Hace un par de años hice esta infografía con el fin de que fuera fácil explicar y entender la relación que el Cyberpunk tiene con otros géneros de los cuales se ha nutrido, así como observar y entender las características específicas de los subgéneros derivados. Hacer una explicación por escrito sería igualmente confuso, así que les dejo el video donde explico cada uno de los elementos de la imagen.
Para saber más sobre los temas abordados visiten los siguientes enlaces.
Nota: El siguiente ensayo es una postura personal, no es para nada un análisis social ni tampoco se intenta abordar la historia de los fenómenos o movimientos aquí mencionados.
En diversas culturas existe la aparente recurrencia de explicar el mundo a partir de dualidades, y dentro de la Ciencias Sociales, como la Antropología, muchas veces tenemos que retomar la idea de los opuestos para explicar algunos fenómenos o responder por qué —a pesar de ser contrarios— terminan por interactuar unos con otros, y no a manera de enfrentamiento, sino a manera de una respuesta distinta a un mismo problema. La contracultura, las disidencias, las transgresiones y la denominada Massive Culture (Cultura Masiva), han sido movimientos sociales, sexuales y artísticos que se han opuesto al régimen establecido de “normalidad”. Dentro de los medios audiovisuales también tenemos ejemplos perfectos de opuestos que ha surgido en la misma época y que han expuesto, de manera diferente, un mismo problema social. A continuación expongo cuatro sencillos ejemplos —no precisamente audiovisuales— que se oponen por su naturaleza pero que no dejan de reflejar la dinámica social de su época.
MALLAS VS GABARDINAS (1928- 1940)
Después de la Gran Depresión, aquella crisis económica que afectó al mundo en 1929 y principalmente a los Estados Unidos, surgieron dos fenómenos que más tarde se apoderarían del cine, las historietas y la televisión: Los Superhéroes y el Film Noir.
Debido a los múltiples problemas, frustraciones y miedos que vivía la sociedad se creó la necesidad colectiva de hacer algo que llevara un poco de esperanza a las personas, surgiendo así Súperman en 1932 y Batman en 1939. El primero reflejaba la idealización del americano ejemplar y del país en general, pues era un tipo poderoso, extremadamente moral y de cierta forma nunca encajaba con el resto de humanos porque su propio poder lo hacía diferente; incluso los colores de su traje aluden a la bandera estadounidense. Batman, por su parte, reflejaba al ciudadano normal, sin poderes, que gracias a su fortuna e incorruptible sentido de justicia (que me recuerda a la Tolerancia Cero de las leyes gringas) hacia frente a los criminales que azolaban Gotham (Nueva York).
Si bien Súperman simboliza el ideal moral americano y Batman la violencia y corrupción que gobernaban las calles (por eso uno vestía la bandera americana mientras que otro se ocultaba en la oscuridad), lo que ambos hacían era dar esperanza a la población haciéndola soñar con un héroe que llegaría a resolver sus problemas como por arte de magia.
En el otro extremo tenemos al Film Noir, nacido en los 30 y teniendo su mayor apogeo la década siguiente. Este clásico género americano también refleja los problemas sociales que vivió aquel país, pero no desde la perspectiva idílica, ni siquiera desde la visión de las víctimas, sino que se opuso a la idea de los Superhéroes y nos contó la historia teniendo como personajes principales a los villanos y mafiosos; surgió así, a la par que el superhéroe, la figura del antihéroe. Su propio nombre (Cine Negro) nos deja ver que se trata de la visión opuesta, que sus temáticas hablarán sobre lo malo, sobre lo ilegal, sobre el bajomundo de la corrupción y el fraude que todos saben que existe pero que nadie menciona.
He aquí el primer ejemplo de dos opuestos que surgieron debido a una crisis económica pero que fueron testigos de los problemas y temores que vivió Estados Unidos hace casi 90 años. Uno era lo ideal y lo otro lo mal visto, uno era luminoso y el otro era sombras, unos usaban mallas y los otros gabardinas.
ULTRAMAN VS GODZILLA (1945-1960)
Dejando atrás la década de 1930 llegamos a la mitad del siglo, cuyo principal evento fue la Segunda Guerra Mundial. En la mitad final de los años 40 y todos los 50 la temática que permeó cine y televisión fue el Holocausto, más como mensaje antibélico que como análisis histórico. Japón, como ya mencioné en la entrada sobre Japón y sus desastres, resultó el país más afectado después de que los Estados Unidos detonaran dos bombas nucleares en su territorio. Y como es bien sabido por todos, el resultado de la psicosis colectiva de los nipones fue Godzilla, quien vio la luz en 1957. Pues bien, para la década siguiente apareció en la televisión nipona Ultraman, un peculiar superhéroe que se enfrentaba a gigantes monstruos (kaiju).
