Mimic

Título Original: Mimic.
Género(s): Ciencia Ficción / Biopunk, Terror, Thriller.
Director: Guillermo del Toro.
Emisión: 1997.
Duración: 106 minutos.
Extras:

Mimic fue quizás la primera película que puso en el mapa de los grandes directores de Ficción a Guillermo del Toro. Basada en el libro de Donald A. Wollheim, el filme nos sumerge en una terrorífica travesía para tratar de contener a unos insectos mutantes, con bien pensados toques de violencia y una atmósfera de Thriller policíaco que con seguridad te mantendrá al borde del asiendo desde los primeros minutos.

La calidad de filme es asombrosa, pues a pesar de hacer uso de efectos digitales estos no lucen artificiales en ningún momento, además de que los efectos prácticos y los modelos reales complementan el realismo de la obra. La música es muy de temática policiaca y genera ese ambiente de terror que la hace más lúgubre de lo que podría parecer en un principio. Las actuaciones están bien aunque los personajes en realidad no son tan sobresalientes. Finalmente, el aspecto mejor logrado son los escenarios, pues nos adentran de manera sublime en los laberínticos túneles del metro de Nueva York y nos sitúan en escenarios oscuros que nunca demeritan la calidad visual, por el contrario, ayudan a disimular mejor los efectos especiales.

La historia toma lugar en Manhattan, donde una desconocida enfermedad se ha propagado rápidamente entre los infantes. Cientos de niños mueren a diario y no parece haber esperanza de encontrar una cura ni una vacuna. Sin embargo, los científicos han identificado a los portadores y tienen un plan para controlar la epidemia. Al parecer son las cucarachas quienes esparcen el patógeno, así que con ayuda de la ingeniería genética, la entomóloga Susan Tyler (Mira Sorvino) ha creado a unos híbridos con ADN de termita y mantis. Los Judas, como han llamado al nuevo insecto, liberan una sustancia que aniquila por completo a las cucarachas.

Tres años después, la letal enfermedad ha sido erradicada y los niños pueden jugar en las calles nuevamente. Pero una extraña silueta merodea por los callejones atacando a los incautos que tengan la mala fortuna de toparse con ella. Susan ha formado una familia, se ha casado con el Dr. Peter Mann (Jeremy Northman) y pretenden tener un hijo, pero el descubrimiento fortuito de unos niños hace pensar a Susan que el haber liberado a los insectos pudo no haber sido una buena idea. Los Judas eran estériles y morirían en poco más de cien días, pero al parecer la prisa por curar la enfermedad evitó que pensaran en las consecuencias de manipular el ADN. Los insectos han mutado en enormes criaturas, tienen el tamaño de un humano, son sumamente inteligentes y más fuertes y rápidos que nosotros.

Susan, Peter, un policía de la estación del metro y otro par de personajes terminan perdidos en los tunes que se extienden bajo la ciudad. A sabiendas de que esas criaturas no deben llegar a la superficie buscan una forma para escapar y evitar que los cientos de insectos a punto de nacer invadan a la humanidad. Susan sabe que deben encontrar el nido y matar al Judas macho, pues al morir las criaturas no podrán reproducirse más, sin embargo, su prioridad es mantenerse con vida mientras buscan como regresar a la superficie.

Si bien la historia no deja de ser la premisa básica del Biopunk, una especie creada por los humanos mediante la manipulación del ADN que escapa de su control, está contada de una forma que te cautiva al instante, pues si bien menciona cuestiones morales sobre manipular el ADN de otras especies, rápidamente se centra en la acción y la masacre que las criaturas desatan. Además de que retoma un error que la humanidad ha cometido desde hace mucho, la introducción de una especie ajena para que extermine una plaga, convirtiéndose aquella solución en la nueva plaga.

