El Gran Gatsby

Título Original: The Great Gatsby.
Género(s): Drama, Romance, Tragedia.
Director: Baz Luhrmann.
Emisión: 2013.
Duración: 142 minutos.
Extras:

Hace unos meses (o tal vez un par de años) escribí un ensayo titulado Cine para mí, en donde hablaba de aquellas películas que veía pero no con la intención de reseñarlas, al menos no en un principio, o que si bien quizás sí había tenido esa intención de inicio, al empezar a verlas se había desvanecido y había decidido ver la película sin preocuparme por reseñarla, simplemente verla para mí, por un simple disfrute personal, por un goce íntimo y personal por lo buenas que me habían parecido, ya en otra ocasión las vería libreta en mano listo para hablar de ellas en el blog y una de esas películas, quizás la que más veces decidí ver para mí, fue El Gran Gatsby.

La película se ganó a pulso el entrar a mi lista de películas preferidas, aunque necesite verla varias veces, pero cada vez me gustaba más, identificaba cosas nuevas y me fascinaba por lo fantástica que es y por el hecho de no haber notado antes lo que en cada nueva revisión descubría. Aunque debo decir, esta es de esas películas que no puedo ver cuando sea, esta sí requiere su momento, su ambiente para que pueda disfrutarla como es debido. Muy similar a lo que me pasa con El Gran Hotel Budapest, son para mí como películas hermanas en ese sentido.

La primera vez que la vi me centré en las estrambóticas fiestas de Gatsby y para nada me percaté del hermoso trasfondo romántico de la historia. De hecho ni siquiera la terminé de ver ya que había entrado al cine para matar el tiempo. Pero cada vez que la veía de nuevo me sumergía más y más en esa historia, en la majestuosa recreación del Nueva York de los años 20, en la formidable calidad visual y la estupenda música que la acompaña y que corona esa exquisita ambientación.

La historia está basada en el libro de F. Scott Fitzgerald y nos cuenta la historia de Gatsby, un misterioso y millonario hombre del que nadie sabe nada, salvo los rumores que ocultan su verdadera identidad. Gatsby posee una enorme mansión a la que todos los fines de semana llegan las personalidades más relevantes de la ciudad, políticos, deportistas, millonarios, empresarios y traficantes, quienes disfrutan de las legendarias fiestas que su anfitrión organiza. Sin embargo, nadie sabe el porqué de aquellas fiestas ni el origen de la fortuna de aquel hombre, pero a la frívola clase alta parece no importarle.

Un día, Nick Carraweay, un joven escritor que trabaja como corredor de bolsa y vive en una modesta casa junto a la de Gatsby, recibe una invitación para asistir a una de sus fiestas. Nick acepta desconcertado y al llegar descubre que es el único con una invitación, al parecer Gatsby trata de ganarse su amistad para demostrarle que es una buena persona, pues sabe que aquel joven es el primo de Daisy Buchanan, una chica hermosa esposa de un adinerado hombre llamado Tom. Gatsby consigue que Nick invite a Daisy a tomar el té a su casa y allí aprovecha para reencontrarse con ella, pues al parecer cinco años antes ambos se había conocido y enamorado, pero como Gatsby fue enviado a la guerra y no era de una familia rica no pudieron estar juntos, lo que llevó a Daisy a casarse con Buchanan.

Daisy y Gatsby reviven su amor al encontrarse, pero no todo será felicidad para la pareja, pues Daisy aún está casada y para poder estar juntos primero debe divorciarse de Tom. Gatsby está seguro del amor de ella, pero su amada titubea al momento de dejar a Tom y las cosas desembocan en una tragedia para el misterioso millonario.

La película es una historia de romance y tragedia. En lo personal no soy realmente fan de esos géneros pero debo aceptar que esta película me encanta, y una de las cosas que me gusta mucho es justamente la forma en que se aborda ese romance entre Gatsby y Daisy, un romance imposible, quizás no del todo puro en términos ideales pero real, nato, verdadero, trágico en todo momento pero sublime sin lugar a dudas.

[Spoiler] El amor entre Daisy y Gatsby era un amor que socialmente no podía ser y estaba destinado al fracaso, él no era de familia rica y ella estaba casada. Para poder estar juntos, él ideó un complejo plan a fin de poder amasar una increíble fortuna y poder entrar a la clase social de Daisy, una vez con eso sólo faltaría resolver el problema de su matrimonio. Muchas personas han criticado el por qué Daisy no deja a su esposo y se va con Gatsby pues era obvio que lo ama más a él y la respuesta es simple: ella era una niña de clase alta y de una sociedad en la que era muy mal visto que dejará a su esposo (que sí era de familia rica) por un tipo que  resultó ser un gánster.

