La Atadura Terrenal

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Titan AE

Hay un error común al ver películas o series de Ciencia Ficción y Fantasía, este consiste en creer que todos los “aparentes” humanos que salen en pantalla son en realidad eso, humanos. Las personas tratamos, quizás de manera inconsciente, de buscar una atadura terrenal en cada personaje antropomorfo que vemos. Sin embargo, ver humanos en un contexto totalmente ajeno a la tierra tiene dos posibilidades: (1) que en realidad sean humanos o (2) que no lo sean y su apariencia se deba a que los diseñadores de personajes no quisieron complicarse la existencia.

Cuando se trata de humanos reales los espectadores tratamos, en nuestra mente, de buscar una explicación de cómo llegó nuestra especie allí, sobre todo cuando la obra no lo especifica. En películas de fantasía es más sencillo, pues generalmente siempre se trata de humanos que conviven con otras especies que se extinguieron en antiguas eras; recordemos que la fantasía deriva en gran parte de los mitos y las leyendas creacionistas de cada pueblo. Así, por ejemplo, en El Señor de los Anillos, estamos viendo el pasado de la raza humana, que al pasar de los años fue la única que sobrevivió (terminaba la era del Elfo y comenzaba la del Hombre).

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La Comunidad del Anillo

Cuando hablamos de Ciencia Ficción la cosa se complica un poco más, pues los personajes antropomorfos pueden no ser humanos. En La Planete Sauvage se dice que son humanos, aunque muy primitivos y desdeñados, a la sombra de una civilización extraterrestre mucho más avanzada. No se especifica la temporalidad, visualmente parecen humanos de la prehistoria, pero lo más probable es que todo se desarrolle en el futuro. Al ver ese filme lo único que pude pensar fue: ¿cómo llegaron los humanos allí? El hecho de que sean humanos y compartan una cultura nos obliga a buscar un origen común con ellos.

Algo similar al caso anterior es lo que pasa con Titan AE. Allí si vemos cómo fue que los humanos terminaron dispersos por el espacio y es fácil generar esa atadura terrenal. Lo mismo con aquellas obras que sí explican el éxodo terrestre, como El Juego de Ender, Warhammer 40k o After Earth (M. Night Shyamalan, 1013). Si son humanos, la atadura terrenal es fácil, pues finalmente, sin importar lo mucho que se hayan expandido por el universo tenemos un origen común. Lo que a mí siempre me causa curiosidad es saber cómo y por qué abandonaron la tierra cuando esto no se explica en la obra.

Star Wars Episodio 4
Star Wars Episodio 4

Hay un ejemplo muy bueno sobre humanos en el espacio que en realidad no son humanos, pero que dado el desarrollo del filme muy pocas personas se habían puesto a analizarlo, me refiero a Star Wars. La introducción lo dice muy claro: “Hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana…”, o sea, que es anterior a la humanidad y se desarrolla fuera de nuestra galaxia, por lo que no pueden ser humanos. Aunque claro, como lucen exactamente iguales y su lengua, organización política y formas de comercio son idénticas, nunca nos pasa por la mente el hecho de que no hay humanos en toda la saga.

Cuestionarse y teorizar sobre el origen de esos humanos en el espacio o si esos personajes que lucen como humanos en realidad lo son es algo que me parece muy interesante, sobre todo porque permite dar rienda suelta a la imaginación e inventar explicaciones que o bien pueden promover el crecimiento de la obra en general o, al menos, motivar a los fans para desarrollar su propios universos basados en posibles explicaciones de los cabos sueltos que este tipo de obras suelen tener.

Scrappunk

Nota: Quiero aclarar que el término Scrappunk no ha sido usado de manera general por artistas plásticos, mucho menos por escritores o animadores. La siguiente es una propuesta que el autor de estas líneas hace para diferenciar determinados elementos muy particulares de la Ciencia Ficción. Así como muchos Steamers (seguidores del Steampunk) defienden la existencia del Clockpunk, yo personalmente creo que el Scrappunk puede existir como un subgénero punk independiente, cuyas características intentaré puntualizar en los siguientes párrafos.

Considerada como una versión rústica del futuro, el Scrappunk surgió como un movimiento artístico underground cuyas obras —principalmente esculturas— eran creadas a partir de desechos y todo tipo de basura. A partir de la influencia que el Cyberpunk, el Steampunk y las artes plásticas proporcionaron, el nuevo género llegó a escena.

