Título Original: ゲーマーズ! (Gêmâzu). Género(s): Comedia, Romance. Director: Manabu Okamoto. Estudio: Pine Jam. Emisión: julio 2017 a septiembre de 2017. Duración: 12 episodios. Extras: –
Ya lo decía Gus Rodríguez (pionero del periodismo sobre videojuegos en México): “siempre hay una recompensa más allá de game over”. Indeciso de qué sería ver, la noticia del fallecimiento de Gus me incitó a ver esta serie, pues si bien yo no soy un gamer sino simplemente un jugador ocasional (si acaso) pude ver a Gus en sus últimos días de carrera en uno de los programa que presentaba en el canal BitMe.
La serie está basada en las novelas ligeras del mismo nombre creadas por Sekina Aoi y nos narran las desventuras y enredos amorosos de un grupo de amigos fanáticos de los videojuegos. La calidad de animación sigue los cánones de la industria actual, al igual que el diseño tanto de escenarios como de personajes, cuya diversidad de personalidades está diseñada para presentarnos una variedad lo suficientemente amplia como para que gran parte de la audiencia a la que está destinada se identifique con alguno de ellos. Y a pesar de lo común que puede parecer e incluso genérico, me gustaron ambos aspectos del diseño.
La historia sigue a Keita Amano, un chico gamer sin amigos que pasa muchas horas en sus juegos. Un día la chica más popular de la escuela, Karen Tendô, quien es una gamer en secreto, lo invita a que se una al club de juegos que ha formado en la escuela. Sin embargo, Keita no acepta porque, a diferencia de los integrantes del club, él no es un gamer competitivo, únicamente le gusta jugar por diversión sin tener que tomarse las cosas tan en serio. No obstante, Karen no se rinde en su intento por integrarlo al equipo pues la verdadera razón es que Keita le gusta y sólo quiere pasar tiempo con él.
La relación entre Keita y Karen se complica y genera rumores en la escuela pues ella es la más popular y cotizada de todas las chicas. Los rumores llega a oídos de Tasuku Uehara, un tipo rudo que en secreto era el típico gamer patético en la secundaria, pero cansado de ello cambió su imagen y consiguió novia, la tierna y torpe Aguri Sakurano. Molesto con la actitud de Keita pero identificado con él por su pasado friki, Uehara empieza a entablar una peculiar amistad con el protagonista, adquiriendo un papel sumamente importante en la historia y convirtiéndose en un gran amigo de Keita.
Decidido a que Keita gane la confianza y seguridad necesaria para entablar amistad con Karen, Uehara obliga a su nuevo amigo a hablarle a otra chica gamer igual de retraída que él, a fin de practicar. La chica en cuestión es Chiaki Hoshinomori, con quién Keita congenia al instante pues ambos son idénticos, tanto que Uehara los considera la pareja ideal, aunque sus diferencias en cuanto a la forma de apreciar los videojuegos les generan conflictos.
El triángulo amoroso (aunque es mejor decir romántico pues tampoco es tan intenso) que Uehara provoca entre Kare, Keita y Chiaki termina por afectar su relación entre él y Aguri, quien empieza a entablar una gran amistad con Keita. Al final, los cinco adolescentes terminarán confundiendo las acciones de los otros creando una serie de enredos y malentendidos románticos un tanto bobos pero divertidos.
Algo que debemos destacar de los personajes es que si bien físicamente pueden aparentar una cosa, en el fondo todo son unos raros con muchas inseguridades y dificultad para expresar sus sentimientos. Todos, salvo Aguri, son unos frikis de los videojuegos y están bastante obsesionados por ellos y eso, aunado a su forma de comportarse, es lo que más engancha con su público específico que contempla el estereotipo del gamer solitario, poco sociable y virginal. Un estereotipo algo dañino en contra de la comunidad pero que no deja de ser frecuente entre muchos de ellos.
La serie está diseñada para una demografía en particular y un público muy específico, pues el hecho de que la chica más linda y popular se sienta atraída por un friki marginado es para atraer público, aunque en un principio le da un giro interesante a la historia. Ahora bien, hay un aspecto que no me gustó, me pareció aburrido y me desespero y es justo esa forma de comportarse que los personajes tienen y que es lo que genera los enredos amorosos, creo que es sumamente tonta la forma en que se comportan al no decir lo que sienten, pero tomando en cuenta que hace tiempo dejé de pertenecer a la demografía a la que está destinada la serie, es normal que no me haya gustado, pero sé que si esto lo hubiera visto en la prepa me habría sentido muy identificado pues esos “problemas” románticos que uno vive en la adolescencia parecer simples tontería cuando uno los analiza ya de grande. En ese sentido me recordó un poco a Toradora, que es perfecta si tiene uno esa edad.
La serie tiene buenos momentos de romance dramático, sin caer en las lágrimas. En lo personal mi relación favorita fue entre Uehara y Aguri, pues si bien él andaba con ella sin mucho interés en un principio, ella sí lo amaba, pues le empezó a gustar desde que él era un friki patético y no cuando se transformó en el chico rudo que aparentaba ser. Aguri también es de los personajes que más crecen y es mi favorito de esta serie, pues además me encanta que no sea gamer y se pase la mayor parte del tiempo cuestionando a sus amigos sobre por qué les gustan tanto los juegos y haciéndolos sentir mal por gastar dinero en algo, según ella, completamente innecesario.
La serie en general es buena, sumamente diseñada para su público en particular, con capítulos flojos y otros bastante más entretenidos. Tiene una buena cantidad de fan-service que apela en enganchar al público masculino pero que tampoco me parece exagerado, considero que está dentro de la norma. Lo que sí desluce un poco la intención inicial es que la parte de los juegos es dejada de lado en muchos capítulos y todo se centra más que nada en los malentendidos románticos y en esa lucha por ganar el corazón de Keita entre Karen y Chiaki. Recomendable, entretenida, divertida, con buenos y malos momentos y con muchas referencias para los más fans de los videojuegos. Y al final creo que logra el cometido de demostrar que los videojuegos pueden dejarnos una ganancia más allá de game over, aunque fuese la típica superación personal en el caso de estos personajes.
Título Original: 灰と幻想のグリムガル (Hai to Gensō no Gurimugaru). Género(s): Aventura, Fantasía, Drama. Director: Ryosuke Nakamura. Estudio: A-1 Pictures. Emisión: 11 de enero 2016 – 28 de marzo 2016. Duración: 12 episodios. Extras: 1 OVA (Episodio 2.5).
