Star Wars: Clone Wars

Título Original: Star Wars: Clone Wars
Género(s): Sobrenatural, Peleas, Fantasía, Comedia, Drama.
Director: Genndy Tartakovsky.
Estudio: Cartoon Network Studios y Lucasfilm Ltd.
Emisión: 7 de noviembre de 2003 – 25 de marzo de 2005
Duración: 3 Temporadas repartidas en dos volúmenes, 25 episodios en total.
Extras: TIE Fighter.

Star Wars vuelve a estar presente en la mente del colectivo, con una nueva trilogía que muchos creímos imposible, películas complementarias como la aclamada Rogue One y por supuesto, la avalancha inevitable de mercancía. El material original atraviesa tres etapas: la trilogía clásica, las terribles precuelas y la nueva serie de películas desarrolladas por Disney, cada una adaptada al contexto de su propia época. En mi caso, me tocó presenciar el surgimiento y declive de las precuelas.

Al igual que mi editor, no soy gran fan de Star Wars y sólo unos pocos personajes me mantienen interesado en este gigantesco universo que ha cautivado a millones durante demasiadas generaciones. De entre las películas, las únicas que no me parecen totalmente aburridas son El Imprerio Contrataca, La Venganza de los Sith y Rogue One. Recuerdo que hubo una gran campaña mediática para promocionar la última de las precuelas, pero al final la película no pudo satisfacer las expectativas de los seguidores.

Afortunadamente no todo fue un desperdicio, pues de entre todo este hype apareció uno de los mejores trabajos en el universo de Star Wars, Las Guerras Clon. Se trata de una mini-serie animada producida por Cartoon Network Studios en asociación con Lucasfilm y dirigida por Genndy Tartakovsky, uno de los creadores más prolíficos de la compañía. Su objetivo principal era conectar El Ataque de los Clones con La Venganza de los Sith y de paso generar interés en la tercer película.

El primer volumen se compone de 20 episodios de 3 minutos de duración aproximadamente. Recuerdo que solían aparecer repentinamente entre bloques de la programación habitual de Cartoon Network para dejarte con la boca abierta. Cinco episodios de más de diez minutos de longitud componen el volumen final y dan cierre a la historia, que efectivamente nos deja justo al inicio de La Venganza de los Sith. La serie tiene gran énfasis en la acción, sin dejar a un lado el argumento.

Los primeros episodios nos relatan diferentes batallas que tienen lugar a lo largo y ancho de la galaxia conforme avanza la guerra. Al final del primer volumen comienzan a resaltar dos historias en particular que tienen su respectivo desenlace en la segunda parte. La calidad en la animación es fascinante, extremadamente dinámica y perfecta para las desenfrenadas secuencias de acción, aunque resulta evidente el uso de modelos tridimensionales en varias secuencias.

Si bien el estilo de dibujo puede parecer fuera de lugar en un principio, basta con ver un par de episodios para quedar atrapado en esta pequeña muestra de las legendarias Guerras Clónicas. El apartado técnico (efectos, sonido, voces) es magnífico. Un punto que se ha mencionado mucho entre los fans en el que estoy completamente de acuerdo es que esta animación supera a cualquiera de las precuelas, incluso introdujo personajes que más adelante fueron retomados en otros trabajos.

La serie tiene un ritmo particular que le otorga su propia identidad. Los episodios tienen un enfoque distinto, pero siempre están presentes dos características que encantan. Muchas de las increíbles secuencias de acción carecen de música, dejando que los movimientos de los personajes acaparen toda nuestra atención. También suele haber una breve pausa antes de que ocurra alguna reacción que desate otra serie de escenas emocionantes.

Star Wars: Clone Wars es una de mis obras favoritas dentro de este universo y aunque ya no forma parte de la línea argumental oficial es un trabajo de animación de primer nivel que se puede disfrutar sin problemas. Ganadora de múltiples premios, Clone Wars mejoró mucho a los personajes, actualizo el estilo visual y rindió un digno homenaje a la creación de George Lucas, pero también demostró que la franquicia puede llegar muy alto de la mano de un equipo creativo independiente.

Rogue One

Título Original: Rogue One.
Género(s): Space Opera (Wester Espacial).
Director: Gareth Edwars.
Emisión: 2016.
Duración: 133 minutos.
Extras:

No me considero un gran fan de la saga de Star Wars, mucho menos un conocedor de la misma, pero al menos una cosa tengo muy clara y es que Rogue One es mi película favorita de todas las que integran el universo de La Guerra de las Galaxias. Después de muchos años, una segunda trilogía que le quedó a deber a gran parte de los viejos fans y una nueva que está en proceso, me alegra ver que en este filme se regresa a los orígenes donde una trama simple, con un objetivo sencillo y suficiente acción eran lo único que se necesitaba para maravillarte de por vida.

La película tiene una calidad impecable, los efectos, los escenarios, la caracterización y la música son excelente. Incluso me parece que se usan muchos efectos prácticos evitando confiar al 100% en el CGI como en la segunda trilogía. Las interpretaciones son fabulosas y el carisma de los actores realmente te atrapa en la que es una verdadera misión rebelde.

La historia gira en torno a Jyn Erso, hija de un ingeniero del Imperio que es obligado a trabajar en el diseño de la Estrella de la Muerte. Galen Erso oculta a su hija con uno de los más extremistas rebeldes de aquellos años, quien protege a la chica hasta que la abandona. Con todo eso en su conciencia, Galen idea un plan para sabotear la máxima arma del imperio y envía un mensaje a Saw Gerrera. Para su fortuna su hija escucha el mensaje y se une a los rebeldes para robar los planos de la Estrella de la Muerte y poder darles a los rebeldes una nueva esperanza en contra del imperio.

La historia, así como en el Episodio IV, es sencilla y con una misión simple: robar los planos. Aquí no hay complejos debates políticos ni la diplomacia que a muchos abrumó en los primeros tres episodios. Es, a mi parecer, un regreso a las viejas raíces de la saga, con un ritmo intenso lleno de acción, hazañas heroicas, drama y un objetivo muy concreto. Esa estructura tan sencilla es sin duda el más grande acierto y lo que hace de este filme la mejor película de la saga, aunque eso es en mi opinión personal, ya que no soy un gran conocedor y fácilmente podrían debatírmelo.

Lo que vemos aquí es un acto heroico más que se perderá entre todas aquellas acciones tomadas por los rebeldes en busca de defender sus ideales. La historia se ubica entre los episodios III y IV sirviendo como un formidable punto de unión entre las dos trilogías. Pero lo que más me gusta es que es una historia redonda, donde el ideal se defiende y logra mantenerse aún a costa de la propia vida. Y esa entrega a la causa genera no sólo batallas impresionantes, sino un desenlace dramático y emotivo que lamentablemente no pasará a la historia como lo harán aquellos actos heroicos hechos por personajes con más renombre. Rogue One es el merecido tributo que por fin rinde honor a los rebeldes de abajo, aquellos que con su sangre lograron mantener vivo el propósito de la alianza.

Podría ahondar más y mencionar todas las referencias al resto de películas y trasfondos, pero no conozco lo suficiente de Star Wars como para hacerlo. Lo que sí puedo decir es que una verdadera precuela o secuela debe reforzar el argumento de la película que sucede o precede, según sea el caso. Rogue One, al ser una película de unión, debe apoyar lo que hay antes y lo que irá después y me parece que lo logra de sobremanera, sobre todo porque ayuda a consolida aún más parte del argumento principal en Episodio IV: A New Hope.