Resulta peculiar cómo en Japón la temática de opuestos también se hace presente, pero con una intención distinta, pues en Estados Unidos lo que intentaban era mostrar las dos caras de la sociedad, mientras que en Japón se trataba de dar un mismo mensaje: el progreso y la superación del país están en el esfuerzo de su población. Godzilla destruía los edificios, pero ellos podían volverlos a construir, mientras que Ultraman se enfrentaba a los problemas como debía hacerlo todo buen hijo del sol naciente.
PROGRESO VS DECADENCIAS (1970-1980)
De regreso a los Estados Unidos y ahora con el auge de la energía atómica pero el temor de una guerra nuclear, desencadenada por la Guerra Fría, surgen nuestros dos siguientes opuestos, que en parte se alimentaron de los movimientos sociales de la década de los 60. El primero de ellos es el Retrofuturismo Clásico, aquel que nos mostraba una sociedad utópica impulsada por la energía nuclear y que representaba el “American way of life” y el “American Dream” (Los Supersónicos es un gran ejemplo), pero que a pesar de la perfección de un esperanzador futuro ponía en evidencia la paranoia que había desatado la Guerra Fría; fue la época en la que muchas casas contaban con refugios antibombas. Y cómo quizás ya pueden imaginar el opuesto natural al Retrofuturismo fue el Cyberpunk, quien se alimentó de la corriente Anarco-Punk cuya visión del futuro era la de una sociedad deshumanizada y decadente a causa precisamente del desarrollo tecnológico, el mentado “No Future” que he mencionado en variadas ocasiones.
Por un lado teníamos el futuro perfecto donde los robots —y no los mexicanos (pongamos atención a eso)— harían los trabajos desagradables, la energía era limpia y no se dependía del petróleo de otros países; recordemos que hablamos de Estados Unidos. El marido trabajaba para mantener a la familia, los hijos era idénticos a los modelos de las campañas publicitarias, no había problemas de salud y las esposas eran felices amas de casa. Un ideal americano que deja en evidencia la idiosincrasia racista y machista de su sociedad, quizás por ello en esa misma década surgieron disidencias cómo el Feminismo (que únicamente trataba de reivindicar a la citadina ama de casa clasemediera, inaplicable al estudio de féminas en un ámbito sociocultural distinto).
En el otro extremo tenemos al Cyberpunk, un subgénero de la Ciencia Ficción que nos mostraba lo que un mal manejo de la tecnología podría provocar en la sociedad. El Cyberpunk era totalmente anarquista, no creía que el futuro nos deparará algo bueno y nos mostraba que la decadencia social no podía evitarse con máquinas avanzadas y novedosas, sino todo lo contrario. Asimismo, conviene recordar que la estética del Cyberpunk Clásico fue retomada del Film Noir, quien varias décadas antes también fungió como el opuesto que evidenciaba el lado malo de la sociedad.
Mallas vs No-muertos (Siglo XXI)
Llegamos al siglo XXI y en los últimos años hemos podido ver que los Superhéroes han regresado y se han apoderado del cine, fungiendo nuevamente como una esperanza imaginaría a los problemas de toda índole que afectan al mundo entero. Sin embargo, casi al mismo tiempo que los héroes regresaron, también lo hicieron otra serie de criaturas; los muertos regresaron de la tumba en busca de carne fresca.
Si bien el tema de los Zombis requiere un análisis a profundidad pues la razón de su éxito van más allá de la histeria y miedos colectivos, basta con mencionar que en la actualidad tenemos un auge de héroes que vienen a salvar el mundo y un opuesto que nos muestra que ya no hay mundo que salvar. El Survival-Horror nos ha enseñado —oponiéndose de la manera más genial a los súpers— que cuando ya no hay mundo que salvar lo único que queda es sobrevivir. Y esto es para reflexionar un poco, porque en las etapas anteriores mencionamos que los opuestos daban las dos visiones de una misma sociedad o que se oponían a las ideas impuestas por el sistema, con los opuestos actuales la cosa cambia, pues si bien aún tenemos a los héroes que nos rescatarán, en el otro extremo nos estamos jugando la vida ante un futuro de incertidumbre total, mucho más pesimista que la anárquica visión de Cyberpunk ochentero. Una cosa es que la sociedad se deshumanice y otra que deje de existir dando paso a una horda de come-cerebros y a un rebaño de humanos tratando de sobrevivir en un mundo en el que ya no queda nada. ¿Tan mal estamos que el opuesto de nuestro tiempo es el apocalipsis total?
