en específico el edificio de la cadena de televisión NHK. Para salvar al planeta, el edificio entero se trasforma en un gigantesco mecha que lucha contra el ovni, el cual es tripulado por Domo-kun, la mascota de la compañía.

El corto es un tributo a NHK y su calidad es sobresaliente, pues pareciera que vemos la escena de algún anime de gran producción y no un simple cortometraje de 60 segundos.

Ohayô

Director: Satoshi Kon.
Estudio: MadHouse.

Una joven se levanta de la cama adormilada y realizas sus actividades matutinas mientras se despierta por completo.

Este es quizás el mejor cortometraje de todos, o al menos uno de los mejores, pues representa de una manera un tanto abstracta el concepto del sueño y la vigilia. La música es perfecta y tanto el diseño de personajes como la impresionante calidad, detalle y realismo de los escenarios son inigualables.

Temporada 1
Temporada 2