El pasado viernes 26 de febrero asistí a una de las conferencias que se realizaron en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería sobre Ciencia Ficción. La conferencia estuvo a cargo de Javier Silvestre y Jorge Armando Romo, el organizador de la Tertulia de Ciencia Ficción de la Ciudad de México, con quien ya platicamos en algún podcast. La conferencia fue sobre la historia de la Ciencia Ficción Mexicana, se habló sobre las primeras obras del género y de su producción y difusión en nuestro país.
A mí en lo personal me interesaron tres tópicos que surgieron al momento de las preguntas. Uno de ellos fue la investigación sobre la historia de la Ciencia Ficción en México. Uno de los comentarios que me pareció interesante por parte de uno de los asistentes fue en hecho de que no hay como tal una distinción tajante entre “Ciencia Ficción en México” y “Ciencia Ficción mexicana”. Y en efecto, no es lo mismo considerar que algo es mexicano sólo porque su autor es de este país, a considerarlo así por el hecho de abordar temas que conciernen y hacen sentir identificado al público mexicano. Aunque por otro lado también se habló sobre el cliché del que por ser mexicana, la CF tiende a abordar temas muy popular de la idiosincrasia nacional.
El comentario anterior nos llevó a una pequeña discusión sobre cómo definir a la CF. Eso es algo que todos los estudiosos del género se han rebatido por años. En algún momento, investigando sobre teoría de géneros, leí en internet que alguien decía que un género no debe ser retroactivo, es decir, sí un género surge o se define en determinado momento no puede aplicarse para catalogar obras anteriores. Nunca estuve de acuerdo con él y ahora menos que antes, sobre todo después de escuchar el comentario de Jorge Armando a partir de las investigaciones de Miguel Ángel Fernández Delgado. Él dijo que para entender a la CF debemos hacerlo desde su dimensión histórica. Y en efecto, en determinada época hacer Ciencia Ficción era hacer obras que posiblemente no presenten todos los elementos que actualmente usamos para catalogar algo como CF.
El problema sigue siendo ambiguo pero estoy totalmente de acuerdo en que debemos partir del contexto sociohistórico en el que surgió la obra; lo que hace falta no es adaptar la obra al género, sino adaptar la definición del género según la época. No obstante, muchas veces en otras épocas eso que puede (o puede no) ser CF recibía otro nombre; la pregunta sigue siendo si respetar el nombre original o renombrarlo como Ciencia Ficción. Ahora bien, con respecto a la investigación histórica, se mencionó que muchas veces se debían encontrar las obras, pues las más antiguas no recibían nombres que denotaran su pertenencia al género; únicamente hasta que el investigador la leía era que podía advertir su pertenencia al mismo.
El último aspecto que más me interesó, sobre todo porque es tiene que ver con el estancado proyecto CECiFi, es con respecto a la investigación académica sobre Ciencia Ficción. Jorge Armando mencionó que varios posgraduados están trabajando tesis sobre el género, e incluso un chico asistente mencionó su interés por hacer su tesis de licenciatura sobre el tema. Si bien hubo diferentes opiniones sobre la investigación de carácter académico, lo que me parece más importante es lo que Javier Silvestre comentó al respecto: “no hay apoyos para hacer este tipo de investigación porque no hay dentro del ámbito académico un público de posibles consumidores”. Y tiene toda la razón, como la CF no es tan consumida por el público espectador, entonces los estudios académicos al respecto no tendrán una utilidad real. Muchos amantes de la Ciencia Ficción han empezado a investigarla desde diferentes perspectivas científicas, pero los conocimientos que estos generan aún carecen de interés para las instituciones académicas.
Más allá de las conclusiones que la conferencia pueda haber generado, me parece que lo más rescatable es el esfuerzo de personas como Jorge Armando, Javier Silvestre, Miguel Ángel Fernández Delgado o Mauricio Castillo, quienes no sólo han dedicado varios años a escribir e investigar sobre este género que tanto nos apasiona a muchos, sino que además han buscado generar los espacio para la difusión de estos temas, como el que han logrado en la FIL de Minería o la Biblioteca Vasconcelos. Si queremos investigar sobre Ciencia Ficción, sea con carácter académico o no, o si queremos producir Ciencia Ficción primero debemos educar al público consumidor para que deje de considerarla como un género menor y para ello hay que empezar a buscar cada vez más espacio para su difusión.
Abrirles espacio y un mercado.
En cuanto se abre un mercado la difusión se vuelve sencilla.
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Es cierto, en México y el mundo el sci-fi es casi geek o underground, ademas se confunde con otros géneros, por ejemplo Star wars que si bien tiene elementos de ciencia ficción es mas de fantasía que de ciencia ficción. Ese es el primer problema, el publico en general no sabe distinguir entre géneros.
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Muy cierto, además de que las productoras clasifican los géneros para captar audiencia, no porque realmente respondan a él.
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