Crónicas Marcianas

Título Original: The Martian Chronicles.
Autor: Ray Bradbury.
Año de publicación: 1946.
Género: Ciencia Ficción.

Ésta es la primera reseña de un libro publicada en este blog, y aunque ya había hablado de libros ante, no los había maneja en estilo reseña, como suelo hace con las películas y series que veo. Tenía tiempo queriendo leer novelas pues hacía mucho que no leía nada, así que espero que las reseñas literarias se vuelven algo más común en este espacio, aunque tampoco serán tan constantes, pues el anime y las películas siempre van a ser lo principal.

Crónicas Marcianas es un libro que nos narra, a partir de diferentes historias individuales, la colonización por parte de los humanos del planeta Marte, así como el destino que tanto sus habitantes originales como nuestra especie sufrieron debido a la bélica naturaleza humana. Las historias se conectan en algunos personajes o eventos y están en orden cronológico, narrándonos desde la primera expedición a Marte hasta la gran empresa colonizadora con la llegada de ciento de miles de humanos. La narración inicia en 1999 con la primera expedición y concluye hasta 2026.

En un principio la historia nos narra los eventos desde una perspectiva marciana, luego la vemos desde el punto de vista de los colonizadores. Las primeras misiones al planeta vecino sufren reveces a causa de los marcianos, quienes al final se ven mermados por la llegada de tantas personas a su mundo. Los extraterrestres son mostrados en un principio como seres pacíficos, luego como psicópatas y locos telépatas y al final como una raza mítica en extinción, mientras que a los humanos los inicias viendo como las pobres víctimas de las trampas marcianas pero al final los terminas odiando debido a su comportamiento destructivo.

Si bien el libro es de Ciencia Ficción y viajes espaciales, no es una Space Opera, es básicamente Ciencia Ficción Social pues hace una brutal crítica a muchos aspectos de humanidad, como su poca capacidad para aceptar lo que es diferente, su ambición por poseer cosas y ganar dinero, su desinterés por las culturas e historia ajena, la desconfianza en el prójimo reflejada en los mecanismos burocráticos ideados para coartar las libertades (sobre todo la de pensamiento), su afán por la guerra y la destrucción, su desapego a la naturaleza pero su afán por regresar a esta y, quizás el aspecto más importante que ha permitido el desarrollo de muchos géneros de ficción, su deseo de explorar. Esa naturaleza nómada del humano hacen que este libro sea el claro ejemplo de que la Ciencia Ficción de temática espacial (y con más razón el Space Opera) no sea otra cosa que un Western, púes muchas veces parecía que el viaje al planeta rojo era en realidad un viaje al viejo oeste.

Al leer la novela encontré muchos elementos que se han convertido en referencias clásicas de la Ciencia Ficción y que han sido usadas no sólo en otras novelas, sino en el cine, la televisión e incluso el anime. Como las historias van cambiado de locaciones y personajes tenemos una gran variedad de eventos, hay capítulos muy locos y otros con inesperados giros argumentales que en ocasiones resultan predecibles, pero no por sean obvios, sino porque quizás ya los hayas visto en alguna otra historia como referencia. Al menos a mí me pasó así.

Algo que me interesó particularmente fue que en la mayoría de las primeras expediciones siempre había, dentro de la tripulación, un arqueólogo, que sería en encargado de estudiar los restos de la cultura marciana. La presencia del arqueólogo, más que por su labor como investigador, considero que es debido al interés que Bradbury tenía de dejar en claro esa parte crítica a la sociedad, pues si no somos capaces de preservar y respetar las diferencias culturales entre nuestra especie, menos con la de seres de otro planeta. Aunque los seres de otro planeta en realidad son una alusión al extranjero, y el odio y miedo que algunos humanos les tenían no era otra cosa que xenofobia y racismo.

Uno de estos arqueólogos, Spender, fue de mis personajes favoritos, pues es el primero que comprende lo que provocará en el planeta la masiva migración de humanos que eventualmente llegará a Marte si su expedición tenía éxito. Digamos que él pudo prever lo que el capitalismo depredador le iba a provocar al planeta rojo, que no es otra cosa que lo que pasa en las regiones naturales cuando la industria llega para explotar sus recursos, acabando no sólo con flora y fauna, sino con el modo de vida de la población local y con ello con gran parte de su cultura e historia.

Al parecer, a diferencia de los humanos, los marcianos había logrado el equilibrio perfecto entre ciencia, religión y naturaleza, logrando vivir en equidad entre ellos y su medio ambiente. Marte representaba pues esa utopía social, desafortunadamente extinta debido a los intereses empresariales. Aunque por otro lado, Marte era también una oportunidad para empezar de cero, hacer una nueva vida y dejar en la Tierra los errores cometidos como humanos, algo que fue muy similar para los europeos, y en su tiempo los primeros colonos norteamericanos, cuando se empezaron a descubrir nuevas tierra hacia el oeste.

La gente se fue a Marte escapando de los males de la Tierra, pero eventualmente las personas llevaron esos males a Marte y empezaron a recrear todo aquello de lo que habían escapado. Los librepensadores volvía a ser perseguidos y la burocracia, que no es otra cosa que la institucionalización sistematizada de la desconfianza, terminó por acabar con los suelo de esos nuevos pioneros.

Retomando esa esencia western, no sé si fuese a propósito o simplemente por la época en que fue publicado el libro, pero las descripciones de las ciudades que construyen los humanos en Marte me remiten muchos a las casas de los pioneros o a las casas del medio oeste de hace un par de siglos. Aunque por momentos la obra luce más actual, con problemas como la segregación racial de los años 60 (que es mostrada en aquel capítulo donde todos los negros huyen de la Tierra), la expansión industrial o la automatización de todo.

También hay un espacio para la ecología, como el capítulo del tipo que plantaba árboles, o para lo sobrenatural y metafísicos, como aquel capítulo donde un humano y un marciano se encuentran y no pueden tocarse, pues para uno el otro es como un fantasma. Otros capítulos son más misteriosos y distópicos, incluso rozan el Thriller, con referencias a Edgar Allan Poe y a lo que eventualmente se convertiría en Farenheit 451.

Otro aspecto interesante y que se relaciona con su género de Ciencia Ficción, además de que fue uno de mis capítulos favoritos, es el de la tecnología. En el penúltimo capítulo vemos la destrucción de una casa completamente automatizada, luego que sus habitantes desaparecieran a causa, seguramente, de la guerra. La casa mantenía la rutina diaria para la que fue programada hasta que un incendio acaba con todo. Siendo honesto me pareció muy triste leer la destrucción de ese lugar, pese a que no hubo personajes humanos ni marcianos fue triste leer como aquella casa abandonada terminó sus días, su soledad acabó cuando aquella rutina que permanecía más por inercia que por otra cosa no puso sofocar las llamas. Y además de la nostalgia, la automatización de la casa me resultó interesante, pues es algo que ya podemos ver hoy en día pero que debió ser muy futurista en su tiempo, como los ratones mecánicos que hacían la limpieza o las ratas de agua que no lograron apagar el incendio y que resultan muy similares a las aspiradoras robot que algunas casas tienen hoy en día.