Como menciona uno de los personajes: “el mundo es un gran laboratorio” y aquellos seres de quienes tenías total control en un laboratorio responderán de manera inesperada en otro tipo de condiciones. Ya lo dijo el propio Ian Malcolm: “la vida se abre camino”. Sólo que esta vez, la nueva forma de vida tiene la capacidad para exterminarnos, bueno, de hecho casi siempre pasa así en el Biopunk.

El desarrollo de la historia es muy de la vieja escuela, pues va mostrando al monstruo poco a poco en la primera mitad del filme para después regalarnos encuentros de frente con las grotescas y voraces criaturas. Al principio la película parece como una obra policiaca y de hecho mantiene ese suspenso todo el tiempo, lo que ayuda a la ambientación. El final es algo débil y le resta un poco de gloria a las criaturas, pero la tensión que mantiene durante el resto de la obra compensa muy bien un final obvio.

La crítica inherente a los peligros de manipular la vida y el hecho de que ésta nunca estará por completo bajo nuestro control está allí como en toda obra Biopunk que se digne de serlo y de hecho me gusta mucho cómo es manejado todo este aspecto ético sobre si es o no correcto alterar la naturaleza para salvar a personas de una enfermedad. Constantemente la protagonista se cuestiona sobre si fue correcto crear al insecto, pero la trama no se enfoca en eso y da paso a lo que nos interesa, la acción y las criaturas.

La obra es una excelente recomendación para verla en Día de Brujas, sobre todo por apelar a uno de los miedos más ancestral de muchos humanos, los insectos, ya sean cucarachas, arañas, abejas u hormigas las personas siempre temerán que estos diminutos seres adquieran tamaños descomunales y amenacen su existencia. Además de que es un perfecto ejemplo de que, además de la Fantasía, Guillermo del Toro también lo hace bien con los géneros de miedo y sin dudad es uno de los clásicos de su repertorio que no te puedes perder si eres fan del director mexicano. Por cierto, dos secuelas se lanzaron directamente a DVD (Mimic 2 y Mimic 3) pero han recibido malas críticas y no considero recomendable verlas, al menos yo no creo hacerlo.

Mexicanos en la Ciencia Ficción Hollywoodense

Durante el mes de Julio en todas las obras reseñadas en el blog participó al menos un mexicano, así que hoy mencionamos a algunos de nuestros compatriotas que han triunfado en Hollywood haciendo Ciencia Ficción.

Desde la 86 entrega del Premio Oscar en 2013, el papel de los mexicanos en la industria cinematográfica de Estados Unidos ha tenido un lugar preponderante. Ese año Alfonso Cuarón y Emmanuel Lubezki ganaron el Óscar a mejor director y mejor fotografía respectivamente. El año siguiente el “Chivo” repitió la hazaña pero esta vez compartiendo el podio con Alejandro Gonzáles Iñárritu en el premio de mejor director, proeza que repetirían un año más tarde Lubezki e Iñárritu. Los mexicanos con premios Óscar cada día son más, y en lo que va del siglo la lista de mexicanos nominados para recibir la estatuilla es aún mayor.

En el caso de las obras de Ciencia Ficción, es obvio que difícilmente ganarán mejor guion o mejor película, aunque siempre están presentes en premios de carácter técnico. Además de la gente detrás de cámaras, la cantidad de los actores mexicanos con presencia en películas hollywoodenses ha crecido considerablemente en los últimos años, pero sobre todo lo ha hecho en películas de ciencia ficción.

En esta lista me centraré en los mexicanos más populares y principalmente en aquellos que participaron en alguna de las películas reseñadas durante este mes. No mencionaré a mexico-americanos que también han hecho Ciencia Ficción como Danny Trejo o Robert Rodríguez. Las películas de Ciencia Ficción son consideradas en base a la catalogación popular y de carácter mercadotécnico, no desde una estricta teoría de géneros.