Manie Manie o Laberinto de Historias como se le conoce en español, es una compilación de tres cortometrajes experimentales, que poco tienen que ver unos con otros, dirigidos por tres grandes dentro de la industria de la animación japonesa, los cuales han trabajado juntos en numerosas obras cyberpunk y básicamente han definido dicho género.
La obra es un deleite para el amante de la animación experimental y el Cyberpunk, pues nos presenta elementos de ese viejo Cyberpunk clásico de los ochenta que sentó las bases del género y que se popularizó dos años más tarde con Akira. Rin Taro hace un trabajo estupendo otorgando la parte experimental, pero son Kawajiri y Ôtomo quienes nos regalan dos joyas sublimes y nos muestran al Cyberpunk como debe de ser: rudo, violento, sobresaturado y oscuro, de ese que se hacía a la perfección en los ochenta y del que ya es difícil ver actualmente
Laberinto
Género(s): Experimental, Nonsense. Director: Rin Taro.
“Laberinto” es la obra con la cual inicia el filme y posteriormente concluye la función después de los dos siguientes cortos. En esta primera parte Rin Taro sale de su zona de confort y nos brinda una confusa historia llena de simbolismos, escenas raras y personajes extraños, que sin duda fascinarán a quienes gustan de la animación experimental.
En el corto vemos a una niña, Sachi, y su gato, Cicerón, llegar a un extraño lugar luego de atravesar un espejo, una vez allí son guiados por un payaso a través de un extraño laberinto hasta un lúgubre circo. Terminada la función, Sachi y el gato son escoltados por las grotescas criaturas del circo, cuyo diseño resulta un tanto aterrador.
El apartado sonoro es muy bueno, logra la ambientación adecuada y nos sumerge en aquel oscuro mundo. Por su parte, el diseño de personajes y escenarios se aleja del estilo que han caracterizado a Rin Taro en obras como Galaxy Express 999. En cuanto a la calidad de animación podemos decir que es muy buena, no es algo muy sobresaliente ni deja de ser experimental pero mantiene un nivel por demás aceptable.
El argumento central está basado en Alicia a través de espejo de Lewis Carroll mientras que el estilo narrativo en netamente nonsense, de esos diálogos que en apariencia no dicen nada, ni nos aclaran nada y por el contrario más nos confunde. Es una obra rara con simbolismos difíciles de notar y que requiere ser vista más de una vez, a pesar de ello es una refrescante opción para quienes buscan algo alternativo para ver y pensar.
El segundo corto nos presenta una historia muy simple, un final un poco abierto y personajes nada complicados. En él vemos a un grupo de corredores arriesgar su vida en una competencia de automovilismo conocida como “el circo de la muerte”. Mientras la carrera tiene lugar, un reportero investiga la historia de Zack Hugh, el máximo campeón dentro del circuito. El resto de la historia no es más que explosiones, chatarra, velocidad, hombres fundidos con la máquina y un halo fantasmal que envuelve a la pista.
La calidad sonora es increíble, pues realmente nos trasporta dentro del evento y nos permite disfrutar de los vistosos accidentes. El diseño de personajes hace uso del Gekiga y enfatiza la rudeza de ese Cyberpunk que se hacía en antaño, al más puro estilo de la vieja escuela, con escenarios más que maravillosos, oscuridad y violencia. Además del aspecto estético, la narrativa y los personajes conservar cierta reminiscencia del Film Noir, de quien el Cyberpunk retoma mucho. En otras palabras, “El Corredor” nos presenta un Cyberpunk como siempre debería de hacerse.
El tercer y último corto es el de Ôtomo, y desde la primera escena uno nota su particular estilo tanto en el diseño de personajes como en los escenarios, el cual repite en Akira y en básicamente la mayor parte de sus obras de Ciencia Ficción. Asimismo, sus argumentos siguen enfrentando al hombre contra la máquina y enseñándonos un futuro hostil sobresaturado de concreto y tuberías.
La historia gira en torno al proyecto #444, quien envía a un nuevo supervisor a cancelar una gigantesca construcción en medio de la selva, sin embargo, los robots que llevan a cabo el trabajo se niegan a ejecutar la orden de cancelación.
