Título Original: $9.99
Género(s): Drama, Romance, Comedia.
Director: Tatiana Rosenthal.
Guión: Etgar Keret.
Emisión: 2008.
Duración: 78 minutos.
Extras: Página Oficial.
Basada en el trabajo del israelí Etgar Keret, dirigida por su compatriota Tatiana Rosenthal y animada por un equipo australiano, $9.99 es una obra multicultural que aborda el complejo tema del significado de la vida, las dudas personales, los miedos y las satisfacciones que todos enfrentamos en búsqueda de la felicidad.
La obra es una verdadera obra de arte en todos los sentidos, desde su metafísica trama hasta la proverbial calidad de su animación. Esta última logra un detalle tan asombroso en sus escenarios que por momentos parecen una obra de hiperrealismo. Al ser un Stop Motion, le resulta imposible evitar los característicos movimientos de una marioneta, pero el detalle del vestuario y el diseño corporal de los personajes apela a un realismo directo, crudo, acido e incluso violento.
La obra nos presenta personajes comunes fácilmente entendibles para el público de cualquier país, pues resultan familiares, agradables y el espectador puede hacerlos suyos de manera inmediata, además de identificarse con alguno de ellos. Su bien planeada construcción psicológica es algo que debemos reconocer, pues cada uno refleja a determinados sectores de la sociedad, pero sobre todo refleja los constantes temores y dudas que todos hemos tenido en algún momento, sobre nuestro futuro, nuestros sentimientos o sobre la vida misma.
¿Qué les parecería responder todas sus dudas por tan sólo $9.99? Esa es la premisa de la historia, en la que podemos ver como se entrelazan las vidas de un grupo de vecinos, cada uno con problemas y frustraciones tan distintas que parecería inverosímil encontrar alguna conexión entre ellos, pero que existe aunque los propios personajes no la puedan ver y va más allá de compartir el mismo edificio, el cual se convierte en el escenario perfecto al mostrarnos la cantidad de historias que pueden ocurrir en un sólo lugar.
La técnica narrativa del filme es algo que me agrada mucho, pues transita de un personaje a otro y nos cuenta su historia de a poco y en pequeñas dosis (parecido a la película Amélie de Jean-Pierre Jeunet). Y a pesar de que para algunos podría resultar tedioso seguir la historia, la interacción entre los personajes facilita mucho esta tarea.
Tenemos todo tipo de personalidades: el viejo y frustrado abogado que vive con su hijo desempleado, el niño fanático del futbol que se ve obligado a ahorra para comprarse una figura de acción, el joven que ama a su prometida pero está temeroso del compromiso, el anciano viudo que se aferra a sus recuerdos, el indigente que se suicida y se convierte en ángel de la guarda, el joven Casanova y su novia supermodelo, un mago en bancarrota y una encuestadora por teléfono que debe soportar los malos tratos de sus encuestados. Todos ellos radicalmente diferentes, pero con algo en común, la búsqueda del significado y propósito de su existencia.
Manejar tal cantidad de personajes resulta siempre difícil y muy pocas producciones logran darle el espacio adecuado a cada uno para que pueda desarrollarse. Sin embargo, esta logra hacerlo al dosificar su participación, lo que deja mucho a la imaginación del espectador para que éste construya su propia interpretación de los hechos.
Al final la obra intenta dar un mensaje simple que al menos yo interpreto de la siguiente manera: la vida no tiene un sentido, pero existen una sola cosa que sí puede darle un sentido la felicidad. Encontrar lo que a cada uno nos hace felices es lo complicado, los viajes, el dinero o el amor pueden ser una opción, pero quizás la felicidad se encuentra en cosas más comunes y fáciles de obtener, en personas que están a nuestro lado, en viejos recuerdos del pasado o en una simple sonrisa. De cualquier forma, si sabemos dónde buscar, encontrarle un sentido a la vida nunca tendrá un costo superior a $9.99.