Tengen Toppa Gurren Lagann

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Título Original: 天元突破グレンラガン (Tengen Toppa Guren Ragan)
Género(s): Mecha, Acción, Aventura, Comedia.
Director: Hiroyuki Imaishi.
Estudio: Gainax.
Emisión: Abril-Septiembre 2007.
Duración: 27 episodios.
Extras: Childhood’s End, The Lights in the Sky are Stars, Parallel Works.

Luego de disfrutar Little Witch Academia y Kill la Kill, dediqué un tiempo a buscar otras obras del mismo estudio para continuar maravillándome con su trabajo, pero para mi sorpresa Trigger era una empresa aún joven en el ámbito de la animación japonesa con muy pocas obras en su catálogo. Luego, al indagar un poco respecto de sus orígenes continuamente resaltaba cierto patrón, en cualquier fuente o página que consultara siempre se repetían cuatro palabras: Tengen Toppa Gurren Lagann.

En un futuro lejano, la humanidad ha sido desplazada de la superficie terrestre; las pocas aldeas que quedan se han adaptado a una vida completamente subterránea. Acosados por terremotos continuos y ataques de terribles hombres-bestia, sobreviven como pueden bajo el régimen tiránico del Rey Espiral. Kamina y Simon son dos jóvenes amigos pertenecientes a una de estas aldeas cuyo sueño es salir a la superficie, pero constantemente son reprimidos por sus semejantes.

Durante una excavación para ampliar la comunidad, Simon desentierra un enigmático robot que únicamente se activa al usar otro misterioso artefacto con forma de taladro. Las cosas dan un giro completo cuando la aldea sufre el ataque de otro robot gigante; Kamina sugiere usar el mecha recién descubierto para combatir la amenaza y con la ayuda de una extraña chica llamada Yoko vencen al Gunmen. Una vez en la superficie, los tres forman una alianza para derrocar al Rey Espiral.

Tengen Toppa Gurren Lagann fue una de las últimas producciones que el equipo fundador de Trigger realizó antes de separarse de Gainax, incluso comparte director con Kill la Kill, lo cual origina multitud de semejanzas entre ambas series. Lo primero que salta a la vista es el impecable apartado técnico que se mantiene casi en todos los episodios; aunque en varias ocasiones se llega a percibir un sutil descenso en la calidad, la animación es fluida y llena de vitalidad.

El argumento es simple: los protagonistas deben derrotar a los enemigos, ganar power-ups y vencer al jefe final. Pero también se enriquece con interesantes historias paralelas que tocan todo tipo de temas más serios, para lograr una perfecta mezcla entre acción, comedia, romance y drama. En ningún momento la historia deja de ser interesante y realmente se siente un progreso que va desde combates a pequeña escala en ciudades subterráneas hasta conflictos de proporciones galácticas.

Existe gran variedad entre personajes y todos ellos están bien construidos; nos muestran todo tipo de facetas y tienen motivos reales para seguir su propio camino. Aunque en un principio los clásicos mensajes de «la amistad es lo más importante» o «cree en ti y conseguirás cualquier cosa» están presentes, no salen repentinamente de la nada y a menudo se nos muestra el arduo esfuerzo que cada quien dedicó a la culminación de sus objetivos.

La serie es exagerada y a menudo no la podemos tomar en serio, sin embargo Gurren Lagann va más allá para entregar un paquete completo de diversión para todas las edades con la duración perfecta y al final, casi de forma furtiva, transmitir un profundo mensaje al espectador. Las secuencias de acción son increíbles y presenciamos todo tipo de batallas entre poderosas máquinas que se desarrollan sobre todo tipo de entornos llenos de sorpresas.

Tengen Toppa Gurren Lagann es una serie de proporciones épicas, con un apartado técnico, sonoro y gráfico de primera, apoyado por un argumento en un principio simple, pero lleno de pequeños detalles y sub-tramas que aumentan su profundidad hasta niveles insospechados. Es una recomendación obligada para todo fan de la animación japonesa; una obra que se disfruta sin problemas desde el primer episodio y que sin duda marcó el comienzo de una nueva era.

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La voracidad del consumo virtual

Faith Hilling

Hace tiempo leí una frase que decía más o menos así: “Internet se escribe con tinta” y luego de meditarla por un rato concluí que es verdad. Todo el contenido que se sube a Internet, dígase imágenes, videos, audios o letras perdurará en la inmensidad de la red por siempre, incluso si borramos lo que hemos compartido eso se quedará almacenado en algún servidor alojado en un país con políticas sobre privacidad y derechos de autor un tanto endebles, oculto para la mayoría de internautas pero posiblemente accesible para quienes frecuentan la Deep Web. Y si bien internet tiene una memoria infinita y se ha convertido en el principal acervo de información en todo el mundo, la velocidad con que se mueven las modas virtuales es tan rápida que aquellos memes o videos que fueron los más populares en su momento quedan en el olvido cuando son desplazados por una nueva sensación.

