Título Original: The Queen’s Gambit.
Género(s): Drama.
Director: Scott Frank.
Emisión: 2020.
Duración: 7 episodios.
Extras: –
Durante cuatro años aproximadamente fui bastante fanático del ajedrez, mi mamá me enseñó a jugar desde chico y una tía que jugaba un poco más en forma, sin llegar a ser profesional, me mostró que había libros y que era un juego que se debía estudiar, no sólo practicar como quizás pasa en otros deportes. La cosa es que por allá de 2003 o 2004 remodelaron un parque cerca de mi casa y en él pusieron una carpa a donde llegó a dar clases de ajedrez un ajedrecista hondureño, quien quizás era un inmigrante ilegal o un vagabundo porque vivía en la carpa en el parque, pero él me empezó a enseñarme el ajedrez de forma más profesional.
Eventualmente la carpa fue retirada y el tipo siguió su camino, aunque para ese entonces ya me había pasado la euforia del juego y empezaba a dejarlo, pero algo que recuerdo ahora después de ver la serie y que me hizo identificarme un poco con la protagonista es que la ardua actividad de pensar en las clases de ajedrez, siempre me dejaban con dolor de cabeza, luego de cada clase que tomaba, que eran sabatinas, regresaba a casa con dolor de cabeza y esa fue una de las razones para empezar a dejar el juego.
Aún no sé si era la intensa concentración mental que estudiar ajedrez requería u otro factor lo que me desataba las migrañas (que me duraron hasta entrada la universidad) pero sin duda la presión y el esfuerzo que vemos en Beth Harmon (Anya Taylor-Joy), protagonista de la serie, y que la llevan a consumir drogas pues sólo de esa forma su mente desata sus incomparables habilidades en el juego es algo que real, como en muchos otros deportes donde muchas veces el esfuerzo sobrepasa las capacidades y habilidades que tenemos en ese momento.
Casi no he jugado ajedrez desde la preparatoria, pero sin duda la serie me trajo buenos recuerdos, jugadas, aperturas, incluso la notación de las partidas (que ya no recuerdo) o la jerga dentro del juego como el “mate en dos” o el “mate al descubierto” volvieron a mi mente. Y además la serie tiene en plus de que es una historia de época ambientada en los años cincuenta y sesenta.
Gambito de Dama nos narra la historia de Beth Harmon, una niña huérfana que resulta ser un prodigio del ajedrez pues tiene la capacidad mental para recordar y recrear jugadas sin mirar el tablero. Berth empieza en el ajedrez gracias al conserje de su escuela, quien le enseña las reglas básicas del juego, movimiento, valor de las piezas e incluso modales (como rendirse cuando ya no hay forma de ganar). Sin embargo, Beth descubre que si toma unas pastillas tranquilizantes que les dan en el orfanato para mantenerlas calmadas tiene una especie de alucinaciones que le permiten recrear jugadas y analizar a detalle cada movimiento, así que mientras más juega más adicta se vuelve a dichas pastillas pues considera que sólo puede jugar bien si las ingiere.
Con forme Beth crece empieza a participar en torneos cada vez más prestigiosos, hasta llegar a la liga de profesionales e incluso ir a torneos de talla internacional, pero su adicción y la explotación de su madre adoptiva, quien empieza a empujarla para participar en más torneos al ver que el talento de la chica les puede hacer ganar mucho dinero, le hacen perder el control y terminan por arruinar su vida.
La historia está hecha para quienes son fans del juego, pues se podrán identificar sin problemas con los diversos personajes y situaciones, aunque la parte de la recreación histórica de la época está muy bien lograda ya que logra perfectamente hacernos sentir en otro tiempo. La banda sonora también ayuda tanto en la ambientación temporal como a marcar el ritmo de la trama cuando esta requiere ser un poco más dramática.
La serie es corta pero las actuaciones y el resto de elementos técnicos cumplen su cometido, poner al ajedrez de moda entre los jóvenes, al menos por un tiempo, sobre todo en las mujeres pues, como ocurre en muchos deportes y actividades intelectuales, la participación femenina suele ser restringida o relegada del espectáculo principal que se centra en los hombres. Así que me parece una serie atractiva en ese sentido, independientemente de si la parte del abuso de las drogas era necesaria o no, pues creo que la vida dramática de una chica ajedrecista pudo haber funcionado incluso sin la parte de la adicción.
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