Películas que serían buenas Cloverfield (Podcast)

En el podcast de Cloverfield ya habíamos hablado de la decepción que nos generó The Cloverfield Paradox al no integrar el universo de películas de una manera simple ni coherente, así que en el podcast de este mes Vossk y yo mencionamos varias películas cuyas premisas les permitirían formar parte de la saga Cloverfield de una manera más orgánica que las películas que originalmente la integran en una especie de experimento. Super 8, Life, Un Lugar en el Silencio, The Host y Overlord son algunas de las películas de las que hablamos aquí.

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Super 8

Título Original: Super 8.
Género(s): Ciencia Ficción, Suspence.
Director: J. J. Abrams.
Emisión: 2011.
Duración: 112 minutos.
Extras:

No había tenido la oportunidad de ver esta película completa desde su estreno hace ocho años, pero sí había escuchado numerosos comentarios con respecto a lo buena que era y había visto en más de una ocasión algunos minutos de la parte final del filme, los cuales me había parecido buenos y por ende siempre tuve la inquietud de ver la película completa.

Debo confesar que tengo un cierto gusto por las películas estadounidenses ambientadas en los años 60 y 70, como si la estética del lugar me recordara una época que de hecho ni siquiera me tocó vivir, pero que refleja parte de la idiosincrasia del pueblo norteamericano y Super 8 cumple muy bien al momento de remontarnos a finales de la década de 1970. Ese estilo un tanto retro me obliga a compararla con películas como It (2017) cuya ambientación también me gustó mucho y cuyos estereotipos en los chicos protagonistas es similar.

La historia gira en torno a Joe, un chico cuya madre falleció recientemente en un accidente laboral mientras cubría a un compañero y cuyo padre es el comisario del pueblo pero con quien lleva una relación distante. Él y su grupo de amigos ayudan a Charles, su amigo más cercano, a filmar una película de zombis para entrar a un festival (película que me remite a las obras de George A. Romero). Pensando en incrementar el valor de producción de su película, Charles invita a Alice a interpretar a la esposa del protagonista y juntos viajan hasta la estación del tren a media noche para rodar una de las escenas.

Mientras los chicos están filmando, un accidente de tren toma lugar frente a ellos. El tren se descarrila ante los ojos de los muchachos quienes a penas logran escapar con vida. La causa del accidente fue la camioneta de uno de sus profesores, quien al parecer ha causado el accidente a propósito. A partir de ese momento extraños sucesos empiezan a ocurrir en el pueblo, perros y personas desaparecen, objetos electrónicos y cables de luz son robados y la presencia de los militares inquieta a la población.

Mientras todos se pregunta qué está pasando los chicos tratan de continuar su película, pero Alice y Joe terminan enamorándose, lo cual causa conflicto entre los chicos y, sobre todos, entre los padre de estos, pues el padre de Alice era el compañero que la madre de Joe cubría el día del accidente. Los conflictos se interponen hasta que la desaparición de Alice obliga a todos a trabajar juntos para encontrarla. Tal parece que lo que viajaba en el tren y ha estado robando cosas es una criatura extraterrestre que el profesor de los chicos estaba ayudando a escapar.

La película si bien no pertenece el universo de Cloverfield bien podría ser parte de este de una manera mucho mejor que la forzada Paradox. Sobre todo por el manejo del suspenso, en el que la criatura nunca es mostrada de forma directa y su aparición se va dosificando como solían hacer las películas de antaño. Ese manejo del suspenso es, a mi parecer, uno de los elementos más destacados del filme.

Además del matiz que le otorga del renombre de Abrams, el hecho de que entre los productores tengamos a Steven Spielberg nos da más tela de dónde cortar. Un extraterrestre que quiere regresar a casa y que al final es comprendido por los niños protagonistas es una clara alusión a E. T. (1982). Pero más que las referencias a películas previas de aclamado director, lo que destaca es la forma en que la historia está contada y armada, pues está hecha mediante la fórmula del Blockbuster que Spielberg popularizada desde Jaws (1975). En cierta forma esta película es un homenaje al pasado de Spielberg y además tiene todos los elementos para ser una película exitosa, entretenida y profunda sin ser compleja.

Ese aspecto es lo que más me gustó del filme, pues es una obra para pasar un buen rato sin quebrarse la cabeza tratando de entender un complejo trasfondo, es divertida, emocionante, emotiva y muy bien producida, sí es para ver un fin de semana y entretenerse, pero es mucho más que la típica película palomera que ponemos de fondo cuando no tenemos nada más que ver y eso es justamente lo que define a un Blockbuster y lo que la hace una película por demás recomendable.

