Atroz

Título Original: Atroz.
Género(s): Thriller policiaco, Snuff, Found Footage, Gore.
Director: Lex Ortega.
Emisión: 2016.
Duración: 80 minutos.
Extras:

Sabemos que el cine mexicano vivió su época de oro a mediados del siglo pasado, por lo que no es de extrañarse que sean muy pocas las obras y los directores que están creando un cine nuevo, con un estilo propio y que no abogan por el humor absurdo y estúpido de la mayoría de las producciones naciones que se han estrenado en las últimas dos décadas. Entre ellos el cine fantástico y de ficción es el más olvidado, con uno que otro genio (como Isaac Ezban) creando cosas interesantes. Mucho menos podemos esperar que el cine ultraviolento tenga un lugar en la pantalla grande (ni en la chica, ni en ninguna otra), por lo que esto convierte a la opera prima de Lex Ortega, en efecto, en la película más violenta filmada en México.

La realidad mexicana de la marginación, la violencia, el desempleo y la falta de oportunidades en las que viven las clases más bajas del país (los famosos barrios lumpen) son el escenario de fondo en el cual surgen los monstruos, personas sin empatía, ética, moralidad ni escrúpulos que sólo viven para saciar sus más bajos instintos. Ese es el contexto en el cual son presentados nuestros protagonistas, dos asesinos seriales que se regodean en sus brutales y sádicos placeres, al amparo del olvido, la ineficacia y la corrupción de las autoridades, hasta que un accidente los pone en manos de un agente policiaco más brutal que ellos.

La historia sigue a Goyo y a su amigo Dax “Gordo”, quienes gustan de visitar burdeles y tener sexo con prostitutas y travestis. Sin embargo, no es el sexo lo que más disfrutan, sino la sádica tortura que infringen a sus víctimas cuando se salen de control, principalmente cuando algunas de las sexoservidoras no los complace como a ellos les gusta. Goyo gusta de practicar la asfixia erótica, la coprofagia, el travestismo e incluso, aunque no se dice abiertamente, probablemente la necrofilia. Su ola de crímenes llega a su fin cuando sufren un percance automovilístico y son detenidos por la policía.

Dentro de su vehículo, el comandante Juárez encuentra un video snuff donde los dos rufianes han filmado todas las atrocidades que le hicieron a una travesti; la tortura, mutilaciones y vejaciones con las que gozaron hasta hacer añicos su cuerpo. Los policías los capturan y para interrogarlos les propician una tortura tan brutal como la que ellos han ejercido a sus víctimas, lo que nos muestra que para cazar monstruos muchas veces hay que convertirse en uno.

Los videos que la policía va encontrando en su investigación se nos presentan como un found footage, y corresponden a los primeros cortometrajes que Lex hizo hace años y que ahora combina en su primer largometraje. La parte policiaca es sólo un pretexto para mostrarlos. Dichos videos son extremadamente explícitos y muy bien logrados en su aspecto técnico para mostrar un nivel de violencia grotesco, desgarrador e incómodo. Claro que por bien logrados no me refiero a que se vean bien o tengan gran calidad visual, de hecho se ven mal apropósito para simular justamente que son videos caseros como los snuff (videos de asesinatos y torturas aparentemente reales).

No obstante, al ser el primer largometraje de su director (logrado a partir de una campaña de crowdfunding) tiene ciertos errores, el principal es que la mezcla de lo snuff con lo policiaco no es del todo orgánica, aunque eso responde a las necesidades argumentales para que los videos snuff que componen la película se transformaran en parte de una historia policiaca con más trasfondo y no fuesen simple videos de violencia extrema.

Otro elemento débil es el flashback al pasado del protagonista, en donde se intenta explicar el origen de su sadismo, lo cual a mí no terminó de gustarme pues diluye muchísimo esa hiperviolencia que vemos en un inicio, pues nos muestra que fue abusado por sus padres y eso permite, hasta cierto punto, reivindicar la conducta del protagonista como una forma para desahogar la violencia sufrida en casa. Sus padres, en todo caso, eran los verdaderos monstruos.

