Kung Fury

 

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Título Original: Kung Fury.
Género(s): Exploitation/Nazisploitation/Chopsocky, Ciencia Ficción, Fantasía, Comedia, GrindHouse.
Director: David Sandberg.
Emisión: 2015.
Duración: 31 minutos.
Extras:

Demostrándonos que el crowdfunding puede ser el futuro de las producciones independientes,  llega Kung Fury, una de las más exageradas obras audiovisuales que se han hecho en los últimos años. Con súper poderes sin sentido, violencia, robots, dinosaurios, Nazis, tecnología ilógica y destrucción al más puro estilo de la Serie B, no podríamos pedir nada más.

Kung Fury es la oda a las películas de explotación (Exploitation) que tanto permearon en la Serie B en los setentas y ochentas, pero además es un grandioso homenaje a ese cine decadente conocido como GrindHouse. El estilo del filme me recuerda a ciertas películas de Tarantino y Rodríguez, “mal hecho” a propósito, que para quienes no conozcan este tipo de cine ni lo sepan apreciar pasará simplemente como una película de mala calidad, pero para quienes gustamos que estas alternativas cinematográficas, Kung Fury es la perfecta concretización de todo eso.

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La historia gira en torno a Kung Fury, un detective del departamento de policía de Miami que debe viajar al pasado para matar a Hitler antes de que este asesine a todos sus compañeros. Con ayuda de Hackerman, un genio de la computación, logra su cometido, pero algo sale mal y viaja demasiado atrás en el tiempo, hasta la era de los Vikingos, afortunadamente, Thor lo transporta a la época correcta y con ayuda de sus nuevos amigos del pasado y sus viejos amigos de futuro logran derrotar al ejército nazi, pero lamentablemente Hitler logra escapar causando un paradoja temporal.

El mediometraje nos regala en tan sólo 30 minutos todos los géneros y posibilidades que la Serie B nos puede ofrecer, la mayoría son completamente descabellados, incoherentes y nada creíbles, pero es una delicia verlos todos juntos en pantalla. Lo que podemos ver en Kung Fury son robots, hiperviolencia, artes marciales, gore, mujeres sexys, disparos, autos y explosiones, persecuciones policiacas, locos criminales, un héroe renegado, efectos cutres y exagerados pero que por eso mismo resultan atractivos, música ochentera, hackers, viajes en el tiempo, chistes malos, dinosaurios, algo de anime, a Thor, Nazis caricaturizados, paradojas temporales y mucha acción.

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Algo que disfrute mucho y me hizo reír sin parar fueron todas esas exageraciones que pretendían ser gags al conjuntar juegos de palabras y características de los personajes, como en Triceracop, Hackerman, Laserraptor y los Kung-Fu poderes. Sin olvidar los homenajes a clásicos del cine como Terminator (el viaje en el tiempo) y Odisea del Espacio (con el Hoff 9000 emulando al Hall 9000 y haciendo referencia a Kitt, el Auto increíble, serie protagonizada por el mismísimo David Hasserhoff), sin olvidar el típico cliché de las películas de superhéroes sobre la obtención de poderes.

Por si todo lo anterior fuera poco, el filme también alude a esa fantasía violenta y pulp con vikingos matando dinosaurios en un mundo salvaje con música rockera de fondo, algo que me recordó mucho a Heavy Metal. Las partes donde la película parece dañada y los comerciales inventados son un elemento clásico del cine GrindHouse. Las partes animadas también nos remiten al anime ochentero y a las producciones americanas que en ese tiempo eran más crudas y menos estilizadas. Igualmente, esa Alemania nazi steampunkizada dan al filme un toque ucrónico muy particular. Una recomendación obligada para quien guste de este tipo de cine.

Carsploitation

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Dentro del Cine de Explotación (Exploitation), aquel que sobreexplota un tema como recurso para atrapar al público y que forma parte del cine Serie B, existe todo un universo de subgéneros, uno de los principales y más comunes es el Carsploitation. Dicho subgénero se enfoca en mostrarnos aventuras a bordo de automóviles, haciendo tanto énfasis en ellos que se convierten en un personaje indispensable en la historia.

Iniciemos con una definición de Carsploitation:

El Carsplotation es un subgénero del Exploitation enfocado en mostrar aventuras a bordo de automóviles. Las historias tienen como tema central dichos vehículos y los personajes están íntimamente ligados a ellos. Las escenas de acción toman lugar en carreteras y autopistas, y los automotores tienen tanta importancia que incluso pueden desplazar a los actores como personajes principales.