El RPG (Role-Playing Game) es uno de los géneros de videojuegos más populares en todo el mundo, del cual se derivan grandes franquicias de renombre. Los jugadores quedan fascinados con sus intrincadas tramas, personajes interesantes, elaborado sistema de juego que ofrece multitud de opciones y, en fechas recientes, gráficas de última generación.
Por desgracia, el atractivo de los RPG suele generarse de la combinación de éstos elementos, y es muy difícil adaptarlos a otro tipo de medios como juegos de cartas o en este caso, una obra animada. Aunque el concepto de poder adentrarse en un mundo fantástico donde existe la magia y temibles bestias es por demás atractivo, es casi imposible trasladar todos los otros ingredientes de forma correcta.
La premisa ha sido manejada por multitud de obras animadas; una de ellas en particular sigue siendo extremadamente popular. Yo también decidí darle una oportunidad y a la fecha es una de las pocas series que jamás terminé de ver, en gran medida debido a los extravagantes giros argumentales que tomó luego de haber agotado su primer acto con una trama repetitiva y un protagonista aburrido.
Pero la idea original conserva su atractivo, visitar un mundo mágico a la vez que derrotas terribles enemigos y “subes de nivel” es la esencia de los RPG, y encontré una obra que, al menos desde mi punto de vista, se aproxima de mejor manera a adaptar esa premisa a una historia donde nosotros tomamos el papel de espectadores.
Grimgar of Fantasy and Ash nos cuenta la historia de Haruhiro, un chico normal que despierta sin recuerdos en el misterioso mundo de Grimgar junto a otros jóvenes. Casi de inmediato son contactados por el extravagante Britney, quién les explica lo básico, Grimgar está habitado por multitud de monstruos y ellos, sin un hogar o dinero, tienen dos opciones: trabajar por la seguridad de la ciudad como soldados voluntarios o morir en las garras de alguna criatura horripilante.
Haruhiro es obligado a trabajar con otros cinco chicos quienes se quedaron sin equipo: Manato, Yume, Shihoru, Ranta y Moguzo. Manato toma el rol de líder y el grupo comienza a cazar monstruos débiles para apenas sobrevivir al cobrar una miseria por los materiales obtenidos después de las batallas; cada uno también adopta un oficio para aprender habilidades sin las cuales jamás podrán hacer frente a los enemigos.
Sin embargo, Manato es asesinado y la responsabilidad de líder recae sobre Haruhiro. El equipo comienza a quebrarse luego de descubrir que era el líder quien los mantenía unidos. Desesperados, buscan un reemplazo para el rol de clérigo y continúan luchando; sin embargo, esta solución apresurada los obligará a aceptar la dolorosa realidad del cruel mundo de Grimgar.
El apartado visual de la serie es de primer nivel, resalta el estilo artístico particular empleado en los fondos de escenario, que le otorga un aire nostálgico a este mundo fantástico. La calidad en la animación, así como la fluidez en las batallas no es la mejor, pero funciona y se complementa de buen modo con la trama y el apartado sonoro.
Uno de los puntos más controversiales de la serie es que toma la premisa de los RPG con un ritmo mucho más lento. Es como si los personajes pasaran por el tutorial de un juego, nos explican las reglas, las opciones, las habilidades y los diferentes objetos que existen para después lanzarlos a una batalla contra un enemigo de Nivel 1. Todo parece de acuerdo al plan, hasta que ese enemigo de Nivel 1 resulta ser mucho más fuerte de lo esperado.
Los protagonistas aprenden que no todo es correr de frente blandiendo torpemente una espada o que los hechizos no aciertan de forma automática sobre los enemigos. Sus expectativas son destrozadas constantemente y en cada batalla, aún contra esbirros del más bajo nivel, se juegan la vida. Conforme obtienen nuevas habilidades, su repertorio de ataques se expande y les permite responder mejor a cualquier eventualidad.
El ritmo de la historia es muy lento, con largos y deprimentes segmentos slice of life, que resultan molestos en ciertas ocasiones, pero conforme avanza, es posible percibir un marcado progreso en el desarrollo de los personajes y sus lazos como equipo. Estos primeros doce episodios se enfocan en preparar a los protagonistas listos para un desafío mucho mayor, y nos dejan con ganas de ver que sucederá a continuación.
La serie es la adaptación de una novela ligera aún en publicación y parece más una elaborada trampa de marketing para dejarte “picado” y que acudas corriendo a tu librería más cercana a adquirir todos los volúmenes de la novela. Dejando eso a un lado, Grimgar de la Fantasía y la Ceniza es una historia sin muchas complicaciones con un ritmo nada apresurado y estilo artístico sobresaliente que vale la pena disfrutar.
Título Original: WarGames. Género(s): Ficción Especulativa, (Ciencia Ficción). Director: John Badham. Emisión: 1983. Duración: 114 minutos. Extras: –
War Games es uno de los clásicos más apreciado por los fans del cine y la cultura geek, principalmente aquellos adeptos al mundo de la informática y los piratas digitales, mejor conocidos como hackers, aquellos genios solitarios e incomprendidos capaces de infiltrarse en el mejor sistema de seguridad del planeta y poner en jaque al mundo entero.
Juegos de Guerra es un referente obligado y nostálgico para aquellas personas que disfrutaron de la década de los ochenta (justo al final de la Guerra Fría), con el internet llegando a los primeros hogares y los videojuegos abriéndose paso como uno de los principales sistemas de entretenimiento. Las arcades (o maquinitas) fueron hasta la década de los noventa el principal sistema con el que jugaban quienes ahora conocemos como gamers y donde las conexiones a la red eran por medio de dial-up y los comandos para navegar era una forma nada amigable comparados con los programas actuales.
La historia gira en torno a David Lightman, un joven solitario y no muy buen estudiante que prefiere pasar el tiempo jugando videojuegos y navegando por internet. Un día, David se entera de que la compañía de juegos Protovision lanzará al mercado su más reciente y maravilloso juego. Decidido a no esperar, nuestro protagonista decide hackear la computadora de la compañía para disfrutar del juego por anticipado, pero sin quererlo conecta con WOPR, el servido del ejército encargado de controlar los misiles y demás armas nucleares.
