Películas que serían buenas Cloverfield (Podcast)

En el podcast de Cloverfield ya habíamos hablado de la decepción que nos generó The Cloverfield Paradox al no integrar el universo de películas de una manera simple ni coherente, así que en el podcast de este mes Vossk y yo mencionamos varias películas cuyas premisas les permitirían formar parte de la saga Cloverfield de una manera más orgánica que las películas que originalmente la integran en una especie de experimento. Super 8, Life, Un Lugar en el Silencio, The Host y Overlord son algunas de las películas de las que hablamos aquí.

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Cloverfield Saga (Podcast)

En 2008 inició una de las sagas más populares del género de los grandes monstruos en Estados Unidos. Antes de Pacific Rim y las nuevas versiones de Godzilla, hubo un vacío en este tipo de contenidos durante la primera década de este siglo, que afortunadamente vino a ser cubierta por Cloverfield, película que retoma el género del metraje encontrado (Found Footage) y que nos sumerge maravillosamente en el centro de la destrucción gracias a uso de la cámara en mano, donde uno de los personajes es a la vez el camarógrafo, tal como lo hizo la Bruja de Blair a finales de los 90.

Cloverfield, con su misterio y la carencia de una explicación que aclarara el origen del monstruo, ganó una gran cantidad de fieles seguidores que empezaron a expandir el Cloververso. Los fans se encargaron de mantener la imagen de Cloverfield viva durante todos estos años y de convertirla en una película de culto. Ocho años más tarde se estrenó un nuevo filme que al parecer pertenecía al mismo universo, 10 Cloverfield Lane, un excelente Thriller que desafortunadamente no mantiene el hilo argumental de la primera entrega.

Tratando de continuar la saga, este año se estrenó The Cloverfield Paradox, la tercera parte que pretendía dar una explicación de los eventos que vemos en las dos películas anteriores, pero que desafortunadamente no logró convencer a los fans. Así que en el  podcast de hoy hablamos de esta peculiar obra, la genialidad de su primera entrega, los puntos débiles de las subsecuentes películas y de las pequeñas referencias que pretenden unir a los, hasta ahora, tres filmes, pues la cuarta película ya se encuentra en posproducción.

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The Cloverfield Paradox

Título Original: The Cloverfield Paradox.
Género(s): Ciencia Ficción, Terror.
Director: Julius Onah.
Emisión: 2018.
Duración: 110 minutos.
Extras: Cloverfield, 10 Cloverfield Lane.

Cloverfield es quizás la mejor película de grandes monstruos hecha fuera de Japón, mucho mejor que las exageradas versiones norteamericanas de Godzilla. La primera entrega nos sorprendió con un excelente manejo del Found Footage, mientras que la segunda no logró el mismo éxito a pesar de todo el hype que generó antes de su entreno. The Cloverfield Paradox llegó por sorpresa luego de un anunció en el Super Bowl para su estreno directo en Netflix, lo que incendió las redes sociales de los fanáticos de la Ciencia Ficción, una excelente estrategia publicitaria para un filme que seguramente habría fracasado en taquilla de haberse estrenado en cines.

El filme tiene una gran calidad técnica, buenos efectos y un apartado sonoro que es lo más sobresaliente de toda la cinta, pues la forma en que genera una atmósfera aterradora es excelente. Lo más débil es el desarrollo de los personajes, las actuaciones no están tan mal, pero los estereotipos son tan marcados que es obvio todo lo que va a pasar con ellos al grado de llegar a resultar molesto.

La historia como tal sigue muy desapegada de la primera entrega, como pasó con 10 Cloverfield Lane, pues parece que todo ocurre en el mismo universo pero nada concuerda como tal, aunque esta entrega trata de explicar un poco el origen de lo que ocurre en la primera película, sin realmente hacerlo pues lo que vemos en pantalla sólo nos da pauta para inferir qué originó todo, pero no hay una coherencia lineal concreta de momento.

La historia toma lugar en un futuro no tan distante en el que la crisis energética ha llevado a la humanidad al borde del colapso, los países están a punto de desatar una guerra y cientos de personas mueren de hambre, aunque en las escenas de la tierra las cosas no se ven tan mal. Para solucionar la inminente caída de la humanidad un grupo de países ponen en órbita una estación espacial equipada con un acelerador de partícula con el cual tratan de generar energía ilimitada para resolver la crisis. El grupo de astronautas está integrado por científicos rusos, brasileños, franceses, alemanes, chinos y estadounidenses, los cuales están estereotipados a más no poder.

Luego de un par de años en el espacio los recursos empiezan a terminarse y el acelerador no ha logrado funcionar, conscientes de que sólo tienen un par de oportunidades más, los científicos hace un nuevo intento que por fin parece tener éxito, pero un inesperado error ocurre y son transportados a otra dimensión, generando con ello una paradoja, donde las dos dimensiones tratan de ocupar un mismo espacio al mismo tiempo, lo cual provoca extraños y aterradores eventos sobrenaturales.

La historia retoma el uso del espacio confinado dentro de una nave espacial y nos recuerda mucho a obras como Alien, Life o Dead Space. El manejo del terror espacial es muy bueno durante toda la primera mitad del filme, pues los inexplicables eventos que ocurren son bastante grotescos, viscerales y aterradores. Si la cinta se hubiera mantenido con ese ritmo hasta el final hubiese sido una película maravillosa, para su desgracia la historia se cae por completo en la última media hora.