La fórmula de este género es muy básica: persecuciones, choques, velocidad, carreteras peligrosas, locos tras el volante y fenomenales motores que impulsan a los vehículos para saltar precipicios o librar obstáculos de formas imposibles.

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Dead Race 2000 (Paul Bartel, 1975)

MANEJANDO

Como todo buen subgénero de Exploitation que se respete, el Carsploitation debe hace una sobreexplotación de todos sus elementos a fin de generar en el espectador un morbo tal que sea eso lo que le incite a ver la obra, sin esperar grandes historia con trasfondos argumentales complicados.

Sexo, violencia, autos modificados, velocidad, colisiones y adrenalina son componentes clave para estos filmes. No obstante, generalmente se recurre a tres temáticas principales: (1) una carrera, (2) un auto misterioso o (3) un conflicto cuya pelea toma lugar en la autopista.

Para el primer caso tenemos el gran ejemplo de Dead Race 2000 (Paul Bartel, 1975), donde vemos peculiares autos competir en una mortal carrera donde las armas y los accidentes están a la orden del día. The Car (Elliot Silverstein, 1977) nos expone la temática de un auto misterioso asociado a muertes por resolver. Finalmente, Dead Proof (Quentin Tarantino, 2007) nos lleva a una pelea callejera entre un doble de riego y cuatro fieras mujeres donde los puñetazos y las patadas son cambiados por choques y atropellamientos.

Sin embargo, no debemos olvidar que no toda obra cinematográfica o televisiva donde los automóviles tengan un papel preponderante en la historia puede ser considerada parte de este género, para serlo debe sobreexplotar dicha temática con la finalidad de que los espectadores estén deseosos de explosiones y volcaduras a toda velocidad.

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The Car (Elliot Silverstein, 1977)

ACELERANDO

El Carsploitation tiene la suficiente versatilidad para compaginarse con otros géneros similares, ya sea que deriven del mismo cine de explotación o que sean parte del amplio repertorio de la Serie B. Muchas veces el género es acompañado por Gore, Slasher, Splatter o Sexploitation, generando toda una gama de atributos que prometen enganchar al espectador por el morbo que producen.

La estructura de éste tipo de obras es muy sencilla, básicamente se trata de tener personajes ligados a sus vehículos y que éstos funjan no sólo como un transporte, sino como un arma, una herramienta o un villano. Así, el peligro que se genera en las situaciones de riesgo tiene más que ver con la presencia del carro que sin éste, en otras palabras, el poder del villano radica en su auto, sin él es fácil derrotarlo o en dado caso deja de ser una amenaza.

El desarrollo también presenta una estructura básica. Las escenas de acción son siempre en los autos, ya sea que se trate de una persecución, una carrera, una balacera, una escena de sexo o un escape; la velocidad es lo que genera esa sensación de aventura y riesgo. Por otra parte, las escenas más introspectivas pueden darse a bordo de los transportes o fuera de ellos. Cuando son al interior se realizan a baja velocidad, de esta forma la rapidez con la que se mueve el automóvil es un indicador de la tensión dramática del momento.

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Dead Proof (Quentin Tarantino, 2007)

APARCANDO

Existen algunas películas que por sus características pueden pasar desapercibidas, pero que en esencia son parte de este género o que por el contrario generan cierta ambigüedad. Una de ellas de Twister (Jan de Bont, 1996), mejor conocida en el mundo hispanoparlante como Tornado. En dicho filme toda la acción tiene lugar en la carretera y a bordo de un convoy de automóviles equipados con aparatos de monitoreo meteorológico.

Los automóviles de Tornado adquiere un papel tan esencial en la historia que es imposible desligarlos de los actores, la mayoría de las escenas y la acción más trepidante acurre abordo de ellos, pero está película se mantiene en una línea muy delgada entre el Carsploitation y la Road Movie.

Hay otros ejemplos aún más ambiguos y cuya pertenencia al género debe ser analizada con cautela, pues si bien tienen autos como elementos esenciales de la trama, las temáticas argumentales giran en torno a otras cosas que pueden hacernos dudar sobre su pertenencia al Carsploitation.

La serie de televisión Knigh Rider o El Auto Increíble, tiene algunos elementos automovilísticos para pertenecer al género, pero se aleja de esa esencia de sobreexplotación propia de las producciones hechas en la década de los 60 y 70. Con este ejemplo podemos notar que no todo lo que contenga carros como elemento fundamental de la historia es Carsploitation.