Maravillado por su descubrimiento, David consulta con sus amigos informáticos, quienes le dicen que busque la “puerta trasera”, para ello deberá averiguar todo lo que pueda del creador del sistema, un tal Stephen Falken. Luego de una ardua investigación David y su amiga Jeniffer dan con la clave secreta y se infiltran en el sistema. Creyendo que se trata de un simple juego inicia una guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética, pero para los militares todo parece real y la broma del joven desata un enorme conflicto que promete detonar la Tercera Guerra Mundial.
David es apresado por los militares pero logra escapar y con ayuda de Jeniffer busca al Dr. Folken, pues sólo él sabe cómo detener a Joshua, la inteligencia artificial que controla el juego y el futuro de la paz mundial. Mientras tanto, rusos y estadounidenses están al borde de desatar un terrible bombardeo que podría acabar con el mundo entero.
La película resulta una obra nostálgica para quienes vivieron en esa década, incluso a mí, que no me tocó vivir en aquellos años, me resultó algo melancólica al recordar los viejos aparatos que dieron origen a la computación actual. Digamos que la época en que se desarrolla la película es la base que intenta rememorar Ready Player One al hacer homenaje a esos primeros años de videojuegos y páginas de internet.
La trama es una comedia familiar muy amena y entretenida, la música es divertida y juvenil y el diseño de los aparatos tiene esa estética ochentera pero lo suficientemente realista para verse bien aún hoy en día. Las toscas computadoras y las luces parpadeantes se ven arcaicas pero nos remiten perfectamente a esa época en la que al llamar por teléfono te contestaba una operadora. Y aunque la actuación también es buena, su diseño de personajes generó algunos de los estereotipos de los nerds actuales, esos introvertidos amantes de las computadoras que socializan poco, que se la pasan pegados al monitor y que son capaces de hackear un teléfono público sin más ayuda de que pedazo de metal.
El filme es bastante fantasioso por momentos y recurre a darle habilidades al protagonista algo fuera de lugar, pero que no dejan de ser entretenidas y mantienen el interés del televidente, y que seguramente debieron ser más impresionantes en aquella época en la que muy pocos sabían sobre computación. Y además de la parte del informático, no pierde la oportunidad de hacer una crítica a los problemas que puede generar el confiar en exceso en la tecnología. El WOPR fue una respuesta del ejército para evitar el error humano, pero no tomaron en cuenta que muchas veces las debilidades de nuestra especie son las que nos hacen fallar y con ello aprender cosa que una máquina nunca podrá.
La frialdad de una mente artificial se ha abordado en obras de Ciencia Ficción desde entonces y la figura del hacker y el mundo virtual empezó a crecer hasta convertirse en temas recurrentes y obligados en este género, primero dentro del Cyberpunk y luego en su propio subgénero, el Wirepunk. Aunque el trepidante desarrollo tecnológico de la actualidad ha hecho que muchos de esos adelantos dejen de ser ficción y se conviertan en una realidad, por lo que muchas obras como esta (Summer Wars, por ejemplo) ya pertenecen a la Ficción Especulativa.
Sin duda una película obligada para los fans del género, los amantes de la computación, aquellos interesados por el mundo de internet, los hackers y demás cosas propias de la Deep Web, pero principalmente a quienes pudieron disfrutas de aquella década en la que lo análogo era la cúspide de la tecnología. Si les gustó la reciente adaptación cinematográfica de Ready Player One deben ver WarGames, pues la primera es una versión retro de aquellos años, mientras que la segunda es lo verdaderamente vintage.
Cuando las novelas western acabaron con todas las tierras vírgenes y salvajes, los viajeros se quedaron sin lugares por descubrir, afortunadamente, la Ciencia Ficción, de la mano del Space Opera, modificó al pionero explorador, lo bajó del caballo y lo montó en una nave espacial sustituyendo su sombrero por un casco. Sin embargo, tarde o temprano el espacio profundo fue conquistado por completo y la necesidad de más aventuras hizo que literatos y cineastas prestaran atención a ese naciente mundo virtual del otro lado de sus monitores.
Iniciemos con una definición personal de Wirepunk:
El wirepunk en un subgénero de la Ciencia Ficción y un derivado temático del Cyberpunk. Sus historias se centran en mundos virtuales, inteligencia artificial (IA) y cuestionamientos científicos y filosóficos sobre el concepto de realidad. Hay una frecuente tendencia existencialista y se critica el excesivo dominio del Internet en nuestra vida diaria y los problemas que las nuevas formas de comunicación e interacción virtual acarrean al mundo moderno.
Debe quedarnos muy en claro una cosa, comúnmente el Cyberpunk tradicional es considerado como un género donde las prótesis robóticas y los hackers abundan, pero en realidad el Cyberpunk deriva más que nada de una hipertecnologización del Film Noir (Tech-Noir) y por eso vemos escenarios sombríos y lúgubres y temas un tanto detectivescos donde un antihéroe o relegado social (como los hackers) tiene los papeles centrales. No obstante, con la llegada de la vida 2.0, los mundos virtuales, las redes sociales y la desaparición de esa frontera entre la vida virtual y la real, la especialización del Cyberpunk derivó en un subgénero que se enfoca netamente en la virtualidad y la artificialidad, nació así el Wirepunk. Y si bien todo Wirepunk es Cyberpunk, no todo Cyberpunk puede considerarse Wirepunk, incluso aunque aborde temáticas de Internet.
Serial Esperiments LainESPACIO Y TIEMPO
Conocemos de sobra la estética futurista e incluso postapocalíptica de las películas Cyberpunk que se desarrollan en el futuro, sin embargo, el Wirepunk puede estar ambientado en la época actual y presentar tecnologías muy similares a las de hoy en día. El emplazamiento temporal no resulta tan relevante como el desarrollo computacional, el Wirepunk bien puede desarrollarse sin problemas en el futuro, como en el caso de The Matrix (The Wachowski Brothers, 1999), en el presente, como en Serial Experiments Lain, e incluso en el pasado, siempre y cuando ya existiera el Internet o alguna red virtual que cumpliera la misma función. Lo anterior incluso permite que exista una especie de Wirepunk con estética retrofuturista (sin que deba ser considerado Retrofuturismo) pero el hablar de redes digitales nos limita siempre al menos a la década de los setenta.
