Pacific Rim: Tierra de Nadie

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Título Original: パシフィック・リム: 暗黒の大陸 (Pashifikku Rimu Ankoku no Tairiku)
Género(s): Mecha, Kaijus, Ciencia Ficción.
Director: Hiroyuki Hayashi.
Estudio: Polygon Pictures.
Emisión: 2021.
Duración: 7 episodios.
Extras:

Cuando se entrenó Pacific Rim fue un gran éxito, amantes de la Ciencia Ficción, el cine de grandes monstruos y el anime Mecha disfrutamos la maravillosa obra dirigida por Guillermo del Toro. El estándar que el mexicano puse con respecto a la calidad en este tipo de obra fue tan alto que ninguna de las posteriores obras de la misma franquicia ha logrado igualar. Ni la secuela Uprising y mucho menos la versión animada. No obstante, la fama de la obra primigenia es tal que es casi seguro que va a garantizar un interés en la audiencia para ver cualquier obra que vuelva a enfrentar a Kaijus y Jeagers.

Tierra de nadie es la versión animada de la obra y nos sitúa en Australia, lugar que por su ubicación el en cintura de fuego de Pacífico (el Pacific Rim en inglés) es muy susceptible a los ataques de los Kaijus, como es posible ver desde la primer obra. En la isla las cosas salen tan mal que gran parte de la población es exterminada y las gigantescas bestias deambulan por el asolado país del sur. Un grupo de niños y adolescentes son rescatados por uno de los últimos Jeager en acción, cuyos pilotos son los padres de Hayley y Taylor. Ambos hermanos justo a los otros sobrevivientes son dejados en un lugar aislado ocultos de las amenazas, donde viven por años esperando el regreso de sus padres.

Tierra de Nadie 4

Hayley descubre que aquel lugar donde se oculta está sobre una base de entrenamiento, en donde encuentra un Jeager llamado Atlas Destroyer, que ella y su hermano activan por error llamando la atención de un Kaiju que llega y destruye su refugio, matando al resto de sobreviviente que se ocultaba allí, Hayley y su hermano se ven obligado a salir al desolado exterior para buscar a sus padres, pero lo que encuentran en un mundo hostil donde no sólo las titánicas bestias son una amenaza, sino los grupos humanos que deambulan por los devastados parajes australianos.

Si bien me parecía interesante la idea de una adaptación animada de Pacific Rim, la verdad es que para nada me convenció esta serie. La premisa hace de lado a los monstruos y termina por centrarse en los grupos humanos rivales y sus intenciones secretas de experimentar con los Kaijus al grado de que los que en realidad queremos ver, los monstruos gigantes destruyendo y batallando con los robots, pasa a segundo plano y eso para mí es un grave error, pus incluso Uprising tiene más acción en batalla aunque la premisa, actuación y dirección no sean buenas.

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La ambientación madamaxianda donde las gente se ha vuelto ruda para sobrevivir al entorno tampoco me convenció, de hecho me costó algo de trabajo terminar de ver la serie y no me llama la atención ver la segunda temporada que ya se anunció. Este tipo de obras, como Godzilla nos ha enseñado, no necesitan de grandes y complejas elucubraciones por parte de los personajes humanos, son los monstruos y los robots lo que importa, incluso en obras donde sí se profundiza en la psique de los humanos como en Evangelion, nunca se hacen de lado a los bestiales enemigos ni a las armas robóticas que creamos para defendernos, y que es justo lo que vemos en Pacific Rim, un poco de drama en los personajes pero los robots y los monstruos invasores van por delante todo el tiempo.