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Twister (Jan de Bont, 1996)

CARSPLOTATION ANIMADO

En la animación tenemos ejemplos como Meteoro y Cars. Sin embargo, al Match 5 le pasa lo mismo que a Kitt (el auto increíble), pues a pesar de que todo gira en tono a las carreras de autos no sobreexplota los elementos para genera un morbo que atrape a los espectadores. Y Cars ni siquiera puede ser considerada parte del género pues los autos son la representación mecánica de personas, justo como se hace en las fábulas de animales.

Un carsploitation animado en toda la extensión de la palabra lo tenemos en el cortometraje Micro Mayhem, pues en él sí vemos ese morbo generado por la velocidad, los choques y la adrenalina que sólo puede generarse al conducir un bólido por la carretera.

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Micro Mayhem

CARSPLOTATION EN SERIE A

El cine de bajo presupuesto no es el único que ha aprovechado las llantas y el asfalto para contar sus historias, las grandes producciones también nos han regalado fastuosos filmes cargados de velocidad, explosiones, efectos visuales, hombres musculosos y mujeres sensuales.

El ejemplo más conocido dentro de las grandes ligas es obviamente la saga de Fast and Furious, que no sólo ha generado enormes ganancias a sus productores, sino que ha creado toda una legión de seguidores y una cantidad de productos derivados impresionante, convirtiéndose en el perfecto ejemplo de lo atractiva y lucrativa que una película de este género puede llegar a ser.

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Fast and Furious

A LA MEXICANA

Así como dentro del Cine de Explotación existen subgéneros específicos que denotan producciones hechas en México o con influencia de nuestra cultura, como la Enchilada Wester, El Zapata Wester o el Mexploitation, existen también obras realizadas en nuestro país donde las historias giran en torno a vehículos motorizados. El ejemplo más conocido es quizás Lola la Trailera (Raúl Fernández, 1983).

Si bien en México no tenemos una producción de obras Carsploitation como tal, a menos no a propósito, si hay un buen número de películas donde la acción transcurre sobre cuatro ruedas, la mayoría pertenecen a lo que podríamos denominar como el símil mexicano de la Serie B, el Videohome. Este tipo de producciones, pese a no haber sido pensadas como parte del género, bien pueden considerarse dentro de él, ya que poseen todas las características necesarias para ello.

Lee Hardcastle

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Los seguidores frecuentes del blog sabrán que soy un gran fan de Cyberpunk, sin embargo, otro de mis géneros favoritos es el Gore, en todas sus variantes, desde el Gore Clásico hasta el excesivo Slasher o el viscoso Splatter, géneros que nutrieron a la Serie B en su modalidad Grindhouse.

Hablar de animación gore resulta un poco difícil, pues no es un género al que los animadores recurran con frecuencia, posiblemente porque el manejo de la anatomía lo hace más complicado o simplemente porque al público no le interesa ver dibujitos llenos de sangre. Fuera de la animación japonesa, que ha explotado todos los géneros imaginables, han sido pocas las obras de éste tipo de temáticas que he tenido la oportunidad de ver. Y si hablar de animación gore resulta difícil, hablar de animación gore hecha mediante Stop Motion es todavía más complicado. Para fortuna de todos los que amamos el Gore, un animador independiente ha tomado la batuta para representar tan polémico género mediante una de las más tradicionales técnicas de animación, me refiero al animador británico Lee Hardcastle.

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I make claymations

“I make Claymation that are NOT for children”, es la frase y advertencia con la que siempre se presenta Lee, un animador independiente oriundo de Inglaterra y que se dedica a la creación de cortometrajes realizados mediante la técnica de Claymation, que no es otra cosa sino la animación mediante Stop Motion usando modelos de arcilla (plastilina).

La peculiaridad de Lee es su forma de trabajar. En primer lugar no usa grandes recursos, sus escenarios, personajes y demás utilería están hechos a partir de cosas tan simples como la plastilina y el papel. El equipo (cámara, computadora y software) con los cuales lleva a cabo su obra tampoco son de un alto nivel profesional; incluso los sets de sus cortos están hechos sobre una simple mesa.