El libro es una crítica a la voracidad humana y su afán por obtener recursos sin importar la destrucción que ello conlleve bajo el pretexto de expandir y llevar la civilización a donde lo la hay. En general debo decir que varios capítulos me hicieron odiar a los humanos pues cada crónica aborda un aspecto de la personalidad humana, como su alma viajera, su afán de conocimiento, su odio y temor irracional a lo que es diferente, su inevitable afán depredador e incluso su incapacidad para sobrellevar la soledad.

Sin duda un libro maravilloso que te permitirá reflexionar sobre por qué el humano siempre termina destruyendo todo lo que toca, talándolo y moldeándolo a fin de poder obtener un valor en lugar de apreciarlo por su belleza natural. El final es bueno, algo nostálgico, sobre todo ese penúltimo capítulo, y te deja pensando sobre si será verdad que a donde sea que vaya nuestra especie, así sea al más recóndito confín del universo, llevará con ella los vicios y temores que inevitablemente provocarán su extinción.

Pasajeros

Título Original: Passengers.
Género(s): Ciencia Ficción, Romance, Drama.
Director: Morten Tyldum.
Emisión: 2016.
Duración: 116 minutos.
Extras:

No escuché buenas críticas sobre esta película cuando salió, la mayoría de los comentario la tachaban como una película mala, sobre todo porque su historia era un refrito más en una época en la que estábamos viendo muchas cosas que se parecía a los grandes clásico del siglo pasado, como Life. Así que por mucho tiempo no tuve interés en verla, hasta que empezó a aparecen en mis recomendaciones de Netflix y una tarde donde quería ver algo a lo que no tuviera que prestarle demasiada atención decidí que sería un buen momento, sobre todo porque desde Mars me quedé con ganas de ver más cosas sobre viajes espaciales.

La calidad técnica del filme es muy buena, incluso toda la parte digital me pareció excelente. Visualmente la película es muy hermosa, y aunque tiene menos escenas en el espacio exterior de lo que me gustaría, esas tomas de las estrellas lejanas siempre son un plus que echa a volar nuestra imaginación y nos hace pensar en largos e infinitos viajes espaciales. Así que al menos por ese lado la película es buena. La banda sonora tampoco está nada mal aunque no es algo que destaque en demasía. Las actuaciones están bien, aunque la calidad y originalidad de la historia demeritan mucho el trabajo actoral.

La historia toma lugar en la nave espacial Ávalon, una nave que transporta a 5000 colonizadores hacia Homestead II, la próxima nueva colonia espacial. Al parecer, en el futuro las empresas de colonias espaciales son las más redituables del mundo y poner en un nuevo planeta a un grupo de personas que desean iniciar de cero en un lugar completamente diferente parece ser un negocio millonario. La Ávalon está realizando un viaje de 120 años, para que la tripulación y los pasajeros puedan sobrevivir a la larga travesía son puestas en hibernación en cápsulas especiales, pero al atravesar una zona de asteroides la nave empieza a sufrir desperfectos.

Debido a las averías, la capsula de Jim Preston (Chris Pratt) lo despierta creyendo que están próximos a llegar a Homstead II, pero al parecer a la nave aún le faltan 90 años de viaje. Jim intenta todo para volver a dormir, pero no parece haber alternativa, al parecer pasará el resto de su vida en esa nave y morirá antes de llegar a su destino. Devastado por su realidad y con el peso de la soledad por más de un año, Jim decide despertar a una hermosa chica de la que se ha enamorado. Aurora Lane (Jennifer Lawrence) despierta creyendo que está próxima a su destino, pero al parecer todo fue un error en su cápsula, o es lo que Jim le hace creer.

Estando solos en la nave Jim logra su objetivo y Aurora se enamora de él, ambos parecen aceptar su situación y empiezan a disfrutar del viaje y su compañía mutua. Sin embargo, la nave parece que empieza a deteriorarse cada vez más rápido hasta que las fallas son tantas que un oficial de la tripulación es despertado, aunque con graves secuelas en su salud pues su capsula tuvo fallos reales que dañaros sus órganos internos. Ahora los tres deberán encontrar lo que está mal con la nave y repararla antes de que sea muy tarde.

La historia no es nada original, pues apela a la misma soledad en el espacio que ya habíamos visto de una manera magistral en Moon, incluso hay un androide que por mucho tiempo es la única voz con quien nuestro protagonista puede platicar para mantener la cordura, similar a Gerty. La otra parte, la de la supervivencia en el espacio, la vemos en The Martian. Así que ninguna de las premisas es original, ni siquiera lo de despertar a alguien para que tener compañía, de hecho todo es sumamente predecible y todo pasa justo como nos lo imaginamos y termina de la misma forma.

En los personal creo que un final dramático hubiese sido muy bueno, con alguno de los personajes quedándose sólo en la nave para siempre, pero no, al final tenemos el típico desenlace feliz que era previsible desde los primeros minutos. Esa falta de inventiva y originalidad es lo que hizo que muchos fans del género la catalogaran como una mala película, aunque yo creo que tiene un par de elementos rescatables que tampoco la hace buena. Es simplemente una película atractiva en cuanto a su parte visual y entretenida para ver en una tarde sin mayor pretensión.

A Chris Pratt ya lo hemos visto muchas veces en una nave espacial, al igual que a Laurence Fishburne, así que verlos en películas de este tipo ya se está volviendo hasta un cliché. A Jennifer Lawrence es más nuevo verla así, pero creo que Michael Sheen en su papel como en androide que atiende el bar de la nave es el más destacado. El elemento del androide o robot, voz u objeto que acompaña a un personaje solitario es un elemento recurrente en este tipo de historias, que a final de cuentas no son otra cosa que la extrapolación de un naufragio. Recordemos que la Space Opera y en generan los viajes espaciales son la continuación de los viajes el viejo oeste en las películas Western o de los viajes de exploración del nuevo mundo en los navíos de madera. Lo que tenemos aquí no es otra cosa que una película de náufragos.

Otro aspecto interesante es la soledad. Sin importar las circunstancias, al parecer es la soledad de un individuo social como el ser humano lo que lo llevan a dejar de intentarlo, mientras que una compañía, por mínima que sea, le puede dar la motivación que necesita para seguir adelante. No obstante, el aspecto que yo considero más importante es el de la razón para abandonar todo e iniciar de cero en un planeta desconocido. Dejar a tus amigos, familia y posesiones para emprender un viaje sin retorno tiene una implicación tan grande que muchas personas quizás no se atrevería a hacerlo, incluso si decides regresar a la Tierra lo harás en un futuro tan distante que será como llegar a un nuevo planeta, pero yo, y estoy seguro que muchas otras personas, seríamos capaces de dejarlo todo por, al menos, tener una vista de las estrellas desde la abrumadora inmensidad del espacio exterior.