Cloverfield Saga (Podcast)

En 2008 inició una de las sagas más populares del género de los grandes monstruos en Estados Unidos. Antes de Pacific Rim y las nuevas versiones de Godzilla, hubo un vacío en este tipo de contenidos durante la primera década de este siglo, que afortunadamente vino a ser cubierta por Cloverfield, película que retoma el género del metraje encontrado (Found Footage) y que nos sumerge maravillosamente en el centro de la destrucción gracias a uso de la cámara en mano, donde uno de los personajes es a la vez el camarógrafo, tal como lo hizo la Bruja de Blair a finales de los 90.

Cloverfield, con su misterio y la carencia de una explicación que aclarara el origen del monstruo, ganó una gran cantidad de fieles seguidores que empezaron a expandir el Cloververso. Los fans se encargaron de mantener la imagen de Cloverfield viva durante todos estos años y de convertirla en una película de culto. Ocho años más tarde se estrenó un nuevo filme que al parecer pertenecía al mismo universo, 10 Cloverfield Lane, un excelente Thriller que desafortunadamente no mantiene el hilo argumental de la primera entrega.

Tratando de continuar la saga, este año se estrenó The Cloverfield Paradox, la tercera parte que pretendía dar una explicación de los eventos que vemos en las dos películas anteriores, pero que desafortunadamente no logró convencer a los fans. Así que en el  podcast de hoy hablamos de esta peculiar obra, la genialidad de su primera entrega, los puntos débiles de las subsecuentes películas y de las pequeñas referencias que pretenden unir a los, hasta ahora, tres filmes, pues la cuarta película ya se encuentra en posproducción.

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The Cloverfield Paradox

Título Original: The Cloverfield Paradox.
Género(s): Ciencia Ficción, Terror.
Director: Julius Onah.
Emisión: 2018.
Duración: 110 minutos.
Extras: Cloverfield, 10 Cloverfield Lane.

Cloverfield es quizás la mejor película de grandes monstruos hecha fuera de Japón, mucho mejor que las exageradas versiones norteamericanas de Godzilla. La primera entrega nos sorprendió con un excelente manejo del Found Footage, mientras que la segunda no logró el mismo éxito a pesar de todo el hype que generó antes de su entreno. The Cloverfield Paradox llegó por sorpresa luego de un anunció en el Super Bowl para su estreno directo en Netflix, lo que incendió las redes sociales de los fanáticos de la Ciencia Ficción, una excelente estrategia publicitaria para un filme que seguramente habría fracasado en taquilla de haberse estrenado en cines.

El filme tiene una gran calidad técnica, buenos efectos y un apartado sonoro que es lo más sobresaliente de toda la cinta, pues la forma en que genera una atmósfera aterradora es excelente. Lo más débil es el desarrollo de los personajes, las actuaciones no están tan mal, pero los estereotipos son tan marcados que es obvio todo lo que va a pasar con ellos al grado de llegar a resultar molesto.

La historia como tal sigue muy desapegada de la primera entrega, como pasó con 10 Cloverfield Lane, pues parece que todo ocurre en el mismo universo pero nada concuerda como tal, aunque esta entrega trata de explicar un poco el origen de lo que ocurre en la primera película, sin realmente hacerlo pues lo que vemos en pantalla sólo nos da pauta para inferir qué originó todo, pero no hay una coherencia lineal concreta de momento.

La historia toma lugar en un futuro no tan distante en el que la crisis energética ha llevado a la humanidad al borde del colapso, los países están a punto de desatar una guerra y cientos de personas mueren de hambre, aunque en las escenas de la tierra las cosas no se ven tan mal. Para solucionar la inminente caída de la humanidad un grupo de países ponen en órbita una estación espacial equipada con un acelerador de partícula con el cual tratan de generar energía ilimitada para resolver la crisis. El grupo de astronautas está integrado por científicos rusos, brasileños, franceses, alemanes, chinos y estadounidenses, los cuales están estereotipados a más no poder.

Luego de un par de años en el espacio los recursos empiezan a terminarse y el acelerador no ha logrado funcionar, conscientes de que sólo tienen un par de oportunidades más, los científicos hace un nuevo intento que por fin parece tener éxito, pero un inesperado error ocurre y son transportados a otra dimensión, generando con ello una paradoja, donde las dos dimensiones tratan de ocupar un mismo espacio al mismo tiempo, lo cual provoca extraños y aterradores eventos sobrenaturales.