En cuanto a la calidad artística podemos decir que Lee no es un gran escultor, sus diseños son burdos e incluso feos (es posible apreciar las huellas de sus dedos sobre la arcilla), pero eso acentúa ese estilo Grindhouse que su obra refleja. Ver una de sus obras es como ver una animación Serie B, porque en esencia eso es lo que estamos viendo: recursos limitados, trabajo realizado en poco tiempo, historias exageradas (propias de los géneros de los que parte) y una sobreexplotación del sexo y la violencia.

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De sangre y tripas

Las obras de Lee coquetean con prácticamente todos los subgéneros del Gore, principalmente con el Slasher (un loco masacrando gente) y el Splatter (mutilaciones y salpicadero de sangre por doquier). Además del clásico “género rojo”  sus obras presentan elementos del Terror, el Horror y la Ciencia Ficción. Y si bien el género principal es el Gore, sus obras en realidad pertenecen al Cine de Explotación (Exploitation), pues sobreexplotan temas como el sexo, la violencia, el miedo, la locura y un sinfín de estereotipos.

El hecho de buscar esa baja calidad a propósito le dan a sus cortos un aire de frescura e innovación, pues aunque puede recurrir a lo retro, termina por hacer un excelente homenaje —como lo han hecho Tarantino y Robert Rodríguez— al cine Grindhouse de los 70. Sin olvidar que con todo esto logra demostrarnos que no se requiere de un fino manejo del arte ni de un gran presupuesto, basta con tener en claro el género, la audiencia y una historia (que buena o no) atrape al público.

Cuando todo se tiñe de rojo lo único que nos queda es dejarnos llevar por el festival de sangre y tripas que Hardcastle nos ofrece. Pero sus obras tienen de todo, algunas son realmente atemorizantes (T is for Toilet), otras presentan un exceso tal que caen en lo divertido (An Alien Claymation) y algunas más son un desenfreno total de acción pura (The Raid). Y justamente es esa versatilidad que Lee tiene para jugar con el gore lo que hace tan atractiva su obra.

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Más sobre Lee:
NoFilmSchool
The Setup

Survival-Horror

REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007)

Nota: el siguiente es un ensayo sobre el Survival-Horror como género cinematográfico o televisivo y puede diferir del género de videojuegos en varios aspectos.

El también llamado Horror de Supervivencia es un género nacido de la escena gamer y popularizado gracias a franquicias como Resident Evil y Silent Hill. El bum de los videojuegos en la última década del siglo XX y la primera del XXI, su salto a la pantalla grande y la dinámica social que empezó a reflejar sus frustraciones en las cintas de Superhéroes y Zombis, coadyuvaron a popularizar el género.

A continuación la definición de lo que yo considero es Survival-Horror:

El Survival-Horror es un subgénero nacido directamente del Horror, el Gore y la Ficción. Sus temáticas suelen centrarse en un grupo de personajes que deben sobrevivir a algún tipo de catástrofe apocalíptica sobre la que no tienen control y de la cual no pueden escapar.

PANTALLAS VS CONSOLAS

Si bien el Survival-Horror (SH) nace en los videojuegos y se considera un género nato allí, algunas series de televisión y películas han empezado a desarrollar historias basadas en las premisas que popularizaron los juegos. Con ello se generó un estándar en las producciones de los últimos años dentro de género del Horror, que mostraban historias enfocadas en la acción y el suspenso que tanto atraían a los jugadores y que rápidamente engancharon al público juvenil no sólo en la escena gamer.

Como género de videojuegos, el SH presenta características que van desde el desarrollo de la historia, hasta la creación de personajes, pasando por el manejo de escenarios y la dinámica en la perspectiva (o juego de cámaras), que en su conjunto introducen al espectador dentro de la acción y lo mantienen en tal tensión que le resulta inevitable saltar frente a cualquier sorpresa (qué es la dinámica clásica del género del Horror). Sin embargo, a diferencia de lo que pasaba en las consolas, el séptimo arte y la televisión crearon historias genéricas que seguían un patrón muy repetitivo. El SH, al menos dentro del cine, no es un género propiamente hablando, es más la dinámica entre los personajes y su entorno en relación con el género madre que guía al filme, que generalmente es Terror, Horror o Ficción Especulativa Apocalíptica.

Silent Hill (Christophe Gans, 2006)

HORROR, TERROR Y MIEDO

Para entender mejor éste género, debemos conocer sus raíces, es decir, lo que le da su nombre. El SH es un subgénero del Terror, el cual se enfoca en provocar tensión en los espectadores (no confundir con Thriller) y asustarlos con alguna escena sorpresiva o apelando a la impresión visual, generalmente recurriendo al Gore. El Horror, que no es lo mismo, busca generar miedo o pánico, pero a un nivel más psicológico, provocando que en ocasiones nosotros mismos nos asustemos sin la necesidad de que se nos muestre una escena atemorizante.