Los viajes espaciales siempre me han maravillado, el ver planetas nuevos o el simple hecho de poder asomarme por la escotilla de una nave y ver el vacío del infinito con estrellas y galaxia a lo lejos es algo que me maravilla por completo, y si bien la película no es buena, es sumamente predecible y retoma elementos que ya habíamos visto, me permitió imaginarme viajando sin retorno a un planeta distante y eso es algo por lo que valió la pena verla. La idea de colonizar un planeta claro que llama mi atención, pero es más bien lo que se puede ver en el trayecto lo que más me ilusiona.

Final Space

Título Original: Final Space.
Género(s): Ciencia Ficción, Space Opera, Drama, Comedia.
Creador: Olan Rogers.
Estudio: TBS.
Emisión: 2018.
Duración: 10 episodios.
Extras:

Desde que vi Cowboy Bebop me quedó un peculiar gusto por las aventuras espaciales, aunque ya me gustaban desde antes gracias a las obras de Leiji Matsumoto. No obstante, encontrar una buena aventura espacial es difícil, pero el diseño que mostraba Final Space me resultó lo suficientemente atractivo y agradable como para decidirme a verla.

Siendo honesto no esperaba mucho de la serie, tenía expectativas muy bajas, pues su diseño la hacía lucir como la típica serie cómica llena de humor gringo y aventuras exageradas sin mayor complejidad, sin embargo, fue totalmente diferente y mucho mejor de lo que yo esperaba. Sobre todo por la enorme cantidad de referencias a otras obras con temática de ciencia ficción espacial, sobre todo de las películas Moon y 2001: Odisea del Espacio (Stanley Kubrik, 1968).

La calidad técnica es buena, la animación me recuerda programas estadounidenses como Futurama y Hora de Aventura, aunque su estilo es diferente. Los escenarios me gustaron mucho puesto que logran sumergirnos en el profundo del espacio como toda buena Opera Espacial debe hacer. El diseño y desarrollo de los personajes también es bueno, aunque un par de ellos son algo insoportables, como el robot KVN y el protagonista, que en ocasiones se hace el gracioso de una forma algo frustrante. Fuera de esto, el resto de personajes es muy bueno, sobre todo HUE, cuyo tono de voz (al menos en el doblaje latino) me recuerda al Hall 9000.

Lo más destacable, además de los escenarios es la música. Realmente me gustó mucho la banda sonora, pues no sólo ayuda en la ambientación del espacio profundo o las entretenidas escenas de acción, sino que logra darle ese toque dramático y nostálgico que algunas escenas requieren, sobre todo cuando hay muchos momentos de comedia tonta.

La historia gira en torno a Gary Goodspeed, un joven que fue sentenciado a cinco años de prisión en una nave espacial luego de causar estragos en la flota de la Guardia Infinity al intentar suplantar a un capitán para tratar de impresión a Quinn, una chica de la que se enamoró. Mientras cumple su condena en una nave donde todos sus compañeros son robots, un extraño y amistoso extraterrestre verde choca con su nave. Gary nombra al pequeño Mooncake, en recuerdo a una mascota que su difunto padre le regaló.

Rápidamente una flota de piratas espaciales llega hasta su nave reclamando a E351, el nombre real de la pequeña bola verde que Gary ha adoptado como su nuevo amigo. Gary se reúsa a entregarlo y escapa, pero uno de los bandidos, Avocato, se cuela en la nave, aunque es capturado. Luego de algún tiempo como prisionero Avocato y Gary se hacen amigos, y nuestro protagonista decide ayudar a su nuevo compañero a recuperar a su hijo, quien estaba secuestrado por Lord Comandante, un pequeño pero poderoso ser que desea a Mooncake para abrir el Final Space y obtener la inmortalidad.

Mientras Avocato y Gary inician su rescate, una capitana de la Guardia Infinity se topa con ellos, esa chica es Quinn, la mujer de la que Gary ha estado enamorado todo este tiempo. Quinn les explica que ha encontrado una fisura en el espacio que si no es cerrada devorará a toda la Tierra, así que Avocato y Gary se unen a ella para tratar de salvar al universo.

La premisa inicial es muy simple, pues tenemos al malo que es poderoso y busca algo que casualmente nuestro protagonista tiene, hay un peligro que amenaza a la humanidad y sólo nuestros héroes son capaces de detenerlo. Sin embargo, con forme avanzan los capítulos la trama se va complejizando agradablemente, vemos que el villano no es el típico ser maligno ni que los protagonistas son totalmente infalibles. Pero lo más interesante es cuando se revela lo que hay en el Final Space, al otro lado de la fisura que está por destruir a la Tierra.

Además de los viajes espaciales tenemos viajes en el tiempo y sobre todo un grupo de criaturas cuyo poder es inconmensurable, los Titanes, que son la verdadera amenaza. Lamentablemente sólo conocemos un poco sobre ellos en esta temporada, pero esperemos que en el futuro se les dé mayor participación.

En lo personal me encantó que los protagonistas no fueran los típicos héroes que sobreviven a cualquier peligro, sino que de hecho sufrieran bajas y el final de temporada quedara en un desenlace dramático que esperemos no se resuelva a futuro de manera poco creíble, sino que mantenga en dramatismo que vimos en lo últimos capítulos. Las siguientes temporadas pueden prometer mucho si no caen en los típicos clichés. Y algo como esto es justo lo que me encantaría ver de The Ricochet Splendid y espero algún día alguna productora vea el potencial que el pequeño corto argentino tiene para convertirse en una magnifica Opera Espacial.

The Ricochet Splendid

Título Original: The Ricochet Splendid.
Género(s): Ciencia Ficción / Space opera, Comedia.
Director: 2veinte.
Estudio: 2veinte.
Emisión: 2018
Duración: 3:19 minutos.
Extras:

Esto no es una serie, ni siquiera un cortometraje, es un falso opening creado por el estudio argentino 2veinte que se volvió viral en Facebook hace unos meses. La idea era crear una parodia de las series de Ciencia Ficción ochenteras, con una música con toques roqueros y electrónicos, un diseño colorido que raya en lo psicodélico y una trama espacial donde soldados pelean contra las fuerzas del mal de aviones robot gigantes.

Si bien la trama podría parecer un cliché el resultado fue sencillamente espectacular, pues la calidad final del corto es impresionante. Es una de las mejores obras animadas que he visto en los últimos años y que bien merecería tener una serie o una película, pues la forma en que se muestra el argumento central de la historia no sólo nos permite imaginar un sin número de posibilidades, sino que resulta sumamente atractivo de ver en pantalla y por eso tendría la capacidad de desarrollar una serie muy larga o al menos una muy buena película.

En el opening vemos la presentación de los personajes, los superiores (la sargento Ohara, el teniente general Lamar y el capitán Tuco), el escuadrón (El “Chacal”, líder del grupo, Will, Chongo y Kimberly) y las fuerzas del mal (Mikal). La personalidad que puede inferirse de los personajes y sus aparatos robóticos de pelea es muy atractiva e inmediatamente dispara tu imaginación para tratar de figurar cómo es la relación entre los miembros del grupo y qué tipo de aventuras habrán vivido juntos.