La calidad musical es buena y cumple su función ambientadora, incrementando la tención o haciendo ligeramente cómicas algunas escenas. Lo que destaca enserio son los escenarios, pues la mezcla que resulta de la lucha entre la urbe y la selva es simplemente impresionante: un brumoso pantano que rodea gigantescos edificios de arquitectura neobrutalista, con cables y tubos saliendo por doquier. Y además del magistral trazo de Ôtomo y el estilo ochentero, que en mi opinión es el que mejor le queda al Cyberpunk, tenemos una cromática muy cálida en tonos rosáceos que seguramente fue la inspiración de Morimoto para su cortometraje Noiseman.
Escenario de «El Corredor»
A diferencia del corto de Yoshiaki, que resalta principalmente por su estética, el corto de Ôtomo lo hace también por su argumento, ya que retoma la clásica premisa asimoviana de los robots fuera de control que llevarán a cabo la tarea para la que fueron programados aún a costa de la intervención humana o su propia seguridad. Igualmente vemos una pequeña crítica a lo que pasa cuando el líder de un grupo se enloquece.
Sin duda los tres cortos merecen una oportunidad, pero para aquellos amantes del Cyberpunk clásico, ochentero, muy de la vieja escuela, los dos últimos cortos resultarán sencillamente deliciosos. En una opinión muy personal, este es el Cyberpunk en toda la expresión de la palabra, sin tanta tecnología, con anarquismo y escenarios magistrales. Argumentalmente el corto de Katsuhiro es mucho mejor, pero el de Yoshiaki es sencillamente perfecto y netamente puro en cuestión visual (estética, parafernalia y escenarios), incluso me atrevería a decir que es la animación con el mejor diseño cyberpunk que existe, incluso mejor que Akira por el simple hecho de que es anterior a ésta.
Título Original: 紅の豚 (Kurenai no Buta). Género(s): Fantasía, Romance, Drama, Comedia. Director: Hayao Miyazaki. Estudio: Studio Ghibli. Emisión: 1992. Duración: 94 minutos. Extras:–
Contraponiéndose a lo que Ghibli nos tiene acostumbrados, Porco Rosso es de las pocas producciones del estudio en donde el protagonista es varón, lo cual genera una dinámica algo diferente de sus anteriores filmes. A pesar de ello, es una película magnífica, con bellos escenarios, una musicalización estupenda y personajes entrañables que nos demostrarán que la bondad y honor de un hombre nunca está en su apariencia física.
La animación es muy buena, con la tradicional técnica que Ghibli siempre ha usado y una fluidez en los movimientos que se agradece al momento de ver las batallas aéreas. El diseño de escenarios resulta espectacular y logra situarnos perfectamente en el Mediterráneo. El aspecto musical es sin duda grandioso pues sus tonadas evocan un ambiente Italiano muy campirano. Finalmente, los personajes están perfectamente construidos y muestran la fuerza, determinación y bondad que Ghibli siempre pone en cada uno de ellos. Y a pesar de que existen villanos, ninguno es realmente malo o cruel, por el contrario, la historia es muy ligera y está aderezada con atinados tintes de comedia que nos permite disfrutar de una historia alegre con un mensaje sobre la paz y el honor.
La historia gira en torno a Marco Pagot, un antiguo piloto de la Fuerza Aérea que peleó en la Primera Guerra Mundial y que por una extraña y desconocida maldición su cabeza tiene forma de puerco. Marco, o Porco, como lo llaman los lugareños, se dedica a atrapar piratas aéreos que pilotan hidroaviones y roban a los barco, por esa razón es odiado por los maleantes, quienes lo persiguen sin descanso. Además de los burlescos piratas, Marco es constantemente espiado por el gobierno fascista. Y por si esto fuera poco tiene que enfrentarse en un duelo aéreo con Donald Curtis, un americano considerado como uno de los mejores pilotos de hidroavión. Sin embargo, no todo es pesar en la vida de Porco, pues en lo profundo de su corazón ama intensamente a Gina, la famosa cantante del Hotel Adriano quien corresponde su amor. También está Fio, una joven mecánico aguerrida e inteligente a quien Porco da la oportunidad de reparar su hidroavión y con quien hará equipo para vencer a Curtis.
