El final de todo

Título Original: How it ends.
Género(s): Drama, Ciencia Ficción apocalíptica.
Director: David M. Rosenthal.
Emisión: 2018.
Duración: 113 minutos.
Extras:

Ahora con esto de la pandemia es difícil no sentir la necesidad de ver películas sobre el apocalipsis. Y es que el fin del mundo es algo que genera en nosotros un extraño morbo, es algo que todos queremos ver pero que en la realidad no quisiéramos experimental, aunque de alguna forma lo experimentamos un poco todos los días, aunque sin darnos cuenta. Ya sea por una pandemia como la que azota al mundo en estos momentos, el inminente y quizás imparable cambio climático o la contaminación por plástico, la extinción de algunas especies es inevitable. Difícilmente el mundo se va a acabar, pero la historia registra que desde que existe vida en la Tierra han ocurrido extinciones masiva que casi han terminado con la vida en nuestro planeta y muy probablemente alguna de ellas podría acabar con nuestra especie.

Confiando en el algoritmo de Netflix que me había recomendado El Círculo con más de 90%, decidí que si está película tenía un valor similar seguro terminaría por gustarme tanto con el filme antes mencionado, pero si bien me entretuvo, no me pareció una maravilla. Aunque debo aceptar que los efectos están bien, la música y la ambientación son muy buenas (quizás lo más destacado de todo el filme) y las actuaciones cumplen pese a los aspectos débiles de la historia que no les dejan más remedio que convertirse en clichés.

La historia sigue la travesía de un padre y su yerno, quienes al parecer no tienen una buena relación. Will es el esposo de Sam y esperan a su primer hijo; Tom es el padre de Sam, un hombre serio y frio ex militar. Will y Sam se han mudado a Seattle para vivir independientes, lo que ha molestado a Tom. Mientras Will está de visita con sus suegros en Nueva York, un extraño incidente ocurre al otro lado de país, las comunicaciones se cortan, la luz se va, los vuelos son cancelados y las carreteras son cerradas por los miliares. Nadie sabe que pasa pero todo parece haber iniciado en la costa oeste, así que Tom y Will deciden ponerse en marcha para atravesar el país en buscan de Sam.

En el camino enfrentarán los típicos problemas familiares hasta resolver su relación y tomarse algo de cariño, a la vez que intentan sobrevivir a los extraños eventos que están ocurriendo y que nadie sabe explicar. Sismos, tsunamis, incendios, feroces tormentas y algo tóxico en el aire que empieza a matar a las personas. Luego de sufrir un accidente, ambos llegan a una reserva india, donde conocer a Ricki, una chica mecánico que acepta acompañarlos para arreglar el auto. Así los tres se ponen en marcha, pero como es de esperarse no es sólo la catástrofe el principal peligro que acecha en el camino, sino las personas que al ver el caos y al desaparecer la ley se tornan en unos salvajes supervivientes dispuestos a matar por algunos recursos.

La película es entretenida pero hasta allí, me parece que está bien para pasar la tarde pero tampoco es la gran obra apocalíptica, sobre todo porque es completamente de fórmula y tiene una cantidad brutal de clichés y lugares comunes que le borran todo atisbo de originalidad. Además de que muchos personajes que pudieron tener un desarrollo interesante simplemente salen de pantalla sin mayor explicación, como Ricki.

Uno de los clichés más obvios es la de la típica relación disfuncional entre Will y Tom, que se plantea desde un inicio, así como la curiosa casualidad de que Tom fuese militar, lo que le otorga conocimiento y entrenamiento para solventar muchas de las dificultades que encuentran en el camino. Además de que mientras se plantea las diferencias entre ambos, que seguramente deberán dejar a un lado para rescatar a la mujer que aman, el inicio resulta lento y la acción tarda en empezar, ese preludio queda incluso al borde de lo aburrido, aunque una vez iniciada la catástrofe ya se pone emocionante.

Lo que sí me gusta, y estoy seguro que a muchos no, es la forma en que se plantea el evento apocalíptico. Al perderse la comunicación nadie sabe qué está pasado y todos generan sus propias hipótesis que van pasando de voz en voz, desde el fin del mundo hasta un ataque por parte de los Chinos, las compras de pánico inician y la desconfianza a los extraños de apodera de todos. Y eso es justamente lo que en realidad pasa. Si aun viviendo en la era de la comunicación donde científicos y gente conocedora del tema nos han explicado a detalle todo lo que saben del coronavirus, las noticias falsas se dispersan más, ahora imaginemos el caos resultante si todos los medios de comunicación callaran, no tendríamos mayor conocimiento que aquello que escucháramos por la calle.

Además de eso, lo que me encanta es que nunca se explica en lo más mínimo qué estaba pasando realmente. A mí sí me gustan las obras donde un grupo de personas deban sobrevivir a una catástrofe de proporciones apocalíptica sin saber qué está pasando ni cómo deberían actuar, pues hace de la supervivencia algo más real, ya que es justo esa desinformación lo que incrementa el peligro. Aunque por lo que he visto, a muchas personas no les gusta quedarse sin una explicación sobre cuál fue la causa de lo que estaba pasando.

La película tiene emoción, pero aunque el evento apocalíptico no es explicado y eso me gusta, éste queda relegado por el desesperante cliché de que las personas son más peligrosas que el fin del mundo en sí, como le ha pasado a las películas de zombis últimamente (The Walking Dead dejó de ser una serie sobre muertos vivientes desde la tercera temporada). El viaje en carretera y la unión de dos personas que se llevan mal por salvar a alguien que aman también está ya muy visto y lo peor es el final de fórmula y súper obvio donde (spoiler) Will encuentra a Sam y ambos son felices y se aman, luego ocurren un par más de cosas y todo queda en un final abierto pésimo.

En conclusión la película es palomera, bien para pasar una tarde viendo algo sobre el fin del mundo ahorita que están de moda y que el panorama mundial genera un buen ambiente para verla, pero no es nada espectacular, sus puntos buenos y malos están equilibrados haciéndola una película que pueden ver más de una vez, sobre todo en esas ocasiones en las que no quieres prestar mucha atención a lo que está pasando en pantalla.

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