Este género toma lugar frecuentemente en el ciberespacio o en una mezcla del mundo real y el virtual. The Matrix, Ready Player One, SE Lain, Baldr Force Exe Resolution y eXistenZ (David Cronenberg, 1999) son algunos ejemplos de obras donde el mundo real está completamente vinculado el mundo digital. Como la mayoría de obras permite viajar o transportase al interior de la red, podríamos pensar que este es un elemento necesario para el género, no obstante, el mundo virtual puede tener mucho peso en el mundo real sin que los humanos tengan la capacidad de entrar en él. Un ejemplo donde la red controla elementos muy importantes de la vida real pero los personajes no pueden entrar físicamente a ella es Sleep Dealer (Alex Rivera, 2008).
Ahora bien, hay muchas obras donde las personas viajan al mundo virtual o viven aventuras en él mediante el control de Avatares, pero eso no quiere decir que sean Wirepunk. Por ejemplo, en Digimon o SAO los personajes viajan el mundo digital y en Summer Wars todo es controlado por y desde la red, pero eso no implica que dichas obras sean Wirepunk, recordemos que para poder portar el sufijo punk debemos tener los elementos anárquicos de deshumanización a causa de la tecnología que construyeron al género y le permitieron hacer mordaces críticas sociales. Los problemas de catalogación surgen cuando el espacio, la estética y la temática no coinciden, pues a diferencia de otros subgéneros punk, aquí el apartado visual o parafernálico no es tan determinante y eso puede generar mucha ambigüedad al momento de clasificar.
The MatrixESTÉTICA
Como ya he venido mencionando el Wirepunk, al igual que el Biopunk, no tiene una estética definida. Otros géneros como el Stempunk o el propio Cyberpunk pueden identificarse e incluso clasificarse a partir únicamente del apartado visual. En el caso del Wirepunk, tenemos obras que responden a ese estilo postapocalíptico-industrial clásico como The Matrix u obras como Lain donde todo luce como el mundo contemporáneo.
Hay que estar muy conscientes de que la falta de una estética particular puede generar ambigüedad clasificatoria. Para solventar este problema debemos ser muy puntuales sobre la criticar social que se hace del papel de la cibernética en el mundo real, así como de la ideología que se tenga. En Summer Wars hay una fuerte crítica a la dependencia que actualmente tenemos de la red como elemento para controlar muchas cosas en el mundo real, pero la ideología no es pesimista, ni anárquica ni tampoco hay hackers disidentes apartados de la sociedad, por lo cual sólo puede clasificarse como Ciencia Ficción Social. Otro ejemplo ambiguo es WarGames (John Badham, 1983), donde toda la temática responde al ámbito informático de los hackers, pero visualmente no tiene nada de punk.
En cuanto a la estética dentro del mundo virtual, está es aún más amplia que la del mundo real. Los escenarios del mundo real pueden variar entre contemporáneos (desde los setentas hasta la actualidad), futuristas hipertecnológicos o futuristas postapocalípticos. Los escenarios del mundo virtual pueden emular el mundo real (como en TheMatrix), ser extraños e ininteligibles (como en Lain) o simular videojuegos con estéticas pulcras y limpias como podemos ver en Tron: Legacy (Joseph Kosinski, 2010).
Sleep DealerTEMÁTICAS
Las temáticas del Wirepunk son muy concretas, tanto que por eso puede ser considerado una variante temática del Cyberpunk más que un subgénero como tal. Entre los temas que se aborda están la realidad virtual, el mundo digital, Internet, videojuegos y cosas en línea, la informática, la computación y la inteligencia artificial.
Existencialismo y realidad.
Este es quizás el tema más profundo, filosóficamente hablando, que aborda el Wirepunk, ya que como el mundo digital es tan real y tiene tanta influencia en el mundo real inevitablemente se suele llegar a un punto en donde son indistinguibles uno de otro y eso nos lleva a cuestionarlos sobré qué es la realidad. Si pienso, por lo tanto existo, entonces una inteligencia artificial que piensa y se reconoce como única y diferente al resto, es real, independientemente de que tenga o no un cuerpo tangible.
Ahora bien, con respecto a la realidad todo es más complicado. De acuerdo con los empiristas, real es todo aquello que perciben nuestros sentidos, el problema es que la interacción con lo digital pueden ser tan estrecha y compleja que nuestros sentidos la percibirán como tal. “La Matrix lo hace real”, dice la frase. Por otro lado, los racionalistas plantean la existencia de un mundo a partir del razonamiento, para ellos algo puede existir incluso si no es percibido por los sentidos.
Con base en lo anterior, una mente artificial puede llegar a considerarse tan real como cualquier otra. Mucha veces nos encontraremos con personajes a los que les es imposible diferenciar el mundo real del digital, ya sea por la perfecta construcción del mismo (eXistenZ), por la presión ejercida para hacerles creer algo (The Matrix) o por enajenación propia. No obstante, los personajes humanos no son los únicos que pueden sufrir está confusión, la IA, avatares o personajes netamente digitales pueden sufrir el mismo dilema, sobre todo porque para ellos todo lo digital es real. El Wirepunk es el subgénero en donde la frontera entre la realidad y la artificialidad se rompe.
Computación e Inteligencia Artificial.
Es obvio que si vamos a hablar de mundos virtuales necesitamos una forma de acceder a ellos, y ésta es, en la mayoría de los casos, una computadora. El Cyberpunk contempla dos principales tipos de desarrollo tecnológico, el industrial (que corresponde al Cyberpunk clásico) y el digital (que nos remite al Wirepunk). La computación y los mundos virtuales inevitablemente nos llevan al nacimiento de seres pensantes completamente digitales, mentes artificiales nacidas en la inmensidad de los ceros y unos que conforman la base de la virtualidad.
En el Wirepunk los seres de carne y hueso y los androides pueden estar presentes, pero no son tan importantes como los seres virtuales, pues finalmente, el mundo que nos interesa es incorpóreo y muchas veces sólo es accesible a través de una pantalla. Aunque el hecho de que en muchas obras del género los personajes pueda saltar entre mundos crea la necesidad de cyberware y bodyware que haga un tanto biónicos a los protagonistas. En Ghost in the Shell existe una red virtual que conecta los cerebros de la mayoría de humanos, androides y ciborgs.