Esa explicación sobre el pasado de Goyo nos genera una pregunta: ¿son las condiciones socioeconómicas quienes engendran a los monstruos de la sociedad? Yo creo que no del todo, los monstruos están allí, en todos nosotros, el contexto en que vivamos y nos desarrollemos únicamente servirá para desatar, o no, lo más brutal de cada uno. Aunque lo reafirmo, para mí, el reivindicar al malo con un pasado de abusos diluye mucho esa violencia inhumana que vemos al principio.

Y si bien para algunos la película podría hacer una apología de la violencia en una época en la que la violencia doméstica y los feminicidios cada vez están más lejos del control de las autoridades, el giro que le da al final nos demuestra que no hay personas maleadas por los golpes de la vida, que es la sociedad la que está podrida de raíz y es dentro de los núcleos familiares donde se gestan este tipo de abominaciones humanas. Claro, la película busca otorgar un motivo socialmente aceptable para las atrocidades cometidas por el protagonista, pero sin entrar a debatir el tema de la violencia social ni muchos menos tratar de explicar cuáles son sus orígenes.

Algunas escenas pudieron aprovecharse mejor, hacerlas todavía más violenta y abominables, quizás el propio director tiene sus límites, y por ello resulta curioso que las escenas de tortura y mutilaciones sean tan explícitas pero las escenas sexuales no lo sean. El filme pudo haber jugado de manera excelsa con la pornografía hardcore y retomar elementos estéticos del grindporn y el goregrind, pero realmente se suaviza mucho en la parte sexual. No obstante, no deja de ser tan violenta como el mismísimo infierno. Además de que algunos de esos “defectos de origen” en la cámara en mano se ven muy artificiales.

Sin duda no es una película para estómagos sensibles, es una recomendación para un tipo muy particular de consumidores que ya tengan una buena cantidad de horas recorridas en el mundo del gore, la hiperviolencia explícita y el snuff, pues inevitablemente se sentirán incómodos al ver este filme y no lo podrán valorar más allá de una grotesca cantidad de escenas violentas en pantalla. Para aquellos más experimentados, pasado el shock de la violencia inicial, la segunda mitad realmente no está tan fuerte. Y cabe destacar es que es el propio Lex quien interpreta al protagonista.

La importancia de este filme no radica en su tema ni en lo violenta que es, sino en el hecho de que un director mexicano se atreviera a hacer este tipo de cine tal vilipendiado por los cineastas y críticos más snob (no confundir con snuff) del medio. Y eso hace que ésta no sólo sea la película más violenta jamás filmada en México, sino el mejor y más digno representante de un género que ni siquiera existe como tal en el underground mexicano y tan sólo por esa razón el buen Lex Ortega ha pasado a la historia del cine nacional, la historia oculta de la que no se habla, pero a la historia al fin y al cabo.

Yo Robot

Título Original: I Robot.
Género(s): Ciencia Ficción.
Director: Alex Proyas.
Emisión: 2004.
Duración: 115 minutos.
Extras:

Antes de empezar a hablar sobre esta película debo decir que voy a evitar hacer cualquier comparación con el libro homónimo de Isaac Asimov. Dicho lo anterior, lo primero que debo decir es que la primera vez que vi la película me pareció una obra de Ciencia Ficción bastante revolucionaria, sobre todo esa parte del fantasma en la mente de los robots, hasta que conocí el anime y me sumergí en el mundo de Cyberpunk y vi obras como Ghost in the Shell.

Si bien Yo Robot no deja de ser una película de acción, es una excelente entrada al mundo de la Ciencia Ficción para el público en general, e incluso podría alentarlos a conocer más sobre las tres leyes de la robótica y con ello a Isaac Asimov. La película es buena, ligera, entretenida y con los suficientes datos como para interesarte más en este género. Además de que el mundo futurista que crea es sumamente atractivo a nivel visual.