La historia retoma el uso del espacio confinado dentro de una nave espacial y nos recuerda mucho a obras como Alien, Life o Dead Space. El manejo del terror espacial es muy bueno durante toda la primera mitad del filme, pues los inexplicables eventos que ocurren son bastante grotescos, viscerales y aterradores. Si la cinta se hubiera mantenido con ese ritmo hasta el final hubiese sido una película maravillosa, para su desgracia la historia se cae por completo en la última media hora.

Desde un principio era obvio que la estación fallaría, abriría un portal que traería al monstruo de la primera entrega a nuestro mundo, aunque las cosas dan un giro cuando en lugar de un simple accidente la estación espacial es lanzada a otra dimensión. Al mismo tiempo se empieza a tejer una subtrama a manera de conflicto personal con el personaje principal, quien perdió a su familia en nuestra dimensión, pero que al parecer sigue viva en el otro universo. Dicho dilema familiar es sumamente molesto y tira el excelente manejo del terror que habíamos visto hasta entonces.

El resto del filme es una mezcla de rescatables escenas de acción pero sin el inesperado terror del principio. Los personajes se convierten en supervivientes y no en las victimas que no sabía qué es lo que estaba pasando. Las escenas de la tierra tratan de forzar una conexión con la primera película sin dejar nada en claro y los chicles típicos de este tipo de historias saturan la trama. El final queda abierto para una cuarta parte (ya filmada), que bien podría lograr una excelente conexión entre la hasta ahora trilogía Cloverfield e incluso reivindicar a The Cloverfield Paradox, que si bien tiene un gran manejo del terror espacial durante la primera hora, se hunde por completo en los minutos finales. Recomendable si eres muy fan de la saga pero no esperes una gran novedad pues todo lo que presenta ya lo hemos visto antes.

Cloverfield

Cloverfield 1

Título Original: Cloverfield.
Director: Matt Reeves.
Género(s): Found Footage, Monstruos, Survival-Horror.
Emisión: 2008.
Duración: 92 minutos.

En 1999 El Proyecto de la Bruja de Blair puso al género del Found Footage (o metraje encontrado) en el mapa de la teoría de géneros, a pesar de no ser la primera cinta en ese formato. A partir de entonces, muchos filmes han retomado el mismo estilo narrativo con mayor o menor fortuna. En 2008 llegó el éxito más reciente de la cámara en mano, Cloverfield, que sin duda demostró que estas producciones, nacidas de los bajos presupuestos, también pueden desbordar impactantes efectos visuales.

La calidad técnica es muy buena para el género al que pertenece, pero tampoco tiene los efectos especiales súper impactantes, son buenos y la cromática usada en cada momento de tención es atinada. La banda sonora se compone de simples canciones de la cultura pop contemporánea, pero el sonido ambiental es estupendo, te envuelve y te pone justo en el centro de la acción.

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La historia nos sitúa en Nueva York, como cualquier película no japonesa de grandes monstruos que se respete, y nos cuenta el drama amoroso de dos jóvenes y sus amigos durante una fiesta. Mientras los jóvenes neoyorkinos festejan, un extraño temblor los pone en alerta, antes de saber lo que pasa, la cabeza de la estatua de la libertad rueda por las calles y los edificios se derrumban sin explicación.

Luego de una introducción demasiado larga, aunque necesaria para los fines del filme, veremos, gracias a que uno de los protagonistas —sin importar la situación— se niega a dejar de filmar, cómo nuestros personajes corren y se ocultan por las calles de Manhattan mientras tratan de llegar el edificio donde vive el gran amor de nuestro héroe principal. Como es de esperar, los menos indispensables van muriendo mientras los principales logran resolver sus encrucijadas gracias a no muy creíbles eventos.

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La película es buena, entretenida y desde que inicia la acción no para hasta el final, claro que la va dosificando. La introducción, antes de los eventos emocionantes, es lenta pero no del todo aburrida, aunque lamentablemente resulta necesaria para generar el conflicto que lleva a los protagonistas a intentar sobrevivir en lugar de escapar desde el principio. Sin el planteamiento emocional que se proyecta al inicio, la película entera no tendría razón de ser, lo cual es tonto, pues el ataque de un monstruo gigante debería ser suficiente y no necesitar de un trasfondo amoroso para dar paso a la acción

En mi opinión la parte inicial se alarga demasiado y eso hace que toda la obra se vea muy trabajada, lo cual rompe con la esencia del metraje encontrado. Y la motivación de salvar al gran amor no me parece una razón de peso para enfrentarse al apocalipsis. Además, en más de una ocasión, se abusa del Deus Ex Machina que resuelve sin más los problemas de los protagonistas y les permite seguir avanzando.