Ahora bien, lo que a mí me fascinó de Gatsby fue justamente todo lo que estuvo dispuesto a hacer para estar con ella. En lo personal creo que ese era un amor cien por ciento real y aunque Daisy quizás sí sentía lo mismo, ella —por su condición de mujer clase alta— estaba atada a lo que podía o no podía hacer, y también por la época en que transcurre todo. Pero retomando el punto, estar dispuesto a hacer lo que sea por esa persona que te gusta o a quien amas sin importar lo difícil o tardado que pueda resultar me parece que es una muestra de verdadero amor. Y aunque podamos sentir un amor verdadero por alguien, muchas veces no logramos demostrar de manera correcta esos sentimientos.

Otra cosa que he visto mencionar a varias personas es el por qué se tomó tantas molestia para reencontrarse con Daisy si no era una exuberante y súper hermosa mujer, de hecho era bastante común, bella sí, pero no sobresaliente. Y la respuesta también es simple y deja aún más en claro el amor que él sentía por ella, no era la mujer más hermosa del mundo, era insegura y no tuvo la fuerza para esperarlo ni para regresar con él, pero a pesar de todo él la amaba, así cómo era, simplemente por ser ella sin importar que no fuese perfecta. Y recalco, la historia de amor que desarrolla la película es hermosa y sin duda mi favorita, sobre todo porque no apela al “y vivieron felices para siempre”.

Más allá del romance y el drama, el apartado técnico también se lleva las palmas. La película es un deleite visual y sonoro en todos los sentidos, esas intoxicantes escenas de un mundo colorido lleno de riquezas y oportunidades en una vibrante ciudad donde todo es posible y que se contrastan con la gris periferia manchada por el hollín donde viven los pobres, la música que ambienta la doble moral y la decadencia de una sociedad sumergida en los excesos, embriagada de sí misma y que vive constantemente de la apariencia que exhibe en los carnavalescos desfiles de las fiestas de Gatsby, me resultaron simplemente deliciosos.

Y si la historia y la parte técnica ya eran buenas, a eso hay que sumarle la calidad de actuación, sobre todo esa química que la amistad fuera del escenario logró entre Tobey Maguire y Leonardo DiCaprio, este último por cierto increíble en su papel. Esa forma en que interactúan los personajes va revelando mucho de su personalidad, Gatsby expresa que ama a Daisy, pero cuando lo vemos ponerse tan nervioso por su encuentro con ella que huye del lugar como un adolescente asustado al estar frente a la chica que le gusta cuando va a declararse, es una excelente forma de hacer visible lo que él siempre sintió y eso me pareció maravilloso. Y lo mismo podemos ver en Daisy y en el propio Tom Buchanan.

La película no es muy compleja argumentalmente hablando, pero cada vez que la veo descubro o noto algo de lo que no me había percatado antes y eso me gusta mucho, pues cuando una película me permite eso puedo seguir disfrutando verla por mucho tiempo más. Y sobre todo porque, como ya comenté, esta película se fue ganando a pulso mi gusto, no me encantó la primera vez que la vi, salvo en lo visual, pero en cada nueva ocasión me va gustando un poco más.

Esos refinamientos de los ricos, sus vidas entre fiestas de cóctel y el glamour del estatus que les da el dinero es algo que no puedo comprender, pero que verlo en pantalla me resulta intrigante y atractivo. Por eso, la música (esta película convirtió a Young and Beautiful de Lana del Rey en una de mis canciones preferidas), la historia de amor y obviamente el sorprendente apartado visual, hacen que la considere una película maravillosa que todo aquel que pueda debería permitirse más de una oportunidad para verla, porque quizás como a mí, en cada revisión podría irles gustando un poco más, un poco como pasa en el amor, algunas veces un segundo basta para quedar prendado de alguien, otras necesitamos ver a la persona muchas veces hasta darnos cuenta lo mucho que nos gusta, pero una vez allí quedaremos atrapado justo como Gatsby y no importará si hemos pasado cinco años sin ver a esa persona, seguiremos sintiendo lo mismo con igual o incluso mayor intensidad.

Cine para mí

Las Fantasías de Lila

Este blog nació como una bitácora personal para tener un registro de todas las series de anime que veía, posteriormente pasó a ser un registro donde reseñaba toda obra de ficción que veía en cine o televisión. Sin embargo, no reseño el 100% de todo lo que veo, algunas obras no me motivan tanto como para querer analizarlas y escribir sobre ellas, otras las consumo simplemente por consumir, pero hay otras que reservo para mi disfrute personal. Son series o películas que me gustan mucho, pero que he decidido no reseñar, al menos no luego de la primera vez que las veo, porque prefiero sentarme con tranquilidad a disfrutarlas sin la presión de tener que escribir sobre ellas.