Empezaré con una definición de lo que yo propongo es el Scrappunk:

El Scrappunk en un subgénero derivado del Cyberpunk y diferenciado de éste a partir exclusivamente de sus elementos visuales. La tecnología (maquinas, edificaciones o ropa) está construida a partir de desechos. El contexto es postapocalíptico y en muchas ocasiones no hay presencia de humanos; mientras que la dinámica social presenta todas las características anárquicas y decadentes que son de esperar en este tipo de obras.

Resulta esencial puntualizar que, como determinados géneros punk, el Scrappunk puede consolidarse como subgénero independiente únicamente por su peculiaridad estética, es decir, por la parafernalia, escenarios y vestuario; los argumentos centrales siguen siendo netamente cyberpunks.

LA CIENCIA DEL DESECHO

Como toda obra de Ciencia Ficción, el Scrappunk requiere de una construcción tecnológica racional a partir de la cual desplantar todo su universo científico, y es justamente en la basura donde la ha encontrado. Hacer verosímil la construcción de un artilugio capaz de volar fabricado únicamente con desechos de metal y otros restos similares es lo que hace único y diferente a este subgénero. Así como la Space Opera hace creíbles los viajes intergalácticos, el Scrappunk hace creíble la existencia de una tecnología superior hecha con desperdicios.

Este subgénero puede establecer su particular desarrollo tecnológico a partir de tres contextos: (1) el futurista, (2) el postapocalíptico y (3) el pseudoretrofuturista. El primero se refiere a una sociedad futurista cuyo único recurso es la basura, a partir de la cual crean maquinas imposibles de crear en nuestro mundo actual y por ende más avanzadas. El segundo también muestra a una sociedad del futuro pero cuyas invenciones son creíbles y realizables en nuestra actualidad, el deterioro tecnológico es tal que no pueden crear tecnologías superiores, únicamente pueden crear herramientas simples a partir de los desechos. El tercero se basa en los subgéneros punk retrofuturistas, en otras palabras, podemos encontrar un Steampunk, Clockpunk, Atompunk o Dieselpunk cuya tecnología tenga como materia prima la basura.

No debemos confundir la materia prima con el combustible. El Scrappunk hace uso de materia prima, pero no se restringe a un combustible determinado como sí lo hacen los punks retrofuturistas.

TECNOLOGÍA Y BASURA

Para puntualizar un poco más la diferencia entre tecnologías debemos entender el contexto industrial de la sociedad ficticia. Este contexto puede tener dos probabilidades: aquella que alude a una conciencia ecológica y aquella que indicia escases de recursos. La primera no debe ser confundida con una ideología positiva que aboga por el cuidado del medio ambiente, simplemente la sociedad se ve imposibilitada para obtener los recursos para la fabricación de herramientas a pesar de que estos existen. La segunda, por su parte, tiene una carencia total de recursos y solamente cuenta con los desechos de lo que en antaño fue una sociedad prospera.

Si observamos con cuidado, la aparente conciencia ecológica en realidad tiene un trasfondo más social, pues nos habla del control sobre los recursos por parte de un sector de la población, forzando a los sectores más bajos a satisfacer sus necesidades con los desechos a su alcance. Este aspecto tiene un trasfondo históricamente observable, pues muchas comidas típicas —al menos en México— se preparan con ingredientes que en algún momento fueron considerados sobras por las clases altas, de la misma forma que muchos artistas plásticos han usado basura para sus esculturas. Paradójicamente, la escasez de recursos es en realidad la que tiene un discurso ecológico, pues trata de hacernos reflexionar sobre el futuro decadente que nos espera si no cuidamos los bienes que la naturaleza nos proporciona.

EL FRENO TENOLÓGICO

Existen determinadas obras cinematográficas (como Waterworld de Kevin Reynolds, 1995) que en apariencia lucen como un retrofuturismo debido a que toda su tecnología se basa en un combustible específico. Sin embargo, esto ocurrió a causa de algún fenómeno que colapsó a la civilización entera y ocasionó un freto total en el desarrollo tecnológico.

Estos falsos retrofuturismos no deberían ser catalogados como tales, pues nos hablan de una sociedad del futuro cuyo desarrollo tecnológico fue interrumpido y posteriormente restablecido pero en una dirección distinta y a partir de los desechos sobrevivientes de la antigua sociedad.

ARGUMENTO Y SOCIEDAD

Como en todas las obras Cyberpunk, la crítica social está presente de manera intrínseca, o sea que no puede desligarse de la trama central. En el caso del Scrap, las metáforas que encubren la crítica social se vuelven más directas pues no requieren de una dinámica social tan elaborado como en  el Cyberpunk ni de un trasfondo tan filosófico como en el Nanopunk. Los propios elementos visuales se encargan de hace notar al espectador el enfoque crítico de la obra.

