El temor a disfrutar series largas

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Desde hace varios años empecé a dejar de ver series largar porque me tomaban mucho tiempo y no me permitían ver la suficiente cantidad de contenido como para publicar cada cinco días, así que empecé a optar por series cortas hasta llegar a un punto en donde verían casi exclusivamente películas por la inmediatez que significaban, pero en estos meses que no he estado tan activo en el blog, esa presión de ver contenido audiovisual para escribir desapareció y me permitió ver varias series muy larga, por encima de los cincuenta episodios cada una y un par de ellas son de esas que tienen 9 temporadas, casi una década si consideramos que es una temporada por año.

La primera de la que ya escribí fue The Office US, que volví a ver de nuevo desde el inicio. Al principio de la pandemia vi Community que me encantó y consideré como una de mis series de acción real favoritas, junto a Breaking Bad y La Oficina, sin embargo, esta última se ha logrado apropiar del primer lugar de forma indiscutible, sus chistes, el tipo de humor, la excelente interpretación por parte de los actores y el desarrollo de tiene durante sus nueve temporadas es grandioso. Incluso a pesar de sus altibajos después de la salida de Steve Carell.

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La siguiente serie larga que vi fue My Hero Academia. En ese canal de cable donde pasan anime (bitMe) vi algunos episodios de la segunda temporada cuando compiten en el festival escolar y me regresó un poco la curiosidad de revivir dichos capítulos pero con el doblaje en español que es como lo emiten en dicho canal. Y pues empecé a ver la serie ahora en español desde el inicio, llegué al capítulo 60 más o menos donde lo había dejado y seguí hasta terminar la sexta temporada, cosa de la que no me arrepiento pues la forma en que se desarrollan los eventos en esos últimos episodios es muy cruda y hasta sombría, un giro interesante y envolvente que no esperaba pero que sin duda me enganchó y me ha hecho esperar los siguientes capítulos con emoción.

La siguiente serie larga que vi (entre abril y junio) fue Dorita o la versión japonesa de El Mago de Oz (El Maravilloso Mago de Oz). Con sus 52 episodios y una animación que ya denota sus años (finales de los ochenta) sigue siendo una serie muy disfrutable, que si bien tiene su enfoque para el público infantil, por momentos genera situación de mucha tensión en el espectador al ver a los protagonistas metidos en apuros. No obstante me resultó una serie muy amena que en verdad disfruté, con personajes maravillosos y capítulos con la suficiente emoción para mantenerte pegado a la pantalla.

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Luego de terminar Dorita ya me sentía cómodo viendo series largas, ahora por la parte opuesta, antes no las veía porque tardaría mucho en terminarlas y tener algo para reseñar, pero ahora como ya no estoy escribiendo de forma constante en el blog prefiero ver series muy largar para tener mucho tiempo si la necesidad de escribir. Cabe aclarar que tengo 17 reseñas antes de Dorita ya formadas para escribir, pero aún estoy un poco falto de motivación así que he seguido procrastinando con el pretexto de las series de larga duración.

Con esta nueva dinámica y pretexto de las grandes series empecé a ver una que tenía tiempo queriendo ver por los recuerdos que me evoca de la infancia pues era algo que veía (y sigue viendo mucho) mi papá. La Familia Ingalls, uno de los western más clásicos de la televisión. Y pues me aventé desde principios de Junio que terminé Dorita hasta la fecha en que escribo esto (11 de agosto) ya voy en la temporada 8, me falta una y media temporadas pera termina una serie que me resultó mucho más maravillosa de lo que esperaba y que ahora entiendo por qué le gusta tanto a mi papá.

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Sin ese temor, o mejor dicho, renuencia a ver series larga, me han entrado ganas de repetir lo que hice con My Hero Academia y empezar Attack on Titan desde el principio y llegar hasta donde van actualmente, pues luego de la muerte de uno de mis personajes favoritos y el hastío de que la temporada final va a tener como mil millones de partes, la abandoné, quisiera retomarla de nuevo y ver toda otra vez, aunque también prefiero esperar a que termine por completo y poder gozar de ella de corrido y sin pausas. Por lo que en lo que eso para quizás vuelva a ver Community o Juego de Tronos, la última vez que la vi completa (que fue la segunda vez que lo hice, la siguiente será la tercera) fue entre diciembre y enero antes de la pandemia y se me ha antojado verla otra vez.