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En cuanto a la calidad actoral, podemos decir que los actores lo hacen bien, pero la esencia de sus personajes deja muchos que desear. Digo, sus personalidades son creíbles y hasta cierto punto realistas pero no dejan de actuar estúpidamente y eso resulta molesto. Sobre el monstruo, pues nunca se revela su origen, y eso sí es un gran acierto, se hacen pequeñas hipótesis a lo largo de la obra pero ninguna explica en realidad nada de él, lo cual muchas veces es mejor.

Algo que me gusta mucho y vale la pena destacar es la forma en que este filme se puede compaginar con otros clásicos del género de los Kaiju y que se estrenaron tiempo después, lo que nos habla del impacto de esta película. En una diálogo, uno de los personajes dice que la criatura pudo haber salido de una grieta oceánica, lo que da material para que quienes gustan de teorizar sobre los universos ficticios disciernan sobre si el monstruo de Cloverfield es un kaiju nivel uno del universo de Pacific Rim o por el contrario, es uno de los mutos que Godzilla enfrentó en su más reciente entrega.

De Kaijus y Robotos

Dentro de los géneros japoneses más famosos en occidente, dos de ellos han creado escuela y han estigmatizado, para bien y para mal, al cine nipón. Así que aprovechemos este ensayo para introducir al lector al mundo de los grandes monstruos y los robots gigantes, géneros que ya abordaré a profundidad en futuros post.

EN LA VISIÓN DE DEL TORO

En vísperas del estreno de Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013), muchos aficionados del anime y férreos seguidores de Evangelion iniciaron una campaña de desprestigio contra dicha película, acusándola de plagiar el argumento y los diseños de la mencionada serie. Por su parte, la prensa especializada únicamente se enfocó en promover el trabajo de un “mexicano exitoso”, como si los logros individuales y ajenos fuesen motivo de celebración nacional.

Pero más allá de todo eso, el estreno de Titanes del Pacífico tiene un significado muy sintomático para el cine de occidente. En primera, no se trató de un plagio como muchos dijeron, sino de un homenaje —muy digno— a los dos géneros que dieron a conocer a la cinematografía japonesa en éste lado del mundo. Por otra parte, el hecho de que sea una producción estadounidense, dirigida por un mexicano, nos da fe del impacto que las producciones asiáticas han tenido en nuestra cultura.

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Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

Pero la grandeza de Titanes no termina ahí. En diversas ocasiones los gringos han tratado de emular a las producciones japonesas sin los mismos resultados. El más reciente remake de Gojira, Godzilla (Ronald Emerich, 1998), es un claro ejemplo de ello. La película está tan “agringada” que pierde toda la esencia de lo que el género de los grandes monstruos debe ser y termina por convertirse en mera propaganda sobre la supremacía americana protectora del mundo.

La obra de Del Toro vino a mejorar todo esto, pues si bien no reinventa el género ni hacer aportes valiosos (de hecho está plagada de clichés) si nos muestra lo que cualquier fanático del manganime esperaría ver en un Live Action de cualquier serie Mecha. Los monstruos suenan a lo que deben sonar semejantes bestias y los robots suenan a lo que un armatoste de metal debe sonar.

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Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

Sí, probablemente el soundtrack es lo mejor de toda la obra, pero los pequeños detalles y las puntuales referencias a las series clásicas, la hacen aún más entrañable. El filme tiene tantos elementos que se queda corto y no logra explotar ni la cuarta parte de todo su potencial; la mitad de los Jeager son destruidos casi de inmediato y ninguna batalla es tan épica como podría haberlo sido.

Pero la no sobre explotación de sus elementos es quizás la clave de su éxito, pues a pesar de que la historia podría prestarse para una saga, el desenlace que Guillermo nos muestra no da oportunidad a ello. Es un filme de una sola entrega y en mi opinión así debería quedarse, pues fantasear con las infinitas posibilidades de un universo con robots y kaijus en lucha constantes es mucho más enriquecedor que limitar nuestra imaginación a una historia preestablecida.

Pacific Rim es buena no sólo porque contiene todo lo que el género Mecha y el género de los Kaijus deben tener, sino porque logra integrarlos de manera perfecta y hace que ambos parezcan uno, resultado que sólo había sido logrado por los nipones.

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Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

DE KAIJUS

Hablar de kaijus es hablar de Japón, es remontarse a los estragos de la Segunda Guerra Mundial y observar el miedo colectivo de una sociedad devastada por dos bombas atómicas. Aquellos gigantescos monstruos fueron el medio catártico mediante el cual los espectadores pudieron reflexionar sobre la devastación a gran escala y observar a una fuerza imparable atacar a una sociedad empeñada en hacerle frente.