Si bien los temas a tratar en este subgénero son tan amplios como la Ciencia Ficción misma, existen quizás tres que podrían considerarse la base: la lucha de clases por el acceso a recursos, la ecología y la ausencia de humanos. Los dos últimos son aspectos natos del Scrappunk, mientras que el primero resulta ser un elemento extraído de la Ciencia Ficción Social (CFS).

Tecnocracia. A pesar de seguir siendo un Cyberpunk, el Scrappunk rompe uno de los vínculos sociales más sólidos del género: la sociedad tecnocrática. El Scrap no puede presentar una elite tecnológica por dos razones, la primera es la obvia decadencia social que fuerza a la población a usar desechos para subsistir, por lo que sería ilógico que su organización continuara siendo tan compleja, por el contrario, presenta cierta involución social; un regreso a los grupos humanos pequeños con vínculos y relaciones más estrechas. La segunda tiene que ver con la propia definición de tecnocracia, pues a pesar de que exista una compleja sociedad guiada por una elite gobernante ya no será posible una producción ordenada de bienes para satisfacer a un creciente mercado consumista.

Si encontramos una obra con una elite gobernante y una sobreproducción de bienes que alimenta un mercado capitalista cada vez más grande pero que usa los desperdicios como materia prima, entonces eso dejaría de ser Scrappunk. Algunos llamarían a eso un Ecopunk (o Greepunk), pero para mí cuando mucho podría ser un No-Cyberpunk, aunque en lo personal le quitaría el sufijo punk y la clasificaría como una obra de “ciencia ficción con mensaje ecológico”. Sé que ésta excesiva delimitación parece innecesaria, pero tiene que ver con mi postura a que un Ecopunk no puede existir por el simple hecho de que lo ecológico es positivo, mientras que lo punk aboga por un futuro sin esperanza.

POSTAPOCALÍPTICO

En el ensayo sobre Postcyberpunk ya expliqué que el prefijo post no indica temporalidad, y que de allí surgía la errónea idea de que dicho subgénero nos habla sobre lo que pasó después de la decadencia de la sociedad tecnocrática. Sin embargo, si algún subgénero merece ser considerado el sucesor cronológico del Cyberpunk es precisamente el Scrappunk, pues su desarrollo requiere forzosamente una decadencia total que obligue a los humanos o robots a usar desperdicios como materia prima, razón por la cual sus historias se desarrollan en mundos tan caóticos que en ocasiones ya no es posible hablar de sociedades humanas.

Quiero aclarar que cuando me refiero a decadencia y caos no forzosamente implica un escenario en las misma condiciones, pues la historia puede desarrollándose en un escenario pulcro y ordenado. La diferencia aquí es el contexto de la basura, que a continuación definiré con base en criterios arqueológicos: Si la basura fue desechada porque ya cumplió con su ciclo de vida útil, entonces estaremos frente a un Scrappunk nato, pero si los desechos usado son basura de facto (desechos nunca utilizados o que fueron abandonados aún en buenas condiciones) tendremos un Nano-scrappunk, lo nano es por el minimalismo en el aspecto visual.

AUTÓMATAS CONSTRUYENDO AUTÓMATAS

Ya trate de definir al Scrappunk con base en sus características tecnológicas, sus argumentos clave y su contexto social y temporal. Sin embargo, lo que realmente me llevó a escribir esto y me hizo notar las pequeñas sutilezas en ciertas obras cyberpunk que podrían derivar en un subgénero diferente que opté por llamar Scrappunk fue la ausencia de humanos.

El Scrappunk puede dividirse en dos grandes rublos: (1) el que presenta humanos y que solamente pertenece al género por su aspecto visual, escenarios y parafernalia, pero cuya historia sigue siendo netamente cyberpunk, y (2) el que presenta autómatas (robots) en un mundo postapocalíptico en el que los humanos han desaparecido por su propia decadencia (las variantes que expliquen la ausencia de humanos pueden llevarnos a definir distintos tipos de Scrappunk, siendo la decadencia social la correspondiente al Scrappunk Clásico).

A continuación explicaré las variaciones que puede haber dentro de este subgénero usando como ejemplo cuatro obras de animación.

1. Scrappunk Clásico: En el cortometraje Origen, podemos ver a un autómata hecho totalmente con basura que nada tenía que ver con mecanismos robóticos. No hay presencia de humanos, los robots construyen robots y el escenario es un mundo lleno de basura, hostil y sin vida.