Las series de larga duración como las antes mencionadas que tienen muchas temporadas y acompañan a las familiar hasta por una década terminan por convertirse en parte de la familia y verlas nos hace regresar a ese sentimiento de añoranza ya sea de la infancia o de la etapa de nuestra vida cuando las veíamos. Justo una razón de ser de este blog es que funge como mi diario personal, pero en lugar de escribir los pormenores de mi día volver a leer mis propias reseñas desencadena en mi mente recuerdos de la etapa de mi vida que estaba viviendo cuando las vi. Las series de larga duración terminan por convertirse en rutina, recuerdos y cuando regresamos a ellas nos cobijan con nuestros propios recuerdos de ellas, y justo el sentirme arropado por estas series es lo que me ha hecho volver a disfrutar de ellas.

My Hero Academia 1

Terminé de ver Juego de Tronos

Como ya había dicho en entradas anteriores yo empecé a ver Juego de Tronos cuando compre el DVD y luego de haber leído el primer libro, desde entonces he esperado a que el DVD de la nueva temporada salga a la venta para seguir con los nuevos capítulos. Para mi fortuna cuando empecé a verlo estaba por estrenarse la temporada 5 así que pude ver cinco temporadas de corrido, pero a partir de entonces tuve que esperar no sólo un año a que se estrenaran los nuevos capítulos, sino algunos meses más para que dejara de ser emitida en HBO y otros mese más en lo que salía a la venta en México. Pero el pasado diciembre por fin terminé de ver la última temporada y me embarque en una segunda revisión de toda la serie de nuevo (para el momento que escribo esto, 26 de diciembre, ya voy en el capítulo 4, para el momento en que programo esto ya terminé de ver toda la serie hace mucho).

Ahora bien, qué puedo decir de Juego de Tronos que no se haya dicho ya. Sin duda muchos blogs, podcast y canales de YouTube le han dedicado mucho de su contenido, incluso algunos se especializan únicamente en hablar de esta serie. Por esa misma razón y por la gran extensión y complejidad de su historia, hacer una simple reseña como las que acostumbro puede no ser suficiente. Y tampoco sería fácil hacerla, así que he decidido escribir este ensayo para contar algunas de mis experiencias viendo la serie y sobre todo la temporada final.

En primera estoy de acuerdo con muchos de los fans a quienes no les gustó el final de la serie, yo tampoco creo que sea bueno, pero no lo odié y eso se debe a que hubo algo que le faltó a Game of Thrones para que me enganchara tanto que al llegar al final sintiera esa emoción de terminar algo que fue sumamente épico. Ahora me explico.

En varias ocasiones, sobre todo al ver obras de Fantasía Épica, hay momentos en los que uno siente una verdadera emoción por lo que ve en pantalla, se tensa, se entristece, se motiva, llora o se alegra al ver a los héroes ganar o perder. Sin embargo, y pese a lo brutalmente bien producida que esta la serie, creo que no logró generarme ese sentimiento, esa emoción que se percibe en el estómago ni ese cansancio ni satisfacción de cuando se llega al final y uno rememora los eventos pasados como si uno mismo hubiese caminado al lado del protagonista durante toda su travesía. Quizás fue por el final, o por la extensión o por lo cruda que fue desde el principio, pero no llegué a sentir esa emoción de haber terminajo un largo viaje.

Si bien Juego de Tronos tiene momentos sumamente grandioso y con una producción insuperable, creo que ninguno logró ser tan épico como la defensa del Abismo de Helm, mucho menos que la memorable carga de los Rohirrim en los campos de Pelennor. Sí, el Señor de los Anillos sí me hizo sentir esa emoción en el estómago, cosa que no pudieron lograr ni la defensa de Winterfell ante el ejército de los muertos ni la Batalla de los Bastardos.

Ahora bien, más allá de las batallas, las escenas sexuales que al principio fueron un buen gancho pues éstas disminuyeron con forma avanzaba la serie, me parece que salvo un par de personajes que siempre fueron geniales, el resto tuvieron momentos en los que fueron agradables o detestables. Aria, Jon Snow y Tyrion son de los favoritos entre la mayoría, pero yo personalmente me quedo con Lyann Mormont, Ygritte y obviamente el diablillo. Lo malo de la última temporada, entre otras cosas, fue que muchos personajes desaparecieron por completo, sobre todo del sur, pues si bien la acción y principales batallas ocurren en el norte, el resto de Westeros queda muy desaprovechado.

El final como tal no me molestó tanto, incluso creo que quien terminó como Rey de los siete reinos fue la mejor elección que pudieron hacer. Lo que pasa con Daenerys es creíble e incluso lógico, aunque el desenlace resultó muy forzado, y eso pasa cuando algo basado en un libro se adelanta a éste. Y eso se nota perfectamente desde la temporada 6 y sobre todo en la 7. Esta última temporada parece que puso todo su esfuerzo para crear una producción muy buena pero dejó de lado la calidad de la historia. El final se siente abrupto y la muerte de personajes importantes que ya habían sobrevivido a tanto genera un mal sabor de boca.

