Hermelinda Linda 2

Título Original: Agente Especial 0013.
Género(s): Comedia, Sobrenatural, Sátira.
Director: Julio Aldama.
Emisión: 1986.
Duración: 90 minutos.
Extras:

Siendo la reseña de la primera película de Hermelinda Linda una de las más visitadas en el blog desde su publicación, tenía el pendiente desde hace un par de años de hablar de la segunda parte, y qué mejor que el día de los Fieles Difuntos para reseñarla y dar por concluido este pequeño especial de recomendación de terror en honor al Día de Muertos.

De la parte técnica no hay mucho que decir, mantiene los mismos estándares en cuanto a calidad que la primera entrega, en una época en la que el cine nacional venía ya en decadencia y el cine de oro había dado paso al cine de ficheras y el video home. No obstante, para las intenciones del filme tiene una calidad aceptable, pues tampoco apela a ser una obra que se destaque por eso. En la parte musical sobresale un poco más con algunas interesantes interpretaciones de las canciones brujeriles en voz de Evita Muñoz.

Un aspecto interesante es que vemos de regreso a todos los personajes interpretados por los mismos actores. Vemos a Irma y Blancanieves hacer segunda a su amiga bruja, a Nana Chole exigir que la dejen dormir, a la sensual Arlen, a Apolinar el panteonero y a un grupo de bondojianos dispuestos a defender a capa y espada a su bruja favorita. Sin olvidar la presencia del cuerpo de la ley y de alguno que otro ricachón que busca los remedios y curaciones en casa de la egresada de la universidad de brujas de Transilvania.

En esta ocasión Hermelinda es reclutada por la policía para ayudarlos a buscar un invaluable artefacto que es capaz de hacer detonar los misiles nucleares desde cualquier lugar. La oriunda de la Bondojia se convierte pues es una agente encubierta que deberá infiltrarse en la embajada de Cracovia para investigar dónde podrá estar aquel aparato.

Mientras Hermelinda y sus compañeras brujas se mezclan con la crema y nata de los mandatarios, representantes de los países más poderosos discuten sobre quién adquirirá el artefacto a los japoneses. Así, estadounidenses, soviéticos y árabes buscan adquirir aquella preciada arma para sus naciones. Sin embargo, las cosas se salen de control y dicho artilugio termina en las manos de Hermelinda, quien lo oculta para que no caiga en poder de alguien malvado.

La noticia de que la bruja tiene el preciado objeto llega a oídos de los interesados, quienes inician una surte de fallidos intentos por recuperarlo. Los árabes contratan a una bruja nigeriana para combatir magia con magia, mientras que los soviéticos hacen lo mismo y buscan a una hechicera que logra hacer que Hermelinda se las vea negras, pues mermar los poderes de la bondojiana  con ayuda de un satélite.

La mejor parte es justamente cuando Hermelinda se enfrenta a su contraparte europea, que además debemos decir era socialista (mostrando esa visión capitalista de occidente que intenta hacer ver a las otras formas de gobierno como los malos de siempre). La camarada bruja choca las escobas en contra de la comadre Hermelinda y sólo la mejor logrará el triunfo en una fabulosa, pintoresca y tropical batalla mágica.

Si bien la historia tiene incoherencias, éstas más que resultar molestas son hasta chuscas. Lo que sí merma un poco la calidad es que hay mucho menos sátira política en comparación con la primera película, que resulta magistral en este aspecto. Aquí la parte política que llegamos a ver es desde una perspectiva completamente estereotipada, sobre todo de índole internacional, aunque no deja de haber referencias a los priistas recalcitrantes ni tampoco una breve pero interesante mención sobre la diversidad sexual y el poder.

Los rusos y los árabes son mostrados aquí como los malos clásicos de una época posterior a la Guerra Fría, donde los norteamericanos se habían encargado de que el mundo occidental los considerara unos terroristas. Los chistes a la diversidad racial, para estándares actuales donde todo siempre ofende a alguien, sin son totalmente estereotipados, con chistes un poco de mal gusto con un dejo de xenofobia, pero que para esos años no implicaban un agravio tan grande a los extranjeros.

Las largas y sobreactuadas escenas de peleas y los musicales eran frecuentes en el cine nacional de las décadas de los 70 y 80, que para la forma de hacer cine actualmente estaría completamente de más pues no aportan nada a la historia. Pero a pesar de esos pequeños defectos, más propios de la brecha generacional que de otra cosa, la película es buena, divertida y nos da cuenta de un México pobre y vejado por la corrupción del rico y del político, exacerbado además por la incompetencia del burócrata y del servidor público, que lamentablemente no ha cambiado mucho en estos últimos treinta años.

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