Título Original: Sausage Party.
Género(s): Comedia.
Director: Conrad Vernon y Greg Tiernan.
Emisión: 2016.
Duración: 88 minutos.
Extras: –
Escrita, producida, dirigida e interpretada por muchos de los directores, actores y productores que formaron parte en algún momento de las producciones de Judde Apatow, La Fiesta de las Salchichas es una irreverente y políticamente incorrecta animación de comedia para adultos. Con las voces de Seth Rogen, Jonah Hill, Salma Hayek, James Franco, Michael Cera y Kristen Wiig, que han participado en cintas tan ácidas y retorcidas como Virgen a los 40, Anchorman, Pineapple Express o Superbad, no podíamos esperar otra cosa que una intensa comedia plagada de crítica social, drogas y sexo, mucho sexo.
La calidad general del filme es muy buena, la antropomorfización de los alimentos se apega a los clichés raciales, étnicos y sexuales que cabría esperar en este tipo de producciones y la música es pegajosa y con innumerables dobles sentidos, critica religiosa y referencias sexuales. Los escenarios se resumen prácticamente a los pasillos de un supermercado y la forma en que los personajes se desenvuelven en ellos e interactúan con los humanos es obviamente heredada de Toy Story. Sin embargo, este filme no es para niños.
La historia toma lugar en un supermercado cualquiera, donde los productos esperan impacientes a que los dioses (compradores) los elijan y los lleven al paraíso, donde vivirán felices eternamente. Sin embargo, la realidad parece ser otra, pues tal parece que los “Dioses” en realidad son monstruos que devoran a las mercancías tan pronto llegan a sus casas. Frank es una salchicha que está enamorada de un pan de Hot Dog (perrito caliente) llamada Brenda. Ambos viven esperanzados de que un día los dioses los elijan a ambos y al fin puedan estar juntos fuera de su empaque.
Un día llega el anhelado momento en que son comprados, pero un perturbado frasco de Mostaza con Miel empieza a vociferar sobre que todo es mentira, que el “gran más allá” no existe y que todos morirán si se quedan. El frasco de mostaza se suicida saltando del carrito y causa un accidente en el que Frank, Brenda, Sammy (un bagel o especie de dona) y Vash (un lavash o pan persa) quedan varados en los pasillos y fuera de sus empaques perdiendo la oportunidad de ir al cielo con los dioses.
Carl y Barry, dos salchichas amigos de Frank no logran evitar que su amigo caiga al suelo y son llevados por la compradora a esa tierra prometida, en donde descubre que todo es una mentira y que el frasco de Mostaza tenía razón. Ambas salchichas ven como, uno a uno, los productos mueren a manos de la diosa (compradora) e intentan escapar. Por su parte, Frank y sus nuevos compañeros de viaje emprenden el regreso a sus respectivos estantes, pero en el camino tendrán que enfrentar a Douche (un producto de higiene femenino) quien quedó roto por el accidente y busca venganza.
Mientras los amigos de Frank huyen de Douche ayudados por Teres del Taco (un Taco, más que obvio), Frank emprende un viaje a la zona más lejana del supermercado luego de que algunos productos no perecederos le contaran la verdad detrás de aquella mentira sobre los dioses. Al tiempo que Barry logra escapar de los humanos y trata de regresar al supermercado a advertirles al resto de los productos.
La película está plagada de referencias raciales y sexuales a más no poder. Por una parte, cada comida tiene un origen étnico y representa todos los estereotipos de su nación. El tequila y los tacos representan a los mexicanos, los embutidos alemanes son unos nazis, el pan judío y el pan árabe se odian a muerte, los fideos chinos tienen los ojos rasgados, etcétera. En la cuestión sexual la cosa es aún más obvia, las salchichas son penes deseosos de penetrar a los panecitos (perritos calientes o medias noches según donde vivan) que casualmente tiene una forma similar a la de una vagina. Y así, todas las comidas con forma fálica serán hombres y aquellas con forma de vulva serán mujeres.
Sobra decir que hay mucha homosexualidad, panes gays y tacos lesbianas. Aunque los Hot Dogs son quienes representan la mejor referencia al coito. Incluso el villano, Douche, está enojado porque no le permitieron penetrar la gloriosa vagina de una Diosa (humana). Y al final (advertencia, spoiler) hay una orgía tan brutal que incluso a mí, que llevo recorridas una buena cantidad de horas en el mundo del porno, me pareció muy fuerte. O sea, es que son alimentos fornicando de una salvaje manera que no se ve todos los días.
Pero el sexo y los elementos raciales no son lo único que se critica en el filme. La religión también queda severamente parodiada. Básicamente la película dice que todas las religiones son inventadas. Los productos creían en un paraíso porque era mejor eso a tener que afrontar la cruel realidad, tener la esperanza de una vida eterna en el más allá era mejor que saber que no tenían esperanza pues serían irremediablemente comidos o usados por los dioses. Frank trata de hacer que el resto de productos vean la verdad, pero lo tratan de intolerante. La reflexión final es que creas en hechos científicos o tengas fe en sucesos divinos debemos ser tolerantes ante nuestras diferencias con los otros.
Sausage Party no es sólo la picante y pervertida película que podría parecer a primera vista, bueno sí lo es, pero también es una inteligente crítica social sobre la xenofobia, la intolerancia religiosa y la diversidad sexual. Y obviamente las drogas, porque hay mucho consumo de drogas. Una gran recomendación para aquellos adultos que amen las obras con ese humor que caracteriza a Seth Rogen y demás colaboradores y por qué no decirlo, para quienes tengan una mente muy abierta en torno a la sexualidad.