El Huevo del Ángel

Título Original: 天使のたまご (Tenshi no Tamago).
Género(s): Experimental, […].
Director: Mamoru Oshii.
Estudio: Studio Deen.
Emisión: 1985.
Duración: 71 minutos.
Extras:

En algunas ocasiones, a los fanáticos de la animación nos llega una etapa en la que buscamos algo diferente, algo que no sea la misma basura comercial que todos ven, algo que nos invite a pensar y reflexionar. En esta búsqueda es cuando encontramos pequeñas joyas animadas, tal es el caso de Tenshi no Tamago, una OVA producida por Takuma Shoten y musicalizada por Yoshihiro Kano, totalmente sui generis y extraña a más no poder.

La calidad técnica es buena para su tiempo, incluso comparándola con los estándares actuales, aunque tampoco es que busque asombrar por sus elementos artísticos. De entre todos los aspectos, el apartado sonoro es el que más sobresale, la música es muy buena y junto con el sonido ambiental crea una atmósfera tétrica perfectamente acoplada al ritmo de la obra que nos sumerge en un mundo frio, aletargado y decadente. El diseño de personajes y escenarios es muy característico de los ochenta. Los personajes tienen un raro encanto que los hace atractivos, pero son los paisajes lo que se ganan al público, pues trasforman a la tierra en un planeta extraño y atemorizante. Además de lo anterior se hace uso de imágenes difusas, escenas extrañamente estáticas y cuadros en negros que no indican cambios de escena sino de perspectiva.

La historia gira en torno a una extraña niña que vaga por una ciudad en ruinas mientras cuida un huevo. De repente, un extraño hombre se acerca a ella y le pregunta por el contenido de aquel misterioso huevo. La niña no le responde pero le pide que no lo dañe. Con el paso del tiempo la niña le adquirirá más confianza y juntos nos develarán un poco del trasfondo de la historia, dejando el resto a la interpretación del espectador.

Es realmente difícil describir la historia de esta obra, pues la cantidad de diálogos es mínima y no nos revelan los secretos que se ocultan en la misteriosa ciudad ni en aquel preciado huevo. La ciudad —que posee una arquitectura de estilo europeo— parece haber sido devastada por la guerra, no queda, salvo la pequeña niña, nadie que la habite, tan sólo unas pocas estatuas de pescadores que en ocasiones vuelven a la vida para capturar un pez, pero no son más que una metáfora del antiguo esplendor que la humanidad tuvo y que ahora queda sólo como una sombra.

La obra es simbólica a más no poder, densa y algunos dirían que hasta indigerible. Tiene tantas lagunas en su historia que resulta difícil llenar los huecos. Sin embargo, eso la hace atractiva, pues uno sólo sabe que cada elemento, por mínimo que éste sea, fue puesto ahí por alguna razón y posee un significado; la emoción radica precisamente en tratar de otorgarles un significado. Como resulta obvio, la obra no es para todo público, es lenta en su ritmo y tiene un final tan inconcluso que irremediablemente dudaremos sobre todo lo que hayamos inferido hasta entonces.

La cantidad de simbolismo sólo pueda ser determinada por sus creadores, pero existe uno muy particular, el agua. El vital líquido es usado aquí como un símbolo de vida, asociado a la madre, el vientre y la gestación, por algo el huevo es la imagen icónica del filme. El hecho de que el personaje principal sea una mujer junto a los elementos antes citados nos trata de decir que aún en un lugar tan desolado y triste algo tan bello y delicado puede aferrarse a la vida. La delicadeza de la niña contrasta con su fortaleza por ser mujer y eso se hace evidente en el hecho de que pudo sobrevivir sola en aquella ciudad, aquel misterioso hombre que la sigue tan sólo le sirve de compañía y la hace sentir más segura, pero no es para nada indispensable.

Otro mensaje importante, además de aquellos que aluden al Cristianismo, pues durante la obra se citan algunas frases de la biblia (sobre todo del Diluvio), es el de la soledad. Parece extraño que únicamente cuando los dos personajes principales están juntos por primera vez es que notamos que habían estado solos todo el tiempo.

Tenshi no Tamago es una de esas obras que uno no entiende pero no puede dejar de ver. Y realmente no hay que tratar de entenderla, simplemente hay que enfocarnos en sentir las emociones que nos produce. La perfecta recomendación para quien busca animación diferente y para aquellos fanáticos de la Ciencia Ficción ochentera

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2 respuestas a “El Huevo del Ángel

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