El término como tal fue adoptado por el mundo hispanoparlante sin traducción y extraído directamente del mundo de los videojuegos. Si nos propusiéramos dar una traducción con base en nuestra lengua y los géneros de los que deviene, deberíamos llamarlo Survival-Terror o Terror de supervivencia.

Como el género mayor del SH es precisamente el Terror, resulta muy común que se produzcan mezclan con otros géneros. Dentro de la escena cinematográfica tenemos que muchas veces es un género externo el que guía o da pauta tanto al argumento principal como al desarrollo general de la historia. En la película Zombieland (Ruben Fleisher, 2009) tenemos que la Comedia guía al filme, en Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007)  el Splatter es el eje rector, mientras que en Carriers (Àlex Pastor y David Pastor, 2009) reinan la Ficción Especulativa y el Drama.

Con base en su relación con otros géneros, podríamos aventurarnos a decir que el SH es un Exploitation del Terror, porque de cierta forma sí lo es. Sin embargo, el Cine de Explotación ha sobreexplotado por sí mismo al Survival-Horror, desgastando muchas de las temáticas y dinámicas clásicas.

Zombieland (Ruben Fleisher, 2009)

DINÁMICA DE SUPERVIVENCIA

Con lo dicho anteriormente aún resulta muy ambiguo saber qué pertenece al SH, podríamos pensar que es cualquier obra en donde los personajes deban luchar por su vida contra algo que cause terror sin importar de qué género sea. Esto no es así, películas como Hostel (Eli Roth, 2005) o Saw (James Wan, 2004) muestran gente en situaciones horribles tratando de sobrevivir, y aunque no está bajo su control evitarlo, las películas se descartan del género por la simple razón de que existe un villano que provoca su sufrimiento.

Para pertenecer al SH no sólo debe haber Terror de fondo, debe desarrollarse una dinámica de supervivencia que forcé a los personajes más allá de sus límites, obligándolos a cometer actos que normalmente no harían con tal de tener un día (o unas horas) más de vida. Además, no debe existir un personaje antagónico (o villano) que provoque la situación de supervivencia, debe ser una catástrofe que se haya salido de las manos y no pueda ser controlada, obligando a los personajes a aferrarse a la vida haciendo uso de toda su fuerza, ingenio o sentido común para poder sobrevivir. Cabe aclarar que un gigantesco monstruo arrasando una ciudad no es un personaje en sí, es básicamente la situación.

Durante la historia, los personajes generalmente deben resolver problemas que no estaban previstos, apelando no sólo a su fuerza física, sino a su intelecto. En el Survival-Horror los sobrevivientes debe elegir entre lucha o huir, esconderse o hacerle frente a la situación, y aferrarse a la vida o dejarse morir.

Filosófica e históricamente el conocimiento ha sido el arma más poderosa, dentro del género que nos compete es una constante ver que los personajes desconocer la situación, no saben a plenitud qué es lo que pasa y mucho menos si esto les puede causar algún daño. La falta de información es básicamente lo que hace entrar en pánico a los personajes y los obliga a cometer errores, esto lo podemos ver de manera muy obvia en The Happening (M. Night Shyamalan, 2008). En una situación de supervivencia es importante saber cómo reaccionar ante la amenaza, pero si no sabemos qué es lo que pasa no podremos reaccionar correctamente, actuaremos por instinto y eso es lo que genera esa dinámica tan particular entre los personajes y su forma de enfrentar la situación.

Correr y Disparar. La dinámica clásica de los videojuegos era correr y dispara, atacar al enemigo, debilitarlo y huir antes de que pueda contraatacarnos. Muchas películas y series se basan en este principio, pero en menor medida, recordemos que generalmente los personajes no tienen la fuerza necesaria para defenderse ni atacar, teniendo únicamente como opción el correr y esconderse. La diferencia primordial entre juegos y películas es que en los primeros tenemos el recurrente uso de tomas en primera persona (POV), que sumergen al jugador dentro de la acción. Esto es muy poco usado en el cine, el filme Doom (Andrzej Bartkowiak, 2005) hace uso de este recurso visual pero es porque se basa en el videojuego del mismo nombre. Aquí no debemos confundirnos con el Falso Documental ni las tomas de cámara en mano como en Cloverfield (Matt Reeves, 2008).

Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007)

APOCALIPSIS Y REFUGIO

El elemento apocalíptico es sin duda el más recurrente en este tipo de filmes, pues básicamente en cada obra se nos presenta una situación del fin del mundo. El hecho de que el apocalipsis sea global es lo que hace tan atractivo a este género, pues no importa que hagan los personajes ni a dónde se dirijan, no encontraran otra cosa más que desolación y muerte. El no tener un lugar para esconderse o estar a salvo enfatiza el elemento de supervivencia o en su caso buscar dicho paraíso se convierte en la meta final de la travesía. Asimismo, la constante de estar acorralado enfatiza la frustración y eleva la tensión en los espectadores, como podemos verlo en Dawn of the Death (2004) y Land of the Dead (2005), ambas de Geroge A. Romero, y en The Walking Dead (Frank Darabont, 2010), donde los protagonistas buscan incansablemente un lugar dónde estar a salvo.

Si bien al holocausto puede no ser mundial, el entorno dentro del cual se mueven los personajes está totalmente afectado y les impide estar a salvo. En Cloverfield la ciudad de Nueva York está en peligro y en REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), a pesar de que todo acontece en un edificio, no hay habitación en la que puedan estar seguros.

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VÍVERES, ENEMIGOS Y CORDURA

El elemento apocalíptico no sólo sirve para generar un escenario desesperanzador, también sirve para hacer aún más estresante la dinámica de supervivencia, pues la obtención de recursos (armas y alimentos principalmente) se convierten en la necesidad principal que debe ser satisfecha incluso antes que la seguridad personal. Salir en busca de suministros siempre implicará exponer la vida a los peligros del camino o en su caso luchar por ellos contra otros sobrevivientes.

Además de los zombis, engendros o virus a los que se deba sobrevivir, el gran enemigo a evitar son las otras personas, quienes harán lo que sea para estar a salvo aún si eso incluye acabar con nosotros. En muchas obras de este tipo los sobrevivientes generalmente se unen e intentar salir adelante juntos, pero eso no los exime de sufrir problemas dentro del mismo grupo ni contra otras personas, como lo vemos magistralmente en The Walking Dead.

El vivir a un ritmo tan estresante, tener que lidiar con todo tipo de enemigos y la falta de recursos, llevan tarde o temprano a la locura. Mantener la cordura y la esperanza es una de las claves para seguir vivo, tener porqué luchar es quizás la principal razón para no dejarse morir y es por eso que muchas veces los personajes simplemente dejan de intentarlo. Cuando todo está acabado, cuando ya no hay esperanza y cuando pareciera que todas las salidas se cierran, es cuando sentimos el verdadero horror de estar vivos, y eso se ejemplifica perfectamente en The Road (John Hillcoat, 2009).

The Walking Dead (Frank Darabont, 2010)

PERSONAJES

El desarrollo de los personajes es de los aspectos más ricos dentro del género, pues el hecho de llevar a una persona a sus límites físicos y psicológicos hace que la veamos tal cual es, sin apariencias y en su estado más primitivo. La tensión que sufren a lo largo de la historia nos deja ver parte de la naturaleza humana, pues muchas personas que creemos fuertes y correctas en situaciones normales, resultan no serlo cuando las cosas se ponen difíciles y más cuando su vida depende de ello, o por el contrario, la gente que parece débil resulta adaptarse a la situación y logra sobrevivir; justamente es la adaptación la clave de la supervivencia.

La actitud de los personajes ha servido para hacer crítica social, pues nos muestran que cuando nuestra vida depende de ello la confianza es algo que se puede perder fácilmente. De la misma forma, la moral y las leyes sociales quedarán rebasadas cuando la ley de la selva sea la única forma de seguir vivo. En el Survival-Horror literalmente es comer o ser comido. En Carriers vemos como resulta imposible confiar en alguien sin importar su inocencia o lo inofensivas que luzcan las personas.

En éste género se explotan las características más obvias de los seres humanos: su mortalidad y susceptibilidad al daño. El SH apela a nuestro miedo a ser lastimados y lo potencializa colocándonos en situaciones sin salida. Por esta razón no tenemos héroes como personajes, la mayoría ve por sí mismo o por un pequeño grupo de personas, sin importarles que para salvarlos tengan que lastimar a gente inocente que únicamente busca sobrevivir al igual que ellos.