Como medio reflexivo, el género funcionó muy bien, pero también como medio propagandístico de adoctrinamiento social. Después de los estragos dejados por la guerra, no había otra forma de sacar a la sociedad a flote que imponiéndole orden, dándole héroes y mostrándole que podría salir adelante si todos sus miembros trabajaban juntos por una causa común, incluso si el enemigo medía decenas de metros de alto.

Godzilla vs King Ghidorah
Godzilla vs King Ghidorah (Kazuki Omori, 1991)

El género simbolizó la esperanza de una sociedad que aún ante el embate de una amenaza superior podía reconstruirse de sus propias cenizas. Tenerle miedo a una bestia colosal era inevitable, pero el miedo no evitaría que la sociedad luchase por preservar su propia existencia.

El kaiju es el chico malo, es el enemigo, es la maldad que tomó forma en una enorme mole que toca el cielo; no razona, no tiene clemencia y no se detendrá hasta exterminarnos. Los orígenes del kaiju son irrelevantes, pudo ser la radiación, los extraterrestres, el resultado de experimentos o Dios mismo quien le dio origen. El hecho es que si no le hacemos frente no sobreviviremos, y eso es lo que la sociedad japonesa debía entender y poner en práctica para sacar a su país adelante después de perder la guerra.

Godzilla, Mothra and King Ghidorah
Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (Shūsuke Kaneko, 2001)

DE MECHAS

En el otro extremo tenemos los mechas: gigantescos robots pilotados por humanos, nacidos del intelecto humano y resultado de la conquista científica sobre la naturaleza. Los grandes robots simbolizan la supremacía tecnológica, pero también critican la excesiva dependencia que actualmente tenemos de ella. Con ellos el miedo desaparece y podemos enfrentar incluso a la bestia más imponente, pero sin ellos la humanidad está perdida.

A diferencia de los kaijus, que tiene un único discurso con dos finalidades, los mechas sí tiene un doble mensaje. En el primero las máquinas se muestran como las salvadoras de la humanidad, demostrando que la ciencia y la tecnología han sido, son y serán las herramientas indispensables para la sobrevivencia de nuestra especie, desde aquel primer hueso blandido como arma por nuestros ancestros primates, hasta los robots de 40 metros diseñados para el combate.

Pero no todo en la ciencia ha sido bueno, las armas de destrucción masiva se han convertido en una de las más atroces invenciones humanas. De la misma forma, la maldad intrínseca de algunas personas las ha llevado a transformar esos guardianes de metal en armas para dominar el mundo. Así, los mechas simbolizan el triunfo del intelecto humano pero nos ponen en alerta sobre el uso que podemos darle a nuestras propias creaciones. Un arma sirve para defender pero también para atacar.

Eureka 7
Eureka 7

SIMBIOSIS

En muchas de las obras cinematográficas y televisivas, es frecuente encontrar ambos géneros al mismo tiempo, combatiendo uno contra otro. Sin embargo, el género de los Kaijus es todo aquel que presente monstruos gigantes que atacan la tierra, desde los clásicos japoneses (Gojira, Gamera, Ghidora y Mothra) hasta las producciones americanas como The Giant Claw (Fred F. Sears, 1957) o Cloverfield (Matt Reeves, 2008). Por su parte, el género Mecha hace referencia únicamente a las producciones donde uno o varios Robots gigantes luchan para proteger o atacar a la humanidad, como Mazinger Z o Eureka 7.

Con base en la naturaleza y complementariedad de los dos géneros podemos tener tres combinaciones: (1) Uno o varios kaijus atacando a la humanidad o peleando entre ellos, (2) un mecha protegiendo a la humanidad de otros mechas o (3) un mecha protegiendo a la humanidad de uno o varios kaijus.

En Godzilla vs King Ghidorah (Kazuki Omori, 1991) y Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (Shūsuke Kaneko, 2001), tenemos kaijus enfrentándose entre ellos. Por su parte, en Mazinger Z tenemos a los mechas buenos del Profesor Kabuto enfrentar a los mechas malos del Dr. Hell.

The Giant Claw
The Giant Claw (Fred F. Sears, 1957)

Un caso curioso y mal interpretado es el de Evangelion. En dicha serie tenemos a los Evas (que no son mechas) enfrentando ángeles (kaijus). Como la naturaleza de los evas no es de robots —pues fueron creados a partir del ADN humano y el de Adam, que es un ser divino y eso los hace técnicamente semidioses— resulta incorrecto catalogarla como mecha. Neon Genesis pertenece únicamente al género de los Kaijus, pero se le denomina mecha porque (a excepción del origen de los evas) presenta todas características de dicho género, además, resulta mucho más atractivo para el público asociarlo como tal.

