Elegir una serie, película o anime a menudo resulta difícil, sobre todo cuando la fuente que te proporciona el contenido tiene un repertorio muy amplio. En portales como Crunchyroll o Netflix podemos pasar horas hojeando su amplio catálogo para finalmente no decidirnos por ninguna serie. Lo primero que nos llama la atención sin duda alguna es la portada, en portales de streaming o descargas por internet tenemos la facilidad de leer reseñas e incluso comentarios de otros usuarios, los cuales pueden o no alentarnos a ver determinado contenido, pero cuando vamos a la frikiplaza o acudimos al tianguis con nuestro proveedor de anime local lo único que nos queda es la imagen que tenemos frente a nosotros. Yo, personalmente, he comprado muchas series y películas, originales y piratas, basándome únicamente en lo atractiva que me parece la portada.
En una de mis últimas andanzas por la Frikiplaza de la Ciudad de México, hace ya algunos meses, me dedique a husmear brevemente en las vitrinas de anime, no compré nada ni busque a conciencia, sólo me dediqué a ver portadas y una en particular llamó mucho mi atención, tanto que anoté el nombre (Welcome to the Space Show) y al llegar a mi casa busqué sobre ella en internet, la reseña que leí me pareció interesante y ahora estoy decidido a regresar y cómprala. Pero lo importante no es consumir la serie, sino la experiencia que te deja el elegir algo únicamente por como luce. Green Green, Baldr Force Exe Resolution, Bokurano, Girls Bravo, Karas, Rec y Texhnolyze son sólo algunas de las series que he visto gracias a que me llamó la atención su portada. Sin mencionar aquellas que compré basado en lo mismo y que aún no veo.
Elegir un tanto a ciegas sin saber de qué tratan las series es algo emocionante, y más cuando te toca algo que realmente vale la pena. Buscar entre las cajas repletas de bolsitas con discos pirata o en los estantes y vitrinas de tiendas oficiales es como buscar un tesoro esperando que nuestros ojos elijan sabiamente. Yo, al menos, me arrepiento de muy pocas de mis elecciones, en la mayoría de los casos me he topado con muy buen contenido. Pero no sólo he aplicado esa técnica con el anime, también con las películas de acción real.
Uno de mis hobbies, si podemos llamarlo así, es entrar a esas tiendas donde venden películas originales en el centro y simplemente recorrer uno a uno todos los estantes, cuando veo algo que sé que quiero o estoy buscando lo tomo, pero en ocasiones únicamente elijo aquellas de las que no sepa nada pero que su portada me invite a verla. Aunque también suelo elegir aquellas que tienen en su portada las ramitas de olivo que indican los premios que han ganado en festivales de cine alrededor del mundo.
Entre las películas que he elegido con esta técnica se encuentran tres obras maestras que me han gustado mucho: Flipped (Rob Reiner, 2010), Sipur Hatzi-Russi (Eitan Anner, 2006) y Another Earth (Mike Cahill, 2011). La primera es una historia romántica preciosa, cuasi perfecta, que no cae en lo meloso ni hostigoso, la segunda también es de romance pero tiene otras particularidades sociales muy interesante dado el lugar en que se desarrolla, y la tercera es simplemente la sublimación de la existencia humana y de los errores que podemos cometer condensados en una historia de Ciencia Ficción que está fuera de todo cliché y cuya originalidad y frescura (pese a lo letárgico de su ritmo) sólo puedo comparar con Moon.
En ocasiones sólo compro anime por su portada o películas laureadas de las que no sé absolutamente nada. En ocasiones son obras maestra y en otras termino durmiéndome a la mitad. Pero a final de cuentas, esa práctica de elegir a ciegas es algo que me gusta mucho hacer, sobre todo por la sensación de descubrimiento, pues hay veces que leer reseñas, análisis o recomendaciones en internet resulta tedioso, genera spoilers o simplemente nos quita las ganas de ver algo que a quien escribió la reseña no le gustó pero que a nosotros bien podría parecernos una maravilla. Dicen que en gustos se rompen géneros, así que muchas veces elegir sin saber es la mejor forma para no créanos una idea previa de lo que estamos por ver, y así poder disfrutar de las sorpresas de un hallazgo cinematográfico, que puede que muchos ya conozcan, pero que para nosotros en ese momento resultará muy significativo.