Videojuegos
La posibilidad que ahora existe para jugar juegos en línea es otra fuente de inspiración que los creadores de obras de ficción han usado para generar historias Wirepunk, sobre todo porque —incluso antes del Internet— los videojuegos ya ofrecían la posibilidad de explorar mundos digitales a través de una pantalla, sin olvidar que las vidas y personalidades muchas veces aisladas e introvertidas de los gamers nos recuerdan a los hackers y piratas cibernéticos.
IDEOLOGÍA: ANARQUISMO, PUNK Y HACKERS
Lo que hace que un Wirepunk sea Wirepunk y no Ciencia Ficción Social con temática digital es la ideología. El Wirepunk explota las características anárquicas de ese mundo virtual y se enfoca en criticar la dependencia que la sociedad humana tiene actualmente de este tipo de tecnología. Si el mundo virtual falla, el caos se apoderará rápidamente del mundo real.
Ahora bien, el mundo virtual puede servir como: (1) medio para controlar todo, (2) medio que está fuera de todo tipo de control y permite el libre tráfico de información y mercancías y (3) herramienta para que los Hackers se infiltren en donde quieran. Sin importar que postura tengamos, siempre deberán existir la postura anárquica en contra del sistema de control (sean gobiernos, corporaciones, IA o software) y la ideología punk del “No Futuro” que ve en el excesivo uso de las herramientas digitales un camino a la deshumanización de la sociedad y la decadencia de la civilización.
AnimatrixLA RED/THE WIRE
El Wirepunk postula cómo los humanos se acabaron sus espacios de interacción y tuvieron que crear otro mundo sin límites ni limitaciones físicas para realizar todo lo que en el mundo real es ilícito, incorrecto o simplemente difícil de lograr. El anonimato en el ciberespacio nos da una nueva oportunidad, podemos comenzar de nuevo cada vez que queramos e incluso podemos evitar la discriminación gracias a un nickname o avatar que no refleja nuestra filiación política, estatus socioeconómico, preferencia sexual ni origen étnico.
La red se ha convertido en ese nuevo mundo que podemos explorar, con retos, aventuras y enemigos para enfrentar, y que a diferencia del mundo real puede ser más excitante, accesible e inmediato que la realidad, sin olvidar la profunda complejidad que puede tener en cuestiones tecnológicas, filosóficas, éticas y morales.
Nota: el siguiente es un ensayo sobre el Survival-Horror como género cinematográfico o televisivo y puede diferir del género de videojuegos en varios aspectos.
El también llamado Horror de Supervivencia es un género nacido de la escena gamer y popularizado gracias a franquicias como Resident Evil y Silent Hill. El bum de los videojuegos en la última década del siglo XX y la primera del XXI, su salto a la pantalla grande y la dinámica social que empezó a reflejar sus frustraciones en las cintas de Superhéroes y Zombis, coadyuvaron a popularizar el género.
A continuación la definición de lo que yo considero es Survival-Horror:
El Survival-Horror es un subgénero nacido directamente del Horror, el Gore y la Ficción. Sus temáticas suelen centrarse en un grupo de personajes que deben sobrevivir a algún tipo de catástrofe apocalíptica sobre la que no tienen control y de la cual no pueden escapar.
PANTALLAS VS CONSOLAS
Si bien el Survival-Horror (SH) nace en los videojuegos y se considera un género nato allí, algunas series de televisión y películas han empezado a desarrollar historias basadas en las premisas que popularizaron los juegos. Con ello se generó un estándar en las producciones de los últimos años dentro de género del Horror, que mostraban historias enfocadas en la acción y el suspenso que tanto atraían a los jugadores y que rápidamente engancharon al público juvenil no sólo en la escena gamer.
Como género de videojuegos, el SH presenta características que van desde el desarrollo de la historia, hasta la creación de personajes, pasando por el manejo de escenarios y la dinámica en la perspectiva (o juego de cámaras), que en su conjunto introducen al espectador dentro de la acción y lo mantienen en tal tensión que le resulta inevitable saltar frente a cualquier sorpresa (qué es la dinámica clásica del género del Horror). Sin embargo, a diferencia de lo que pasaba en las consolas, el séptimo arte y la televisión crearon historias genéricas que seguían un patrón muy repetitivo. El SH, al menos dentro del cine, no es un género propiamente hablando, es más la dinámica entre los personajes y su entorno en relación con el género madre que guía al filme, que generalmente es Terror, Horror o Ficción Especulativa Apocalíptica.
Silent Hill (Christophe Gans, 2006)
HORROR, TERROR Y MIEDO
Para entender mejor éste género, debemos conocer sus raíces, es decir, lo que le da su nombre. El SH es un subgénero del Terror, el cual se enfoca en provocar tensión en los espectadores (no confundir con Thriller) y asustarlos con alguna escena sorpresiva o apelando a la impresión visual, generalmente recurriendo al Gore. El Horror, que no es lo mismo, busca generar miedo o pánico, pero a un nivel más psicológico, provocando que en ocasiones nosotros mismos nos asustemos sin la necesidad de que se nos muestre una escena atemorizante.
El término como tal fue adoptado por el mundo hispanoparlante sin traducción y extraído directamente del mundo de los videojuegos. Si nos propusiéramos dar una traducción con base en nuestra lengua y los géneros de los que deviene, deberíamos llamarlo Survival-Terror o Terror de supervivencia.
Como el género mayor del SH es precisamente el Terror, resulta muy común que se produzcan mezclan con otros géneros. Dentro de la escena cinematográfica tenemos que muchas veces es un género externo el que guía o da pauta tanto al argumento principal como al desarrollo general de la historia. En la película Zombieland (Ruben Fleisher, 2009) tenemos que la Comedia guía al filme, en Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007) el Splatter es el eje rector, mientras que en Carriers (Àlex Pastor y David Pastor, 2009) reinan la Ficción Especulativa y el Drama.
Con base en su relación con otros géneros, podríamos aventurarnos a decir que el SH es un Exploitation del Terror, porque de cierta forma sí lo es. Sin embargo, el Cine de Explotación ha sobreexplotado por sí mismo al Survival-Horror, desgastando muchas de las temáticas y dinámicas clásicas.
