Stranger Things (segunda temporada)

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No pensaba volver a escribir de esta serie tan pronto, honestamente esperaba terminar todo para volver a hablar de ella, pero es que la segunda temporada me pareció tan buena que no me pude resistir a escribir otra vez. Además de que, como ya dije, la serie ha servido para sacarme de mi letargo y todo lo que he publicado desde El Silencio son cosas que había visto en esto meses (mayo-agosto) pero de las que no había tenido ganas de escribir hasta que Stranger Things me hizo querer regresar al blog.

En esta ocasión será con formato de ensayo y no tanto de reseña. En primera sigo maravillado con la música, esas tonaditas que nos remiten a la música ochentera 8bit y hacen alusión a obras clásicas de la Ciencia Ficción como Dr. Who, Los Expediente Secretos X o La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone), obras que me vienen a la mente cada que escucho el opening de la serie. Y también ese toque para remitirnos a la estrafalaria década de los ochenta usando canciones de la época.

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El desarrollo de la historia y el crecimiento de los personajes fue lo que más me gustó. Confieso que al inicio me pareció algo lento y hay algunas cosas, como la odisea de Once por encontrar su pasado, que se entiende por qué es parte importante de la historia, pero en cierto momento luce como algo fuera de lugar. No obstante, la manera en que logra que todo avance, volviendo todo cada vez más complejo y oscuro es excelente, más si tomamos en cuenta que realmente nada es complejo de entender. La manera en que separa a los personajes en grupos para vivir una serie de eventos distintos y al finar unirlos de nuevo me encantó. Ese capítulo donde todos llegar desde diferentes lados al laboratorio donde los Demodogos están atacando es la perfecta muestra que cómo se conjuntan los diferentes caminos al estilo de una novela río, me recordó un poco a Game of Thrones.

El desarrollo de personajes fue otro elemento maravilloso, pues se da el tiempo adecuado para desarrollaros a todos permitiéndoles tener protagonismo, vivir sus propias experiencias y tomar sus propios caminos pero sin dejar de ser parte integra de la historia principal. Will, Mike y Joyce sufriendo con el monstruo sombra, Once y Hopper con su propio drama, Lucas y Dustin con su nueva amiga Max, Jonathan y Nancy siguiendo su propio plan para hundir a los laboratorios, y Steve quien se convierte en un personaje muy agradable cuidando de los niños. Todo desembocando en un maravilloso final de temporada.

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La vida secreta de las mascotas

Título Original: The Secret Life of Pets.
Género(s): Comedia.
Director: Chris Renaud.
Estudio: Illumination Entertainment.
Emisión: 2016.
Duración: 86 minutos.
Extras: La vida secreta de las mascotas 2.

Conocí a Fany (quien nos ha apoyado en algunos Podcast) el mismo año que se estrenó esta película y una de las cosas de las que más hablaba era de sus perros y sobre todo de una raza en particular que siempre ha sido su sueño tener, la Pomerania. Y una de las razones por las que hablaba mucho de esa raza fue precisamente por uno de los personajes principales de este filme, yo en ese tiempo pensaba que la Pomerania era una planta, hasta que Fany me explicó. A pesar de ello y de que soy fan de los perros (los gatos no me gustan) nunca tuve el interés por ver esta película, hasta que casualmente la vi por televisión un día en el que no tenía nada más que hacer.

Personalmente no esperaba nada del filme, simplemente una película animada más para niños con una temática de animales, pero para mi sorpresa, La vida secreta de las mascotas es una muy divertida película, llena de buena comedia, atinados toque de drama y sobre todo acción constante que casi de inmediato de enganchan a la pantalla. Además de que visualmente es muy atractiva, pues los escenarios y el diseño de los animales son coloridos como en cualquier película infantil, pero con una excelente construcción de Nueva York que permite a las mascotas explorar un submundo de alcantarillas y barrios peligrosos.

La música es igualmente buena, y aunque tiene sus momentos se ve opacada por la acción y las geniales persecuciones. Aunque es sin duda el diseño de los animales la parte más sobresaliente de todo el apartado técnico, pues no sólo están perfectamente representadas las razas de perros y gatos, sino también el resto de mascotas más exóticas que las personas citadinas suelen tener. Incluso el nivel de detalle nos permite disfrutas de los lomitos peludos de los animales de compañía.