Alfonso Cuarón

Siendo extremadamente estricto con la teoría de géneros, Alfonso Cuarón no ha dirigido ninguna película de Ciencia Ficción, de hecho ha estado más acercado a la Fantasía con los filmes de La Princesita (1995) y Harry Potter y el Prisionero de Azkaban (2004), e incluso El Laberinto del Fauno (2006) en donde participó como productor. Aunque tiene dos películas que se han considerado ciencia ficción por motivos de márquetin aunque en esencia no lo son, pero independientemente de ello son filmes grandiosos que le valieron un Óscar y una nominación, me refiero a Gravity (2013) y Children of Men (2006).

Emmanuel Lubezki

El caso de Lubezki el similar, las únicas películas de tinte cienciaficcionero en las que ha participado en el apartado de fotografía son Gravity (2013) y Children of Men (2006).

Guillermo del Toro

Uno de los mexicanos que se ha convertido en un referente de la ciencia ficción es Guillermo del Toro, a pesar de que estrictamente sólo dos de sus obras pertenecen a este género: Pacific Rim (2014) y Mimic (1997). No obstante, también ha abordado de manera magistral el género de la fantasía, como en el caso de Hell Boy (2004) y El Laberinto de Fauno (2006).

Demián Bichir

En 2012 fue nominado al Óscar como mejor actor por la película A Better Life (2011), pero la razón por la que decidí mencionarlo es por su papel del Sargento Lope en Alien Covenant (2017) que aunque no fue nada destacable, por la propia calidad de la película y no por su actuación, no deja de ser Ciencia Ficción.

Diego Luna

Finalicemos con el actor que ha tenido los papeles más importantes en obras de Ciencia Ficción. Su primer rol en una película destacada, a pesar de ser un papel secundario, fue Julio en Elysium (2013), aunque el más representativo ha sido Cassian Andor en Rogue One (2016). Y aunque  Star Wars no es Ciencia Ficción, vale la pena mencionarlo pues la gente asocia esta saga a dicho género.

Pacific Rim

Título Original: Pacific Rim.
Género(s): Kaiju, Mecha, Ciencia Ficción.
Director: Guillermo del Toro.
Emisión: 2013.
Duración: 132 minutos.
Extras:

Dirigida por el mexicano Guillermo del Toro, Titanes del Pacífico es una de las mejores películas de grandes monstruos de la historia y, a mí parecer, la mejor película de Mechas y Kaijus hecha fuera de Japón, sin olvidar mencionar el haber colocado el estándar de calidad técnica muy por encima de todo lo que se había visto hasta entonces.

La calidad general del filme es asombrosa, la música es perfecta, los escenarios están finamente diseñados, los robots son fabulosos y los kaijus tienen un estilo único que no copia a ningún otro monstruo visto en el cine pero conservando esa esencia tan característica en este tipo de obras. Los efectos son en gran parte CGI, pero están tan bien realizados que lucen muy naturales, fluidos y en ningún momento dejan una mala impresión.

La historia toma lugar en futuro ficticio donde la humanidad se ve amenazada por una invasión extraterrestre. Sin embargo, los alienígenas no llegaron desde el espacio, sino a través de un portal en el fondo del océano pacífico que les permitió pasar de su dimensión a la nuestra. Ante tal amenaza, la humanidad se unió y creó a los Jeager, gigantescos robots capaces de hacerles frente a las titánicas bestias.

Los Jaeger eran tripulados por dos pilotos que compartían un vínculo neuronal con el que se sincronizaban y podían pelear como una sola persona. Poco a poco pilotos y robots lograron hacerle frente a los Kaiju. Para mala fortuna de los humanos, los invasores parecieron adaptarse y cada vez eran más grande y fuertes. Con el paso de los años las derrotas aumentaron y el programa Jaeger se descontinuó, siendo sustituido por el Muro de la Vida. El filme sigue al último grupo de Jaegers mientras intenta llevar a cabo un plan que ponga fin a la guerra.