Los elementos futuristas, el aspecto psicodélico, la diversidad sexual y las peleas espaciales se mezclan perfectamente en este opening que es tan majestuoso que merece convertirse en una serie animada. Además, el ending le da mayor solides y credibilidad y te permite soñar con la posibilidad de que una serie así pudiera existir. Esa canción inicial llena de potencia y energía que describe el argumento de la historia aunada a ese final calmado y romántico me recuerda a muchas series que he visto, y me hace desear aún más una serie de esto. De lo mejor que he visto en muchos años, pues sintetiza, en poco más de tres minutos, todo lo que un fan de la Ciencia Ficción quisiera ver en pantalla.

Memories

Título Original: Memories.
Género(s): Ciencia Ficción / Ciencia Ficción Social, Drama, Comedia.
Director: Koji Mirumoto, Tensai Okamura, Katsuhiro Ôtomo.
Estudio: Madhouse, Studio 4° C.
Emisión: 1995.
Duración: 113 minutos.
Extras:

Memories es una antología coordinada por Karsuhiro Ôtomo que conjunta tres mediometrajes dirigidos por diferente director, con historias y personajes que no tienen relación alguna. Cada director da su sello particular a su historia, y cada una de ellas aborda temáticas muy distintas pero todas dentro de la Ciencia Ficción, lo que hace de este compendio de historias una grandiosa recomendación para quienes gustan de la ciencia ficción japonesa.

La Rosa Magnética (Koji Morimoto)

La primera historia es una aventura espacial que bien podría remitirnos al Space Opera. La historia se desarrolla en 2092 en el espacio y sigue al equipo del Corona, una nave recolectora de desechos que se encarga de la basura espacial que flota a la deriva. Luego de una ardua jornada de trabajo, los miembros de la tripulación se disponen a descansar, pero una llamada de emergencia los obliga a cumplir los protocolos e ir en auxilio de quien los necesita. Para su mala fortuna la nave en aprietos se encuentra en una zona de alta inestabilidad magnética que daña los equipos de navegación, conscientes del peligro deciden ir al rescate.

Al ingresar a la nave, los hombres descubren que aquel transporte era la antigua mansión de una talentosa y afamada cantante de ópera que vivió muchos años antes. Mientras buscan quién emitió la señal descubren que la nave no es lo que parece y que extraños sucesos fantasmagóricos empiezan a ocurrir en su interior. ¿Será que los fantasmas habitan la nave o existirá alguna explicación para los oníricos fenómenos que suceden en su interior?

La calidad de animación es fantástica, la música, que retoma canciones de ópera, le va excelente y ese estilo industrial y desvencijado de la nave tiene toda la estética cyberpunk japonesa de las obras clásicas. La historia tiene drama, suspenso y acción, retoma la vieja historia sobre barcos fantasmas pero la traslada al espacio exterior de una manera increíblemente envolvente.

Bomba de Olor (Tensai Okamura)

La segunda historia tiene un estilo más cómico que contrasta con el carácter apocalíptico de su historia, que bien podría haberse desarrollado como algo más crudo y aterrador, pero cuya versión cómica y ligera también es bastante atractiva y entretenida. La calidad de animación es muy buena, la música es divertida y evita que todo se torne crudo y el diseño de personajes es bastante atinado.

La historia gira en torno a Nobuo Tanaka, un joven que trabaja en una compañía que fabrica medicinas. Luego de varios días de estar enfermo, decide ir al doctor, pero la medicina que el médico le administra parece no surtirle efecto, cansado de su malestar decide hacerle caso a sus compañeros y probar la nueva medicina experimental en la que el laboratorio ha estado trabajando. Para su mala fortuna, Nobuo toma las pastillas equivocadas y se desata una terrible contingencia biológica, pues el nuevo medicamento le hace despedir un terrible olor que desmaya a personas y animales.

Nobuo contacta a los jefes quienes sin saberlo le piden que lleve los documentos y las pastillas hasta Tokio. El chico empieza su recorrido dejando tras de sí un terrible desastre ambiental y una insoportable pestilencia. Al parecer, mientras más activo está el joven más olor desprende, por lo que para evitar un desastre mayor el ejército Estadounidense y las fuerzas de defensa japonesas tratarán hasta lo imposible para detenerlo antes de que llegue a Tokio y devaste la capital.

Carne de Cañon (Katsuhiro Otomo)

La última historia es la más corta de todas y tiene un estilo muy diferente y un tanto artesanal que no me agradó del todo, pero que funciona para el tipo de crítica social que pretende hacer Ôtomo. El diseño de escenarios es muy bueno y bastante detallado, con tubos de vapor por toda la ciudad que nos remiten al Steampunk. El estilo de los personajes no terminó de convencerme aunque sí logró remitirme a una Europa en plena Segunda Guerra Mundial.

La historia nos muestra un día en la vida de una familia convencional que vive en una ciudad donde todo son cañones. Toda la infraestructura y la organización social gira en torno a la guerra, la dinámica de la ciudad entera se mueve en torno a disparar una serie de inmensos cañones todos los días contra el enemigo, incluso la educación de los niños está diseñada para prepararlos como artilleros.

El corto de Otomo en el más crítico de todos, pues nos presenta a una sociedad muy orwelliana donde toda la estructura social está diseñada para mantener la maquinaria de la guerra contra un enemigo que se antoja imaginario. Los habitantes ni siquiera están seguros de contra quien ni por que pelean, su vida se reduce a disparar un cañón de la mejor manera posible. Y aunque la historia no profundiza en ningún aspecto, logra desarrollar una dinámica social interesante que es fácilmente analizable por parte del espectador poniendo un poco de atención.

Cowboy Bebop

Título Original: カウボーイビバップ (Kaubôi Bibappu).
Género(s): Ciencia Ficción / Space Opera / Western Espacial, Neo Noir.
Director: Shinichiro Watanabe.
Estudio: Sunrise.
Emisión: Abril 1998 – Abril 1999.
Duración: 26 Episodios.
Extras: Cowboy Bebop: The Movie.

Fuera de las obras de Leiji Matsumoto, el mejor y más digno representante del Western Espacial es sin duda alguna Cowboy Bebop. Sin embargo, a pesar de pertenecer a la variante más común del Space Opera juega con otros géneros, como el Cine Negro y también se acerca a lo gore y a una Ciencia Ficción más cruda de tintes biopunk. Esa fabulosa mezcla de géneros aunado a una historia entretenida y a una calidad sobresaliente hacen de esta serie uno de los clásicos indiscutibles de la animación japonesa.

La calidad técnica es fabulosa, pues su animación es fluida, agradable y llena de detalle. Aún hoy, a 20 años de su estreno, se sigue viendo actual. La música es algo poco habitual, pues se remite a Jazz o Blues, a los que no estamos acostumbrados a escuchar en este tipo de obras pero que curiosamente van perfecto y le dan un toque único e inigualable, que además le permite pasar de la Ciencia Ficción de tintes gore, a un Neo Noir con intriga policiaca o a un Western en toda regla. Su mezcla de escenarios la hacen ecléctica y eso le da ese toque tan original y característico.