La historia gira en torno a Max, un Jack Russell Terrier que vive con Katie en un departamento en Manhattan. Katie ha adoptado un nuevo perro, Duke, un gran y lanudo perro mestizo cuyo tamaño contrasta con lo enano de Max. Ambos canes no se llevan para nada bien e incluso tratan de deshacerse del otro. Durante estos intentos Max y Duke terminan acorralados en un callejón por una pandilla de gatos que les roban sus collares, sin identificación son capturados por la perrera.

Mientras son transportados por control de animales, un conejo loco acompañado de un lagarto y un puerco asaltan la camioneta y liberan a otro perro que había sido capturado. Max y Duke pide a Snowball que los libere, pero el conejo no quiere hacerlo pues nunca ayudaría a animales domesticados, ya que él es el líder de un grupo de animales rebeldes que fueron abandonados por sus dueños en el pasado y ahora buscan vengarse. Max miente y dice que ellos odian tanto a los humanos que por eso escaparon e incluso mataron a su dueño, lo cual maravilla a Snowball y de inmediato los invita a unirse a su hermandad.

En la iniciación para hacerlos parte de la rebelión, descubren que en realidad son animales domésticos, lo que enfurece a Snowball. Max y Duke tratan de escapar pero accidentalmente causan la muerte de la víbora sagrada, lo que enfurece a todos los animales quienes van tras ellos. Mientras tanto, en el edificio donde viven los perros, el resto de sus amigos mascotas se percatan de su ausencia y convencido por Gidget, una Pomerania enamorada de Max, salen a la ciudad para rescatarlos. Para ello cuentan con la ayuda de Pops, un Basset Hound paralítico con muchos contactos en la ciudad y Tiberius, un halcón cuya vista será primordial en la búsqueda.

Mientras el grupo de rescate se interna en las profundidades de la ciudad, Max y Duke tratan de escapar de los maniacos animales que quieren sus cabezas, pero los peligros de la gran urbe son mucho mayores de lo que creían y tanto mascotas como animales rebeldes deberán unirse si quieren sobrevivir y regresar a salvo a sus casas.

La historia tiene un obvio y prefabricado mensaje sobre el maltrato animal, aunque afortunadamente no trata de imponerlo en pantalla, pero sí nos alerta sobre las consecuencias que tiene el abandonar a nuestras mascotas sólo porque están viejas, enfermas o demasiado grandes. Al final los animales no tienen la culpa de su comportamiento violento, ellos sólo tratan de sobrevivir, la culpa es de los humanos que los han dejado a su suerte en la calle.

Lo que más me gustó de la historia no fue ni su apartado visual ni su historia, fue el diseño de sus personajes y sobre todo la personalidad que los actores de doblaje lograron imprimirles a cada uno de ellos, sobre todo Tiberius, Gidget, Chloe (una gata gorda amiga de Max) y Snowball. Y cabe destacar que este ha sido el mejor doblaje que le he escuchado a Eugenio Derbez, pues por primera vez no recurre a ese molesto uso de expresiones retomadas de sus personajes de siempre (como hace con Burro en Shrek).

La película es buena, resultó mucho más divertida de lo que esperaba y después del inicio y quitando un poco del drama que a mi parecer está de más, el resto es acción y diversión contante. Una excelente recomendación con geniales y graciosos personajes que les divertirá si gustan de tener animales de compañía, principalmente perros, pues aquí los gatos son mostrados principalmente como los malos de la historia.

Mad Max 3: Beyond Thunderdome

Título Original: Mad Max: Beyond Thunderdome.
Género(s): Carsploitation, Dieselpunk.
Director: George Miller y George Ogilvie.
Emisión: 1985.
Duración: 107 minutos.
Extras: Mad Max, The Road Warrior, Fury Road.

Mad Max es una de esas pocas sagas en las que la segunda parte es la más famosa y mejor realizada de todas, aunque la cuarta entrega (Fury Road) vino a cambiar un poco eso. No obstante, The Road Warrior se convirtió en un clásico de la pantalla grande, principalmente por la estética punk de cuero y motocicletas en escenarios postapocalípticos, tanto que ese estilo que nutriera grandemente al Cyberpunk se ganó su propio nombre: la estética madmaxiana, que es sin duda alguna el mayor aporte de esta saga. Y aunque la tercera entrega no es la mejor de todas, logra mantener el estándar de calidad y continúa expandiendo el desierto australiano en el que Max trata de sobrevivir.