La historia del filme es asombrosa. Tiene un inicio brutal que explica el contexto general de lo que ocurre y nos muestra a las bestias en acción desde muy pronto. Ese ritmo fluido y constante es un gancho perfecto para atrapar al espectador quien nunca tendrá que preocuparse por tediosos  minutos llenos de diálogos aburridos. Además de esto, la genial introducción resulta tan épica y profunda que es suficiente como para permitir el planteamiento de una precuela; lo que a mí en lo personal me parecería más interesante de ver que una segunda parte como tal.

La película es redonda y grandiosa por sí misma, tiene mucha acción, emoción, suspenso, peleas formidables, comedia e incluso los típicos actos heroicos y los clichés de personajes con un pasado traumático, traumas que para nuestra fortuna se ven opacados por la constante acción por lo que nunca resultan molestos. Y la conexión entre dos pilotos permite evitar el cliché del personaje solitario, lo cual resulta muy refrescante.

Una de las cosas que molestó a algunos de los fans en su momento fueron los símiles con Evangelion. Del Toro no hizo ninguna copia, sino muy atinados homenajes a una de las franquicias japonesas de Mechas y Kaijus más famosas en todo el mundo. El robo de los chinos, Crimson Typhoon, tiene una cabeza que retoma el diseño de Eva 00, el gel de dispersión de los trajes es similar al LCL, la espada y el cuchillo progresivo son similares e incluso algunos hologramas del puente se asemejan a los del anime. A mí nunca me molestaron estas similitudes, por el contrario, me agradó ver tantas referencias a mi anime favorito.

No obstante es de aceptar que tiene varios defectos, o mejor dicho incoherencias. El primero de ellos, y que sí es un defecto como tal, es no explotar el potencial de todos los Jaeger. Solamente el protagonista y su rival son vistos en plena acción, mientras que los robots de China y Rusia mueren casi de inmediato aun cuando el propio Mariscal alabó sus múltiples victorias minutos antes de su destrucción. El propio muro es una idea estúpida, un Jaeger mata a un Kaiju, un muro sólo lo deja del otro lado permitiendo que se acumulen. El decir que los primeros Kaijus fueron los dinosaurios no tiene mucho sentido y la forma en que derrotan a los extraterrestres es casi un calco del Día de la Independencia (1996). Y finalmente, si son clones por qué una estaba embarazada.

Fuera de esos pequeños detalles, la película está en mi top 5 de películas de este género y es la número 1 de las que no son japonesas. En cuanto a efectos y calidad técnica creo que será difícil de superar durante varios años más; las películas de Gojira siempre apelan a un estilo más tradicional y las versiones norteamericanas del Kaiju por excelencia no han sido buenas y sus efectos están muy por debajo de lo que Pacific Rim alcanzó.

La película al parecer tendrá más entregas, pero aunque no las tuviera es lo suficientemente buena como para convertirse en un clásico indiscutible y es una recomendación obligada para los fan del género, y para quienes gusten de entretenidas películas de acción llenas de épicas batallas y grandiosos efectos. De todas las franquicias cinematográficas de grandes monstruos hechas en Estados Unidos, creo que sólo dos destacan del resto, Jurassic Park (I y IV) y Pacific Rim, y la verdad me agrada mucho que fuese un mexicano quien le enseñara al cine occidental cómo hacer una película de Kaijus.

De Kaijus y Robotos

Dentro de los géneros japoneses más famosos en occidente, dos de ellos han creado escuela y han estigmatizado, para bien y para mal, al cine nipón. Así que aprovechemos este ensayo para introducir al lector al mundo de los grandes monstruos y los robots gigantes, géneros que ya abordaré a profundidad en futuros post.

EN LA VISIÓN DE DEL TORO

En vísperas del estreno de Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013), muchos aficionados del anime y férreos seguidores de Evangelion iniciaron una campaña de desprestigio contra dicha película, acusándola de plagiar el argumento y los diseños de la mencionada serie. Por su parte, la prensa especializada únicamente se enfocó en promover el trabajo de un “mexicano exitoso”, como si los logros individuales y ajenos fuesen motivo de celebración nacional.