La música y la animación tampoco me convencieron, digo, no es que estén del todo mal, simplemente que no es el estilo que suele gustarme, de hecho si el desarrollo de la historia y la construcción de los personajes fuese mejor no habría importante tanto la calidad técnica. Y en lo que respecta a los personajes se resultaron muy planos y sin un gran aporte. En general la obra no aporta nada nuevo al mundo del Pacific Rim, aunque en la segunda temporada seguro incluya cosas nuevas nunca vistas, pero esas cosas que podría incluir seguro no serán del agrada de los fieles seguidores de la obra original. Si no les gustó Uprising menos les va a gustar esta serie, pero si la secuela de cines no les molestó podrían darle una oportunidad a la adaptación animada.

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Godzilla: El Rey de los Monstruos (Podcast)

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Luego de más de dos años sin grabar podcast por falta de tiempo, horarios en común, ganas y por no ponernos de acuerdo sobre el tema del que íbamos a hablar, por fin revivimos el Podcast, así qué aquí les dejamos el Episodio 26 del DeFicciones, “su podcast sobre cosas frikis de la cultura pop”.

En el podcast de hoy hablamos sobre la más reciente película de Godzilla, abordamos su interacción con el resto de kaijus, Mothra, Rodan y por supuesto King Ghidorah, también comentamos sobre la primera entrega que no nos pareció tan buena, la comparamos con las obras japonesas como el reciente Shin Gojira y finalmente hablamos sobre la nueva saga de películas que se están gestando dentro de este nuevo monsterverso con el crossover que Godzilla tendrá con King Kong.

Disponible también desde: Anchor

Evangelion por Netflix (parte 2)

Vamos con la segunda parte de esta serie de ensayos. Esta vez toca el turno del segundo bloque de la serie, el de los capítulos 3 al 6. Para mí estos capítulos son un tanto oscuros y muy introspectivos en lo que respecta a la mente de Shinji. Si bien empezamos a ver una constante en los ataque, en realidad todo se enfoca en las dudas que el pequeño Ikari tiene con respecto a su papel como piloto. Rei empieza a tomar un papel más importante y empezamos a ver un poco sobre su personalidad y sobre la relación de ella y el resto de NERV con el comandante Gendô.

Si bien la serie tiene muchos de los elementos que se hicieron canon en las serie MechaShônen, este bloque de capítulos apela más que nada a la dificultad que tienen tanto Shinji como Rei para relacionarse con lo demás, y en esencia la dificultad que tienen todos los personajes para hacerlo. Esto rompe con la temática de las series sobre kaijus donde la constante es la acción programada de ataques semanales a la ciudad por parte de los monstruos, algo que empezamos a ver hasta el siguiente bloque cuando Asuka llega a Japón.

Capítulos como Lluvia, después de la huida o Rei I y Rei II son muy introspectivos y se enfocan en un personaje en particular, pero lo hacen en un ambiente hasta cierto punto sereno y tranquilo, cosa que ya no sucede cuando nos toca profundizar en la psique de Misato o Asuka pasado el capítulo 15, donde todo empieza a volverse más complejo, abstracto y oscuro de verdad. Estos capítulos, si bien tienen ese toque oscuro como ya lo dije, son más bien nostálgicos y melancólicos.

Ahora que he alcanzado la edad de Misato empiezo a comprender el por qué en ocasiones, a pesar de ser una mujer adulta y decidida, tenía muchos conflictos para tomar decisiones y mostraba inseguridad para algunas cosas y una compleja confianza para otras que en apariencia son más difíciles. Muchas veces el acercarte a alguien puede ser más difícil que enfrentarte a un monstruo.

En lo que respecta al doblaje, que es el tema forzado cuando se habla de la emisión por Netflix, puedo decir que algunos diálogos explican las cosas de forma un poco más clara y simple que los diálogos originales, pero son los mínimos, la mayoría terminan siendo un tanto simplones. La aparición de Hikari, Kensuke y Tôji con nuevas voces no está tan mal, incluso se parecen lo suficiente como para no molestarme.

En el apartado visual me sigue sorprendiendo, pues estoy acostumbrado a ver la versión con el doblaje original en el disco pirata que compré hace más de trece años y sí se ve muy inferior comparada con la remasterización que eligió Netflix. Ver esa calidad visual en un estilo noventero me reconforta bastante, sobre todo porque las series con estética súper estilizada que he visto en los últimos años me han hecho añorarlo.