La tercera entrega tiene una calidad muy aceptable, la estética es un tanto variable pues pasa de algo medieval o cavernario a algo western, mostrando siempre a los salvajes guerreros ataviados con mohicanos y ropa de cuero. La música es por demás buena y los personajes cumplen muy bien sus roles. Mel Gibson vuelvo a estelarizar el filme y tiene como rival a Tia Entity, una fiera lideresa muy bien interpretada por Tina Turner.

La historia retoma a Max quien luego de ser robado por un aviador termina en una extraña ciudad llamada Truequelandia (Bartertown), donde hace un trato con la líder Aunt Entity para matar a un hombre que mantiene el control de la energía eléctrica de la ciudad. Debajo de ésta, una enorme granja de cerdos usa el estiércol de los animales para generar metano, con el que impulsan autos y demás maquinarias que mantienen viva a la ciudad. Sin embargo, un enano que se hace llamar Maestro y un gigante guerrero conocido como Destructor son quienes tienen el control de la energía y con ello el de toda la ciudad.

Max inicia una pelea con el dúo y acatando las leyes de la ciudad deberán resolver sus diferencias en una pela a muerte dentro de una jaula. Destructor y Max se enfrentan en una encarnizada batalla durante la cual el ex policía decide no matar a su oponente ganándose la enemistad de Aunt Entity y siendo condenado a morir en el desierto. Para su fortuna Max es rescatado al borde de la deshidratación por un grupo de niños que viven en un oasis.

El grupo de niños retoma muchos el manejo de los infantes en obras como El Señor de las Moscas. Los menores fueron dejados atrás por un grupo de adultos liderados por un piloto con la promesa de que algún día volverían por ellos para llevarlos a casa. Los niños confunden a Max y creen que es la persona a la que esperan, pero él les dice que afuera del oasis no hay nada salvo la muerte y que deben quedarse allí para siempre. Algunos pequeños no aceptan las palabras de Max y huyen al desierto en busca de su hogar. Max y tres niños más salen en su rescate.

De alguna forma el grupo termina en Truequelandia donde deben ayudar al enano a escapar mientras son perseguidos por los guerreros de la ciudad en una grandiosa, aunque corta, persecución plagada de los choques y autos modificados que son la esencia misma de esta saga. Si bien la persecución es buena y sus efectos se mantienen muy bien al día de hoy, ya que no es CGI, me parece que llega muy tarde y que los autos no juegan un papel tan importante en este filme como lo hacen en las otras tres películas que integran a la franquicia.

Y si bien no tiene esas épicas persecuciones, la única que vemos es bastante decorosa. Aunque lo más destacable de esta tercera entrega es que vemos una parte más humana en Max. Nuestro guerrero de la carretera podrá ser un salvaje lleno de rencor y preocupado por su propia supervivencia, pero siempre termina ayudando a los más desafortunados.

De manera personal esta fue la última película que vi de las cuatro que integran la saga, pero fue hasta Beyond de Thunderdome que pude notar el obvio papel social de la indumentaria madmaxiana, sobre todo en lo que respecta al orden jerárquico. Ese estilo punk de cuero y mohicanos no lo usa cualquiera, y de hecho debe ser tan incómodo como impráctico, y más tomando en cuenta que están en el sofocante desierto australiano. Pero a pesar de lo estrafalario y original que parezca, en realidad funge un papel en la organización social e incluso me atrevo a decir que la vestimenta tiene un lenguaje sociopolítico intrínseco, pues es parte del lenguaje jerárquico.

La estética a un nivel fisiológico también nos deja ver que los enanos y las deformidades corporales siempre han estado de manera presente en toda la saga, aunque más en la cuarta entrega. Sin embargo, los cuerpos blancos de los warboy que vemos en Fury Road tienen su origen en uno de los niños de este filme. De los tres filmes con estética madamaxiana (porque el primero todavía no la tiene ya que ocurre antes del apocalipsis nuclear) este es el más flojo de todos, pero sigue siendo bueno y manteniendo la esencia de Mad Max en cada momento, aun cuando la presencia de los autos se reduce bastante.

Un filme obligado si eres fan de la saga. Y aunque las películas no tiene una secuencia directa lineal, más bien son historias auto oclusivas independientes, sí van develando poco a poco más sobre el origen que llevó a la humanidad a esas condiciones, el cual fue un apocalipsis nuclear. Y es allí donde radica la única debilidad que le veo a la saga, pues hay demasiada involución social para el poco tiempo que ha pasado desde el apocalipsis. Aunque obras como The Road (2009) o Children of Men también nos muestra lo rápido que puede irse a la mierda la sociedad.