2. Stitchpunk: En la película 9 podemos ver a un grupo de autómatas fabricados con materiales orgánicos (tela, hueso). No hay presencia de humanos, algunos autómatas fueron construidos por humanos y otros por otros autómatas, el escenario es un mundo lleno de basura, hostil y sin vida.

3. Nano-scrappunk: En el cortometraje Hum podemos ver a un grupo de robots construidos con los restos funcionales de aparatos de sonido. No hay presencia de humanos, los robots construyen robots y el escenario está intacto.

4. Scrappunk por estética: En la película Wall-E vemos dos escenarios distintos. El primero es el escenario terrestre, en el que vive Wall-E, que representa al escenario del Scrappunk Clásico (sin vida, lleno de basura y sólo hay robots). El segundo es el escenario espacial, una sociedad tecnocrática y altamente hedonista (desde el punto de vista consumista), controlada por una élite robot pero decadente y deshumanizada en su interior. Este segundo escenario, a pesar de presentar la crítica social propia de Cyberpunk, no puede ser considerado como tal por la falta de estética; en todo caso la película es una Space Opera con crítica social pero que podemos considerar Scrappunk por los elementos visuales de su primer escenario.

LA RELACIÓN ROBOT Y LA ANALOGÍA CON EL HUMANO

En un scrappunk que no presenta humanos como personajes principales, los aspectos emocionales, sociales y culturales son relegados a las máquinas. Generalmente estas adquieren algunos sentimientos y personalidades que condicionan su forma de actuar y las tornan más humanas, ya sea porque presentan gestos, manías o inquietudes propias de nuestra especie. No es raro encontrar historias donde los robots se enamoran, se rebelan, sufren o sienten felicidad, más allá del apartado lógico que los obliga a seguir las órdenes de sus amos.

Si retomamos el ejemplo de Wall-E, podemos ver al pequeño robot como una especie de ermitaño que añora el contacto humano (en este caso el contacto robot) y colecciona cosas curiosas que encuentra en la basura, además de representar el papel de la clase obrera. Mientras que Eva tiene un estatus robot más alto y una función más importante: encontrar vida. Así, podemos notar que la película retoma la tradicional historia de amor entre dos sujetos de clases sociales distintas.

La Ciencia Ficción, que a final de cuentas no es más que una sátira, critica a la sociedad de una manera indirecta; los robots son una forma que tienen los autores de escudarse e intentar encubrir los problemas reales de nuestro mundo y así criticar sin criticar, como lo hacían las antiguas fabulas de animales.

Imágenes:
Industria Mechanika
TMP
Ian McQue

Origen

Título Original: Origen.
Género(s): Ciencia Ficción/Scrappunk.
Director: Yadira Rojas.
Emisión: 2010.
Duración: 3 minutos.
Extras:

Hace unas semanas una persona me comentó sobre el concurso Animasivo, cuyo fin es difundir y promover la producción de animación en México, pero en específico me recomendó este corto, el cual fue ganador de mención honorífica en el concurso del 2010. Al parecer el trabajo fue realizado en muy corto tiempo, y pese a no ser la gran animación tiene un mensaje y una calidad que bien merecía reconocerse, sin olvidar que fue hecho en Stop Motion.

Lo primero que me atrajo de corto fue su estética Scrappunk (denominación que al parecer sólo yo utilizo como género fuera de la corriente artística), pues la historia nos muestra a un pequeño robot hecho de desechos que vive en un desolado México del futuro lleno de basura y contaminación. Analizando su situación, el robot decide construirse una compañera con los restos de basura a su alcance, y con la ayuda de su nueva amiga, siembra un grano de maíz.

Además del futuro apocalíptico, autómatas construyendo autómatas a partir de desechos, y la clara referencia cultural, el corto presenta una gran calidad de animación, un escenario muy adecuado a la trama y una selección musical estupenda. Todos estos aspectos le dan una esencia totalmente mexicana, lo que resulta muy agradable cuando se está acostumbrado a producciones extranjeras.

El trasfondo cultural es algo que salta a la vista y que se vislumbra desde el título. La referencia del maíz —que es sin duda el elemento mexicano por excelencia— nos remonta a los viejos mitos mayas de la creación; el robot, al sembrar el grano de maíz, está sentando las bases para la reconstrucción de toda una nación, la cual deberá resurgir de toda la basura y los problemas que actualmente tienen sepultado a nuestro país. Sin dada es un gran ejemplo del potencial que existe en México en cuestión de animación.