Zombieland (Ruben Fleisher, 2009)
DINÁMICA DE SUPERVIVENCIA
Con lo dicho anteriormente aún resulta muy ambiguo saber qué pertenece al SH, podríamos pensar que es cualquier obra en donde los personajes deban luchar por su vida contra algo que cause terror sin importar de qué género sea. Esto no es así, películas como Hostel (Eli Roth, 2005) o Saw (James Wan, 2004) muestran gente en situaciones horribles tratando de sobrevivir, y aunque no está bajo su control evitarlo, las películas se descartan del género por la simple razón de que existe un villano que provoca su sufrimiento.
Para pertenecer al SH no sólo debe haber Terror de fondo, debe desarrollarse una dinámica de supervivencia que forcé a los personajes más allá de sus límites, obligándolos a cometer actos que normalmente no harían con tal de tener un día (o unas horas) más de vida. Además, no debe existir un personaje antagónico (o villano) que provoque la situación de supervivencia, debe ser una catástrofe que se haya salido de las manos y no pueda ser controlada, obligando a los personajes a aferrarse a la vida haciendo uso de toda su fuerza, ingenio o sentido común para poder sobrevivir. Cabe aclarar que un gigantesco monstruo arrasando una ciudad no es un personaje en sí, es básicamente la situación.
Durante la historia, los personajes generalmente deben resolver problemas que no estaban previstos, apelando no sólo a su fuerza física, sino a su intelecto. En el Survival-Horror los sobrevivientes debe elegir entre lucha o huir, esconderse o hacerle frente a la situación, y aferrarse a la vida o dejarse morir.
Filosófica e históricamente el conocimiento ha sido el arma más poderosa, dentro del género que nos compete es una constante ver que los personajes desconocer la situación, no saben a plenitud qué es lo que pasa y mucho menos si esto les puede causar algún daño. La falta de información es básicamente lo que hace entrar en pánico a los personajes y los obliga a cometer errores, esto lo podemos ver de manera muy obvia en The Happening (M. Night Shyamalan, 2008). En una situación de supervivencia es importante saber cómo reaccionar ante la amenaza, pero si no sabemos qué es lo que pasa no podremos reaccionar correctamente, actuaremos por instinto y eso es lo que genera esa dinámica tan particular entre los personajes y su forma de enfrentar la situación.
Correr y Disparar. La dinámica clásica de los videojuegos era correr y dispara, atacar al enemigo, debilitarlo y huir antes de que pueda contraatacarnos. Muchas películas y series se basan en este principio, pero en menor medida, recordemos que generalmente los personajes no tienen la fuerza necesaria para defenderse ni atacar, teniendo únicamente como opción el correr y esconderse. La diferencia primordial entre juegos y películas es que en los primeros tenemos el recurrente uso de tomas en primera persona (POV), que sumergen al jugador dentro de la acción. Esto es muy poco usado en el cine, el filme Doom (Andrzej Bartkowiak, 2005) hace uso de este recurso visual pero es porque se basa en el videojuego del mismo nombre. Aquí no debemos confundirnos con el Falso Documental ni las tomas de cámara en mano como en Cloverfield (Matt Reeves, 2008).
Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007)
APOCALIPSIS Y REFUGIO
El elemento apocalíptico es sin duda el más recurrente en este tipo de filmes, pues básicamente en cada obra se nos presenta una situación del fin del mundo. El hecho de que el apocalipsis sea global es lo que hace tan atractivo a este género, pues no importa que hagan los personajes ni a dónde se dirijan, no encontraran otra cosa más que desolación y muerte. El no tener un lugar para esconderse o estar a salvo enfatiza el elemento de supervivencia o en su caso buscar dicho paraíso se convierte en la meta final de la travesía. Asimismo, la constante de estar acorralado enfatiza la frustración y eleva la tensión en los espectadores, como podemos verlo en Dawn of the Death (2004) y Land of the Dead (2005), ambas de Geroge A. Romero, y en The Walking Dead (Frank Darabont, 2010), donde los protagonistas buscan incansablemente un lugar dónde estar a salvo.
Si bien al holocausto puede no ser mundial, el entorno dentro del cual se mueven los personajes está totalmente afectado y les impide estar a salvo. En Cloverfield la ciudad de Nueva York está en peligro y en REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), a pesar de que todo acontece en un edificio, no hay habitación en la que puedan estar seguros.
VÍVERES, ENEMIGOS Y CORDURA
El elemento apocalíptico no sólo sirve para generar un escenario desesperanzador, también sirve para hacer aún más estresante la dinámica de supervivencia, pues la obtención de recursos (armas y alimentos principalmente) se convierten en la necesidad principal que debe ser satisfecha incluso antes que la seguridad personal. Salir en busca de suministros siempre implicará exponer la vida a los peligros del camino o en su caso luchar por ellos contra otros sobrevivientes.
Además de los zombis, engendros o virus a los que se deba sobrevivir, el gran enemigo a evitar son las otras personas, quienes harán lo que sea para estar a salvo aún si eso incluye acabar con nosotros. En muchas obras de este tipo los sobrevivientes generalmente se unen e intentar salir adelante juntos, pero eso no los exime de sufrir problemas dentro del mismo grupo ni contra otras personas, como lo vemos magistralmente en The Walking Dead.
El vivir a un ritmo tan estresante, tener que lidiar con todo tipo de enemigos y la falta de recursos, llevan tarde o temprano a la locura. Mantener la cordura y la esperanza es una de las claves para seguir vivo, tener porqué luchar es quizás la principal razón para no dejarse morir y es por eso que muchas veces los personajes simplemente dejan de intentarlo. Cuando todo está acabado, cuando ya no hay esperanza y cuando pareciera que todas las salidas se cierran, es cuando sentimos el verdadero horror de estar vivos, y eso se ejemplifica perfectamente en The Road (John Hillcoat, 2009).
The Walking Dead (Frank Darabont, 2010)
PERSONAJES
El desarrollo de los personajes es de los aspectos más ricos dentro del género, pues el hecho de llevar a una persona a sus límites físicos y psicológicos hace que la veamos tal cual es, sin apariencias y en su estado más primitivo. La tensión que sufren a lo largo de la historia nos deja ver parte de la naturaleza humana, pues muchas personas que creemos fuertes y correctas en situaciones normales, resultan no serlo cuando las cosas se ponen difíciles y más cuando su vida depende de ello, o por el contrario, la gente que parece débil resulta adaptarse a la situación y logra sobrevivir; justamente es la adaptación la clave de la supervivencia.