Mechas y kaijus son completamente distintos, aunque comparte un origen común; el primero pertenece a la Ciencia Ficción mientras que el segundo puede surgir de distintos géneros. A lo largo de la historia han ido de la mano jugando indistintamente el papel de buenos o malos, nos han aterrado y asombrado con su despliegue de poder, y nos han forzado a reevaluar nuestros miedos colectivos.

Survival-Horror

REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007)

Nota: el siguiente es un ensayo sobre el Survival-Horror como género cinematográfico o televisivo y puede diferir del género de videojuegos en varios aspectos.

El también llamado Horror de Supervivencia es un género nacido de la escena gamer y popularizado gracias a franquicias como Resident Evil y Silent Hill. El bum de los videojuegos en la última década del siglo XX y la primera del XXI, su salto a la pantalla grande y la dinámica social que empezó a reflejar sus frustraciones en las cintas de Superhéroes y Zombis, coadyuvaron a popularizar el género.

A continuación la definición de lo que yo considero es Survival-Horror:

El Survival-Horror es un subgénero nacido directamente del Horror, el Gore y la Ficción. Sus temáticas suelen centrarse en un grupo de personajes que deben sobrevivir a algún tipo de catástrofe apocalíptica sobre la que no tienen control y de la cual no pueden escapar.

PANTALLAS VS CONSOLAS

Si bien el Survival-Horror (SH) nace en los videojuegos y se considera un género nato allí, algunas series de televisión y películas han empezado a desarrollar historias basadas en las premisas que popularizaron los juegos. Con ello se generó un estándar en las producciones de los últimos años dentro de género del Horror, que mostraban historias enfocadas en la acción y el suspenso que tanto atraían a los jugadores y que rápidamente engancharon al público juvenil no sólo en la escena gamer.

Como género de videojuegos, el SH presenta características que van desde el desarrollo de la historia, hasta la creación de personajes, pasando por el manejo de escenarios y la dinámica en la perspectiva (o juego de cámaras), que en su conjunto introducen al espectador dentro de la acción y lo mantienen en tal tensión que le resulta inevitable saltar frente a cualquier sorpresa (qué es la dinámica clásica del género del Horror). Sin embargo, a diferencia de lo que pasaba en las consolas, el séptimo arte y la televisión crearon historias genéricas que seguían un patrón muy repetitivo. El SH, al menos dentro del cine, no es un género propiamente hablando, es más la dinámica entre los personajes y su entorno en relación con el género madre que guía al filme, que generalmente es Terror, Horror o Ficción Especulativa Apocalíptica.

Silent Hill (Christophe Gans, 2006)

HORROR, TERROR Y MIEDO

Para entender mejor éste género, debemos conocer sus raíces, es decir, lo que le da su nombre. El SH es un subgénero del Terror, el cual se enfoca en provocar tensión en los espectadores (no confundir con Thriller) y asustarlos con alguna escena sorpresiva o apelando a la impresión visual, generalmente recurriendo al Gore. El Horror, que no es lo mismo, busca generar miedo o pánico, pero a un nivel más psicológico, provocando que en ocasiones nosotros mismos nos asustemos sin la necesidad de que se nos muestre una escena atemorizante.

El término como tal fue adoptado por el mundo hispanoparlante sin traducción y extraído directamente del mundo de los videojuegos. Si nos propusiéramos dar una traducción con base en nuestra lengua y los géneros de los que deviene, deberíamos llamarlo Survival-Terror o Terror de supervivencia.

Como el género mayor del SH es precisamente el Terror, resulta muy común que se produzcan mezclan con otros géneros. Dentro de la escena cinematográfica tenemos que muchas veces es un género externo el que guía o da pauta tanto al argumento principal como al desarrollo general de la historia. En la película Zombieland (Ruben Fleisher, 2009) tenemos que la Comedia guía al filme, en Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007)  el Splatter es el eje rector, mientras que en Carriers (Àlex Pastor y David Pastor, 2009) reinan la Ficción Especulativa y el Drama.

Con base en su relación con otros géneros, podríamos aventurarnos a decir que el SH es un Exploitation del Terror, porque de cierta forma sí lo es. Sin embargo, el Cine de Explotación ha sobreexplotado por sí mismo al Survival-Horror, desgastando muchas de las temáticas y dinámicas clásicas.