Siguiendo con el doblaje, ahora en el tema de la adaptación, hay muchas frases que fueron modificadas, pero algunas de las frases icónicas se mantienen allí, aunque no por ello pierden el sentido. No obstante, si estás viendo la serie es seguramente porque eres fan de antaño y te habrás aprendido de memoria muchos diálogos, lo cual sí hace más drásticos todos esos cambios.

En lo que respecta al elenco original, Rei (Circe Luna) y Fuyutsuki (Jesse Conde) por momentos suenan muy diferentes, aunque es comprensible habiendo pasado tantos años, lo que hace más loable aún la calidad que Víctor Ugarte mantiene en su papel de Shiji, quien, salvo los gritos y gimoteos que no me gustaron, lo hace muy bien. Otra cosa que también extraño del viejo doblaje es la apacible voz de Kaji leyendo los títulos. De las voces originales las de Víctor Ugarte y Enzo Fortiny son las mejores.

Lo que sí ha sido mejorado, aunque tampoco es un factor que importe mucho, es la traducción en las voces de fondo cuando hablan multitudes. No obstante esas pequeñas mejoras que tiene el nuevo doblaje no superan las deficiencias. Aunque seamos honestos, dichas “deficiencias” son más bien la necedad nostálgica de los fans por escuchar tal cual algo que marcó la infancia o adolescencia de muchos fanáticos del anime y no tanto el que lo estén doblando mal.

Una cosa de la que no estoy seguro y que sí estaría mal es que algunas escenas fugaces me parece que han sido redibujadas. Creo que soy yo quien simplemente no recuerda haber visto esas breves escenas en dichos capítulos, pero si ya cambiaron diálogos que sí alteran el sentido del mensaje original (como lo de Kaworu y Shinji, ya lo comentaré cuando llegue a ese capítulo) es factible que algunas escenas de la serie hayan sido modificadas por otras que originalmente no estaban allí, pero esto, claro, es sólo una impresión mía.


Evangelion por Netflix (Parte 1)

El Rey de los Monstruos

Esta no es la acostumbrada reseña de una película que suelo hacer, es más que nada una reflexión personal a manera de ensayo sobre el fenómeno que significa Godzilla y Gojira, para mantener la distinción entre las películas de hechura norteamericana y las japonesas.

La semana pasada Vossk y yo fuimos a ver la segunda película de la más reciente saga de Godzilla: King of Monsters, la cual pretende conjuntarse con la película de King Kong para regalarnos un universo más basto sobre los daikaijus nipones clásico, pero con una hechura estadounidense. Y si bien la franquicia de Gojira no ha tenido a bien presentarnos una saga como tal, moda que permea en el cine Hollywoodense donde actualmente todos son sagas enormes que duran años, sí continua vigente en la cultura popular del séptimo arte, sobre todo con su más reciente aparición a manos del maestro Hideaki Anno.

 

Es difícil que Gojira desaparezca de la cultura popular, es ya un miembro icónico que lo que representa el cine y la Ciencia Ficción, por eso mismo los intentos norteamericanos por crear una serie de películas adaptadas a su mercado difícilmente satisfacen a los fans más puristas. Y no es de extrañarse, la fórmula del blockbuster gringo termina por sobajar la tradición nipona del gran monstruo.

Personalmente he visto muy pocas películas japonesas de Gojira, espero algún día ponerme al corriente. Por esa razón he crecido más de cerca con los olvidables intentos estadounidenses por occidentalizar al Rey de los Monstruos, quien es hijo del sol naciente y no podremos cambiar eso por muchos que la industria del séptimo arte trate de agringarlo.