Uno de los aspectos técnicos más destacables y que a mí en lo personal que pareció fabuloso fue el diseño de los escenarios. Por una parte tenemos una tierra que fue destruida y está llena de ruinas y agua, tenemos el espacio profundo y el interior de las naves, y tenemos a Marte y al resto de planetas colonizados por la humanidad, cuyo diseño en ocasiones te hace olvidar que estás viendo una Space Opera. Marte es una ciudad de estética Cyberpunk que nos recuerda a Ghost in The Shell, la tierra se parece al Tokio destruido de Evangelion y los otros planetas van de lo Noir a lo Western.

El diseño de personajes es sumamente bueno. Desde el aspecto visual hasta las personalidades tenemos una construcción fascinante que no se encasilla en estereotipos, pues cada uno tiene una personalidad definida, pero también matices y conflictos personales sobre su pasado que afortunadamente se ven obligados a enfrentar en algún momento de la serie, haciéndolos crecer e impulsando la historia hacia adelante.

La historia trascurre en 2071 y gira en torno a dos cazarrecompensas: Spike, ex miembro de un sindicato criminal conocido como Dragón Rojo, y Jet, un ex policía dueño de la nave en la cual viaja llamada Bebop. Ambos viajan por el espacio atrapando criminales y viviendo de las recompensas. Sin embargo, su vida rutinaria se ve alterada cuando una serie de eventos hace que a su nave se integren Ein, un perro de laboratorio, Faye Valentine, una mujer con amnesia que fue sometida a criogénesis luego de un accidente y Edwar, una chica que parece niño totalmente despreocupada de la vida pero experta hacker.

Los cinco personajes tendrán que viajar por el espacio capturando criminales y enfrentando toda clase de dificultades mientras conocemos poco a poco cosas sobre su pasado. Y a pesar de no llevarse bien en un principio terminan haciendo un buen equipo y saliendo abantes de cada una de sus aventuras. Los eventos tienen un triple trasfondo, por una parte tenemos la historia de Faye que se termina desvelado cuando ella recupera la memoria, Jet también muestra mucho sobre su vida pasada y sus días como policía, mientras que Spike, personaje principal, es quien conlleva la mayor carga dramática y da mucho juego a toda la historia.

En cada capítulo tenemos un evento generalmente autoconclusivo donde un criminal será el objetivo de nuestros protagonistas. La mayoría de las veces fallarán y no obtendrán la recompensa. Entre los criminales hay de todo, vendedores de droga, ladrones de mascotas, terroristas, asesinos psicópatas o fanáticos religiosos, cada uno más extravagante que el anterior. Algunos capítulos se centran en aventuras dentro de la nave o en introspecciones que van desvelando la vida personal de los tripulantes. Incluso se da el tiempo para sus breves toques de fan-service. Aunque un par de episodios si son algo oscuros, profundos e incluso existencialistas, otros más son un poco dramáticos.

Como buen Space Opera no explica prácticamente nada de su tecnología. El espectador logrará inferir que los viajes espaciales se hacen gracias a una serie de puertas hiperespaciales que conectan las diferentes colonias humanas, sabemos que hay naves y modificaciones corporales, Jet tiene un brazo biónico, pero más allá de esos nunca se da la más mínima explicación. Y la verdad no hace falta pues la historia se centra en las peleas contra los criminales y el trasfondo personal de cada personaje.

La serie es un claro ejemplo de cómo se puede crear una obra maravillosa a partir de la mezcla de géneros, buenos escenarios, personajes bien diseñados y una historia simple con un trasfondo que tampoco es complejo pero que al irse rebelando lentamente permiten crear una obra que atrapa, que te mantiene interesado en todo momento y que te obliga a encontrar tus propias conclusiones ya que no explica todo de forma directa. Sin olvidar la música, que hace que ésta sea una Opera Espacial totalmente diferente a todo lo que hayan visto.

Una recomendación obligada para todos los fan del buen anime, de ese que te deja huella y con un buen sabor de boca al poder disfrutar de una obra sin igual, original, divertida y con elementos que fascinarán tanto al fanático de la Ciencia Ficción como a los fieles seguidores del Space Opera, el Western y la novela policiaca. No en balde sigue teniendo cierta vigencia aún después de veinte años, algo que muy pocas series actuales podrán lograr.

Rogue One

Título Original: Rogue One.
Género(s): Space Opera (Wester Espacial).
Director: Gareth Edwars.
Emisión: 2016.
Duración: 133 minutos.
Extras:

No me considero un gran fan de la saga de Star Wars, mucho menos un conocedor de la misma, pero al menos una cosa tengo muy clara y es que Rogue One es mi película favorita de todas las que integran el universo de La Guerra de las Galaxias. Después de muchos años, una segunda trilogía que le quedó a deber a gran parte de los viejos fans y una nueva que está en proceso, me alegra ver que en este filme se regresa a los orígenes donde una trama simple, con un objetivo sencillo y suficiente acción eran lo único que se necesitaba para maravillarte de por vida.

La película tiene una calidad impecable, los efectos, los escenarios, la caracterización y la música son excelente. Incluso me parece que se usan muchos efectos prácticos evitando confiar al 100% en el CGI como en la segunda trilogía. Las interpretaciones son fabulosas y el carisma de los actores realmente te atrapa en la que es una verdadera misión rebelde.

La historia gira en torno a Jyn Erso, hija de un ingeniero del Imperio que es obligado a trabajar en el diseño de la Estrella de la Muerte. Galen Erso oculta a su hija con uno de los más extremistas rebeldes de aquellos años, quien protege a la chica hasta que la abandona. Con todo eso en su conciencia, Galen idea un plan para sabotear la máxima arma del imperio y envía un mensaje a Saw Gerrera. Para su fortuna su hija escucha el mensaje y se une a los rebeldes para robar los planos de la Estrella de la Muerte y poder darles a los rebeldes una nueva esperanza en contra del imperio.

La historia, así como en el Episodio IV, es sencilla y con una misión simple: robar los planos. Aquí no hay complejos debates políticos ni la diplomacia que a muchos abrumó en los primeros tres episodios. Es, a mi parecer, un regreso a las viejas raíces de la saga, con un ritmo intenso lleno de acción, hazañas heroicas, drama y un objetivo muy concreto. Esa estructura tan sencilla es sin duda el más grande acierto y lo que hace de este filme la mejor película de la saga, aunque eso es en mi opinión personal, ya que no soy un gran conocedor y fácilmente podrían debatírmelo.

Lo que vemos aquí es un acto heroico más que se perderá entre todas aquellas acciones tomadas por los rebeldes en busca de defender sus ideales. La historia se ubica entre los episodios III y IV sirviendo como un formidable punto de unión entre las dos trilogías. Pero lo que más me gusta es que es una historia redonda, donde el ideal se defiende y logra mantenerse aún a costa de la propia vida. Y esa entrega a la causa genera no sólo batallas impresionantes, sino un desenlace dramático y emotivo que lamentablemente no pasará a la historia como lo harán aquellos actos heroicos hechos por personajes con más renombre. Rogue One es el merecido tributo que por fin rinde honor a los rebeldes de abajo, aquellos que con su sangre lograron mantener vivo el propósito de la alianza.

