Steamboy

Título Original: スチームボーイ (suchimuboi).
Género(s): Ciencia Ficción, Steampunk, Retrofuturismo.
Director: Katsuhiro Otomo.
Estudio: Sunrise.
Emisión: 2004.
Duración: 127 minutos.
Extras:

Si Akira es el máximo exponente animado del Cyberpunk japonés, Steamboy es el máximo representante del Steampunk animado japonés. Y es que si por algo se distingue Katsuhiro Otomo es por su capacidad para crear mundos ficticios donde una tecnología en particular domina los avances científicos. Una película de Steampunk debe tener mucho vapor, y a esta película le sobra.

La calidad técnica es sencillamente impresionantes, los escenarios victorianos están perfectamente logrados y finamente detallados, la ambientación, el diseño de personajes, su vestuario y la arquitectura recrean perfectamente el siglo XIX, cuando la revolución industrial estaba en su máximo apogeo y las máquinas de vapor estaban decididas a cambiar el mundo. La cantidad de detalles que vemos en pantalla son innumerables y prácticamente pocas animaciones superan en calidad a esta, tanto así que es la película animada más costosas de la historia.

La historia toma lugar en una Inglaterra ficticia de 1866 y gira en torno a James Ray Steam, el joven hijo de Edwar Steam, uno de los científicos más brillantes de Inglaterra, quien junto a su padre (Llyod Steam, abuelo de Ray) ha logrado construir algunas de las máquinas de vapor más impresionantes que el mundo haya visto. Ray parece haber heredado la habilidad de su padre y abuelo como inventor, aunque de momento su vida transcurre sin muchos sobresaltos al lado de su madre y amigos en Manchester.

Una tarde, mientras Ray y su familia abrían un paquete enviado por su abuelo unos extraños hombres aparecieron en su casa reclamando el paquete. Al parecer esos sujetos eran miembros de la Fundación O’Hara, para la cual trabajan su padre y abuelo. Sin embargo, la carta que acompaña al extraño aparato les advertía que no debían entregar la bola de vapor a nadie de la Fundación, sino a un hombre llamado Robert Stephenson. Ray escapa de aquellos hombres en busca de aquel hombre, pero antes que de Robert pudiera ayudarlo es capturado por sus agresores.

Ray es llevado hasta la Torre de Vapor, el edificio base de la Fundación, donde conoce a la señorita Scarlett, heredera de O’Hara y descubre que su padre sigue trabajando para ellos. El padre de Ray le explica el problema que tuvo con su abuelo, el parecer él no quería que la tecnología de vapor que ellos habían creado fuera usada para producir armas, principal producto con el que comerciaba la Fundación, mientras que a su padre sólo le importaba el progreso científico mientras este pudiera ser usado. Ray queda atapado entre la visión idílica de su abuelo y las intenciones capitalistas de su padre y debe decidir qué uso desea que se le dé a esa tecnología.

Al parecer la bola de vapor era la mayor fuente de poder jamás creada, capaz de resistir presiones brutales sin explotar y con el vapor suficiente para mover cualquier maquinaria. La idea de los Steam era crear un sistema que transmitiera la energía pura, sin la pérdida que implicaba el propio peso de los pistones usados para transmitir la energía desde una caldera común. La bola de vapor se convirtió en el objeto más codiciado por todos los inventores y desató una guerra entre O’Hara y Stephenson por hacerse con el poder de la tecnología.

La historia nos muestra un Steampunk completamente puro, con máquinas de vapor impresionantes y combustibles (líquidos) bien definidos. La cantidad de artilugios movidos a base del vapor es enorme y suficiente para convertirse en un deleite visual que mantendrá al televidente pegado a la pantalla, pero también el conflicto familiar y la habilidad innata de los Steam para crear maquinas es fabulosa, aunque lo más importante es esa reflexión sobre la ética en la práctica científica.

Todos los científicos, ingenieros e inventores que aparecen en pantalla hablan del uso de la ciencia y cada uno tiene una visión muy diferente de ella. Para algunos la tecnología debe ayudar a la humanidad, para otros es sólo un medio para generar ganancias vendiendo sus patentes, a otros más sólo les importa que esas creaciones sean armas para usar en la guerra y algunos consideran que quien controla el desarrollo científico es quien tiene el poder en realidad, y eso se transmite a los ámbitos político y económico. En el filme vemos a la Fundación tratando de vender sus creaciones a los altos mandos de todo el mundo, mientras que Stephenson y sus hombres quieren darle poder a la corona Inglesa.

Al final, la obra apela a una profunda reflexión ética y filosófica sobre para qué debe servir la ciencia y eso es algo que muy pocas veces vemos en obras de ciencia ficción. En la Ciencia Ficción Social vemos cómo el desarrollo científico impacta en los grupos humanos y su cultura, pero en esta especie de Ciencia Ficción Ética se crítica a la ciencia desde la ciencia misma, desde las propias posturas de quienes están en los talleres y los laboratorios creado cosas nuevas. Los financiadores persiguen un beneficio económico, pero si el científico mismo no tiene un objetivo para sus creaciones ni una serie de valores que guíen su práctica, entonces la ciencia no tiene razón de ser. Y eso es algo que nos deja muy en claro esta obra.

Tanto por su parte visual, como por su calidad técnica, su historia, el desarrollo de sus personajes y la crítica a la ética científica, Steamboy es una película de Ciencia Ficción de una calidad inigualable, que además presenta todos y cada uno de los elementos del Steampunk, lo que la convierten en un referente obligado dentro de este género. Una gran historia con múltiples lecturas que además pueden ser fácilmente digeridas y entendidas incluso por el público menos especializado. Una recomendación obligada para los fans del buen cine y para aquellos que quieran iniciarse en el mundo de los punks retrofuturistas.