Título Original: Æon Flux.
Género(s): Ciencia Ficción/Ciencia Ficción Social, Distopía.
Director: Peter Chung, Howard E. Baker, Robert Valley.
Estudio: MTV Animations.
Emisión: 1995.
Duración: 10 Episodios.
Extras: 6 Cortos.
Cuatro años después y a raíz del éxito de los cortometrajes, Æon Flux se convirtió en una serie animada. En ésta ocasión los capítulos tenían una duración constante de 21 minutos y contaban con diálogos y una mejora en la calidad técnica (animación y música), pero conservando el mismo genial diseño y las peculiares e intrincadas historias que hacían de cada capítulo una pequeña obra de arte.
A diferencia de los cortometrajes, no todos los episodios de la serie fueron dirigidos por Peter Chung, lo cual proporciona una gran versatilidad a la obra, pues vemos capítulos intermedios con finales que impedirían la continuación de la serie si está tuviera una secuencia lógica, pero al parecer a los creadores no les importa matar a la protagonista y revivirla como si nada el capítulo siguiente.
La calidad de la obra es muy buena. Los escenarios nos remiten a los trabajos de Moebius sin copiarlos y constituye en sí mismos la esencia de una ciudad distópica, los personajes están perfectamente definidos y tienes tantos matices que resulta un deleite conocerlos, la música te envuelve y te engancha tanto cómo los argumentos, finalmente el diseño estético de los personajes resulta ser el sello distintivo que otorga originalidad a la obra.
Además de las características técnicas, vemos una gran cantidad de referencia a otras obras. Entre las más obvias están las que aluden a la novela 1984 de George Orwell o al filme Clockwork Orange (1971) de Staley Kubrick. Asimismo, la complejidad de los argumentos con frecuencia nos dejará desconcertados y nos obligará a cuestionarnos si lo que vimos fue parte de la realidad, un sueño o una paranoia.
La historia gira en torno a Æon Flux, una agente-espía-asesina de la nación de Mónica, la cual se encuentra en guerra con Bregna, que es gobernada por Trevor Goodchild, un manipulador personaje que representa el hedonismo en su estado más enfermo. Trevor aparenta ser un gran gobernante al cubrir todas las necesidades de los bregnianos, pero en realidad los tiene presos en la ciudad y les impide escapar ejerciendo su poder mediante el sistema militar y el control de cada aspecto de sus vidas a través del espionaje. Æon Flux intentará constantemente frustrar los planes de Trevor y derrocarlo.
Con forme avanza la historia iremos conociendo y comprendiendo más a estos dos personajes; lo mismo ocurrirá entre ellos, pues veremos que más allá de la enemistar y el espionajes se esconde una extraña y perversa relación de amor.
Mientras que la acción te atrapa, la historia de obliga a pensar, y en cada capítulo deberemos repensar lo que hemos visto, pues los giros argumentales siempre nos cambiarán el sentido que teníamos de los eventos, confundiéndonos pero atrapándonos más en cada episodio.
Esos giros argumentales no siempre se dan al final, pueden darse al principio o a la mitad de un episodio y puede haber más de uno. Además, en ocasiones la historia juego con la metaficción y eso nos dejará aún más desconcertados, sin la posibilidad de una explicación en episodios posteriores pues la obra no tiene una estructura lineal y en cada capítulo puede terminar todo para volver a empezar de nuevo en el siguiente.
La ciudad de Bregna es el elemento con más peso en toda la serie, pues en ella vemos la concretización de un estado totalitario orwelliano a través de la arquitectura, con cámaras que lo vigilan todo y un sistema de seguridad que impide escapar, pero que al mismo tiempo permite la existencia de numerosos secretos y constantes fugas.
Los conflictos fronterizos entre Mónica y Bregna también nos remiten a aquella Berlín de la Segunda Guerra Mundial dividida por un muro, aunque también podemos verlo como una alusión a la migración ilegal entre los distintos países del mundo. Finalmente, su estilo futurista y altamente distópico así como una pequeña reminiscencia de la ciencia ficción pulp la hacen lucir como un Cyberpunk sin realmente serlo.
La serie es complicada e intrincada, pues nos lleva de los surreal a lo onírico, de realidades alternas a viajes en el tiempo, de la violencia al sexo, del amor al engaño y de la lealtad al espionaje. Entre los temas que aborda están la guerra, la clonación, la modificación corporal mediante el cyberware, la vida extraterrestre y las conspiraciones.
En lo personal no creo que sea una serie para todo público, es más una serie de culto para los amantes más conocedores de la ciencia ficción, pues cada capítulo parece tener su propia historia y una estructura desligada de la trama general, pero al mismo tiempo todo está relacionado entre sí. Además, muchos capítulos no son autoconclusivos, los cual exige mucho por parte del espectador, algo atractivo para algunos pero tedioso para la mayoría, sobre todo porque numerosas veces nos quedamos sin entender que pasó realmente.
Además de los tópicos y argumentos, la trama de Æon Flux juega mucho con la estructura de su historia, pues hace uso tanto de eventos lineales sin un final claro cómo de estructuras anacrónicas que regresan una y otra vez al mismo punto de partida, tanto cronológica como espacialmente.
La serie tiene mucho contenido para pensar, analizar y profundizar en cada uno de los temas que aborda, pues la cantidad de referencias, analogías y críticas que hace son innumerables. En conclusión, podemos resumir todo en la siguiente frase: “una serie de escenas que no se entienden con música que hipnotiza y una constante por preguntarnos qué pasó aquí”.
2 respuestas a “Aeon Flux”