El manejo de la indumentaria y maquinaria están muy bien logrados, desde la comunicación con telégrafo, banderas y lámparas, hasta la ropa y el diseño de las naves. La mezcla de tecnología que hace Miyazaki genera un resultado inclasificable, pues muestra aparatos novedosos, diseños viejos y motores de vapor con un toque fantástico. Esas formidables maquinarias son algo común en Hayao y las hemos visto tanto Nausicaä del Valle del Viento como en El Castillo Vagabundo. La arquitectura es otra de las joyas que esta obra nos regala, tanto en las industriosas calles de Milán como en los pasibles y bellos jardines del Hotel Adriano
A pesar de que la historia se desarrolla en Europa, Miyazaki no logra desligarse por completo de la dinámica de la sociedad japonesa. Y eso pasa con muchos de sus filmes, el contexto europeo aunado a una idiosincrasia nipona genera una sociedad que al mismo tiempo que nos resulta familiar nos parece exótica. Además de la estructura social, el entorno bélico sigue siendo una constante en las producciones de Ghibli. Recordemos que la historia se desarrolla en un periodo entreguerras y poco después de la Gran Depresión de 1929, por lo mismo hay mucha parafernalia bélica y pobreza en los habitantes, como el mismo Marco hace notar a Fio durante su viaje. A mi parecer, lo que Miyazaki intenta hacer al desarrollar historias en periodos pacíficos pero con una estabilidad social muy delicada que podría explotar fácilmente en guerra, es aumentar la emotividad de los sucesos que trata de contarnos; vimos lo mismo en Totoro.
La película realiza varios guiños a personajes de la primera guerra mundial, como el Barón Rojo, y a otros filmes de mediados de siglo XX, como Casablanca (Michael Curtiz, 1942). Igualmente, vemos en los personajes diversas características que simbolizan elementos del cine hollywoodense, la relación entre Porco y Gina, y la propia personalidad de éste, me recuerdan mucho a los anti-héroes del Film Noir, mientras que Fio mantiene la esencia de la animación japonesa. La obra es bella, tierna, emotiva, emocionante y llena de acción, tiene personajes carismáticos y muy agradables que fácilmente haremos nuestros, escenarios deslumbrantes y una banda sonora más que recomendable. Por todo eso, y por el mensaje sobre honor, paz y amor que intenta dejarnos, Porco Rosso merece ser considerara una obra maestra.
Considerado por algunos como uno de los dos géneros clásicos del cine americano (el otro es el Western) y usado por otros como una simple fase dentro de la historia de la cinematografía estadounidense, esto es, lo ven como un término que identifica a una serie de filmes en determinada época —las décadas de 1940 y 1950— y no como un género, el Film Noir es sin duda en referente obligado para todos los cinéfilos, pues sus historias de intriga, aunado a su peculiar estética, atrapan rápidamente a sus espectadores.
Comenzaré con una definición de lo que yo entiendo por Film Noir:
El Film Noir es un género cinematográfico que se caracteriza por contar historias policiacas, en donde los protagonistas son personajes antagónicos y muy alejados del ideal moral del ciudadano ejemplar. Se presentan villanos y antihéroes en los papeles centrales y existe un constante juego de perseguidor y perseguido. Sin olvidar el particular manejo de los claroscuros, en donde la luz hace el trabajo de los enfoques y encuadres, pues ilumina aquel elemento que busca resaltar en la escena.
Es importante aclarar que los Filmes Noir únicamente son aquellos realizados durante las décadas de 1940 y 1950. Cualquier película realizada antes o después no puede ser considerada dentro del género, o fase temporal si queremos verlo desde el otro punto de vista. A pesar de considerarse un género nato estadounidense, sí existen producciones de Cine Noir europeo, como ejemplo la película Rififí (Jules Dassin, 1955) de Francia.
NOVELA NEGRA Y CRÍTICA FRANCESA
El Film Noir debe su nombre al término acuñado por la crítica francesa para designar a un determinado grupo de películas realizadas en Estados Unidos a mediados del siglo XX. Film Noir significa literalmente Cine Negro y toma sus bases de la Novela Negra, la novela de temáticas policiacas. No debemos confundir un Film Noir con un Thriller, ni tampoco debemos creer que toda película de policías sea un Noir.
DETECTIVE Y SUPERHÉROE
El Film Noir supo aprovechar la psicosis social de aquella época para lograr consolidarse como un género tan distintivo. Sus obras son un reflejo de los miedos e inseguridades estadounidenses después de la segunda guerra mundial y fue alimentado por la paranoia de la postguerra y la guerra fría. De ahí que sus principales elementos sean espionaje, violencia, anti-héroes, conflictos morales, complots, robo de identidad, pesimismo y sospecha, sin olvidar los prácticamente nulos finales felices.