Debo admitir que no vi Kong: Skull Island (2017) pero al parecer sí hay una coherencia que une a la saga y va generando las típicas referencias entre películas, fórmula que ya demostró su éxito con Avengers. Retomando la película inicial, debo confesar que me entretuvo, tuvo sus momentos aceptables pero no me gustó en realidad, y puedo comparar la leve emoción que me produjo con el deleite que fue ver Shin Gojira. Los efectos están bien y la bestia es brutalmente enorme, pero eso no es suficiente para lograr una buena película de Godzilla, siempre será necesaria esa chispa nipona que los americanos nunca podrán darle.

Con ese referente iba con muy pocas expectativas para esta segunda entrega, no esperaba nada bueno y por esa razón no me decepcionó, no siquiera la aparición de algunos de los más emblemáticos Kaijus como Mothra, King Ghidorah y Rodan fue suficiente para generarme ese hype que a muchos les hizo desilusionarse. A mí no me desilusionó ni me quedó a deber, me entregó justo lo que esperaba, que era casi nada. La película me entretuvo, las batallas fueron muy buenas y ver a más de un monstruos luchar mientras destruyen ciudades fue muy agradable. Pero más allá de eso no hay algo que sea sobresaliente.

No obstante, esperando tan poco, lo que terminó por entregarme fue más de lo que esperaba, aunque aún mantiene el peor de los defectos que hacen que el primer filme sea tan malo, el tedioso drama familiar. En Shin Gorija tenemos largas escenas de política, pero ni siquiera el ver discutir a los funcionarios es tan aburrido como el innecesario drama familiar que ambas películas gringas tienen. Sí, es menos tedioso en ésta que en la primera, pero si tienes a varias bestias gigantes destruyendo el mundo, ¿no es eso suficiente para mantenerte pegado a la pantalla en vez de poner como trasfondo un drama familiar que es un cliché más visto que las veces que Nueva York ha sido destruido en las películas?

Ahora bien, hay un aspecto que sí le reconozco al filme y este es el respeto que le tiene a las películas originales. Por una parte, tenemos a un japonés con un papel importante, actos heroicos y un entendimiento y respeto por Godzilla mayor que cualquier otro personaje, lo cual contrasta con la versión caricaturizada y xenófoba con la que los extranjeros eran representados en las películas gringas, sobre todo luego de la segunda guerra mundial.

El otro punto es el respeto a los nombre originales. El personaje japonés siempre lo llama Gojira, Rodan y Ghidorah también mantienen sus nombres y Mosura es llamado así en varias ocasiones. Debemos entender que es una película destinada al público americano y es entendible la adopción de varios elementos por eso el que hagan pequeños guiños a la tradición de las películas de daikaijus es un buen toque.

Como conclusión puedo decir que la película es regular, no me decepcionó personalmente porque en realidad esperaba que fuera peor. Los efectos son bueno y ver a los titanes pelear es emocionante, pero no es la gran película, mucho menos para los puristas, aunque considero que el que exista esta saga es muy necesario pues mantiene vigente al Rey de los Monstruos entre las nuevas generaciones, y al menos lo hace mejor que la lamentable entrega de los noventa, aquí al menos sí es el todopoderoso Godzilla y no una iguana gigante.

De Kaijus y Robotos

Dentro de los géneros japoneses más famosos en occidente, dos de ellos han creado escuela y han estigmatizado, para bien y para mal, al cine nipón. Así que aprovechemos este ensayo para introducir al lector al mundo de los grandes monstruos y los robots gigantes, géneros que ya abordaré a profundidad en futuros post.

EN LA VISIÓN DE DEL TORO

En vísperas del estreno de Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013), muchos aficionados del anime y férreos seguidores de Evangelion iniciaron una campaña de desprestigio contra dicha película, acusándola de plagiar el argumento y los diseños de la mencionada serie. Por su parte, la prensa especializada únicamente se enfocó en promover el trabajo de un “mexicano exitoso”, como si los logros individuales y ajenos fuesen motivo de celebración nacional.