Carriers (Àlex Pastor y David Pastor, 2009)

ZOMBIS Y MÁS ZOMBIS

El SH es siempre asociado al género de Zombis (que no estoy seguro si en realidad es un género) debido que en los últimos años ha habido una gran producción de películas de éste tipo, en parte por los problemas sociales que ha sufrido la humanidad y por el gran horror que se le tiene a estas criaturas, que podemos explicar con la teoría del Valle Inexplicable (o Valle Inquietante).

Desde los zombis de George A. Romero a los engendros de Robert Rodríguez, la evolución y dinámica de las películas ha cambiado, al igual que el diseño de los muertos vivientes. Con cada entrega los muertos se hacen más voraces, inteligentes y peligrosos, y los argumentos han dejado de enfocarse en la dinámica de correr y disparar —que heredaran de los videojuegos— para centrarse en la crítica social. De aquellos primeros filmes Serie B a las grandes producciones de los últimos años, los zombis han evolucionado en todos los aspectos, generando incluso una variación dentro de su propio género, el Cine de Infectados (aquellos que no están propiamente muertos). Sin embargo, el Survival-Horror no se limita a muertos buscando carne fresca, pues el Horror va más allá de la vida o la muerte.

Para terminar, debe quedarnos claro que toda película de Zombis es SH pero no todo SH es de Zombis. Aunque he visto películas sobre Zombis tan inverosímiles que incluso dentro de la Serie B parecen absurdas y me hacen cuestionarme sobre si quizás dentro del infinito universo del celuloide exista un filme de muertos vivientes que no sea SH.

Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007)

Boogie el Aceitoso

Título Original: Boogie el Aceitoso.
Género(s): Neo-Noir.
Director: Gustavo Cova.
Estudio: Illusion Studios.
Emisión: 2009.
Duración: 85 minutos.
Extras:

Basada en el personaje del humorista gráfico Roberto “El Negro” Fontanarrosa, Boogie el Aceitoso es la primera película en 3D creada en Argentina. La esencia irreverente de su personaje, su exquisito diseño visual y su trama policiaca, la convierten quizás en el mejor ejemplo del Cine Negro contemporáneo latino, es decir, en uno de los más claro representantes del Neo-Noir animado producido en nuestro idioma.

La calidad técnica es más que asombrosa. Por una parte tenemos un impactante diseño visual que retoma la estética del comic americano, como si la película entera fuera no más que la animación de la historieta, que de hecho es lo que busca hacer. Los escenarios juegan constantemente con los personajes y pasan de un 2D a un 3D en diversos momentos de la historia, logrando con ello una ciudad bastante interactiva. El diseño de personajes es simple, basado en el comic y con una esencia tan familiar —que tal vez no a todos agrade— que en seguida advertimos que se trata de una producción hecha en América Latina. Finalmente, la música ambienta adecuadamente la historia, es pegajosa y con forme avanza el filme se va fundiendo cada vez más con la trama, además de que nos facilita apreciar el amplio marco de géneros en los que se mueve la obra.

La historia gira en torno a Boogie, un sicario racista, violento y sádico que se ve desplazado por Blackburn, un asesino más joven, fuerte y hábil que él. Para demostrar que sigue siendo el mejor, Boogie decide secuestrar a Marcia, una chica despechada por Sonny —el máximo capo de la ciudad— a quien ha decidido delatar atestiguando frente a la corte a fin de enviarlo a prisión. Para evitar su encarcelamiento, Sonny contrata a Blackburn para asesinar a Marcia, pero Boogie se interpone pues termina enamorándose de la chica. El resto de la historia es un sinfín de balaceras, masacres sin sentido, peleas estúpidas, muertes absurdas, litros de sangre y un humor extremadamente negro, ácido y visceral.

La historia realmente no es tan asombrosa, es bastante predecible y poco solida en constantes ocasiones, sin mencionar que los personajes están muy estereotipados, aunque eso tiene que ver con la ironía que los realizadores buscaban hacer con respecto al cliché del “tipo malo”, pues al final descubrimos que Boogie es un hombre tierno, justo como cierto personaje de la película Sin City (Rodríguez, Miller y Tarantino; 2005). Lo importante es que la historia termina por ser suficientemente entretenida, divertida e incluso crítica.