En la década de 1930 surgieron, en nuestro vecino país del norte, dos de los superhéroes más emblemáticos y reconocidos a nivel mundial, Súperman (1938) y Batman (1939). El surgimiento de estos respondió a la necesidad de un imaginario colectivo que representara la esperanza de un futuro mejor luego de la Gran Depresión en 1929. Lo mismo puede observarse en el desarrollo de la Ciencia Ficción Japonesa antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Gestado a la par que los grandes héroes, símbolos de la moralidad y rectitud, el Film Noir surgió como la oposición a esas ideas idílicas de progreso, pues representaba la parte oscura, violenta y fría de la sociedad americana.
Personajes
Sea quien sea el protagonista generalmente es un anti-heroe, ya sea detective, policía, ladrón, gánster, asesino o psicópata. De cualquier manera no representa los altos valores morales que vemos en los superhéroes de la década anterior; ellos son la visión utópica y estrictamente moral del ideal americano, mientras que los villanos del Noir son la visión opuesta (similar a lo que ocurrió años más tarde entre el Retrofuturismo Clásico y el Cyberpunk).
Estos personajes muestran ineludiblemente melancolía, desilusión, pesimismo, paranoia, corrupción, desesperación o maldad, generalmente más de una de estas características. Al ser personajes con muchos conflictos internos el desarrollo de su vida —y el de la historia del filme— está fuertemente atado a sus decisiones, por lo que los errores de su pasado se vuelven un elemento fundamental en la historia. Quizás resulte trillado pero es frecuente ver personajes con amnesia o con un pasado tan conflictivo que resulta la causa de sus problemas actuales.
Femmen fatale. El papel de la mujer en el Noir tiene dos posibles actitudes, puede ser la sexy dama en apuros o la seductora y fatal manipuladora que usa sus “encantos” para aprovecharse del protagonista. Este dominio de la mujer es un reflejo del nuevo poder que empezó a tener dentro de la sociedad americana y que se vería reflejado socialmente con el bum del feminismo en lo que se conoce como la “Segunda Ola” de los años 60. Este tipo de mujeres son misteriosas, manipuladoras, depredadoras, no confiables, traidoras, independientes e inteligentes.
Boogie el Aceitoso (Gustavo Cova, 2009)
Otros elementos
Las historias del Noir están emplazadas en el violento y bajo mundo de la corrupción y el crimen. Las calles, departamentos, hoteles, casas abandonadas, prisiones y bares se convierten en los escenarios más comunes. Se presentan muchos elementos sexuales, pero no por ello están obligados a tejer una historia de romance para el trasfondo policiaco. Las historias no son lineales, pues hay un recurrente uso del flash-back que nos permite conocer ese pasado erróneo en el protagonista, al igual que la voz en off cuya principal función es servir de narrador. Lo anterior hace de estas obras algo muy complejo que no debe verse o leerse a la ligera, pues el ritmo, el lenguaje y el constante uso de metáforas podrían dificultarnos entender el entramado de todos los elementos Noir.
Entre los elementos técnicos destacan los ángulo de cámara, que suelen ser horizontales o verticales y contrastan con las tomas del cine de esa época. Los claroscuros (manejo de luz y sombras) también son algo muy particular de éste género. Dentro del cine convencional se suele enfocar aquel elemento importante de la escena, es decir, una toma cerrada (close-up) cuando queremos ver la expresión del protagonista o una toma abierta cuando lo que importa es el escenario. En el Noir la cosa cambia, pues la iluminación es quien realiza dicho trabajo, es común encontrar un escenario medianamente iluminado con los personajes totalmente a oscuras como si se tratase de sombras o un acercamiento a un rostro donde los ojos son el único elemento visible.
SUBGÉNEROS NOIR
Dentro del Film Noir existen algunas derivaciones o subgéneros que responde tanto a la temporalidad como a las características temáticas y argumentales de las historias. Sin embargo, básicamente sólo se usan dos conceptos para catalogar al Cine Negro, estos son: Film Noir (para el cine clásico de 1940-1950) y Neo-Noir (para el Cine Negro contemporáneo).
Pre-Film Noir. Designa a las obras de los años veinte y treinta, principalmente en Europa. Estas películas son el referente cinematográfico directo del cual se basaron los directores americanos décadas después. No se consideran Film Noir porque dicho estilo se definió precisamente en Estados Unidos. Un ejemplo es el filme alemán M (Fritz Lang, 1931).