Como quizás los lectores asiduos sepan, cuando veo algo de lo que voy a escribir en el blog lo hago con una pequeña libreta al lado (hasta el momento llevo tres, recién inicié la cuarta) para anotar datos que considero importantes mencionar. Eso hizo que en algún momento escribir en el blog se tornara pesado e incluso frustrante, sobre todo porque me hacía disfrutar menos las obras que veía. Sin embargo, superé esa etapa hace ya un par de años y hoy en día disfruto ver para reseñar, incluso lo que ahora veo está determinado por el calendario del blog, si llevo tiempo sin reseñar anime, por muchas ganas que tenga de ver algo en imagen real, elegiré una serie animada.

Another Earth

El blog se ha vuelto parte importante de mi vida, y no es para menos tomando en cuenta que llevo escribiendo aquí más de ocho años, once si tomamos en cuenta la primera etapa del blog. Pero aún con todo eso hay obras de las que prefiero no escribir, que elijo guardarme para mí a pesar de que en el fondo realmente deseo hablar de ellas o comentar lo buenas que son o por qué me han gustado tanto. Eventualmente lo haré, en algún momento me daré el tiempo para ver con mirada crítica cada una de esas obras, pero no antes de disfrutarlas para mí una buena cantidad de veces.

Hoy escribo esto pues hace unas horas terminé de ver la que considero mi película erótica favorita, la cual vi hace unos doce años, o quizás más, y cuyo DVD tengo desde hace unos ocho o nueve años, pero que no había vuelto a ver. Las Fantasías de Lila (Lila dit ça, 2004) es una obra bellísima que explora el erotismo de la insipiente sexualidad de una jovencita de dieciséis años. Sin desnudos y sin escenas de sexo logra formar un aura erótica y sensual, por eso es mi película favorita en su género. La historia de cómo la conocí la dejaré para cuando la reseñe, pero pensar en el hecho de que quiero escribir sobre ella me llevó a pensar el por qué no he escrito sobre muchas otras obras que igualmente me encantan.

The Grand Budapest Hotel

Una razón es la falta de tiempo, sobre todo con series largas que necesitan varias horas, así que por muchos que quiera, las entradas de Death Note o Fullmetal Alchemist tendrán que esperar un tiempo. Otra razón es la desidia, enmascarada con la excusa de un momento adecuado para verlas, pues con el tiempo que he invertido en otras cosas ya habría podido reseñar todo lo que me falta, como Bokurano, por mencionar alguna. Aunque es verdad que hay veces en las que no estás de humor para ver a detalle algo que te gusta.

La última razón es por decisión personal. Cuando una obra es tan buena que requiere que te des el tiempo necesario para digerirla, saborearla y disfrutar esa intimidad que el buen cinéfilo experimenta cuando ve algo de su agrado. Intimidad que se pierde cuando ves algo con la responsabilidad de escribir al respecto en un blog. Las sensaciones que una obra cinematográfica te hace sentir se diluyen cuando las escribes en una pequeña libreta para no olvidarlas cuando escribas la reseña más tarde.

Interstellar

Las Fantasías de Lila es un ejemplo de esas obras que primero decidí disfrutar yo sólo, y lo mismo pasó con Interstellar (2014) y Fury Road. De las primeras dos aún no hay reseña y la última tardó varios años en tener su propia entrada. Pero han habido más filmes que yo planeaba reseñar pero que al momento de verlos decidí dejar mi papel de bloguero y ser simplemente un espectador más. Another Earth (2011), Django Unchained (2013) o el mismísimo Cloud Atlas han sido series que se ganaron ese tiempo de intimidad conmigo. Otras me tomaron más por sorpresa, pues en un principio ni siquiera tenía intenciones de reseñarlas, pero luego de verlas decidí que lo haría luego de disfrutarlas para mí un par de veces más, es el caso de The Grand Budapest Hotel (2014) o The Great Gatsby (2013).

Ver películas es mi gran pasatiempo, al igual que escribir en este blog, pero llega un punto en que sin importar lo mucho que disfrute reseñar lo que veo, hacerlo se convierte en una especie de obligación, aun cuando esto no es un trabajo para mí. A pesar de la completa libertad que tengo para escribir lo que yo quiera en este espacio, hacerlo se convierte en una rutina que a veces es bueno romper viendo películas sólo por el disfrute de hacerlo, sin la presión de tener que reseñarlas, sobre todo cuando uno descubre pequeñas joyas que vale la pena disfrutar con calma y saborearlas a solas más de una vez antes de contarles a los demás sobre ellas; como un pequeño y sensual secreto, igual a esos que Lila le contaba a Chimo en la cinta que me inspiró a escribir esto.

The Great Gatsby