Pero más allá de todo eso, el estreno de Titanes del Pacífico tiene un significado muy sintomático para el cine de occidente. En primera, no se trató de un plagio como muchos dijeron, sino de un homenaje —muy digno— a los dos géneros que dieron a conocer a la cinematografía japonesa en éste lado del mundo. Por otra parte, el hecho de que sea una producción estadounidense, dirigida por un mexicano, nos da fe del impacto que las producciones asiáticas han tenido en nuestra cultura.

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Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

Pero la grandeza de Titanes no termina ahí. En diversas ocasiones los gringos han tratado de emular a las producciones japonesas sin los mismos resultados. El más reciente remake de Gojira, Godzilla (Ronald Emerich, 1998), es un claro ejemplo de ello. La película está tan “agringada” que pierde toda la esencia de lo que el género de los grandes monstruos debe ser y termina por convertirse en mera propaganda sobre la supremacía americana protectora del mundo.

La obra de Del Toro vino a mejorar todo esto, pues si bien no reinventa el género ni hacer aportes valiosos (de hecho está plagada de clichés) si nos muestra lo que cualquier fanático del manganime esperaría ver en un Live Action de cualquier serie Mecha. Los monstruos suenan a lo que deben sonar semejantes bestias y los robots suenan a lo que un armatoste de metal debe sonar.

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Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

Sí, probablemente el soundtrack es lo mejor de toda la obra, pero los pequeños detalles y las puntuales referencias a las series clásicas, la hacen aún más entrañable. El filme tiene tantos elementos que se queda corto y no logra explotar ni la cuarta parte de todo su potencial; la mitad de los Jeager son destruidos casi de inmediato y ninguna batalla es tan épica como podría haberlo sido.

Pero la no sobre explotación de sus elementos es quizás la clave de su éxito, pues a pesar de que la historia podría prestarse para una saga, el desenlace que Guillermo nos muestra no da oportunidad a ello. Es un filme de una sola entrega y en mi opinión así debería quedarse, pues fantasear con las infinitas posibilidades de un universo con robots y kaijus en lucha constantes es mucho más enriquecedor que limitar nuestra imaginación a una historia preestablecida.

Pacific Rim es buena no sólo porque contiene todo lo que el género Mecha y el género de los Kaijus deben tener, sino porque logra integrarlos de manera perfecta y hace que ambos parezcan uno, resultado que sólo había sido logrado por los nipones.

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Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

DE KAIJUS

Hablar de kaijus es hablar de Japón, es remontarse a los estragos de la Segunda Guerra Mundial y observar el miedo colectivo de una sociedad devastada por dos bombas atómicas. Aquellos gigantescos monstruos fueron el medio catártico mediante el cual los espectadores pudieron reflexionar sobre la devastación a gran escala y observar a una fuerza imparable atacar a una sociedad empeñada en hacerle frente.

Como medio reflexivo, el género funcionó muy bien, pero también como medio propagandístico de adoctrinamiento social. Después de los estragos dejados por la guerra, no había otra forma de sacar a la sociedad a flote que imponiéndole orden, dándole héroes y mostrándole que podría salir adelante si todos sus miembros trabajaban juntos por una causa común, incluso si el enemigo medía decenas de metros de alto.

Godzilla vs King Ghidorah
Godzilla vs King Ghidorah (Kazuki Omori, 1991)

El género simbolizó la esperanza de una sociedad que aún ante el embate de una amenaza superior podía reconstruirse de sus propias cenizas. Tenerle miedo a una bestia colosal era inevitable, pero el miedo no evitaría que la sociedad luchase por preservar su propia existencia.

El kaiju es el chico malo, es el enemigo, es la maldad que tomó forma en una enorme mole que toca el cielo; no razona, no tiene clemencia y no se detendrá hasta exterminarnos. Los orígenes del kaiju son irrelevantes, pudo ser la radiación, los extraterrestres, el resultado de experimentos o Dios mismo quien le dio origen. El hecho es que si no le hacemos frente no sobreviviremos, y eso es lo que la sociedad japonesa debía entender y poner en práctica para sacar a su país adelante después de perder la guerra.