Film Gray. Se utiliza para denominar a las películas cuyo desenlace es feliz, oponiéndose al característico final pesimista, de ahí el término gray (gris).
Post-Noirs. Corresponde a todos los filmes realizados después de la década de 1950, pero generalmente se usa para identificar a las películas de los años 60, pues aún no presentaban una diferencia tan radical con el Noir Clásico pero ya no pertenecían a dicha generación de filmes. Se subdivide en Tech-Noir y Neo-Noir.
Tech-Noir. Es el resultado de mezclar Ciencia Ficción con Film Noir. Un claro ejemplo de esto es Blade Runner (Ridley Scott, 1982). El Cyberpunk retoma básicamente en su totalidad el ritmo y la ambientación del Cine Negro; si la Space Opera tiene su origen en el Western, el Cyberpunk lo tiene en el Noir (tan sólo notemos el uso de lluvia, las calles oscuras y las luces de neón). Recordemos que un Film Noir es sumamente versátil, puede combinarse con el Drama, el Romance, el Western o el Documental y lograr una obra un tanto ambigua al momento de catalogar. Blade Runner es más Ciencia Ficción que Film Noir, caso totalmente opuesto al del cortometraje A Detective Story de Animatrix.
Neo-Noir. Es el término más usado actualmente y designa a todo el cine negro contemporáneo, desde la década de 1970 hasta la actualidad. Dos de sus características fundamentales son su constante fusión con otros géneros cinematográficos y el uso del color, ya sea como un elemento incidental o que todo el filme sea a color. Sin City (Rodríguez, Miller y Tarantino, 2005) es el mejor representante del Noir Contemporáneo.
Para más información:
–Film Site
–Crime Culture
–Film Noir: An Encyclopedic Reference to the American Style. Alan Silver y Elizabeth Ward, Ovelook TP, USA, 1993.
–The Film Noir Encyclopedia. Alan Silver, Elizabeth Ward, James Ursin y Robert Porfirio. Ovelook Handcover, USA, 2010.
Título Original: Film Noir. Género(s): Neo-Noir. Director: D. Jud Jones y Risto Tapaloski. Estudio: Easye Films. Emisión: 2007. Duración: 97 minutos. Extras:Página Oficial.
De producción Servio-Estadounidense, Film Noir es el perfecto ejemplo del Neo-Noir contemporáneo animado. Sus escenarios, su música, sus personajes y su historia hacen un gran homenaje al Cine Negro de los años 50; mostrando un poco de acción real como fondo en las escenas de auto, la siempre recurrida voz en off a manera de narrador, la lluvia como un particular elemento de ambientación y unas elegantes y muy sutiles escenas de sexo explícito bastante soft.
La animación es buena, fluida y verosímil, principalmente por los ángulos de cámara, pero el diseño de personajes no es tan atinado, pues resultan acartonados y simplones. Además, al ser una animación en blanco y negro con toques de color, le resulta más difícil jugar con los claroscuros típicos del Noir, reduciendo la atmosfera lúgubre que pide el género, a diferencia de Boogie el aceitoso que logra una excelente cromática en su juego de luz y sombras o Sin City (Rodríguez, Miller y Tarantino; 2005) que logra una excelente composición con el color y su escala de grises.
Los escenarios, sin bien por momentos son algo rústicos, logran un detalle tan realista que parece una película de acción real y la banda sonora, compuesta por Mark Keller, es sencillamente espectacular. La ambientación nos remonta al viejo Cine Negro del siglo pasado, nos atrapa y nos adentra en la misteriosa trama de una novela policiaca con suaves tonadas de saxofón que nos hacen sentir como si estuviéramos en un cabaret lleno de gánsteres y detectives que saturan el ambiente con el humo de sus cigarrillos.
La historia gira en torno a Sam Ruben, un detective privado que despierta sin memoria junto al letrero de Hollywood y cerca del cadáver de un policía a quien está seguro de haber asesinado. Con la falta de recuerdos en su contra y la policía tras de él, Sam busca desesperadamente averiguar la razón por la que lo quieren muerto. Así es como descubre que su nombre real es David Hudson, un maleante buscado por la policía y los gánsteres de la ciudad, pues posee una película snuff que incrimina el jefe de la mafia en un asesinato.