Al ser una película Noir (Cine Negro), la producción presenta ciertos elementos muy particulares que en un principio parecen desentonar con el humor y ritmo latino, pero que al enfocarnos en las características del género nos damos cuenta de que están muy bien desarrollados. Tenemos entonces el uso de la voz en off, que —como en toda obra policiaca— se usa a manera de narrador, generalmente con la voz del personaje principal. El otro elemento es el juego de luz y sombras, muy específico del Cine Negro y que a diferencia de otros géneros que usan escenarios oscuros, éste enfoca la luz únicamente en los elementos, expresiones o personajes sobre los que recae el peso de cada escena. Y esa elegancia en los claroscuros es lo que hace tan atractivo visualmente a éste género.

Podríamos decir que lo que vemos es un Exploitation de Noir, aunque no estoy seguro de que el Neo-Noir sea un Exploitation del Film Noir, sin embargo, al tener un personaje central antagonista y retomar algunos elementos del Spaghetti Western (que sí es un Exploitation), podemos validar más ésta idea. En conclusión, la obra es un Neo-Noir con poca profundidad, simple y sin demasiadas pretensiones. Una excelente opción para que aquellos que no conozcan del género se acerquen a él y para los fans que buscan una historia sencilla enfocada únicamente en la acción.

Stitchpunk

Con el bum de los bulos (noticias falsas en internet) que propiciaron la expansión de un sin número de géneros imaginarios, principalmente los derivados del Cyberpunk, surgió entre algunos blogueros y gente interesada en el cine la manía de otorgar a cada nueva obra cinematográfica un género exclusivo apelando a las características de su historia y añadiendo el sufijo punk. Como es de esperar, muchas de esas obras ni siquiera eran Ciencia Ficción, y entre aquellas que sí eran del género muy pocas contenían la ideología anárquica y la visión distópica del futuro, aspectos indispensables para poder portar el mentado sufijo.

De entre estas invenciones destacan dos que por mucho tiempo me reusé a aceptar como subgéneros punk, pero que ahora, después de analizar de manera más puntual sus características, creo que bien merecen pertenecer a esta creciente familia de subgéneros. La primera es el Stitchpunk, género nacido con la película 9 y que se autodefinía como una derivación de la Ciencia Ficción cuya tecnología era a base de tela. La segunda es el Splatterpunk, subgénero que realmente no es Ciencia Ficción, sino una derivación del Gore, el Splatter, la Serie B y el Exploitation.

Iniciaré pues con una definición de lo que yo considero es el Stitchpunk:

El Stitchpunk es una derivación del Scrappunk que se distingue por el tipo de desechos usados para la fabricación de tecnología, que es este caso son los desechos orgánicos. 

TELA Y COSTURA

Stitch (del inglés “puntada”) fue usado porque los personajes principales de la película 9 son de tela, y al ser una historia de Ciencia Ficción ambientada en un mundo postapocalíptico que critica la actitud autodestructiva de los humanos, el sufijo punk le quedó como anillo al dedo. Sin embargo, no todos los autómatas que aparecen en el filme son de trapo, el resto están fabricados con desperdicios que lo que alguna vez fueron aparatos electrónicos o basura orgánica (tela, madera y hueso). Está peculiaridad me permitió entender que el Stitchpunk es en realidad un Scrappunk de desechos orgánicos.

MATERIALES ORGÁNICOS VS INORGÁNICOS

La tela no puede constituir la base de una tecnología ficticia, la propia película de 9 hace uso de la fantasía —y no de la ciencia—  para explicar la aparente vida de los muñecos de trapo. Tomando en cuenta las características que ya definí en el ensayo sobre Scrappunk, me percaté de que era posible la existencia de una tecnología ficticia, futurista y racionalmente verosímil a partir de elementos orgánicos fácilmente degradables que otorgaría características totalmente diferentes al subgénero. Fue así como la especialización en determinado tipo de desechos me permitió aceptar y expandir un subgénero que muchos habían confinado al uso de la tela.

Ya tenemos en claro que el Stitchpunk se basa en desechos orgánicos o fácilmente degradables, mientras que el Scrap hace uso de los inorgánicos. Entre estos materiales no degradables tenemos los que son o fueron herramientas electrónicas y los que cumplieron funciones totalmente diferentes. Un Scrappunk Clásico puede presentar ambos tipo de desechos, pero cuando hace uso exclusivamente de basura electrónica y se desarrolla en un contexto intacto podemos puntualizarlo aún más denominándolo Nano-Scrappunk (aunque esto ya es una excesiva delimitación que sólo yo utilizo).