¿Quién de ustedes no recuerda los videos de Edgar se cae y la Canaca, modas como el Harlem Shake o el Ice Bucket Challenge, los innumerables memes surgidos para ridiculizar la polémica del momento o, si nos vamos al ámbito del hastag, el #noerapenal y las decenas de versiones del #yamecanse? Creo que todos de una u otra forma, algunas veces de manera involuntaria, hemos sido víctimas de esa feroz viralización de determinados contenidos que pululan por la red. El ejemplo más obvio es el de las mentadas Selfies, que ha desplomado la venta de tripies para cámara y borrado de la memoria de los usuarios que existe una opción llamada “temporizador” que permite retrasar el tiempo del disparo. Todas esas modas logran captar a un público masivo, tan incuantificable que cierto video de un cantante coreano averió el contarlo de YouTube.

No era penal March

Ya en uno de sus capítulos, South Park nos ponía en alerta sobre la peligrosidad de seguir las modas de internet y sobre lo rápido que estas pasan. En el pasado la moda se determinaba por décadas, ahora debemos visitar diariamente Twitter para saber cuál es el trending topic de la semana o de esa tarde. Y eso mismo pasa con mucho contenido no viral de internet, los blogueros, los vlogueros, los streamer, los vinestars, los twitstar y los youtubers suben tanto contenido todos los días que en ocasiones algunas cosas que pueden ser muy buenas pasan completamente desapercibidas entre la enorme marejada de contenido al que tenemos acceso. Aunque puede pasar lo contrario como lo que me ocurrió a mi hacer algunas semanas.

En 2011 publiqué la entrada de Catolicadas como parte de una serie de entradas llamadas “La animación como distensor social”, que pretendía hablar sobre las animaciones que abordan temas tabú o que son difíciles de hablar por diversas razones. Descontinúe la serie porque preferí hablar de cada obra por separado y borré todas las entradas, incluida la de Catolicadas que casi nadie leyó. No obstante, como dicha entrada me parecía interesante volví a publicarla con el contenido exacto de aquella primera vez. Para mi sorpresa tuvo mucho éxito y de hecho es la entrada más compartida del blog, ha sido compartida más de 50 veces. Y eso fue lo que me llevó a escribir esto, pues me parece curioso que una entrada con el mismo contenido tuviese más éxito la segunda vez que aquella primera ocasión. Y si bien tengo más lectores ahora que hace cuatro años y la entrada versa sobre un tema polémico, no deja de ser un hecho interesante, sobre todo porque nos muestra que si bien internet se escribe con tinta y lo recuerda todo, la gente no.

Cat Breaded

La gente, sobre todo la gente mexicana, tiene una pésima memoria social, algo que para los políticos resulta ser nuestra mejor cualidad, pues al cabo de unas semanas, meses o años, dependiendo de las atrocidades de sus acciones, todo se nos olvida, perdonamos a quienes nos ofendieron y volvemos a votar por ellos. Y curiosamente ese lapso de memoria varía entre tres y seis años. Lo que ocurrió con la guardería ABC, con el 132, con Acteal, con Atenco y lo que está pasando con Ayotzinapa es la historia de siempre, los políticos dejan que el tiempo lo cure todo, y lo cura, eso y un poco de ayuda de la televisión y las noticias sensacionalista.

Así como las modas de Internet pasan y se olvidan a causa de la velocidad con la que surgen, los problemas sociales, los crímenes de estado y las promesas de campaña se olvidan de la memoria social, de las noticias y de la historia. Para mí, México vive en un estado orwelliano perfecto, donde el Ministerio de la Verdad ni siquiera tiene que preocuparse por borrar o cambiar la historia, pues la ciudadanía lo hará por sí misma. Podemos regresar a Internet, hurgar entre los archivos binarios como los arqueólogos virtuales de Pale Cocoon para reconstruir el pasado histórico a partir del registro digital (Internet será el paraíso de los arqueólogos e historiados del próximo siglo), podemos desgastar el scroll para ver los primeros videos de ese famoso youtuber, pero no podemos hacer lo mismo con los problemas sociales. Lo que ocurrió el 2 de octubre de 1968 no se ha olvidado, cada año hay una marcha, lo que ya se olvidó es el sentimiento de hartazgo ante los atropellos de la autoridad que llevó a los estudiantes de ese tiempo a marchar, y eso es lo que nunca deberíamos olvidar y lo que para desgracias de nuestro país olvidamos primero.