Si bien Juego de Tronos es una de las series mejor producidas y más ambiciosas en la historia de la televisión, pues cada capítulo era como hacer una película completa y la duración de éstos era la de una película, creo que se quedó corta en el sentido emocional, porque si bien nos emocionó por cómo se oía, lucía y se veía, el invertir millones en que algo se vea bien no es suficiente si a la historia no se le da la misma dedicación. No obstante, la serie es grandiosa y será recordada por su innovación y calidad, aunque lamentablemente también por tener un final que decepcionó a muchos de sus fans.

Game of Thrones. Primera temporada vs libro

 

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Por ahí del 2010 me enteré, gracias al podcast de La Biblioteca de Trantor, de la existencia de una saga de Fantasía Épica a la altura de la famosa obra de Tolkien. Felix, locutor del podcast, hablaba de Canción de Hielo y Fuego, escrita por George R. R. Martín. Entre las cosas que mencionaba de ella estaba el rumor de que sería adaptada a la televisión por parte de HBO, al poco tiempo se estrenó Juego de Tronos, que rápidamente ganó adeptos entre el público. Yo tomé la decisión de no ver la serie antes de leer los libros, pues no quería que mi imaginación se viera determinada por la fisonomía de los actores que le darían vida a cada personaje, como me había pasado con Los Juegos del Hambre.

Pasaron los años y fue hasta este mes que me animé por fin a ver la primera temporada, a pesar de que sólo he leído el primer libro. Me rehusaba a hacerlo por no querer contaminar la imagen que yo mismo me había generado de los personajes, pero los constantes e inevitables spoilers me hicieron decidir verla, eso y el hecho de que no tengo dinero como para comprar los robustos libros que integran la saga literaria.

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La calidad narrativa de Martin me atrapó y en menos de un mes leí las casi 800 páginas que integran el primer libro. La descripción de algunos eventos resulta tan poética que te sumerge en la atmósfera, así esté relatando eventos tan insignificantes como cuando Bran escala por los techos y paredes del palacio o acciones más fuertes como cuando Daenerys y Khal Drogo intiman por primera vez. La mencion de los detalles es muy rica y en eso se queda muy, pero muy, corta la serie de televisión. Sabemos que el énfasis que los escritores ponen para describir escenarios lo hacen con la intención de ponernos en contexto, el problema es que la impresión que te deja como espectador ver los mismos elementos como meros fondos en el escenario es insignificante si la comparamos con lo que te hace sentir el imaginarlos.

El problema que tiene la novela, al menos al principio, es que la cantidad de personajes, lugares y situaciones son abrumadoras, al principio no entiendes qué es lo que pasa, quién es quién y en dónde están, mucho menos el porqué. En eso sí es mucho mejor la serie, pues al menos a mí me costó unas 200 páginas empezar a identificar de qué personajes hablaba el escritor, y de hecho muchas cosas que yo creía haber entendido de cierta manera resultaron ser diferentes cuando vi la serie, y no por una mala adaptación, sino por mi propia confusión causada por la gran cantidad de personajes y lugares. Leer una Novela Río tiene estas dificultades, pero una vez que comprendemos cómo se van entrelazando las historias es fácil ver el trasfondo general; aunque claro, siempre es más fácil entender qué es lo que pasa cuando al nombre le ponemos una cara.

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En cuestión narrativa la serie de televisión se queda muy corta, pero sin duda es mucho más digerible que el libro, sobre todo por la complejidad que este alcanza dada la gran cantidad de situaciones que toman lugar al mismo tiempo. No obstante, hay muchas escenas que están en extremo simplificadas y si no han leído los libros resultarán menos importantes de lo que son. Cuando Arya se pierde en los laberintos del castillo en Desembarco del Rey y se topa con los cráneos de los dragones es una de las escenas que más me gustaron en el libro, pero es extremadamente cutre en la serie.

La serie me gustó mucho y de hecho entendí cosas que no me habían quedado claras en la novela. Es una gran adaptación pero le falta ese toque poético e intenso que logra Martin en sus libros, aunque por otro lado creo que leer el libro y ver la serie, en ese orden, complementa perfectamente la historia, pues los sucesos del libro te permitirán entender mejor el contexto de muchas cosas, mientras que la simplificación de la serie de ayudará a comprender aquellos que no te hubiesen quedado claros. No soy un experto pues sólo he visto la primera temporada y leído el primer libro, así que estoy bastante atrasado del ritmo actual de la saga, pero me parece que si vas a consumir uno deberías forzosamente consumir el otro.

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