La actitud de los personajes ha servido para hacer crítica social, pues nos muestran que cuando nuestra vida depende de ello la confianza es algo que se puede perder fácilmente. De la misma forma, la moral y las leyes sociales quedarán rebasadas cuando la ley de la selva sea la única forma de seguir vivo. En el Survival-Horror literalmente es comer o ser comido. En Carriers vemos como resulta imposible confiar en alguien sin importar su inocencia o lo inofensivas que luzcan las personas.
En éste género se explotan las características más obvias de los seres humanos: su mortalidad y susceptibilidad al daño. El SH apela a nuestro miedo a ser lastimados y lo potencializa colocándonos en situaciones sin salida. Por esta razón no tenemos héroes como personajes, la mayoría ve por sí mismo o por un pequeño grupo de personas, sin importarles que para salvarlos tengan que lastimar a gente inocente que únicamente busca sobrevivir al igual que ellos.
Carriers (Àlex Pastor y David Pastor, 2009)
ZOMBIS Y MÁS ZOMBIS
El SH es siempre asociado al género de Zombis (que no estoy seguro si en realidad es un género) debido que en los últimos años ha habido una gran producción de películas de éste tipo, en parte por los problemas sociales que ha sufrido la humanidad y por el gran horror que se le tiene a estas criaturas, que podemos explicar con la teoría del Valle Inexplicable (o Valle Inquietante).
Desde los zombis de George A. Romero a los engendros de Robert Rodríguez, la evolución y dinámica de las películas ha cambiado, al igual que el diseño de los muertos vivientes. Con cada entrega los muertos se hacen más voraces, inteligentes y peligrosos, y los argumentos han dejado de enfocarse en la dinámica de correr y disparar —que heredaran de los videojuegos— para centrarse en la crítica social. De aquellos primeros filmes Serie B a las grandes producciones de los últimos años, los zombis han evolucionado en todos los aspectos, generando incluso una variación dentro de su propio género, el Cine de Infectados (aquellos que no están propiamente muertos). Sin embargo, el Survival-Horror no se limita a muertos buscando carne fresca, pues el Horror va más allá de la vida o la muerte.
Para terminar, debe quedarnos claro que toda película de Zombis es SH pero no todo SH es de Zombis. Aunque he visto películas sobre Zombis tan inverosímiles que incluso dentro de la Serie B parecen absurdas y me hacen cuestionarme sobre si quizás dentro del infinito universo del celuloide exista un filme de muertos vivientes que no sea SH.
Con el bum de internet en los años 90 y la primera década del siglo XXI, propiciado por su cada vez más fácil acceso a la clase media, la facilidad para compartir información alcanzó límites inimaginables; ahora era posible estar informado en tiempo real del acontecer en la industria de los medios audiovisuales. Videojuegos, animación, televisión y cine se vieron forzados a adaptarse a esta nueva plataforma en la que todo era gratis, mucho más accesible y con un mercado de consumidores en exorbitante crecimiento a nivel mundial. Atrás quedaban los años en que las revistas y los rumores entre amigos y proveedores piratas en los tianguis significaban la mejor fuente de información para estar al día en el vertiginoso desarrollo tecnológico que ha permeado a la cultura pop.
El internet facilitó a sus usuarios la posibilidad de poder conseguir series, películas, videojuegos, canciones y software sin tener que recurrir al nada confiable mercado informal. Más importante aún, nos permitió conseguir artículos que eran muy difíciles de encontrar fuera de su país de origen (básicamente Estados Unidos y Japón) a no ser que se acudieras a alguna convención. Esto significó tres cosas para la industria audiovisual: en primera catapultó la fama de muchas producciones y las internacionalizó, creando acérrimos fans por todo el globo; en segunda, se creó un mercado pirata intangible y muy difícil de controlar a pesar de los esfuerzos de las casas productoras y los propios proveedores de servicios en internet, y en tercera, la capacidad para acceder de forma gratuita, directa y en cualquier momento a los mismo productos que tenemos en la televisión y el cine, crearon, a mi forma de ver, un hastío en el telespectador causado por la mala programación de las cadenas televisoras . Esta debacle televisiva tuvo, además, que competir con el brutal despegue de redes sociales y páginas de videos como YouTube.
Es justamente en YouTube donde hemos podido ver, en un periodo de poco más de cinco años, el desarrollo de una plataforma de entretenimiento que ha tenido que modificar su contenido a una velocidad realmente relampagueante. Algunos quizás recuerdan cuando en YouTube la mayoría de videos eran cosas random subidas por los usuarios sin un fin específico, posteriormente se saturó el canal con videos musicales y no tardó en hacer lo mismo con fragmentos de series de televisión y películas. Quizás YouTube hubiese seguido ese camino si no fuese por la cuestión legal de derechos de autor. La mayoría recordamos, estoy seguro, algún canal que frecuentábamos y que fue borrado por esta razón. El retiro de videos con Copyright forzó a los internautas a producir contenidos propios que ellos mismos compartirían sin la presión de que estos pudieran ser eliminados; surgió así la era de la “televisión por internet” (aunque propiamente no era televisión).
En esta etapa es cuando surgen los video blogers (vlogers), esos chicos que se paran frente a la cámara y habla de algún tema en específico (similar a lo que hacemos los blogueros pero en video). Antes de ellos ya habían surgido algunos usuarios que subían videos cómicos pero eran pocos y no se auto reconocían como una comunidad virtual en específico, como ya hacían los blogueros en ese entonces y como posteriormente hicieron los podcasters. A la par de los vlogers surgieron los moneros, chicos amantes de la animación y con algún conocimiento en flash y otros programas simples para animar.
Independientemente del precedente que sentó Huevocartoon como una de las primeras animación flash con fines cómicos, los moneros empezaron, en su mayoría, parodiando series de anime o haciendo videos chuscos que apelaban al albur, al humor ácido, a las historias simples y muchas veces al mal gusto, para agradar a los internautas. Algunos tuvieron un éxito tal que fueron vistos como un producto que podía venderse, sin embargo, no podía venderse a los consumidores, pero sí a los publicistas, quienes encontraron en el astronómico número de visitas una nueva mina de oro para la publicidad. Vlogueros y moneros lograron por fin recibir cierta remuneración por algo que hacían gratis. Esto los llevó a aumentar la producción de sus animaciones pero a reducir su calidad y esencia innovadora, irreverente y de improvisación que tenían en un inicio.