Podría ahondar más y mencionar todas las referencias al resto de películas y trasfondos, pero no conozco lo suficiente de Star Wars como para hacerlo. Lo que sí puedo decir es que una verdadera precuela o secuela debe reforzar el argumento de la película que sucede o precede, según sea el caso. Rogue One, al ser una película de unión, debe apoyar lo que hay antes y lo que irá después y me parece que lo logra de sobremanera, sobre todo porque ayuda a consolida aún más parte del argumento principal en Episodio IV: A New Hope.

Vi anime original y me emocioné

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El sábado pasado fui a Mixup a comprar unos audífonos para escuchar el podcast, porque sí, cuando termino de editarlo primero lo escucho completo desde Audacity con los Headset, después lo paso al celular (anteriormente al iPod pero ya se me descompuso) para escucharlo nuevamente, primero con los Headset y posteriormente con unos audífonos convencionales. La razón de hacer esto es porque el audio cambia un poco cuando se escucha con uno u otro dispositivo y porque también a veces hay variaciones de volumen y calidad antes y después del renderizado.

Pero en fin, regresando a lo que quería contarles, fui a esta tienda (no me están patrocinando) y compre unos audífonos azules idénticos a los que tenía y que perdí hace un par de semanas, luego caminé entre los estantes de películas buscando la tercera temporada de Game of Thrones. Llevaba dinero suficiente para comprar ambas cosas sin problemas, ahorros que había hecho de mi quincena anterior (aunque a mí me pagan cada mes), así que me puse a buscarla. Para mi fortuna, tardé un tiempo en encontrarla y en ese inter descubrí que allí venden anime original.

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En muchas tiendas de películas originales es posible encontrar anime y series populares (Dragon Ball, Los Caballeros de Zodiaco, películas de Ghibli), pero la mayoría tienen la misma selección y no cuentan con esas joyas que uno anhelaría ver en los estantes y, por qué no, comprar, pese a que ya las hayamos visto o las tengamos pirata. Sin embargo, hoy fue un caso diferente, además de los clásicos de Miyazaki o algunas que otra obra de Mamoru Hosoda (Tokikake, Summer Wars, Los niños Lobo) pude ver grandes clásicos de los viejos tiempos, como Paprika, del grandioso Satoshi Kon, Aplassed Ex Machina, Ghost in the Shell, alguna de las Óperas Espaciales de Leiji Matsumoto y las tres películas que hasta ahora integran Rebuild of Evangelion, entre otros clásicos animados que no vienen de Japón, como la formidable oda a la ciencia ficción pulp europea, Heavy Metal.

Después de unos minutos mirando embelesado aquella fabulosa selección y abriendo discretamente mi cartera para hacer cuentas y ver cuántas de ellas podría comprar, decidí que quizás lo más raro y difícil de conseguir sería Heavy Metal, sobre todo porque estaba en Blue Ray, así que la tomé y di una última vuelta por el lugar antes de regresar para llevarme las tres películas de Evangelion. Lamentable o afortunadamente me topé con la tercera temporada de Game of Thrones rebaja de su precio original, así que después de dudar unos segundos decidí comprar la serie y dejar al resto de animes originales para otra ocasión, una en la que tenga más dinero. Aunque si hubiera visto 5 cm por Segundo de Makoto Shinkai estoy seguro que no estaría viendo a Tyron Lanister fornicar con cinco prostitutas en este momento (a quien engaño, estoy escribiendo esto el mismo sábado y aún no he abierto el dvd, pero no dudo que pueda haber una escena así).

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El Viaje al Oeste Estelar

Star Wars cantina
Star Wars

Cuando uno se mete a analizar Teoría de Géneros, termina por percatarse de que muchos de ellos surgen, retoman o modifican géneros anteriores o que en dado caso son exactamente iguales y únicamente matizar sus escenarios y temáticas con elementos nuevos, pero en esencia siguen siendo el mismo género. Eso mismo pasa con dos géneros que en apariencia son diametralmente opuestos, pero que en el manejo de sus argumentos, temas y construcción de personajes son prácticamente lo mismo, me refiero al Western y al Space Opera.

Antes de que el Space Opera fuera llamado como tal, hubo una época de transición en la que muchas de las películas del género fueron denominadas como Western Espacial, término que de hecho podríamos considerar como una variante temático-visual del Western (o del Space Opera en dado caso). Dicha variante retoma más elementos fantásticos que Científicos, por lo que el Western Espacial está más cercano a la Fantasía que a la Ciencia Ficción Soft. La película cuya mejor determinación de género es ésta es Star Wars (George Lucas, 1977), pues se desarrolla por completo en el espacio y hay presencia de elementos un tanto sobrenaturales, sin olvidar que la construcción de sus personajes, escenarios y el desarrollo de su historia nos remiten al Western (tan simple como que el término Space Opera deviene de Horse Opera que era otra forma de llamar al Western).

Galaxy Express 999
Galaxy Express 999

Antes de entrar de lleno en el Space Opera, mencionemos los elementos más sobresalientes que retomó tanto del Western como del Spaghetti Western. En primera, algunas obras —como la ya mencionada Star Wars— retoman escenarios que lucen como el viejo oeste, pero con pistolas laser y naves en lugar de revolver y caballos. No obstante, son muy pocas las obras que llegan a tener un símil visual tan cercano con el Western como ocurre con la Saga de Lucas, la mayoría, al desarrollarse en el espacio, tendrán una apariencia por completo diferente. En cuanto a la construcción de personajes sí hay una cercanía mayor, puede que el protagonista sea el Cowboy que lucha por la justicia, como Luke Skywalker o los múltiples personajes heroicos de Leiji Matsumoto (todos son el mismo) o que sea un antihéroe heredado del cine italiano al estilo de Django, como en Cowboy Bebop. Así mismo, casi como regla siempre habrá un némesis que de juego a nuestro protagonista e incluso una damisela en peligro.

Ahora bien, el elemento más importante que crea el símil entre Space Opera y Western es el viaje. En las películas de vaqueros tenemos que los pioneros y exploradores viajaban hacia el oeste, a descubrir y poblar las lejanas e inhóspitas tierras habitadas por los nativos, ya fuese para extraer oro, criar a su ganado, huir de la justicia, asaltar diligencias o buscar venganza (estos últimos referenciando al Spaghetti Western). El viaje se emprendía para descubrir lo desconocido y llegar a donde nadie jamás había llegado, que es lo mismo que hicieron siglos más tarde los primeros exploradores espaciales. Incluso la lucha contra los nativos puede semejarse a los conflictos con razas extraterrestres (Avatar de James Cameron es la versión espacial de Danza con Lobos, aunque Avatar no es precisamente Space Opera). Lo que no debemos olvidar del viaje, sin importar la razón de este, es que para ambos géneros debe ser un elemento que detone la acción en la historia y los conflictos entre los personajes.