Pero más allá de todo eso, el estreno de Titanes del Pacífico tiene un significado muy sintomático para el cine de occidente. En primera, no se trató de un plagio como muchos dijeron, sino de un homenaje —muy digno— a los dos géneros que dieron a conocer a la cinematografía japonesa en éste lado del mundo. Por otra parte, el hecho de que sea una producción estadounidense, dirigida por un mexicano, nos da fe del impacto que las producciones asiáticas han tenido en nuestra cultura.

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Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

Pero la grandeza de Titanes no termina ahí. En diversas ocasiones los gringos han tratado de emular a las producciones japonesas sin los mismos resultados. El más reciente remake de Gojira, Godzilla (Ronald Emerich, 1998), es un claro ejemplo de ello. La película está tan “agringada” que pierde toda la esencia de lo que el género de los grandes monstruos debe ser y termina por convertirse en mera propaganda sobre la supremacía americana protectora del mundo.

La obra de Del Toro vino a mejorar todo esto, pues si bien no reinventa el género ni hacer aportes valiosos (de hecho está plagada de clichés) si nos muestra lo que cualquier fanático del manganime esperaría ver en un Live Action de cualquier serie Mecha. Los monstruos suenan a lo que deben sonar semejantes bestias y los robots suenan a lo que un armatoste de metal debe sonar.

Pacific Rim 2
Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

Sí, probablemente el soundtrack es lo mejor de toda la obra, pero los pequeños detalles y las puntuales referencias a las series clásicas, la hacen aún más entrañable. El filme tiene tantos elementos que se queda corto y no logra explotar ni la cuarta parte de todo su potencial; la mitad de los Jeager son destruidos casi de inmediato y ninguna batalla es tan épica como podría haberlo sido.

Pero la no sobre explotación de sus elementos es quizás la clave de su éxito, pues a pesar de que la historia podría prestarse para una saga, el desenlace que Guillermo nos muestra no da oportunidad a ello. Es un filme de una sola entrega y en mi opinión así debería quedarse, pues fantasear con las infinitas posibilidades de un universo con robots y kaijus en lucha constantes es mucho más enriquecedor que limitar nuestra imaginación a una historia preestablecida.

Pacific Rim es buena no sólo porque contiene todo lo que el género Mecha y el género de los Kaijus deben tener, sino porque logra integrarlos de manera perfecta y hace que ambos parezcan uno, resultado que sólo había sido logrado por los nipones.

pacific-rim-Kaiju
Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013)

DE KAIJUS

Hablar de kaijus es hablar de Japón, es remontarse a los estragos de la Segunda Guerra Mundial y observar el miedo colectivo de una sociedad devastada por dos bombas atómicas. Aquellos gigantescos monstruos fueron el medio catártico mediante el cual los espectadores pudieron reflexionar sobre la devastación a gran escala y observar a una fuerza imparable atacar a una sociedad empeñada en hacerle frente.

Como medio reflexivo, el género funcionó muy bien, pero también como medio propagandístico de adoctrinamiento social. Después de los estragos dejados por la guerra, no había otra forma de sacar a la sociedad a flote que imponiéndole orden, dándole héroes y mostrándole que podría salir adelante si todos sus miembros trabajaban juntos por una causa común, incluso si el enemigo medía decenas de metros de alto.

Godzilla vs King Ghidorah
Godzilla vs King Ghidorah (Kazuki Omori, 1991)

El género simbolizó la esperanza de una sociedad que aún ante el embate de una amenaza superior podía reconstruirse de sus propias cenizas. Tenerle miedo a una bestia colosal era inevitable, pero el miedo no evitaría que la sociedad luchase por preservar su propia existencia.

El kaiju es el chico malo, es el enemigo, es la maldad que tomó forma en una enorme mole que toca el cielo; no razona, no tiene clemencia y no se detendrá hasta exterminarnos. Los orígenes del kaiju son irrelevantes, pudo ser la radiación, los extraterrestres, el resultado de experimentos o Dios mismo quien le dio origen. El hecho es que si no le hacemos frente no sobreviviremos, y eso es lo que la sociedad japonesa debía entender y poner en práctica para sacar a su país adelante después de perder la guerra.