Zombieland (Ruben Fleisher, 2009)

DINÁMICA DE SUPERVIVENCIA

Con lo dicho anteriormente aún resulta muy ambiguo saber qué pertenece al SH, podríamos pensar que es cualquier obra en donde los personajes deban luchar por su vida contra algo que cause terror sin importar de qué género sea. Esto no es así, películas como Hostel (Eli Roth, 2005) o Saw (James Wan, 2004) muestran gente en situaciones horribles tratando de sobrevivir, y aunque no está bajo su control evitarlo, las películas se descartan del género por la simple razón de que existe un villano que provoca su sufrimiento.

Para pertenecer al SH no sólo debe haber Terror de fondo, debe desarrollarse una dinámica de supervivencia que forcé a los personajes más allá de sus límites, obligándolos a cometer actos que normalmente no harían con tal de tener un día (o unas horas) más de vida. Además, no debe existir un personaje antagónico (o villano) que provoque la situación de supervivencia, debe ser una catástrofe que se haya salido de las manos y no pueda ser controlada, obligando a los personajes a aferrarse a la vida haciendo uso de toda su fuerza, ingenio o sentido común para poder sobrevivir. Cabe aclarar que un gigantesco monstruo arrasando una ciudad no es un personaje en sí, es básicamente la situación.

Durante la historia, los personajes generalmente deben resolver problemas que no estaban previstos, apelando no sólo a su fuerza física, sino a su intelecto. En el Survival-Horror los sobrevivientes debe elegir entre lucha o huir, esconderse o hacerle frente a la situación, y aferrarse a la vida o dejarse morir.

Filosófica e históricamente el conocimiento ha sido el arma más poderosa, dentro del género que nos compete es una constante ver que los personajes desconocer la situación, no saben a plenitud qué es lo que pasa y mucho menos si esto les puede causar algún daño. La falta de información es básicamente lo que hace entrar en pánico a los personajes y los obliga a cometer errores, esto lo podemos ver de manera muy obvia en The Happening (M. Night Shyamalan, 2008). En una situación de supervivencia es importante saber cómo reaccionar ante la amenaza, pero si no sabemos qué es lo que pasa no podremos reaccionar correctamente, actuaremos por instinto y eso es lo que genera esa dinámica tan particular entre los personajes y su forma de enfrentar la situación.

Correr y Disparar. La dinámica clásica de los videojuegos era correr y dispara, atacar al enemigo, debilitarlo y huir antes de que pueda contraatacarnos. Muchas películas y series se basan en este principio, pero en menor medida, recordemos que generalmente los personajes no tienen la fuerza necesaria para defenderse ni atacar, teniendo únicamente como opción el correr y esconderse. La diferencia primordial entre juegos y películas es que en los primeros tenemos el recurrente uso de tomas en primera persona (POV), que sumergen al jugador dentro de la acción. Esto es muy poco usado en el cine, el filme Doom (Andrzej Bartkowiak, 2005) hace uso de este recurso visual pero es porque se basa en el videojuego del mismo nombre. Aquí no debemos confundirnos con el Falso Documental ni las tomas de cámara en mano como en Cloverfield (Matt Reeves, 2008).

Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007)

APOCALIPSIS Y REFUGIO

El elemento apocalíptico es sin duda el más recurrente en este tipo de filmes, pues básicamente en cada obra se nos presenta una situación del fin del mundo. El hecho de que el apocalipsis sea global es lo que hace tan atractivo a este género, pues no importa que hagan los personajes ni a dónde se dirijan, no encontraran otra cosa más que desolación y muerte. El no tener un lugar para esconderse o estar a salvo enfatiza el elemento de supervivencia o en su caso buscar dicho paraíso se convierte en la meta final de la travesía. Asimismo, la constante de estar acorralado enfatiza la frustración y eleva la tensión en los espectadores, como podemos verlo en Dawn of the Death (2004) y Land of the Dead (2005), ambas de Geroge A. Romero, y en The Walking Dead (Frank Darabont, 2010), donde los protagonistas buscan incansablemente un lugar dónde estar a salvo.

Si bien al holocausto puede no ser mundial, el entorno dentro del cual se mueven los personajes está totalmente afectado y les impide estar a salvo. En Cloverfield la ciudad de Nueva York está en peligro y en REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), a pesar de que todo acontece en un edificio, no hay habitación en la que puedan estar seguros.