Cowboy Bebop 1
Cowboy Bebop

El viaje es retomado por el Space Opera del Western, pero este lo retoma a su vez de la Fantasía Épica. Sin embargo, no debemos olvida que el género de los viajes espaciales bebe de otra fuente, que en este caso es la Ciencia Ficción. El género de la tecnología futurista le otorgó a la Opereta Espacial toda su tecnología y herramientas y ayudó a transformar los viejos escenarios en locaciones futuristas. Debido a la estética y la parafernalia, visualmente es más fácil ubicar a la Space Opera como un subgénero de la Ciencia Ficción, pero ya vimos que argumentalmente de hecho está más apegada al Western y la Fantasía.

La Space Opera es un subgénero por sí mismo. En su neutralidad debe ser indistinguible entre uno u otro de los géneros que la conformaron, pero en la realidad las diferentes obras tienen la tendencia de apegarse o al Western o a la Ciencia Ficción. Star Treck es un ejemplo de neutralidad (hasta cierto punto), Star Wars está más cercano al Western que a otra cosa y Battlestar Galactica es más Ciencia Ficción que nada. Así es como dos géneros aparentemente opuestos tienen más en común de lo que aparentan, aunque no hay que caer en extremismos y pensar que obras como Cowboy vs Aliens es un ejemplo de esta simbiosis en particular.

Scrappunk

Nota: Quiero aclarar que el término Scrappunk no ha sido usado de manera general por artistas plásticos, mucho menos por escritores o animadores. La siguiente es una propuesta que el autor de estas líneas hace para diferenciar determinados elementos muy particulares de la Ciencia Ficción. Así como muchos Steamers (seguidores del Steampunk) defienden la existencia del Clockpunk, yo personalmente creo que el Scrappunk puede existir como un subgénero punk independiente, cuyas características intentaré puntualizar en los siguientes párrafos.

Considerada como una versión rústica del futuro, el Scrappunk surgió como un movimiento artístico underground cuyas obras —principalmente esculturas— eran creadas a partir de desechos y todo tipo de basura. A partir de la influencia que el Cyberpunk, el Steampunk y las artes plásticas proporcionaron, el nuevo género llegó a escena.

Empezaré con una definición de lo que yo propongo es el Scrappunk:

El Scrappunk en un subgénero derivado del Cyberpunk y diferenciado de éste a partir exclusivamente de sus elementos visuales. La tecnología (maquinas, edificaciones o ropa) está construida a partir de desechos. El contexto es postapocalíptico y en muchas ocasiones no hay presencia de humanos; mientras que la dinámica social presenta todas las características anárquicas y decadentes que son de esperar en este tipo de obras.

Resulta esencial puntualizar que, como determinados géneros punk, el Scrappunk puede consolidarse como subgénero independiente únicamente por su peculiaridad estética, es decir, por la parafernalia, escenarios y vestuario; los argumentos centrales siguen siendo netamente cyberpunks.

LA CIENCIA DEL DESECHO

Como toda obra de Ciencia Ficción, el Scrappunk requiere de una construcción tecnológica racional a partir de la cual desplantar todo su universo científico, y es justamente en la basura donde la ha encontrado. Hacer verosímil la construcción de un artilugio capaz de volar fabricado únicamente con desechos de metal y otros restos similares es lo que hace único y diferente a este subgénero. Así como la Space Opera hace creíbles los viajes intergalácticos, el Scrappunk hace creíble la existencia de una tecnología superior hecha con desperdicios.

Este subgénero puede establecer su particular desarrollo tecnológico a partir de tres contextos: (1) el futurista, (2) el postapocalíptico y (3) el pseudoretrofuturista. El primero se refiere a una sociedad futurista cuyo único recurso es la basura, a partir de la cual crean maquinas imposibles de crear en nuestro mundo actual y por ende más avanzadas. El segundo también muestra a una sociedad del futuro pero cuyas invenciones son creíbles y realizables en nuestra actualidad, el deterioro tecnológico es tal que no pueden crear tecnologías superiores, únicamente pueden crear herramientas simples a partir de los desechos. El tercero se basa en los subgéneros punk retrofuturistas, en otras palabras, podemos encontrar un Steampunk, Clockpunk, Atompunk o Dieselpunk cuya tecnología tenga como materia prima la basura.

No debemos confundir la materia prima con el combustible. El Scrappunk hace uso de materia prima, pero no se restringe a un combustible determinado como sí lo hacen los punks retrofuturistas.

TECNOLOGÍA Y BASURA

Para puntualizar un poco más la diferencia entre tecnologías debemos entender el contexto industrial de la sociedad ficticia. Este contexto puede tener dos probabilidades: aquella que alude a una conciencia ecológica y aquella que indicia escases de recursos. La primera no debe ser confundida con una ideología positiva que aboga por el cuidado del medio ambiente, simplemente la sociedad se ve imposibilitada para obtener los recursos para la fabricación de herramientas a pesar de que estos existen. La segunda, por su parte, tiene una carencia total de recursos y solamente cuenta con los desechos de lo que en antaño fue una sociedad prospera.

Si observamos con cuidado, la aparente conciencia ecológica en realidad tiene un trasfondo más social, pues nos habla del control sobre los recursos por parte de un sector de la población, forzando a los sectores más bajos a satisfacer sus necesidades con los desechos a su alcance. Este aspecto tiene un trasfondo históricamente observable, pues muchas comidas típicas —al menos en México— se preparan con ingredientes que en algún momento fueron considerados sobras por las clases altas, de la misma forma que muchos artistas plásticos han usado basura para sus esculturas. Paradójicamente, la escasez de recursos es en realidad la que tiene un discurso ecológico, pues trata de hacernos reflexionar sobre el futuro decadente que nos espera si no cuidamos los bienes que la naturaleza nos proporciona.

EL FRENO TENOLÓGICO

Existen determinadas obras cinematográficas (como Waterworld de Kevin Reynolds, 1995) que en apariencia lucen como un retrofuturismo debido a que toda su tecnología se basa en un combustible específico. Sin embargo, esto ocurrió a causa de algún fenómeno que colapsó a la civilización entera y ocasionó un freto total en el desarrollo tecnológico.

Estos falsos retrofuturismos no deberían ser catalogados como tales, pues nos hablan de una sociedad del futuro cuyo desarrollo tecnológico fue interrumpido y posteriormente restablecido pero en una dirección distinta y a partir de los desechos sobrevivientes de la antigua sociedad.

ARGUMENTO Y SOCIEDAD

Como en todas las obras Cyberpunk, la crítica social está presente de manera intrínseca, o sea que no puede desligarse de la trama central. En el caso del Scrap, las metáforas que encubren la crítica social se vuelven más directas pues no requieren de una dinámica social tan elaborado como en  el Cyberpunk ni de un trasfondo tan filosófico como en el Nanopunk. Los propios elementos visuales se encargan de hace notar al espectador el enfoque crítico de la obra.