Godzilla, Mothra and King Ghidorah
Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (Shūsuke Kaneko, 2001)

DE MECHAS

En el otro extremo tenemos los mechas: gigantescos robots pilotados por humanos, nacidos del intelecto humano y resultado de la conquista científica sobre la naturaleza. Los grandes robots simbolizan la supremacía tecnológica, pero también critican la excesiva dependencia que actualmente tenemos de ella. Con ellos el miedo desaparece y podemos enfrentar incluso a la bestia más imponente, pero sin ellos la humanidad está perdida.

A diferencia de los kaijus, que tiene un único discurso con dos finalidades, los mechas sí tiene un doble mensaje. En el primero las máquinas se muestran como las salvadoras de la humanidad, demostrando que la ciencia y la tecnología han sido, son y serán las herramientas indispensables para la sobrevivencia de nuestra especie, desde aquel primer hueso blandido como arma por nuestros ancestros primates, hasta los robots de 40 metros diseñados para el combate.

Pero no todo en la ciencia ha sido bueno, las armas de destrucción masiva se han convertido en una de las más atroces invenciones humanas. De la misma forma, la maldad intrínseca de algunas personas las ha llevado a transformar esos guardianes de metal en armas para dominar el mundo. Así, los mechas simbolizan el triunfo del intelecto humano pero nos ponen en alerta sobre el uso que podemos darle a nuestras propias creaciones. Un arma sirve para defender pero también para atacar.

Eureka 7
Eureka 7

SIMBIOSIS

En muchas de las obras cinematográficas y televisivas, es frecuente encontrar ambos géneros al mismo tiempo, combatiendo uno contra otro. Sin embargo, el género de los Kaijus es todo aquel que presente monstruos gigantes que atacan la tierra, desde los clásicos japoneses (Gojira, Gamera, Ghidora y Mothra) hasta las producciones americanas como The Giant Claw (Fred F. Sears, 1957) o Cloverfield (Matt Reeves, 2008). Por su parte, el género Mecha hace referencia únicamente a las producciones donde uno o varios Robots gigantes luchan para proteger o atacar a la humanidad, como Mazinger Z o Eureka 7.

Con base en la naturaleza y complementariedad de los dos géneros podemos tener tres combinaciones: (1) Uno o varios kaijus atacando a la humanidad o peleando entre ellos, (2) un mecha protegiendo a la humanidad de otros mechas o (3) un mecha protegiendo a la humanidad de uno o varios kaijus.

En Godzilla vs King Ghidorah (Kazuki Omori, 1991) y Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (Shūsuke Kaneko, 2001), tenemos kaijus enfrentándose entre ellos. Por su parte, en Mazinger Z tenemos a los mechas buenos del Profesor Kabuto enfrentar a los mechas malos del Dr. Hell.

The Giant Claw
The Giant Claw (Fred F. Sears, 1957)

Un caso curioso y mal interpretado es el de Evangelion. En dicha serie tenemos a los Evas (que no son mechas) enfrentando ángeles (kaijus). Como la naturaleza de los evas no es de robots —pues fueron creados a partir del ADN humano y el de Adam, que es un ser divino y eso los hace técnicamente semidioses— resulta incorrecto catalogarla como mecha. Neon Genesis pertenece únicamente al género de los Kaijus, pero se le denomina mecha porque (a excepción del origen de los evas) presenta todas características de dicho género, además, resulta mucho más atractivo para el público asociarlo como tal.

Mechas y kaijus son completamente distintos, aunque comparte un origen común; el primero pertenece a la Ciencia Ficción mientras que el segundo puede surgir de distintos géneros. A lo largo de la historia han ido de la mano jugando indistintamente el papel de buenos o malos, nos han aterrado y asombrado con su despliegue de poder, y nos han forzado a reevaluar nuestros miedos colectivos.