Land Of The Dead 2

VÍVERES, ENEMIGOS Y CORDURA

El elemento apocalíptico no sólo sirve para generar un escenario desesperanzador, también sirve para hacer aún más estresante la dinámica de supervivencia, pues la obtención de recursos (armas y alimentos principalmente) se convierten en la necesidad principal que debe ser satisfecha incluso antes que la seguridad personal. Salir en busca de suministros siempre implicará exponer la vida a los peligros del camino o en su caso luchar por ellos contra otros sobrevivientes.

Además de los zombis, engendros o virus a los que se deba sobrevivir, el gran enemigo a evitar son las otras personas, quienes harán lo que sea para estar a salvo aún si eso incluye acabar con nosotros. En muchas obras de este tipo los sobrevivientes generalmente se unen e intentar salir adelante juntos, pero eso no los exime de sufrir problemas dentro del mismo grupo ni contra otras personas, como lo vemos magistralmente en The Walking Dead.

El vivir a un ritmo tan estresante, tener que lidiar con todo tipo de enemigos y la falta de recursos, llevan tarde o temprano a la locura. Mantener la cordura y la esperanza es una de las claves para seguir vivo, tener porqué luchar es quizás la principal razón para no dejarse morir y es por eso que muchas veces los personajes simplemente dejan de intentarlo. Cuando todo está acabado, cuando ya no hay esperanza y cuando pareciera que todas las salidas se cierran, es cuando sentimos el verdadero horror de estar vivos, y eso se ejemplifica perfectamente en The Road (John Hillcoat, 2009).

The Walking Dead (Frank Darabont, 2010)

PERSONAJES

El desarrollo de los personajes es de los aspectos más ricos dentro del género, pues el hecho de llevar a una persona a sus límites físicos y psicológicos hace que la veamos tal cual es, sin apariencias y en su estado más primitivo. La tensión que sufren a lo largo de la historia nos deja ver parte de la naturaleza humana, pues muchas personas que creemos fuertes y correctas en situaciones normales, resultan no serlo cuando las cosas se ponen difíciles y más cuando su vida depende de ello, o por el contrario, la gente que parece débil resulta adaptarse a la situación y logra sobrevivir; justamente es la adaptación la clave de la supervivencia.

La actitud de los personajes ha servido para hacer crítica social, pues nos muestran que cuando nuestra vida depende de ello la confianza es algo que se puede perder fácilmente. De la misma forma, la moral y las leyes sociales quedarán rebasadas cuando la ley de la selva sea la única forma de seguir vivo. En el Survival-Horror literalmente es comer o ser comido. En Carriers vemos como resulta imposible confiar en alguien sin importar su inocencia o lo inofensivas que luzcan las personas.

En éste género se explotan las características más obvias de los seres humanos: su mortalidad y susceptibilidad al daño. El SH apela a nuestro miedo a ser lastimados y lo potencializa colocándonos en situaciones sin salida. Por esta razón no tenemos héroes como personajes, la mayoría ve por sí mismo o por un pequeño grupo de personas, sin importarles que para salvarlos tengan que lastimar a gente inocente que únicamente busca sobrevivir al igual que ellos.

Carriers (Àlex Pastor y David Pastor, 2009)

ZOMBIS Y MÁS ZOMBIS

El SH es siempre asociado al género de Zombis (que no estoy seguro si en realidad es un género) debido que en los últimos años ha habido una gran producción de películas de éste tipo, en parte por los problemas sociales que ha sufrido la humanidad y por el gran horror que se le tiene a estas criaturas, que podemos explicar con la teoría del Valle Inexplicable (o Valle Inquietante).

Desde los zombis de George A. Romero a los engendros de Robert Rodríguez, la evolución y dinámica de las películas ha cambiado, al igual que el diseño de los muertos vivientes. Con cada entrega los muertos se hacen más voraces, inteligentes y peligrosos, y los argumentos han dejado de enfocarse en la dinámica de correr y disparar —que heredaran de los videojuegos— para centrarse en la crítica social. De aquellos primeros filmes Serie B a las grandes producciones de los últimos años, los zombis han evolucionado en todos los aspectos, generando incluso una variación dentro de su propio género, el Cine de Infectados (aquellos que no están propiamente muertos). Sin embargo, el Survival-Horror no se limita a muertos buscando carne fresca, pues el Horror va más allá de la vida o la muerte.

Para terminar, debe quedarnos claro que toda película de Zombis es SH pero no todo SH es de Zombis. Aunque he visto películas sobre Zombis tan inverosímiles que incluso dentro de la Serie B parecen absurdas y me hacen cuestionarme sobre si quizás dentro del infinito universo del celuloide exista un filme de muertos vivientes que no sea SH.

Planet Terror (Robert Rodríguez, 2007)