Reencontrándome con el anime de mi adolescencia

Hace unas semanas estaba viendo El Jardín de las Palabras en un disco pirata que ya me había dado problemas, el final el disco se saltaba el climax de la historia y deseoso de ver por fin ese filme y así poder seguir con los más recientes del buen Matoko, me puse a buscarla en AnimeFLV, abrí mi cuenta abandonada (nunca había visto nada allí) y noté que tenía algunos animes en la lista de “ver luego”, alguno de los cuales ya había visto, entre ellos la película de Makoto. Termine el filme y salí del sitio.

Esa misma noche me entró la curiosidad y regresé al sitio a mirar su catálogo, me sorprendió lo amplio de su repertorio, pero lo que más despertó mi curiosidad y me generó mucha emoción fue ver que tenían anime viejitos, desde los años 90, así que busqué algunos géneros (Ecchi, Ciencia Ficción, Deportes, Romance y Recuentos de la Vida) y me fui directo a las últimas páginas, para empezar de atrás hacia adelante, pues al parecer atrás estaban las series y películas más viejas. Y para mi grata sorpresa vi título que en algún momento anoté en una lista de anime con más de 200 obras que según yo vería algún día.

Muchos de esos anime ya ni los recordaba, pero enseguida me remitieron a mi época de preparatoria, con animes de finales de los 90 y principios de los 2000. Títulos de los que alguna vez escuché y llamaron mi atención o que fueron populares en aquellos años. Ninguno de esos títulos los he visto, porque o no los compré piratas en su momento o no están disponibles en algunos de los servicios de streamig que uso (Netflix y Crunchyroll). Cencoroll, Dennuo Coil, Clannad, Kanon, Genshiken, Nodame Cantabile, Canvas, Aa! Megami-sama, Sunabouzu, School Rumble, Haibane Renmei, DNA2, Fushi no Umi no Nadia, entre otras. No sé si sean buenas o malas, pero fueron títulos que escuché en mi adolescencia y que al verlos allí en pantalla me recordaron esa época de mi vida en la que todo era más tranquilo y veía animes sin parar.

Otros títulos que sí he visto, ya sea porque los compré piratas en mi etapa más friki o porque los pasaban en la tele cuando era niño también volvieron a mi memoria, Slam Dunk, Chobits, Love Hina, Rec, Zoids, Ikkitouse, Bokurano, Jugoku Shôjo, Texhnolyze y algunos más. Y otros que tengo en discos pero no me he dado el tiempo de ver como Eureka 7. Hay veces que tengo series para ver, pero la decidía y el saber que después tengo reseñar hacen que no me decida a empezar algo nuevo y termine viendo videos en YouTube, aunque éste renovado ánimo creado por la nostalgia de recordar los viejos tiempos, espero que me facilite el empezar anime nuevos.

El día que Genshiken se volvió real y llegó a México

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Todo buen friki con estudios de bachillerato e interés por estudiar a nivel profesional ha soñado con estudiar algo relacionado a su hobby (animación en la mayoría de los casos), o en dado caso de que ya sea profesionista, desarrollar una investigación (dígase tesis) sobre su pasatiempo. Cuando iba en la preparatoria decidí no estudiar algo concerniente a la animación o la escritura por dos razones, la primera era la falta de talento artístico en ambos rublos y la segunda era que no quería terminar odiando mi afición favorita cuando esta se convirtiera en mi trabajo (como le está pasando al Ral-Negas). Así que opté por la segunda cosa que más me gustaba y que no me importaría odiar si en algún momento me frustraba trabajar en ello. No obstante, como los lectores más fieles sabrán, si hubiese existido una escuela para estudiar Ciencia Ficción habría estudiado allí (en realidad quizás tampoco pues esa pasión por dicho género se me desarrolló ya en la licenciatura).

Mientras estudiaba la carrera y viendo lo laxa que puede ser la antropología en cuanto a los temas de estudio (es decir, puedes estudiar prácticamente cualquier cosa mientras esté vinculado con las sociedades humanas y tenga rigor científico), me pregunté muchas veces si alguien ya se habría interesado por el anime, el manga o la Ciencia Ficción como temas de estudio; así como esa serie de Genshiken y su Sociedad por el Estudio de la Cultura Visual Moderna. Si algo así podía pasar era muy factible que fuera en ENAH.

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Un día, en clase de Cerámica (odio analizar cerámica), una amiga llegó con un folleto que, según sus palabras, “quizás me interesaría”. Dicho folleto era para apoyar llenando unas encuestas sobre Japón y el anime para un grupo llamado Círculo de Estudios sobre la Subcultura Japonesa en México (CESJM), grupo que pertenecía a mi escuela y estaba integrado por Etnólogos y Antropólogos, así como por alumnos del respectivo posgrado. “Esto es lo más cercano a Genshiken que podré conocer jamás”, me dije. Entré a su blog, llené mi encuesta y me suscribí para ver qué cosas decían sobre el anime y su influencia en México desde una perspectiva científica respaldada por una institución educativa.

Para ese momento estaba consciente de que mis capacidades no eran suficientes como para retorcer a la arqueología al punto de que pudiera hacer una tesis relaciona, así que me decidí por observar el trabajo de otros. Pero espere, y espere, y seguí esperando al punto de cancelar mi suscripción de su blog. No publicaban nada y parecía ser un proyecto fantasma del que no se hablaba en ningún lado. Para mi fortuna y gracias a un post de Ragnarok me enteré de que el CESJM seguía con vida y no sólo eso, sino que estaba organizando una serie de conferencia sobre el fenómeno Otaku en México a cargo del Antropólogo y Mangaka japonés Eiji Otsuka. Como esa semana era mi examen profesional sólo pude asistir a la primera conferencia, y quedé sorprendido de la cantidad de gente que fue, tampoco es que fuese mucha, pero si normalmente vemos menos de quince personas en los coloquios que se hacen de forma regular, ver el auditorio pequeño de la escuela casi lleno deja a las claras que hay más fans del anime en nivel superior de lo que parece. Supongo que la mayoría no sólo se queda en la prepa.

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Ya había visto cursos o conferencia sobre Ciencia Ficción y Anime en la UNAM, pero está era la primera vez que se hacía algo relacionado en mi escuela. Honestamente me alegró saber que el tema friki sí es objeto de estudio por parte de quienes nos denominamos científicos sociales. Yo desde mi trinchera estancada en el estudio de objetos de sociedades que vivieron en el pasado no puedo hacer mucho (de momento), pero es bueno saber que ya hay gente haciendo algo, y que esa gente son los ahora profesionista que fueron frikis en la preparatoria, porque quién más haría una tesis titulada El Impacto de la Animación Japonesa en México: el papel del discurso mítico en la construcción de identidades ritualizadas en jóvenes de la Ciudad de México. Álvaro Hernández es el autor de la metada tesis y un pionero en la antropología mexicana sobre este tema de estudio, un friki que logró ese sueño de estudiar lo que tanto le gustaba al grado de que ahora estudia su Maestría en la Universidad de Kobe.

Creo que si el frikismo (u otakismo, según prefieran) se canaliza en acciones como esta entonces todas esas hora viendo anime, leyendo maga o jugando videojuegos no son para nada un desperdicio de tiempo. Álvaro no es el único caso, ya en Facebook publiqué algunos títulos de tesis de maestría sobre Ciencia Ficción. Creo que es momento de retomar mi frikismo de la prepa y canalizarlo en un posgrado.

Les dejo el video de la conferencia que Eiji Otsuka presentó en mi escuela el pasado 30 de noviembre.