La historia da un vuelco inesperado y desconcertante, aunque en realidad bastante predecible para quienes hemos visto Fight Club (David Fincher, 1999), cuando nuestro protagonista se enfrenta al verdadero David Hudson, dejando en el aire la pregunta sobre su verdadera identidad y su relación con Sam Ruben.
A pesar de ser predecible, mantiene una intriga constante y si bien no hay tanta acción como en otras cintas, logra atrapar e interesar el espectador después de unos minutos. Además, su trama retoma elementos de obras que explotan el misterio en la identidad de un personaje. En colusión, Film Noir resulta una excelente opción para los fans del género y para quienes quiera acercarse a él, ya que contiene todas las características clásicas del Neo-Noir.
Título Original: Boogie el Aceitoso. Género(s): Neo-Noir. Director: Gustavo Cova. Estudio: Illusion Studios. Emisión: 2009. Duración: 85 minutos. Extras: –
Basada en el personaje del humorista gráfico Roberto “El Negro” Fontanarrosa, Boogie el Aceitoso es la primera película en 3D creada en Argentina. La esencia irreverente de su personaje, su exquisito diseño visual y su trama policiaca, la convierten quizás en el mejor ejemplo del Cine Negro contemporáneo latino, es decir, en uno de los más claro representantes del Neo-Noir animado producido en nuestro idioma.
La calidad técnica es más que asombrosa. Por una parte tenemos un impactante diseño visual que retoma la estética del comic americano, como si la película entera fuera no más que la animación de la historieta, que de hecho es lo que busca hacer. Los escenarios juegan constantemente con los personajes y pasan de un 2D a un 3D en diversos momentos de la historia, logrando con ello una ciudad bastante interactiva. El diseño de personajes es simple, basado en el comic y con una esencia tan familiar —que tal vez no a todos agrade— que en seguida advertimos que se trata de una producción hecha en América Latina. Finalmente, la música ambienta adecuadamente la historia, es pegajosa y con forme avanza el filme se va fundiendo cada vez más con la trama, además de que nos facilita apreciar el amplio marco de géneros en los que se mueve la obra.
La historia gira en torno a Boogie, un sicario racista, violento y sádico que se ve desplazado por Blackburn, un asesino más joven, fuerte y hábil que él. Para demostrar que sigue siendo el mejor, Boogie decide secuestrar a Marcia, una chica despechada por Sonny —el máximo capo de la ciudad— a quien ha decidido delatar atestiguando frente a la corte a fin de enviarlo a prisión. Para evitar su encarcelamiento, Sonny contrata a Blackburn para asesinar a Marcia, pero Boogie se interpone pues termina enamorándose de la chica. El resto de la historia es un sinfín de balaceras, masacres sin sentido, peleas estúpidas, muertes absurdas, litros de sangre y un humor extremadamente negro, ácido y visceral.
La historia realmente no es tan asombrosa, es bastante predecible y poco solida en constantes ocasiones, sin mencionar que los personajes están muy estereotipados, aunque eso tiene que ver con la ironía que los realizadores buscaban hacer con respecto al cliché del “tipo malo”, pues al final descubrimos que Boogie es un hombre tierno, justo como cierto personaje de la película Sin City (Rodríguez, Miller y Tarantino; 2005). Lo importante es que la historia termina por ser suficientemente entretenida, divertida e incluso crítica.
Al ser una película Noir (Cine Negro), la producción presenta ciertos elementos muy particulares que en un principio parecen desentonar con el humor y ritmo latino, pero que al enfocarnos en las características del género nos damos cuenta de que están muy bien desarrollados. Tenemos entonces el uso de la voz en off, que —como en toda obra policiaca— se usa a manera de narrador, generalmente con la voz del personaje principal. El otro elemento es el juego de luz y sombras, muy específico del Cine Negro y que a diferencia de otros géneros que usan escenarios oscuros, éste enfoca la luz únicamente en los elementos, expresiones o personajes sobre los que recae el peso de cada escena. Y esa elegancia en los claroscuros es lo que hace tan atractivo visualmente a éste género.
Podríamos decir que lo que vemos es un Exploitation de Noir, aunque no estoy seguro de que el Neo-Noir sea un Exploitation del Film Noir, sin embargo, al tener un personaje central antagonista y retomar algunos elementos del Spaghetti Western (que sí es un Exploitation), podemos validar más ésta idea. En conclusión, la obra es un Neo-Noir con poca profundidad, simple y sin demasiadas pretensiones. Una excelente opción para que aquellos que no conozcan del género se acerquen a él y para los fans que buscan una historia sencilla enfocada únicamente en la acción.