Godzilla, Mothra and King Ghidorah
Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (Shūsuke Kaneko, 2001)

DE MECHAS

En el otro extremo tenemos los mechas: gigantescos robots pilotados por humanos, nacidos del intelecto humano y resultado de la conquista científica sobre la naturaleza. Los grandes robots simbolizan la supremacía tecnológica, pero también critican la excesiva dependencia que actualmente tenemos de ella. Con ellos el miedo desaparece y podemos enfrentar incluso a la bestia más imponente, pero sin ellos la humanidad está perdida.

A diferencia de los kaijus, que tiene un único discurso con dos finalidades, los mechas sí tiene un doble mensaje. En el primero las máquinas se muestran como las salvadoras de la humanidad, demostrando que la ciencia y la tecnología han sido, son y serán las herramientas indispensables para la sobrevivencia de nuestra especie, desde aquel primer hueso blandido como arma por nuestros ancestros primates, hasta los robots de 40 metros diseñados para el combate.

Pero no todo en la ciencia ha sido bueno, las armas de destrucción masiva se han convertido en una de las más atroces invenciones humanas. De la misma forma, la maldad intrínseca de algunas personas las ha llevado a transformar esos guardianes de metal en armas para dominar el mundo. Así, los mechas simbolizan el triunfo del intelecto humano pero nos ponen en alerta sobre el uso que podemos darle a nuestras propias creaciones. Un arma sirve para defender pero también para atacar.

Eureka 7
Eureka 7

SIMBIOSIS

En muchas de las obras cinematográficas y televisivas, es frecuente encontrar ambos géneros al mismo tiempo, combatiendo uno contra otro. Sin embargo, el género de los Kaijus es todo aquel que presente monstruos gigantes que atacan la tierra, desde los clásicos japoneses (Gojira, Gamera, Ghidora y Mothra) hasta las producciones americanas como The Giant Claw (Fred F. Sears, 1957) o Cloverfield (Matt Reeves, 2008). Por su parte, el género Mecha hace referencia únicamente a las producciones donde uno o varios Robots gigantes luchan para proteger o atacar a la humanidad, como Mazinger Z o Eureka 7.

Con base en la naturaleza y complementariedad de los dos géneros podemos tener tres combinaciones: (1) Uno o varios kaijus atacando a la humanidad o peleando entre ellos, (2) un mecha protegiendo a la humanidad de otros mechas o (3) un mecha protegiendo a la humanidad de uno o varios kaijus.

En Godzilla vs King Ghidorah (Kazuki Omori, 1991) y Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (Shūsuke Kaneko, 2001), tenemos kaijus enfrentándose entre ellos. Por su parte, en Mazinger Z tenemos a los mechas buenos del Profesor Kabuto enfrentar a los mechas malos del Dr. Hell.

The Giant Claw
The Giant Claw (Fred F. Sears, 1957)

Un caso curioso y mal interpretado es el de Evangelion. En dicha serie tenemos a los Evas (que no son mechas) enfrentando ángeles (kaijus). Como la naturaleza de los evas no es de robots —pues fueron creados a partir del ADN humano y el de Adam, que es un ser divino y eso los hace técnicamente semidioses— resulta incorrecto catalogarla como mecha. Neon Genesis pertenece únicamente al género de los Kaijus, pero se le denomina mecha porque (a excepción del origen de los evas) presenta todas características de dicho género, además, resulta mucho más atractivo para el público asociarlo como tal.

Mechas y kaijus son completamente distintos, aunque comparte un origen común; el primero pertenece a la Ciencia Ficción mientras que el segundo puede surgir de distintos géneros. A lo largo de la historia han ido de la mano jugando indistintamente el papel de buenos o malos, nos han aterrado y asombrado con su despliegue de poder, y nos han forzado a reevaluar nuestros miedos colectivos.