Esta “Animación basura” se convirtió en algo similar a lo que fue conocido en la escena cinematográfica underground como Cine Basura (Trash Cinema) y que ahora muchos de esos largometrajes son cine de culto, eso que renombramos como Serie B. Muchas de estas animaciones flash captaron un público realmente numeroso y fiel, que empezó a apoyar y difundir los trabajos de sus moneros favoritos, convirtiendo a varios de ellos en verdaderas celebridades de internet y creado disputas entre los fans por ver cuál serie es mejor. Independientemente de ello, lo que debemos destacar es el empeño que los moneros ponen en sus obras, pues —al menos en un principio— no recibían ningún pago por el trabajo que hacían, que podía llegar a ser verdaderamente arduo puesto que, además de no disponer de recursos, tenían que hacer todo el proceso de animación por ellos mismos: escribir la historia, diseñar personajes, animar, hacer doblaje y grabar el audio.
Los monos como Hobby
La primera razón por la cual los moneros empezaron a subir sus videos fue el gusto, el amor a la animación y el hecho de que significaba un pasatiempo, que para algunos nunca fue más que eso mientras que para otros era una forma de iniciarse en una actividad a la que realmente se querían dedicar. Todos los moneros iniciaron en esto por gusto y posteriormente lograron entrar en la industria y recibir una paga.
Los monos como plataforma de publicidad
Con el bum de YouTube y su programa de Partners, el sueño de muchos internautas se hizo realidad; recibir una paga por jugar videojuegos o subiendo esos videos que por años habían hecho, ahora podría significar una forma para ganarse la vida. Y los moneros no fueron la excepción, Rulo Barrera y RAL-Negas son el mejor ejemplo de ello, tanto que por un tiempo quién atrajo la mayor cantidad de visitas al canal de IrreverenTV fue el Negas.
El hecho por el cual los youtuberos (o youtubers) se convirtieron en un producto redituable es porque ya tenían un mercado cautivo (los espectadores) y un medio de difusión (las animaciones, playgames o vlogs), sólo faltaba el efectivo, que fue lo que los patrocinadores, a través de TvAzteca (para el caso de IrreverenTV) y otras empresas, llegaron a inyectar.
El márquetin. Las empresas de publicidad, si algo tienen, es astucia. Cuando YouTube fue vendido a Google y se abrió a la publicidad permitió que la página obtuviera un margen de ganancias exorbitante. Como Google ganaba dinero con la publicidad un mayor número de visitas significaría un mayor número de ingresos, pero para que las visitas aumentaran debía de proporcionar contenido que atrajera mucho público. Sin embargo, Google no tenía tiempo para proporcionar contenido, pero si los muchos suscriptores que ya de por si hacían videos que muchas veces lograban recaudar miles de visitas al día. Se creó así el sistema de Partners, en el cual los canales suscritos obtendrían visitas a cambio de poner publicidad en sus videos, y mientras más visitas tuvieran más ingresos les generaría. Muchos moneros y principalmente vlogers usaron esto para empezar a recibir ingresos por algo que antes hacían gratis.
El patrocinio. La televisión y las empresas fijaron sus ojos en los videos de la red que tanto atraían a ese público que había dejado la televisión y como eran miles las visitas que recibían, optaron por patrocinarlos para que siguiera subiendo su contenido a cambio de algo de publicidad. Los Youtubers tuvieron así una segunda fuente de ingresos que ya no dependía directamente de la publicidad que insertaba YouTube, sino de los comerciales que los moneros y vlogueros hacían para productos comerciales. Así, las personas que se sentían muy originales por cambiar la tele por el monitor terminaron viendo un producto auspiciado por las marcas y televisoras que tanto criticaban.
Los monos como plataforma artística
De entre todos los moneros y proyectos existen dos casos muy particulares, el de Darkar y el de Steve Morales. Ambos dedicados netamente a la producción audiovisual y que incluso estudiaron algo relacionado a ello, Animación en el caso de Darkar y Diseño Gráfico en el caso de Steve. Rulo Barrera también estudió Diseño Gráfico y se ha dedicado a ello, pero en cuestión de animación se ha enfocado en los monos, a diferencian de estos dos chicos que realmente quiere dedicarse a la producción de videos y a la animación a un nivel profesional.
Darkar tiene la meta de abrir su propio estudio de animación en California, mientras que Steve busca crear su propia serie original, desde los personajes, hasta la música y el doblaje. Cuando el internet se usa como plataforma para que futuros artistas, músicos o escritores inicien y hagan sus primeros proyectos, creo que realmente estamos haciendo un buen uso de tan increíble herramienta cibernética.
Los monos como plataforma social
Los de Barrio, familia creada por Sergio Navarro y Arturo Lebrija, son el máximo estandarte de denuncia animada, en sus cortos vemos cómo la ignorancia, la falta de oportunidades y la corrupción son los defectos que mantienen a nuestra sociedad sumida en la pobreza y el rezago en todos los aspectos, pero que al mismo tiempo nos dan un perfecto ejemplo de la vida cotidiana y los problemas mundanos a los que muchas familias de clase media-baja se deben enfrentar.
La Familia del Barrio nos retrata, se burla del estereotipo mexicano y al mismo tiempo nos invita a reflexionar sobre todas esas cosa de nuestro país de las que tanto no quejamos pero a las que nunca intentamos cambiar, porque no se trata de cambiarlas a ellas, sino de cambiar nosotros como sociedad y eso es lo que una buena animación debe invitarnos a hacer.
Lo que me he propuesto con ésta introducción es poner en contexto al lector para que pueda apreciar el desarrollo general que la animación amateur encontró en las nuevas plataformas que nos proporcionó internet. Lo que pretendo hacer en ensayos futuros es hablar de algunas de las creaciones y moneros mexicanos más exitosos de la web. Mi intención con esto es hacer un pequeño análisis de cómo una animación que muchas veces es soez y con poco contenido ha logrado crear un impacto tan grande que incluso empieza a sobrepasar el mundo de las redes sociales. En un mundo [virtual] en donde los memes y el humor gráfico simple se han adueñado de internet, la animación chafa es la nueva alternativa frente a una televisión abierta que cada vez resulta más decadente.