Si bien los temas a tratar en este subgénero son tan amplios como la Ciencia Ficción misma, existen quizás tres que podrían considerarse la base: la lucha de clases por el acceso a recursos, la ecología y la ausencia de humanos. Los dos últimos son aspectos natos del Scrappunk, mientras que el primero resulta ser un elemento extraído de la Ciencia Ficción Social (CFS).

Tecnocracia. A pesar de seguir siendo un Cyberpunk, el Scrappunk rompe uno de los vínculos sociales más sólidos del género: la sociedad tecnocrática. El Scrap no puede presentar una elite tecnológica por dos razones, la primera es la obvia decadencia social que fuerza a la población a usar desechos para subsistir, por lo que sería ilógico que su organización continuara siendo tan compleja, por el contrario, presenta cierta involución social; un regreso a los grupos humanos pequeños con vínculos y relaciones más estrechas. La segunda tiene que ver con la propia definición de tecnocracia, pues a pesar de que exista una compleja sociedad guiada por una elite gobernante ya no será posible una producción ordenada de bienes para satisfacer a un creciente mercado consumista.

Si encontramos una obra con una elite gobernante y una sobreproducción de bienes que alimenta un mercado capitalista cada vez más grande pero que usa los desperdicios como materia prima, entonces eso dejaría de ser Scrappunk. Algunos llamarían a eso un Ecopunk (o Greepunk), pero para mí cuando mucho podría ser un No-Cyberpunk, aunque en lo personal le quitaría el sufijo punk y la clasificaría como una obra de “ciencia ficción con mensaje ecológico”. Sé que ésta excesiva delimitación parece innecesaria, pero tiene que ver con mi postura a que un Ecopunk no puede existir por el simple hecho de que lo ecológico es positivo, mientras que lo punk aboga por un futuro sin esperanza.

POSTAPOCALÍPTICO

En el ensayo sobre Postcyberpunk ya expliqué que el prefijo post no indica temporalidad, y que de allí surgía la errónea idea de que dicho subgénero nos habla sobre lo que pasó después de la decadencia de la sociedad tecnocrática. Sin embargo, si algún subgénero merece ser considerado el sucesor cronológico del Cyberpunk es precisamente el Scrappunk, pues su desarrollo requiere forzosamente una decadencia total que obligue a los humanos o robots a usar desperdicios como materia prima, razón por la cual sus historias se desarrollan en mundos tan caóticos que en ocasiones ya no es posible hablar de sociedades humanas.

Quiero aclarar que cuando me refiero a decadencia y caos no forzosamente implica un escenario en las misma condiciones, pues la historia puede desarrollándose en un escenario pulcro y ordenado. La diferencia aquí es el contexto de la basura, que a continuación definiré con base en criterios arqueológicos: Si la basura fue desechada porque ya cumplió con su ciclo de vida útil, entonces estaremos frente a un Scrappunk nato, pero si los desechos usado son basura de facto (desechos nunca utilizados o que fueron abandonados aún en buenas condiciones) tendremos un Nano-scrappunk, lo nano es por el minimalismo en el aspecto visual.

AUTÓMATAS CONSTRUYENDO AUTÓMATAS

Ya trate de definir al Scrappunk con base en sus características tecnológicas, sus argumentos clave y su contexto social y temporal. Sin embargo, lo que realmente me llevó a escribir esto y me hizo notar las pequeñas sutilezas en ciertas obras cyberpunk que podrían derivar en un subgénero diferente que opté por llamar Scrappunk fue la ausencia de humanos.

El Scrappunk puede dividirse en dos grandes rublos: (1) el que presenta humanos y que solamente pertenece al género por su aspecto visual, escenarios y parafernalia, pero cuya historia sigue siendo netamente cyberpunk, y (2) el que presenta autómatas (robots) en un mundo postapocalíptico en el que los humanos han desaparecido por su propia decadencia (las variantes que expliquen la ausencia de humanos pueden llevarnos a definir distintos tipos de Scrappunk, siendo la decadencia social la correspondiente al Scrappunk Clásico).

A continuación explicaré las variaciones que puede haber dentro de este subgénero usando como ejemplo cuatro obras de animación.

1. Scrappunk Clásico: En el cortometraje Origen, podemos ver a un autómata hecho totalmente con basura que nada tenía que ver con mecanismos robóticos. No hay presencia de humanos, los robots construyen robots y el escenario es un mundo lleno de basura, hostil y sin vida.

2. Stitchpunk: En la película 9 podemos ver a un grupo de autómatas fabricados con materiales orgánicos (tela, hueso). No hay presencia de humanos, algunos autómatas fueron construidos por humanos y otros por otros autómatas, el escenario es un mundo lleno de basura, hostil y sin vida.

3. Nano-scrappunk: En el cortometraje Hum podemos ver a un grupo de robots construidos con los restos funcionales de aparatos de sonido. No hay presencia de humanos, los robots construyen robots y el escenario está intacto.

4. Scrappunk por estética: En la película Wall-E vemos dos escenarios distintos. El primero es el escenario terrestre, en el que vive Wall-E, que representa al escenario del Scrappunk Clásico (sin vida, lleno de basura y sólo hay robots). El segundo es el escenario espacial, una sociedad tecnocrática y altamente hedonista (desde el punto de vista consumista), controlada por una élite robot pero decadente y deshumanizada en su interior. Este segundo escenario, a pesar de presentar la crítica social propia de Cyberpunk, no puede ser considerado como tal por la falta de estética; en todo caso la película es una Space Opera con crítica social pero que podemos considerar Scrappunk por los elementos visuales de su primer escenario.

LA RELACIÓN ROBOT Y LA ANALOGÍA CON EL HUMANO

En un scrappunk que no presenta humanos como personajes principales, los aspectos emocionales, sociales y culturales son relegados a las máquinas. Generalmente estas adquieren algunos sentimientos y personalidades que condicionan su forma de actuar y las tornan más humanas, ya sea porque presentan gestos, manías o inquietudes propias de nuestra especie. No es raro encontrar historias donde los robots se enamoran, se rebelan, sufren o sienten felicidad, más allá del apartado lógico que los obliga a seguir las órdenes de sus amos.

Si retomamos el ejemplo de Wall-E, podemos ver al pequeño robot como una especie de ermitaño que añora el contacto humano (en este caso el contacto robot) y colecciona cosas curiosas que encuentra en la basura, además de representar el papel de la clase obrera. Mientras que Eva tiene un estatus robot más alto y una función más importante: encontrar vida. Así, podemos notar que la película retoma la tradicional historia de amor entre dos sujetos de clases sociales distintas.

La Ciencia Ficción, que a final de cuentas no es más que una sátira, critica a la sociedad de una manera indirecta; los robots son una forma que tienen los autores de escudarse e intentar encubrir los problemas reales de nuestro mundo y así criticar sin criticar, como lo hacían las antiguas fabulas de animales.

Imágenes:
Industria Mechanika
TMP
Ian McQue