Desde un principio era obvio que la estación fallaría, abriría un portal que traería al monstruo de la primera entrega a nuestro mundo, aunque las cosas dan un giro cuando en lugar de un simple accidente la estación espacial es lanzada a otra dimensión. Al mismo tiempo se empieza a tejer una subtrama a manera de conflicto personal con el personaje principal, quien perdió a su familia en nuestra dimensión, pero que al parecer sigue viva en el otro universo. Dicho dilema familiar es sumamente molesto y tira el excelente manejo del terror que habíamos visto hasta entonces.

El resto del filme es una mezcla de rescatables escenas de acción pero sin el inesperado terror del principio. Los personajes se convierten en supervivientes y no en las victimas que no sabía qué es lo que estaba pasando. Las escenas de la tierra tratan de forzar una conexión con la primera película sin dejar nada en claro y los chicles típicos de este tipo de historias saturan la trama. El final queda abierto para una cuarta parte (ya filmada), que bien podría lograr una excelente conexión entre la hasta ahora trilogía Cloverfield e incluso reivindicar a The Cloverfield Paradox, que si bien tiene un gran manejo del terror espacial durante la primera hora, se hunde por completo en los minutos finales. Recomendable si eres muy fan de la saga pero no esperes una gran novedad pues todo lo que presenta ya lo hemos visto antes.

El espacio confinado en el Terror

Jaws
Jaws (Steven Spielberg, 1975)

Hay una táctica usada dentro de las películas de terror que basa por completo la atmósfera de miedo en sus escenarios, los cuales adquieren un papel sumamente importante para generar el miedo en el espectador. El espacio confinado es sin duda alguna uno de los elementos con más relevancia dentro del cine de Terror y ha sido usado por diversas películas a lo largo de los años, entre ellas algunos de los Blockbuster más importantes del siglo XX entre otros clásicos del género.

El uso del Espacio Confinado consiste en colocar a los personajes en escenarios cerrados, de los que no pueden escapar, por lo cual toda la historia se ve obligada a transcurrir, en la mayoría de los casos, dentro de cuatro paredes. La razón para esto es incrementar la tensión en los personajes al obligarlos a afrontar la situación de miedo sin tener lugares para ocultarse y con ello mantener un ritmo acelerado y trepidante en la mente del espectador, pues a pesar de que existan escenas en las que no pase nada, el televidente sabe que los personajes nunca estarán a salvo ni podrán ocultarse por mucho tiempo y eso lo mantendrá tenso y propenso a asustarse con mayor facilidad.

Alien 1979
Alien (Ridley Scott, 1979)

Uno de los primeros ejemplos en los que se ha usado el espacio confinado es la película Jaws (Steven Spielberg, 1975). Si bien en Tiburón sólo algunas escenas transcurren a bordo del barco, dicho navío funge como el escenario confinado que evita que los personajes huyan del blanco escualo y los obliga a mantenerse lo suficientemente cerca para ser atacados. En su tiempo Tiburón causó un verdadero pánico al océano, pero fue gracias a Orca (el barco) que los personajes pudieron vivir en carne propia el verdadero terror. Si bien huir de un monstruo marino es relativamente fácil, hacerlo cuando se está confinado a una pequeña embarcación en medio del océano no lo es, y eso es lo que genera el miedo de verdad.

Otro brillante ejemplo del uso del espacio confinado es Alien (Ridley Scott, 1979), en donde el horror desatado por el Xenomorfo transcurre por completo en una oscura y laberíntica nave espacial. El Nostromo es el mejor ejemplo de un espacio aislado que impide que los protagonistas escapen, además de que le da mucho juego al extraterrestre para que pueda esconderse y asechar a los tripulantes. La premisa de Alien fue copiada por muchas otras películas con la misma temática espacial, como Dead Space o Event Horizon (Paul W. S. Anderson, 1997).

Rec 2007
Rec (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007)

Los edificios también han servido como espacio confinado y tenemos ejemplos muy variados. Uno de los más exitosos, tanto a nivel taquilla como en lo que corresponde al uso del espacio en sí es Rec (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007). La saga española sobre infectados poseídos llevó el uso del espacio confinado más allá, pues no sólo atrapó a los personajes dentro de un edificio, sino que además situó a los espectadores en el centro de la acción mediante el uso del falso documental y la cámara en mano. Ver en primera persona el ataque de zombis dentro de un edificio del que no podemos salir resulta realmente aterrador, sobre todo porque la cámara en mano que omite al camarógrafo nos hace ocupar su lugar como si nosotros estuviésemos dentro del filme.

Hay muchos ejemplos más sobre el uso del espacio confinado, pero no todos resultan fáciles de determinar ni totalmente aterradores, algunos apuestan más por el misterio y la intriga y no tanto en asustar al televidente. 10 Cloverfield Lane (Dan Trachtenberg, 2016) apuesta por el misterio, mientras que Hostal (Eli Roth, 2006) y Saw (James Wan, 2004) si bien usan un espacio confinado se basan en capturar a los personajes y los mantienen presos, a diferencia del resto que los deja “libres” y a su suerte pero sin poder escapar. Sin duda una excelente fórmula para generar terror y expectación, tanto en los personajes como en los espectadores.

10 Cloverfield Lane
10 Cloverfield Lane (Dan Trachtenberg, 2016)