Título Original: When the Wind Blows.
Género(s): Bélico, Ucronía, Drama.
Director: Jimmy T. Murakami.
Estudio: Sullivan Studios, Hanho Studios.
Emisión: 1986.
Duración: 80 minutos.
Extras: –
Así como la segunda guerra mundial nos dejó una gran cantidad de cine bélico, los años ochenta nos proporcionaron nuevo material relacionado con la guerra, pero en ésta ocasión a causa de los conflictos militares entre Estados Unidos y Rusia, la llamada Guerra Fría. Y como parte de los medios audiovisuales, la animación también se empapó de estos tópicos.
When the Wind Blows, película basada en la novela homónima de Raymond Briggs, nos narra la historia de una tierna pareja de jubilados que viven despreocupadamente en las campiñas inglesas hasta que la paz de su hogar se ve afectada por un inminente ataque nuclear por parte de la Unión Soviética.
La calidad de animación es buena para la época e incorporauna peculiar técnica que combina la animación en 2D con el Stop Motion y la integración de imágenes de acción real, dotando al filme de una estética muy particular. Los personajes están dibujados de manera muy simple, los escenarios interiores parecen maquetas y la utilería es de objetos reales. En lo personal no me gustan las imágenes de acción real, pero la mezcla de maquetas y animación hacen que la película luzca más moderna de lo que realmente es.
El diseño de personajes es inadecuado, pues luce caricaturesco e infantil, lo cual distorsiona el mensaje antibélico y la crudeza de la situación que viven los personajes; para el crudo desenlace de la historia el diseño debió ser más serio y violento. Los escenarios exteriores son muy simples y no aportan mucho, pero los escenarios interiores (la casa de los personajes) son estupendos y muy realistas. La música —aunque a mí personalmente no me gustó— es adecuada y enfatiza el mensaje que busca dar la obra.
La historia gira en torno a Jim e Hilda Bloggs, un viejo matrimonio que vive despreocupado en la zona rural de Sussex, Inglaterra. Su vida es muy sencilla y sin sobresaltos, hasta que los conflictos bélico con Rusia amenazan con desatar un ataque nuclear en contra de la isla. Alarmado por el posible bombardeo, Jim inicia la construcción de un refugio con la ayuda de un manual proporcionado por el gobierno y que contiene todas las indicaciones para sobrevivir al ataque.
Pese a que Hilda considera exageradas las medidas de Jim, ambos siguen al pie de la letra las instrucciones gubernamentales, confiados de estar haciendo lo correcto y optimistas de que podrán solventar la situación, como ya lo habían hecho en guerras anteriores. La guerra se desata y el fatídico ataque arremete contra su hogar destrozándolo todo. Afortunadamente ambos sobreviven, pero la radiación, la ignorancia para saber cómo actuar después del ataque y la falta de suministros, lentamente merman su salud, hasta que llegado el momento Hilda y Jim deben afrontar el único desenlace posible.
La obra tiene dos lecturas principales, la primera es más obvia durante la primera mitad del filme y la segunda sólo es apreciable hasta el final. En primera instancia, la historia parece ser una campaña gubernamental que pregona la preocupación del estado por su pueblo, dándoles instrucciones para hacer frente al inminente desastre bélico, asimismo, se critica la fe ciega del pueblo, quien obedecer todas las instrucciones creyendo que con ello estarán seguros. La segunda lectura no es más que la critica a las atroces consecuencias que un ataque nuclear puede provocar.
Independientemente del mensaje que optemos por adoptar, la película nos muestra la forma en que la población común afronta un desastre de tal magnitud, cometiendo errores y actuando sin pensar en las repercusiones que sus acciones podrían provocarles. Además, nos demuestra de forma muy directa que la ignorancia ante éste tipo de situaciones extremas es más común de lo que quizás querríamos aceptar, pues una cosa es conocer los daños que causa la radiación y otra muy distinta saber cómo afrontarlos. Y si bien la obra no es para todo público pues pretende hacernos reflexionar y tomar conciencia de los horrores que puede causar la guerra, es extremadamente lenta, tediosa y flemática como sólo los ingleses pueden ser, resulta una visión distinta sobre el temor ante un ataque nuclear, sin el clásico dramatismo victimario de los japoneses ni la paranoica psicosis estadounidense.