La historia se desarrolla en un futuro no muy lejano, 2035, donde la sociedad ha logrado sorprendentes avances en materia de robótica y ha creado con ellos asistentes personales que se rigen por tres leyes que garantizar su completo control. Los NS son robots de aspecto humanoide que se encargan de diferentes tareas, siendo quizás la más importante la de salvaguardar la vida de los humanos. La sociedad parece idílica pero sin llegar a lo utópico, es una tecnocracia en toda regla y las megacorporaciones dominan no solo el mercado, sino la política y la vida de las personas.

USR es la principal compañía que produce robots y están por lanzar al mercado a su más novedosa creación, el NS5, el más avanzado, rápido, fuerte e inteligente de todos los androides jamás creados. El despliegue del nuevo modelo significa millones de dólares en ganancias, pero el suicidio del Dr. Lanning, inventor de los NS y su cerebro positrónico, ha opacado el lanzamiento de los nuevos robots. Tras su deceso, el detective Spooner (Will Smith) es asignado para averiguar la verdadera causa de su muerte.

Spooner es un detective con cierta renuencia hacia la tecnología y es conocido por todos como un paranoico que cree que los robots algún día se volverán malos. Esa faceta de su personalidad es al parecer la primera de una serie de pistas sembradas por el Dr. Lanning para que Spooner averigüe lo que está pasando y detenga a la inteligencia artificial antes de que esta se haga consiente y se rebele contra los humanos. Con ese trasfondo el filme se convierte en una historia de Ciencia Ficción policiaca.

Si bien la historia por momentos luce como un Thriller policiaco no es tan oscura como este género acostumbra, ni tiene la estética para considerarse un Tech Noir ni un Cyberpunk. Sin embargo, dado el tema de conspiraciones y detectives en donde el malo es una inteligencia robótica que se revela y el personaje está más cerca del antihéroe que del héroe clásico podríamos considerar al filme como un Nanopunk, el menos por estética.

La historia tiene sus giros argumentales que son obvios pero al menos la primera vez podrían resultar inesperados. El manejo de la inteligencia artificial para quienes no acostumbran consumir Ciencia Ficción podría resultar interesante, original y complejo, pero tampoco es algo a destacar. Como película de acción cumple muy bien, como película de Ciencia Ficción ligera y destinada a un público no especializado también, pero obviamente está muy lejos de ser un gran aporte para el género.

Uno de los elementos más complejos es el hecho de que la principal inteligencia artificial llega por conclusión propia a lo que se conoce como la Ley 0 de la robótica, la cual está por encima de las tres leyes principales y le permite desobedecer las órdenes de un humano por un bien mayor, toda la humanidad. Sony, como un robot con sueños, secretos y hasta personalidad también resulta interesante sobre todo si no estás acostumbrado a ver o leer historias similares.

Una de las cosas que más me gustan de la película es su estética futurista, sus efectos son buenos aunque no dejan de ser digitales, aunque en este caso la artificialidad sí le va muy bien, y los NS están creados maravillosamente regalándonos un poco de complejidad psicológica y buenos despliegues de acción. La música es adecuada y cumple perfectamente, las actuaciones y el diseño de personajes no están nada mal aunque rozan el cliché, y los escenarios, por su parte, son simplemente perfectos.

Sin dudad una excelente recomendación para quien guste de una obra de Ciencia Ficción interesante, con un poco de complejidad pero sin llegar a ser un reto intelectual. Obviamente no es una obra para los fans purista de Asimov pues únicamente retoma elementos mencionados en sus historias, pero no se basa para nada en ninguno de sus libros, aunque el mencionar las leyes de la robótica considero que es un aliciente para que más personas se queden con la curiosidad y terminen por conocer la obra del autor.